Consejos de la enfermera

Respirar
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Una buena función respiratoria ayuda en gran medida a tolerar mejor el tratamiento. Dejar de fumar resulta imprescindible desde el punto de vista del control de la situación de salud.

 

Es importante seguir algunos consejos que ayudarán a mejorar aspectos de la respiración, tanto si la zona a tratar con radioterapia incluye los pulmones como si no los incluye. 

  • Confort ambiental. Ha de procurarse un ambiente tranquilo y relajado y dedicar tiempo a actividades como leer, escuchar música, etc. 
  • Seguridad ambiental. Deben evitarse ambientes potencialmente perjudiciales para la salud, por ejemplo, cargados de humo. 
  • Energía. Durante la administración del tratamiento de radioterapia la persona puede sentirse más cansada. Se trata de una respuesta normal del cuerpo ante el esfuerzo de reposición celular que ha de realizar. Es importante diferenciar este cansancio de la sensación de ahogo que puede aparecer ante pequeños esfuerzos. 
  • Líquidos. Beber al menos un litro y medio de agua al día es un hábito saludable que mejora la respiración, sobre todo en el caso que existan pequeñas infecciones, ya que ayuda a expectorar. 
  • La respiración durante el tratamiento. Durante las sesiones de radioterapia, es mejor no contener la respiración: es aconsejable, en la medida de lo posible, respirar de forma regular y tranquila, sin grandes inspiraciones o espiraciones. Mantener una respiración constante resulta muy importante para la correcta administración de la radioterapia en algunas circunstancias; en los tratamientos que se administran con la respiración sincronizada, el profesional de la salud que aplica el tratamiento indicará cómo se ha de respirar.


Se recomienda tener en cuenta todos los consejos generales, que permitirán adoptar las medidas saludables en relación con la actividad de la vida diaria de: 

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Comer y beber
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Una buena alimentación es muy importante para muchos aspectos del tratamiento del cáncer y también para tolerar mejor la radioterapia, ya que mejora la vitalidad, el estado de ánimo y las defensas de la persona, algo imprescindible para evitar las infecciones oportunistas.

 

Durante el tratamiento, el cuerpo, como respuesta del organismo que intenta curarse, gasta más energía, por esto, es importante consumir suficientes calorías y proteínas. Además, la alimentación durante la radioterapia debe controlar la aparición de molestias o efectos secundarios al tratamiento que dificultan una buena nutrición de la persona, tales como: 

  • Alteración de la deglución. Dependiendo de la zona de tratamiento, pueden aparecer molestias al ingerir, debidas a la inflamación de la mucosa del esófago y/o de la boca. En este caso, se aconseja seguir una nutrición con alimentos de textura blanda y evitar aquellos que puedan ser irritantes (alcohol, comidas picantes, etc.).  

    Cuando los problemas de deglución son importantes, hasta el punto de comprometer la alimentación mínima necesaria que permite continuar con el tratamiento, debe colocarse una sonda desde la nariz hasta el estómago.  
  • Alteración de la salivación. El tratamiento afecta a las glándulas salivales con alteraciones en la cantidad y la viscosidad de la saliva, lo que conlleva cambios importantes en la masticación. Para paliar esta alteración se aconseja realizar enjuagues después de las comidas con agua bicarbonatada o agua de manzanilla, beber agua a sorbos y chupar hielo y caramelos sin azúcar. 
  • Alteración del gusto. La inclusión de las papilas gustativas en la zona de tratamiento provoca su inflamación y la alteración en la percepción de los sabores; los más afectados son el amargo y el ácido.  
     
    Las alteraciones de la deglución, de la salivación y del gusto se suelen presentar habitualmente de manera conjunta, por lo que aumentan las dificultades para mantener una nutrición adecuada. 
  • Náuseas y vómitos. Las irradiaciones en la zona del estómago, del intestino, del colon y de algunas partes del cerebro pueden provocar la aparición de nauseas y vómitos. En este caso, es aconsejable ingerir alimentos de fácil digestión como pan tostado, gelatina y zumo de manzana. 
  • Diarrea. Las irradiaciones en la zona abdominal, en el estómago y en la pelvis pueden provocar diarrea. En este caso, se aconseja beber abundantes líquidos y comer con frecuencia cantidades pequeñas de alimentos de fácil digestión y con pocos residuos.  

    En caso de diarrea intensa, se recomienda la ingesta de alimentos como plátanos, arroz, puré de manzana y pan tostado.

  
En general y ante estas alteraciones, es importante seguir las recomendaciones específicas de alimentación ante los trastornos propios del proceso oncológico.

En caso de no presentar molestias o alteraciones relacionadas con la nutrición, se recomienda tener en cuenta todos los consejos generales, que permitirán adoptar las medidas saludables en relación con la actividad de la vida diaria de: 

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Moverse y mantener una postura corporal correcta
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Mantener un nivel de actividad moderada ayuda a la persona que recibe tratamiento a mejorar su estado de ánimo, a reducir la sensación de fatiga y, en definitiva, a aumentar su bienestar.

 

Para una correcta preparación y administración de la radioterapia, es conveniente seguir los consejos de los profesionales. Debe tenerse en cuenta que, mientras se recibe el tratamiento, se puede respirar normalmente, pero es necesario permanecer inmóvil.

Se recomienda:

  • Fomentar el ejercicio moderado. Es conveniente planificar y aprovechar la parte del día en que la persona que recibe tratamiento se encuentra con un nivel de energía más alto. Este momento habitualmente coincide con las primeras horas, aunque depende de cada persona.
     
    Debe tenerse en cuenta que el traslado diario al hospital de referencia donde se recibe el tratamiento condicionará en gran medida la actividad diaria. Por eso, conviene planificar un periodo de descanso tras haberse sometido a la sesión de radioterapia y realizar aquellas actividades que puedan ser del agrado de la persona antes o después del tratamiento.  
  • Prevenir el riesgo de caídas y lesiones. En algunos casos, es posible que se produzca un descenso de la capacidad de movilidad, tanto por el tratamiento de radioterapia como por la enfermedad.  

    La radioterapia aplicada al cerebro puede provocar alteraciones en el equilibrio, que limitan las posibilidades de deambulación.  

    Cuando la finalidad de la radioterapia es reducir el riesgo de fracturas y/o el dolor de determinadas lesiones, el equipo de salud aconsejará limitar la movilidad y adoptar una posición correcta. La actividad habitual podrá reanudarse después del tratamiento, una vez comprobada su efectividad. 
  • Realizar ejercicios de control muscular y de movilidad articular. Se recomienda realizar ejercicios para mejorar la movilidad articular y, en casos de movilidad limitada, efectuar movimientos regularmente con las extremidades, de forma voluntaria o pasiva -con la ayuda de otra persona.
     
    Se aconseja consultar al equipo de salud sobre qué actividades son las más idóneas en cada caso. 
  • Escoger la mejor alternativa ante el traslado al hospital. Muchas personas se desplazan al centro hospitalario, para realizar el tratamiento, de manera autónoma y sin necesidad de ayuda. No obstante, a las personas que presentan dificultades de movilidad, se les puede proporcionar un medio de transporte para acudir a las sesiones diariamente.
     
    El equipo de salud debe valorar de forma personalizada la capacidad conducción de vehículos mientras se lleva a cabo el tratamiento.

 
Se recomienda tener en cuenta todos los consejos generales, que permitirán adoptar las medidas saludables en relación con la actividad de la vida diaria de: 

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Reposar y dormir
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Sentir un estado de preocupación más acusado forma parte del proceso de adaptación normal a la enfermedad, lo que en algunas ocasiones se traduce en una alteración del sueño, con frecuentes interrupciones y con un descenso de las horas que se emplean para dormir.

 

La persona sometida a un tratamiento de radioterapia suele padecer cambios en su nivel de energía habitual, por esto, y con el fin de mejorar los periodos de descanso y de sueño, deben seguirse los consejos del equipo de salud. Así, pues, para el bienestar general de la persona y para mejorar su capacidad de llevar el tratamiento y su calidad de vida es importante controlar la fatiga -la sensación de cansancio, de debilidad, falta de energía y/o agotamiento.

Por todo ello, la persona que recibe tratamiento ha de planificar su actividad diaria respetando dos principios básicos: 

  • Obtener ayuda de amigos y familiares, o de la asistencia que prestan diferentes instituciones, en las tareas cotidianas que requieren más energías, como hacer la compra, limpiar, etc. 
  • Dedicarse tiempo a uno mismo para realizar actividades que le resulten agradables.

 
Se recomienda tener en cuenta todos los consejos generales, que permitirán adoptar las medidas saludables en relación con la actividad de la vida diaria de: 

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Eliminar
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La aplicación de radioterapia en la zona pélvica puede ocasionar diferentes molestias.

Eliminación intestinal

Los efectos más habituales del tratamiento son los cambios en la frecuencia y en la consistencia de las heces -es decir, la aparición de diarrea o de estreñimiento.

 

Eliminación urinaria

La irradiación de la vejiga urinaria también puede provocar molestias. Los efectos más comunes del tratamiento son la urgencia miccional, el aumento de la frecuencia urinaria, escozor al orinar y nicturia. En algunos casos, puede aparecer hematuria (sangre en la orina), lo que requerirá un control más estricto por parte del equipo de salud.

Para paliar o mejorar los problemas de eliminación intestinal y urinaria, se aconseja, de forma general: 

  • Beber de un litro y medio a dos litros de agua al día, siempre que no exista ninguna contraindicación médica. 
  • Adaptar la alimentación en función de los cambios que se vayan produciendo.


En los caso de irradiación de la vejiga, a fin de facilitar la aplicación de la radioterapia, se aconseja orinar antes de las sesiones, de esta forma se consigue un tamaño reducido y similar de la zona a tratar cada vez que se aplica el tratamiento.

En los casos de irradiación de la próstata, debido a su situación anatómica (delante del recto y debajo de la vejiga urinaria), se aconseja evacuar en las dos horas previas al tratamiento y beber agua en los momentos previos a la sesión para mantener la vejiga llena.

Se recomienda tener en cuenta todos los consejos generales, que permitirán adoptar las medidas saludables en relación con la actividad de la vida diaria de: 

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Evitar peligros y prevenir riesgos
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Durante el tratamiento es importante seguir los consejos del equipo de salud sobre seguridad, que tienen como objetivo: 

 

Control de la piel

En la zona que se esté tratando, pueden aparecer irritaciones, parecidas a una quemadura solar, o puede caer el cabello o el vello.

Para prevenir o minimizar las lesiones de la piel se aconseja: 

  • Realizar la higiene habitual con agua y jabón neutro. 
  • Secar bien la piel, sin frotar, con especial atención en las zonas con pliegues. 
  • Evitar el uso de productos irritantes, como lociones y colonias. 
  • Afeitarse con maquinilla eléctrica, para prevenir los cortes y las heridas. 
  • Mantener la piel bien hidratada; consultar con el equipo de salud sobre el tipo de crema más idónea.

 
También deben aplicarse medidas preventivas ante las posibles agresiones ambientales que puede sufrir la piel, en especial la de la zona de tratamiento, según los hábitos de cada persona. 

  • Mantener la piel protegida del sol, evitando la exposición, sobre todo, durante las horas de mayor insolación con pañuelos o gorros de protección. 
  • En aquellos casos en los que el tratamiento provoca alopecia, pueden usarse pelucas para protegerse del sol. Esta medida puede emplearse para mejorar el aspecto, aunque la caída del cabello es temporal. 
  • No usar prendas muy ajustadas que puedan provocar fricción o presionar la piel en exceso. 
  • No colocar tiritas u otras tiras adhesivas en la zona de tratamiento.


Control de la alimentación

Si el tubo digestivo está incluido en la zona de tratamiento, las mucosas pueden verse alteradas como consecuencia de la radioterapia.

Conviene seguir una alimentación equilibrada que garantice un aporte correcto de nutrientes; en algunos casos puede ser necesario adaptar la alimentación a cada tipo de trastorno.

En cualquier caso, conviene evitar aquellos alimentos que puedan irritar el tubo digestivo, como las comidas picantes o muy especiadas y el alcohol. También se recomienda no tomar alimentos muy calientes, sino tibios o a temperatura ambiente.

Como norma general, es importante beber, como mínimo, un litro y medio de agua al día.


Control de infecciones

Evitar, en la medida de lo posible, las aglomeraciones o las reuniones muy numerosas y los ambientes potencialmente perjudiciales para la salud, por ejemplo, cargados de humo.


Control de riesgos de la radioterapia

Mientras se aplica el tratamiento, es muy importante que la persona permanezca inmóvil. También hay que tener en cuenta que para recibir correctamente la radioterapia, se suelen realizar unos tatuajes en la piel de la zona a tratar; estas marcas son permanentes. Es posible que el profesional que lleva a cabo la radioterapia, pinte otras marcas con rotuladores de colores, no permanentes, que deben mantenerse intactas el tiempo que dure el tratamiento.

Cualquier otra observación que tenga que ver con la administración segura de la radioterapia, será indicada, en cada caso, por los profesionales que llevan a cabo el tratamiento.

 

Control de la medicación habitual que toma la persona

La radioterapia no suele causar interferencias con la medicación habitual que toma la persona.

El tratamiento de radioterapia generalmente se hace sobre zonas reducidas y muy localizadas. Los efectos secundarios que se producen son locales y relacionados directamente con la zona de tratamiento y, por tanto, no requieren, habitualmente, la suspensión de la medicación que toma la persona.

No obstante, en muchas ocasiones el tratamiento de radioterapia se administra de manera conjunta con otros tratamientos oncológicos, principalmente quimioterapia. También puede administrarse sobre áreas más extensas. En ambos casos, esto puede requerir ajustes o la suspensión de alguna medicación. Por este motivo, el equipo de salud estará al tanto de la medicación que toma la persona y de aquellos tratamientos alternativos que pueda estar siguiendo, con el fin de evitar interacciones con el tratamiento oncológico. 


Se recomienda tener en cuenta todos los consejos generales, que permitirán adoptar las medidas saludables en relación con la actividad de la vida diaria de: 

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Comunicarse e interactuar socialmente
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  • Las relaciones sociales y familiares, en la medida de lo posible, no han de verse afectadas durante el tratamiento. 
    • La radioterapia externa es administrada por una máquina (acelerador lineal o bomba de cobalto) y solo actúa en el momento del tratamiento. En ningún caso deja rastros de radiactividad que puedan afectar a terceras personas. 
    • La radioterapia interna o braquiterapia supone la colocación dentro del organismo de algún tipo de material radiactivo. Esto conlleva el aislamiento físico de la persona en una habitación de hospital, aunque se suelen admitir visitas restringidas, según las normas de seguridad de la institución, excluyendo niños y mujeres embarazadas. En cualquier caso, es conveniente seguir las indicaciones del equipo de salud de la entidad.
       
      Una vez finalizado el tratamiento, la persona podrá reanudar sus relaciones sociales y familiares con normalidad.

 

  • La actividad laboral ejerce un efecto positivo sobre el estado de ánimo de la persona y debe mantenerse, de forma moderada, siempre que mejore la sensación de bienestar
  • Las relaciones sexuales pueden verse afectadas por los efectos de los tratamientos oncológicos. Son frecuentes las alteraciones emocionales, como la disminución de la libido, en relación con la ansiedad y la sensación de cansancio que producen los tratamientos.  
     
    En mujeres, el acto sexual puede ser doloroso en casos de radioterapia aplicada en la zona pélvica a causa de la inflamación de la mucosa de la vagina. Una vez acabado el tratamiento puede perdurar una cierta sequedad vaginal y puede darse un estrechamiento de la vagina.

    Los órganos sexuales (ovarios y testículos) son muy sensibles a la radiación. Si están cerca de la zona de tratamiento o dentro de ella puede producirse esterilidad, que puede ser temporal o permanente.

    Es importante comentar estos aspectos con el equipo de salud, que orientará al paciente sobre las particularidades en cada caso y las posibles alternativas para conseguir la concepción una vez acabado el tratamiento.

 
Se recomienda tener en cuenta todos los consejos generales, que permitirán adoptar las medidas saludables en relación con la actividad de la vida diaria de: 

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Trabajar y divertirse
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 La administración de radioterapia, a pesar de que en algunas personas solo produce unas mínimas molestias, en ocasiones conlleva efectos secundarios que interfieren con el desarrollo habitual de las actividades diarias. 


Los tratamientos de radioterapia interna o braquiterapia suelen ser más cortos, pero resulta difícil mantener la actividad laboral y social mientras duran.

En cuanto al tratamiento de radioterapia externa, que se puede realizar de manera ambulatoria, es recomendable tener en cuenta los siguientes consejos: Actividad laboral, Actividades de ocio y diversión.

 

Actividad laboral

Durante la radioterapia la persona puede sentirse cansada, débil o con falta de energía, sobre todo en las fases finales del tratamiento. Por esto, se recomienda descansar unas horas tras la sesión y dosificar la energía.

Como este tipo de tratamiento presenta pocas molestias para la persona, la actividad laboral se podrá llevar a cabo de la manera habitual, siempre que ésta ejerza un efecto positivo en el estado de ánimo, que se respeten los consejos del equipo de salud y que el nivel de energía requerido para realizar la citada actividad sea el adecuado en cada momento.

 


Actividades de ocio y diversión

Se han de tener en cuenta dos ideas durante el tratamiento y un tiempo después de su finalización: 

  • Dedicarse tiempo a uno mismo para realizar las actividades que sean más agradables, en el momento del día en que la persona se sienta más descansada. 
  • Obtener ayuda de amigos y familiares, o de la asistencia que prestan diferentes instituciones, en las tareas cotidianas que requieren más energías, como hacer la compra, limpiar, etc.


Se recomienda tener en cuenta todos los consejos generales, que permitirán adoptar las medidas saludables en relación con la actividad de la vida diaria de: 

Trabajar y divertirse

 

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Tópicos y conductas erróneas
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La radioterapia no sólo se administra cuando no hay otra elección o cuando ya no hay nada que hacer
La radioterapia es un tratamiento efectivo y la mayoría de veces se emplea como método único; aunque, en algunas ocasiones, se combina con otros tratamientos para aumentar las posibilidades de curación y evitar una nueva aparición de la enfermedad. Hay casos en que la finalidad de la radioterapia no es curar, sino controlar síntomas, como el dolor, que producen malestar a la persona enferma.

 

 
La radioterapia no quema
El principio de actuación de la radioterapia es destruir células cancerosas y preservar las sanas. Por tanto, su efectividad reside en la capacidad concentrar su energía en la zona a tratar, y uno de los efectos secundarios más habituales es el enrojecimiento de la piel de la zona de tratamiento, como si fuera una quemadura solar.  
 
La persona que recibe tratamiento no es radiactiva
La administración de radioterapia externa en ningún caso convierte a la persona en radiactiva. Una vez finalizado el tratamiento, la persona puede desarrollar sus actividades de relación habituales, sin ningún riesgo ni para ella ni para las personas del entorno.

La radioterapia interna o braquiterapia, en cambio, supone la introducción de un elemento radiactivo dentro de la persona. En este caso se establecerán medidas de seguridad y de protección, como el aislamiento físico de la persona y la restricción de visitas, cuando sea necesario.   


No se debe confundir la radioterapia externa
con las pruebas diagnósticas y los tratamientos que se llevan a cabo en medicina nuclear. En este tipo de pruebas, sí se introduce un isótopo radioactivo dentro de la persona, aunque generalmente de una vida muy corta (unas pocas horas). En estos casos conviene seguir las indicaciones y los consejos del equipo de salud que trabajan en este tipo de instalaciones.

El tratamiento no se administra en varios días debido a la organización laboral de los profesionales. Es necesario que haya días de descanso entre las sesiones

La radioterapia se administra de manera fraccionada con el objetivo de establecer periodos de descanso que permitan la recuperación de las células no cancerosas. La radioterapia no actúa de manera inmediata sino de forma prolongada en el tiempo, incluso en los periodos de descanso pautados y después de finalizar el tratamiento.

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Última modificación: 20/03/15 09:37h

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