Autor/a
M. Carme Naranjo Díaz
Enfermera/psicóloga
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Información práctica

Evolución biofisiológica en la adolescencia
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Las primeras señales del paso de la infancia a la adolescencia están en los cambios corporales, físicos y sexuales; este período se llama pubertad. La pubertad hace referencia exclusivamente a estos primeros cambios, mientras que la adolescencia tiene un sentido más amplio, hace referencia a todo el ciclo vital con especial énfasis en los cambios psíquicos y de relación social.

  1. Pubertad en las chicas
  2. Pubertad en el chico

 

La entrada en la pubertad se inicia con la activación de los sistemas hormonales, en concreto el hipotálamo y la hipófisis, situados en el interior del cráneo, y las gónadas, diferentes en cada sexo: los ovarios en las chicas y los testículos en los chicos. Este despliegue hormonal es el responsable del desarrollo de las características sexuales secundarias que caracterizan el sexo femenino y el sexo masculino hasta adquirir su capacidad reproductiva. 

Las características sexuales secundarias son todos aquellos atributos, tanto visibles físicamente como internos, característicos de cada sexo: distribución capilar y de la grasa, tamaño de las mamas, maduración de los sistemas reproductores (sistema reproductor femenino, sistema reproductor masculino)... 

 

1. Pubertad en las chicas

Oscila entre los 8 y los 14-16 años. El proceso completo dura de dos a tres años. Por debajo de los 8 y por encima de los 16 se considera patológico y hace necesario un estudio médico.

Hay que diferenciar la pubertad de la menarquia (primera menstruación), que aparece en una fase avanzada de la pubertad.

Los primeros cambios se producen a partir del aumento brusco de la producción de hormonas hipotalámicas liberadoras de las gonadotrofinas, que activa la liberación por parte de la hipófisis de las hormonas que estimulan el crecimiento y la maduración funcional de las gónadas (ovarios en las chicas).

Los ovarios segregarán sus propias hormonas, las hormonas sexuales: estrógenos. También fabricarán las células reproductoras femeninas: los óvulos. Al mismo tiempo, habrá otras hormonas, como las segregadas por las glándulas suprarrenales y las tiroides, que estarán involucradas en todo este proceso de cambio. Con toda esta ebullición hormonal el cuerpo cambia por fuera y también por dentro, con el desarrollo de diferentes aparatos y sistemas y una gran activación cerebral que aumenta las capacidades cerebrales e impulsa a los adolescentes hacia la creatividad, la experimentación en las relaciones sociales, la búsqueda de sus potenciales y límites, y la maduración de la personalidad.
 
Estos cambios son: 

  1. El botón mamario y el crecimiento de vello púbico   

    Los primeros cambios visibles se producen en el desarrollo de las mamas, donde aparece un pequeño bulto llamado botón mamario. La aparición del botón mamario puede ser asimétrica, es decir, puede aparecer en un lado y no en el otro, y se puede desarrollar con una diferencia de hasta seis meses.   
     
    Después se inicia el crecimiento de vello en el pubis y en las axilas, y la secreción de moco vulvovaginal o flujo vaginal.   
     
    El crecimiento mamario se va haciendo más evidente, y el vello púbico y axilar se vuelve más espeso y rizado. Poco a poco todo se va desarrollando hasta un nivel casi adulto, es decir, el volumen de la mama ya es casi el definitivo, el pezón es más prominente y eréctil, la pilosidad (pelo) es completa y en el pubis tiene forma de triángulo invertido y puede llegar a la cara interna de los muslos. Es el momento de la aparición de la primera menstruación o menarquia. 
  2. Primera menstruación o menarquia   

    La edad media de la primera menstruación o menarquia en países desarrollados es alrededor de los 12,6 años, el límite inferior a los 10 años y el superior a los 16. La menarquia antes de los 10 años se considera precoz y es necesario consultar el pediatra, igualmente también si se da después de los 16.  
     
    La menstruación o regla es un flujo sanguinolento que sale por la vagina como consecuencia de la descamación de la pared interna del útero o matriz (endometrio) cuando se desprende el óvulo. No todo lo que se expulsa con el flujo menstrual es sangre, hay una parte de flujo y de mucosidad que se desprende del endometrio.  
     
    A lo largo de los días que dura la menstruación se pierden aproximadamente unos 35 cc de sangre. Esto equivale aproximadamente al 7 % del peso corporal de una persona adulta, que tiene entre 4 y 5 litros de sangre. La cantidad de pérdida tiene que ser inferior a 8 compresas o tampones por día. Es aconsejable cambiar la protección cada 3 ó 4 horas. Se pueden utilizar tampones desde la primera regla, siempre y cuando sean del tamaño adecuado y se tenga cuidado de lavarse las manos.   
     
    La duración de la menstruación puede variar de 2 a 7 días.   
     
    La frecuencia de aparición de la menstruación, es decir del ciclo menstrual, oscila entre 21 y 35 días, contando des del primer día de regla hasta el primer día de regla siguiente. Durante los primeros dos o tres años este ciclo puede ser bastante irregular, aunque en algunas chicas ya está fijado. Es aconsejable que las chicas anoten en un calendario sus menstruaciones, el día de inicio y el de finalización, para poder valorar las posibles irregularidades.   
     
    La menarquia es un hecho individual y sociocultural con una gran significación para la chica y su entorno; hay que favorecer una vivencia positiva de este hecho, ya que tiene un simbolismo muy contundente en relación con la fractura que se produce con la infancia. Puede producirse en la chica una mezcla de excitación, ansiedad y miedo, pese a ser un acontecimiento a celebrar, ya que es indicador de una evolución y una maduración adecuadas.   
     
    Ayuda recordar que no es un hecho limitador en ningún aspecto, ni para actividades académicas ni lúdicas ni deportivas. Como tampoco lo es en relación con la higiene, sino todo lo contrario, la higiene durante estos días se tiene que cuidar mucho.   
     
    Se puede tener una menstruación dolorosa, llamada dismenorrea, en que la intensidad y la duración del dolor son muy variables. El dolor es debido a los movimientos espásticos que hace el útero para eliminar la capa interior de mucosa. Igualmente puede producirse inflamación en los pechos, tanto unos días antes como durante los días de la menstruación. Esta inflamación es debida a la retención de líquidos y los hace más sensibles. Cuando el período de regla se acaba las molestias desaparecen totalmente.
     
    Problemas de salud habituales en la adolescencia 
     
  3. Talla y peso  
     
    Hay un rápido aumento de la talla. Las chicas crecen aproximadamente una media de 22 centímetros desde el inicio del punto máximo de crecimiento hasta la menarquia. Siguen creciendo, aunque mucho menos, hasta dos años después, cuando ya se llega a la talla definitiva. El esqueleto óseo no sólo crece sino que madura, y aumentan los depósitos de calcio. Las necesidades alimentarias a esta edad son muy altas, tanto en cantidad como en calidad. 

    Consejos de salud: Alimentación en la infancia y en la adolescencia    

    También la grasa del cuerpo se distribuye de manera diferente, se redondean y se ensanchan las caderas y los muslos, y la cintura se hace más delgada; el porcentaje de grasa corporal en las chicas bien nutridas pasa del 14-16 % en edad prepuberal al 25-27 % en edad puberal. Este hecho provoca un gran cambio en el reconocimiento de la imagen corporal de la chica que puede afectar a la estima personal y las relaciones sociales, en un sentido habitualmente positivo, en la medida que el cuerpo y la nueva imagen son bien aceptados, pero también negativo, si no lo son.
     
  4. Piel  
     
    Las secreciones de las glándulas del sudor aumentan y, por eso, el olor corporal cambia sensiblemente. También las glándulas sebáceas (las que segregan grasa) aumentan la segregación y en consecuencia pueden aparecer granos en la cara (acné), en los hombros y en la espalda. El pelo también se puede volver más graso.  
     
    Existen medidas adecuadas que pueden ayudar a reducir su impacto, un aspecto importante no sólo porque pueden ser focos de infección para la piel, sino también por el impacto en la imagen del adolescente.

    Problemas de salud habituales en la adolescencia   
     
    La magnitud de estos cambios físicos también influye en los grandes cambios psicológicos que se producen y que implican nuevas necesidades relacionales, afectivas e intelectuales. 

 

2. Pubertad en el chico

La maduración puberal en los chicos empieza entre 1,5 y 2 años después que en las chicas, y hay una gran variabilidad de presentación de los cambios entre los chicos. Los límites se sitúan entre los 9 y los 14 años. Por debajo de los 9 y por encima de los 14 se considera necesario consultar el pediatra. El tiempo medio para completar la pubertad es aproximadamente de 3 años (variabilidad entre 2 y 5 años).

Los primeros cambios se producen a partir del aumento brusco de la producción de hormonas hipotalámicas liberadoras de las gonadotrofinas, que activa la liberación por parte de la hipófisis de las hormonas que estimulan el crecimiento y la maduración funcional de las gónadas (testículos en los chicos).

Los testículos segregarán sus propias hormonas, las hormonas sexuales: andrógenos y testosterona. Además, se iniciará la fabricación de las células reproductoras masculinas: espermatozoides. También habrá otras hormonas, como las segregadas por las glándulas suprarrenales y las tiroides, que estarán involucradas en todo este proceso de cambio.

Con toda esta ebullición hormonal, como también pasa en las chicas, el cuerpo cambia por fuera pero también por dentro, con el desarrollo de diferentes aparatos y sistemas, y una gran activación cerebral que hace que aumenten las capacidades cerebrales e impulsa a los adolescentes hacia la creatividad, la experimentación en las relaciones sociales, la búsqueda de sus potenciales y límites, y la maduración de la personalidad.

Estos cambios son: 

  1. Crecimiento testicular y capilar  
     
    La primera evidencia física que indica que los chicos entran en la pubertad es el crecimiento testicular, aspecto que el pediatra mide en las revisiones periódicas con un aparato llamado orquidómetro de Prader (similar a un rosario de formas ovaladas de diferentes tamaños, de más pequeña a más grande). Al mismo tiempo aparece vello disperso en el pubis.  
     
    La aparición de pelo facial se inicia en el labio superior. También aparece vello en las axilas, y poco a poco va creciendo vello y se va endureciendo en los brazos y en las piernas.  
     
    Progresivamente los testículos y el pene van creciendo en longitud y diámetro; alrededor de los 13,4 años (variabilidad entre 11 y 15) aparece la primera eyaculación.
     
  2. Primera eyaculación  
     
    Los hombres tienen erecciones en todas las edades, como una expresión sana y normal de placer, desde que son bebés hasta que tienen una edad avanzada. La diferencia es que a partir de la pubertad es cuando se produce eyaculación. La eyaculación es la salida por la uretra de semen con espermatozoides, las células reproductoras masculinas. No siempre que hay erección hay eyaculación, sólo se produce cuando la excitación sexual es muy elevada, entonces los músculos de la base del pene se estiran y se contraen y hacen posible la salida del semen. Una eyaculación tiene de media 300 millones de espermatozoides.  
     
    Las erecciones involuntarias, especialmente nocturnas, son muy frecuentes durante la adolescencia. En una de estas erecciones tendrá lugar la primera eyaculación, llamada espermaquia. Suele producirse a partir de los 13 años.
     
  3. Botón mamario  
     
    Durante este primer despertar de la pubertad masculina puede aparecer el botón mamario, algo totalmente normal, en uno o en los dos lados. Suele ser doloroso a la presión, pero desaparece solo en 1 ó 2 años, sin hacer nada.
     
  4. Talla y peso
     
    Al mismo tiempo se produce una aceleración del crecimiento, especialmente de los brazos y las piernas, una disminución del porcentaje de grasa corporal, que pasa del 14-16 % en edad prepuberal al 10-12 % al final de la adolescencia, un aumento de la masa muscular y un aumento de la anchura de hombros, mientras que las caderas se quedan más estrechas, al revés que en las chicas. Las necesidades alimentarias tanto en cantidad como en calidad aumentan. 

    Consejos de salud: Alimentación en la infancia y en la adolescencia
  5. Voz

    También crece la laringe y cambia la voz, que progresivamente se va haciendo más grave.
       
  6. Piel  
     
    Como en el caso de las chicas, aumenta la actividad de las glándulas sudoríparas y sebáceas, lo que provoca un cambio de olor corporal, un pelo más graso y la aparición de granos en la cara (acné), en los hombros y en la espalda. Existen medidas adecuadas que pueden ayudar a reducir su impacto.

    - Problemas de salud habituales en la adolescencia

 
Estos cambios transforman el cuerpo de chicos y chicas y ponen en funcionamiento sus capacidades reproductivas fisiológicas, a la vez que impulsan grandes cambios psicológicos, emocionales y de relación social.

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Evolución psicológica y social en la adolescencia
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La adolescencia hace referencia a un período más amplio que la pubertad, e incluye los grandes cambios psíquicos, intelectuales, emocionales y sociales de los adolescentes.

Se pueden distinguir varias etapas en la maduración psicosocial del adolescente:

  1. Adolescencia temprana
  2. Adolescencia media
  3. Adolescencia tardía o final

 

Si la transformación biológica y física que se produce en la pubertad marca el alejamiento de la infancia, el proceso de transformación psicosocial marca el acercamiento a la vida adulta.

Este proceso pasa necesariamente por la experimentación para explorar y descubrir sus propios potenciales; para ahondar en las relaciones interpersonales fuera del entorno familiar, donde la amistad, el sentimiento de pertenencia al grupo, la fidelidad, el amor, la sexualidad... ocupan una parte importante de la energía de los adolescentes; para aprender a vivir la libertad con responsabilidad; para buscar la definición de la propia identidad personal y la identificación social, etc. Todo este proceso tiene que permitir al adolescente establecer su particular relación con el mundo y con los demás, y encontrar su sitio en la sociedad.

Es un tiempo lleno de oportunidades y a la vez también de vulnerabilidades respecto a factores, conductas y situaciones consideradas de riesgo. La interacción entre los factores de protección, del propio adolescente y del entorno, y los factores de riesgo, también propios y del entorno, perfilarán la trayectoria de desarrollo del adolescente.

Es por estos motivos que la familia y/o los adultos de referencia siguen jugando un papel importantísimo en el desarrollo adaptativo del adolescente, y han de seguir cuidando todos los aspectos de su crecimiento, tanto físicos y psíquicos como sociales. Así lo muestran la multitud de estudios en relación con los factores de riesgo y de protección de la infancia y la adolescencia, que sitúan un tutelaje adecuado de la familia y la calidez de sus relaciones entre los factores de protección del adolescente.

 

1. Adolescencia temprana

Se inicia con los cambios corporales de los 10 años a los 12-13 en las chicas y de los 12-13 a los 14-15 aproximadamente en los chicos. En esta etapa empieza un nuevo salto cualitativo y cuantitativo hacia la autonomía que tiene que conducir, al final de la adolescencia, a la plena independencia personal.

Las principales características de esta etapa se agrupan en función de los cambios más significativos:

  1. El cambio en la autonomía y el uso de la libertad   
     
    La necesidad de más percepción de autonomía se muestra tanto a través de los comentarios como a través de las conductas: expresan las opiniones de forma más contundente, hacen las cosas por decisión propia sin depender tanto del acuerdo o del consenso con los padres, marcan una cierta distancia del entorno familiar y muestran menos interés por las actividades y las opiniones de los padres.
     
    Al inicio de la adolescencia, chicos y chicas están básicamente centrados en sus necesidades, probablemente porque es mucho el trabajo de transformación que se tiene que hacer en esta etapa. Una de las necesidades que más claramente exhiben es la de más autonomía y más libertad, esto provoca que se muestren muy celosos y susceptibles ante actitudes de autoridad paternas o maternas, o que tengan más dificultades para aceptar críticas o consejos.
     
    Estas actitudes normales y necesarias para ir consiguiendo hitos en su autonomía de pensamiento, emocional, relacional y también de acción, pueden provocar malestar y tensiones familiares en unos y otros; la forma de resolver estas tensiones es una gran oportunidad de aprendizaje. Los padres actúan como modelos en estas tensiones; cuando se muestran receptivos ante las nuevas necesidades, con reacciones emocionales moderadas, poniendo límites razonables y claros, sin miedo a utilizar la autoridad, sin miedo ante la aparición de posibles conflictos y con la misma calidez emocional que se muestra en etapas anteriores, favorecen enormemente no sólo que los hijos consigan unos aprendizajes relacionales y de solución de conflictos sólidos, sino que se mantenga un clima familiar de respeto, de confianza, de diálogo y de cariño.
     
    Hay que recordar que la causa del malestar es el cambio y la adaptación de los dos, no los adolescentes.
     
  2. Los cambios emocionales   
     
    Se inicia un momento de transición en el cual se pierde una identidad y un cuerpo infantil, una relación más dependiente e idealizada de los padres, y un deseo de cariño que estaba centrado en la familia y que progresivamente se desplaza fuera.
     
    Este inicio también va acompañado de una gran vitalidad, de un idealismo y de un optimismo desbordantes, que pueden ser grandes motores para acompañar el adolescente durante su proceso de cambio.
     
    La acomodación a todos estos cambios implica fluctuaciones en el comportamiento y la reactividad emocional que se hacen muy presentes y se expresan en forma de cambios de humor que pueden ir desde la ilusión desenfrenada o la exaltación hasta la tristeza o el abatimiento, desde las demostraciones de cariño casi infantiles a las de mal genio. Pueden rehuir a los padres y al cabo de poco buscar su presencia y necesitar la proximidad positiva y amable del adulto.

    Estas explosiones emocionales pueden acarrear comportamientos desmesurados en los que se pierdan las maneras previamente instauradas, se dice de esta etapa que es la edad de las malas formas, probablemente porque en esta primera etapa están más centrados en la acción que en la reflexión.
     
    Todo es transitorio, intenso y cambiante.
     
  3. El cambio de imagen    
     
    También los cambios rápidos del físico pueden provocar sorpresa, misterio o atracción, así como inseguridad y dudas respecto a la nueva imagen. Aparece el interés por el atractivo físico y se empieza a comparar con el de otros adolescentes. El adolescente puede pasarse largos ratos encerrado en el baño o delante del espejo observando las diferentes posibilidades que le ofrece su nueva imagen. Esta curiosidad por su físico también incluye los cambios sexuales, que vive con interés e inquietud.
     
    En esta etapa es fundamental que los padres u otros adultos de referencia puedan ayudar al adolescente a vivir de forma positiva estos cambios, y también a ser crítico con los modelos sociales predominantes de belleza, para aceptarse a sí mismo y fomentar la estima personal. Los dos aspectos son fundamentales para que se desarrolle de forma adaptativa a nivel psicológico, relacional y sexual.
     
  4. El cambio en las relaciones sociales
     
    Al mismo tiempo que se aleja de la familia, busca apoyo en los amigos, ya que necesita encontrar a otras personas que estén viviendo los mismos cambios y compartir vivencias similares. En esta etapa los lazos más profundos suelen ser con otros adolescentes del mismo sexo, con quien es más fácil intimar. Es el tiempo de idealizar la amistad, cuando se crean lazos emocionales muy potentes, con intensas sensaciones de ternura y generosidad. Es el inicio de una nueva vida social que abre muchas posibilidades de sociabilidad positiva y también el riesgo de aproximación a grupos más al margen de la norma social con los cuales se puede encontrar la complicidad necesaria para entrar en conductas de riesgo como el absentismo escolar.
     
  5. Los cambios cognitivos 
     
    Las capacidades cognitivas del adolescente evolucionan progresivamente desde el pensamiento concreto y presente, más centrado en su realidad y su experiencia, hacia lo abstracto, basado en capacidades hipotéticas, deductivas y de razonamiento simbólico. Esta progresión en la forma de razonar le permitirá, al final de la adolescencia, desarrollar habilidades de análisis que le faciliten, por ejemplo, encontrar varias soluciones ante los problemas y anticipar sus consecuencias, tener más conciencia de la complejidad de la realidad y aplicar sus propias deducciones sobre su mundo y también sobre el funcionamiento de la sociedad, y entrar en la valoración realista de sus capacidades y habilidades para empezar a planificar el futuro.    
     
    Empieza, asimismo, el desarrollo de su propio sistema de valores, a partir del cuestionamiento de aquellos que le son dados, es decir, de los facilitados por la familia y el entorno social próximo, como un paso necesario en el proceso de búsqueda de su identidad.    
     
    En esta primera etapa de la adolescencia frecuentemente el adolescente sueña despierto sobre cualquier tema que le ocupe el pensamiento; se puede pasar horas fantaseando de forma no siempre realista. Es una manera de probar nuevas habilidades de pensamiento que se tienen que ir desarrollando.    
     
    La adolescencia temprana es una época de exaltación en la que el adolescente puede tener algunas dificultades en el control de impulsos a la vez que despliega una gran capacidad para el aprendizaje y el conocimiento. Hay que orientar estas capacidades para fomentar hábitos saludables, de estudio y de autodisciplina. También es un buen momento para fomentar la canalización de su energía hacia el ejercicio físico.   
     
    Igualmente, es una buena edad para iniciar la prevención del tabaco, el alcohol y, por extensión, otras drogas, fomentando el criterio del propio adolescente, para poder hacer frente a la presión que pueda ejercer el grupo en relación con el riesgo de consumos de sustancias y la transgresión de las normas. 
 
 
 

2. Adolescencia media

Va aproximadamente de los 13 años a los 16 en las chicas y de los 14-15 años a los 17-18 en los chicos. Ya existe una mejor aceptación de los cambios físicos producidos en su cuerpo y se acentúa la atención en el atractivo físico, la apariencia y la imagen que muestra de sí mismo.

En esta segunda etapa está el núcleo de las diferentes características de la adolescencia, que tienen su raíz en la etapa anterior y continuidad en la siguiente:

 
  • La necesidad de identidad personal y psicosexual  

    Es la época de la exaltación de la individualidad, con un gran crecimiento del ego, es decir del yo. En primer lugar, por la aparición del sentimiento de ser diferente de los demás, y, en segundo lugar, de este yo deriva la necesidad de afirmación de su naciente personalidad, que frecuentemente pone a prueba, contrastando y defendiendo sus necesidades, sus puntos de vista y sus opiniones con firmeza y obstinación. Esta necesidad de afirmación personal puede conducir al adolescente a un afán de contradicción, especialmente con sus referentes familiares, padres o tutores. Es un proceso necesario de diferenciación individual que ayuda al adolescente a pensar por sí mismo y a ir ganando terreno para su autonomía. Esto es posible si el adolescente vive en un entorno familiar y social que escucha, respeta y contrasta sus puntos de vista y sus necesidades, sin negarlas o ahogarlas.   
     
    La identidad personal pasa también por la construcción de la imagen corporal, con un cuerpo que sigue cambiando. Las transformaciones corporales abren los interrogantes sobre la normalidad del propio cuerpo y su atractivo, cuestiones que los tienen que ayudar a crecer en la medida que avanzan en la propia aceptación y crece también la capacidad crítica sobre la presión que ejercen los medios de comunicación, mostrando unos modelos estereotipados de belleza.
     
    Para que los adolescentes puedan adquirir esta habilidad crítica hay que fomentarla a partir del rol educativo que ejercen la familia y las instituciones educativas, paralelamente a la influencia que tienen los adultos como modelos críticos ante la presión de los medios y de la publicidad. Todo este apoyo favorece que no se focalice el interés en el cuerpo y la imagen como elemento central del éxito en las relaciones con los otros (M. Jesús Comellas, 2005), y que los adolescentes crezcan en autoestima, en valoración de los aspectos que configuran su forma de ser y de actuar, y en valores y ética propia.
     
    Existe un cuento popular anónimo que transmite muy bien el mensaje que se tiene que hacer llegar a los adolescentes. Habla del origen de la belleza y la fealdad:
     
    “La belleza se bañaba y dejó su ropa al lado del río. La fealdad le robó la ropa y se la puso. Desde entonces hay gente que ve la belleza vestida con ropa fea y hay gente que no ve la fealdad por sus bonitos vestidos”. (Ortín y Ballester, 2007)
     
    La configuración de la identidad implica también la configuración de la identidad sexual, que, como otros aspectos del desarrollo, pasa también por la experimentación. Se pasa de la curiosidad y experimentación con el propio cuerpo al interés por el de otras personas. Se dan las primeras experiencias de caricias, abrazos, besos, etc., y en la medida que se avanza en la maduración personal y sexual, y según los valores y creencias del adolescente y su entorno, se avanza en la experimentación sexual. Es importante que el adolescente viva de forma positiva este proceso y aprenda a valorar y respetar los aspectos que se ponen en juego en esta nueva experiencia, como son la comunicación, el cariño, la intimidad, el compromiso. En este sentido, el diálogo entre padres e hijos adquiere una gran importancia. El diálogo sosegado y respetuoso, aunque no coincidan necesariamente las opiniones de unos y otros, es uno de los aprendizajes más valiosos que los padres pueden facilitar a sus hijos adolescentes.
     
    En el proceso de identidad sexual que se despierta en esta etapa es normal que pueda aparecer un cierto grado de incertidumbre respecto a la propia identidad sexual. La orientación final del deseo hacia un sexo u otro determinará la expresión de la sexualidad del adolescente. Tanto la homosexualidad como la heterosexualidad son opciones sexuales sanas, normales y lícitas. Así lo recoge la Declaración de los Derechos Sexuales, aprobada por la asamblea general de la Asociación Mundial de Sexología (WAS, 1999).
     
    Esta es también una edad clave para abordar temáticas de salud sexual y contracepción con los adolescentes.
     
    Aún hoy en día “la información sexual de que disponen los adolescentes proviene de los amigos, de materiales de diversa consideración y procedencia o de la propia experiencia personal” (Font, 2005). Esto facilita transmitir conocimientos erróneos, falsos mitos y mantener la sexualidad como algo clandestino.  Por lo tanto, es muy importante propiciar un ambiente de confianza y respeto mutuo en el entorno familiar, facilitar entrar en estas temáticas tan fundamentales para su crecimiento y desarrollo.
 
 
  • La necesidad de autonomía
     
    La necesidad de ganar libertad, entendida como autonomía, no sólo de pensamiento sino de movimiento, ayudará a definir y perfilar su identidad, y también a experimentar en el uso de esta libertad. La necesidad de libertad puede provocar que se muestre molesto ante el control y las prohibiciones. Frecuentemente esto origina tensiones en las familias y los entornos de socialización, como la escuela, tensiones que pueden ser muy educativas si se dispone de buenas habilidades relacionales y de negociación, y de buenos modelos sociales, ya que son oportunidades para aprender a aceptar límites y a asumir que la libertad y la responsabilidad caminan juntas de la misma manera que lo hacen los derechos y los deberes.
     
    Parecen ausentes tanto físicamente como emocionalmente, lo que acentúa la percepción de distanciamiento de los padres. De nuevo esto pone a prueba las habilidades familiares de tolerancia y relación, para aceptar el momento evolutivo del adolescente, a la vez que se propician momentos positivos de convivencia familiar. Hay que tolerar, desde la familia, ratos de aislamiento del adolescente sin penalizarlo emocionalmente, al mismo tiempo que se mantienen rituales de convivencia, como las comidas, mirar juntos algún programa de televisión o compartir una película.
     
  • La necesidad de realización personal
     
    Es una necesidad compartida por todos los seres humanos. Se refiere a dar a la vida de cada cual un sentido de utilidad y de valía, un sentido percibido por uno mismo y reafirmado o reconocido por los demás.
     
    En este sentido hay que reforzar la valía y el compromiso del adolescente en aquellos ámbitos donde se mueve: escuela y actividades deportivas, artísticas o lúdicas, y si no hay estas actividades es el momento de fomentarlas, desde la positividad y el compromiso. Esto lo ayudará a perfilar un proyecto personal que dé sentido a su vida.
     
  • La necesidad de cariño
     
    La percepción de estima y de pertenencia al grupo presente en todas las edades, ahora crece en extensión. Buscan ampliar el cariño fuera de los entornos propios de etapas anteriores, en primer lugar de la familia y en segundo lugar del entorno escolar. Y también hay que tener en cuenta las fuertes relaciones de estima y vinculación con los amigos. Siguen necesitando, aunque a veces no lo parezca, las demostraciones de cariño verbal y físico de los padres; sin embargo, las formas de estas demostraciones se tienen que adecuar de manera que se acepten mejor, y también se tiene que procurar tenerlas delante de personas que el adolescente acepte.
     
    También en cuanto al cariño y las emociones, los adolescentes crecen en su capacidad de identificación, de diferenciación de las emociones y de contención y canalización de estas emociones.
     
  • La necesidad de relaciones sociales
     
    En cuanto a las relaciones sociales, se genera ya una subcultura de grupo a partir de los valores que comparten que con frecuencia se muestra con una forma de vestir y de actuar también compartida. En el grupo el adolescente encuentra los confidentes que le dan apoyo y comparten con él problemas similares. El adolescente necesita disponer de la libertad necesaria para esta convivencia con sus amistades, esto favorece su crecimiento y su autonomía. Tiene que llevar su propia vida social, conocida por los padres con límites razonables y razonados, con acuerdos basados en la confianza mutua.
     
    Los lazos de amistad, aunque son profundos, también pueden ser variables, en función del ritmo de cambios de los adolescentes. Si son simultáneos, los lazos se mantienen; si no lo son, los adolescentes se distancian. En la adolescencia media se busca ya la amistad con el sexo contrario, es un paso más en la maduración y la socialización, a la vez que se amplía el círculo de amistades con amigos y amigas de procedencia diversa.
     
    La necesidad de identificación con los amigos y el grupo no representa una ruptura con la familia. El alejamiento de la familia tiene que ser progresivo y no total. La familia tiene que seguir tutelando este rico proceso de socialización, necesario para la maduración psicológica y la adquisición de autonomía.

 

3. Adolescencia tardía

A partir de los 16 años en las chicas y de los 17-18 años en los chicos, aproximadamente, se avanza hacia la maduración psicológica y social. 

  1. El adolescente disfruta ya de un buen nivel de autonomía, al mismo tiempo que hay un cierto reencuentro con los padres y una aceptación de sus consejos, después de que ya han reconocido su valor. 
  2. La imagen corporal está plenamente aceptada. 
  3. Los valores propios adquieren ya más importancia que los del grupo, aunque ha aumentado la capacidad de compromiso con personas y proyectos. 
  4. Se va adquiriendo una identidad personal más sólida y ya aparecen las inquietudes de la propia proyección de cara al futuro. Es el momento de plantear objetivos más realistas.

   
La adolescencia tardía es una época más estable tanto para el adolescente como para sus relaciones interpersonales y familiares. Busca relaciones más profundas en las amistades, basadas en la aceptación y la comprensión mutuas, así como relaciones más estables con el otro sexo. Su capacidad de compromiso y planificación lo lleva ya a elaborar planes de futuro y objetivos más realistas.

La evolución psicológica y social en la adolescencia es un proceso de transformación, crecimiento y preparación para la vida adulta que en las sociedades occidentales se ha ido dilatando en el tiempo, en la medida que estas sociedades han ido creciendo en complejidad, tanto en conocimiento y tecnología como en organización. Por otro lado, también las competencias que tienen que desarrollar los adolescentes para hacer frente a la vida adulta dentro de estas sociedades requieren más habilidades en todos los ámbitos: humano, social, cultural y profesional.  

   

 

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Problemas de salud más habituales en la adolescencia
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De la misma manera que en otras etapas de la vida, también en la adolescencia pueden aparecer problemas de salud: algunos de forma aguda (inicio rápido y corta duración), como una gripe; otros propios de la adolescencia, como el acné; otros problemas de salud que se definen como crónicos, por su larga duración en el tiempo, como la diabetes, y finalmente problemas de salud como consecuencia de conductas de riesgo del adolescente.

Aunque muchos de los problemas de salud expuestos en este apartado se pueden dar también en otras etapas del ciclo vital de la persona, es durante la adolescencia cuando adquieren unas características especiales, ya sea porque se inician en esta etapa del ciclo vital, como la dismenorrea o la escoliosis, porque son más características, como el acné, o como consecuencia de conductas de riesgo.

1. Problemas de salud fisiológicos

1.1 Sistema de tejidos, membranas, piel y derivados de la piel

1.2 Sistema reproductor femenino - masculino

1.3 Sistema locomotor

1.4 Sistema endocrino

2. Problemas de salud psicológicos

2.1 Alteración de la conducta alimentaria

2.2 Depresión

2.3 Trastorno bipolar

2.4 Trastorno esquifrénico

2.5 Trastorno disocial

2.6 Otros trastornos psicológicos y psiquiátricos 

3. Problemas de salud derivados de la adopción de conductas de riesgo 

3.1 Relaciones sexuales no seguras

3.2 Accidentes de tráfico

3.3 Consumo de drogas

 

1. Problemas de salud fisiológicos

 

1.1. Sistema de tejidos, membranas, piel y derivados de la piel

El acné

El acné es el problema dermatológico más frecuente en la adolescencia, afecta a un 80 % de la población adolescente. Pese a ser un problema habitualmente poco importante, puede tener un gran impacto en los adolescentes, ya que se da en la época de la construcción de su imagen corporal y, cuando ésta se ve dañada, puede provocar consecuencias emocionales.

El acné consiste en una obstrucción de la unidad pilosebácea (glándula sebácea con pelos minúsculos) que se localiza de forma masiva en la cara, la parte superior del pecho y la parte superior de la espalda. Esta obstrucción se produce por un aumento en la producción de células que tienden a aglutinarse e impiden la salida al exterior del sebo que produce la glándula sebácea, que sirve para lubricar la piel. Además, esta sustancia es más grasa por el efecto de las hormonas masculinas (andrógenos), presentes tanto en chicos como en chicas. Al no poder salir, las bacterias de la piel empiezan a multiplicarse y provocan la inflamación de la unidad pilosebácea, hasta producir los puntos negros, las espinillas, o los blancos. El color negro es debido a la melanina de la piel, no a la suciedad. La melanina es un pigmento de color negro que tienen algunas células del cuerpo humano, como por ejemplo la piel, el pelo, la retina... Es lo que determina, según su concentración, el color de la piel humana.

Recomendaciones 

  • Hay que recordar que se trata de un proceso benigno, que la previsión de su evolución es buena y que puede durar entre 4 y 6 años. 
  • Es muy importante no manipular las lesiones, tanto las espinillas como los granos, para que no queden cicatrices ni se generen complicaciones. 
  • Hay que limpiar las zonas afectadas con jabones de pH neutro tres veces al día. Lavarse más veces y/o utilizar jabones más fuertes puede provocar irritaciones en la piel (dermatitis) que sólo empeorarían el problema. 
  • Hay que evitar productos de cosmética de base grasa. 
  • Aunque no existe una evidencia clara de que ingerir alimentos como el chocolate, las patatas fritas o alimentos ricos en grasas tenga relación con el empeoramiento del acné, con frecuencia se asocia a ello. Ahora bien, hay que controlar la ingesta de alimentos ricos en grasas y seguir las recomendaciones establecidas para una alimentación saludable.  

    Recomendación para una Alimentación saludable
  • El aumento de la ansiedad y el nerviosismo puede empeorar o retrasar el proceso de mejora del acné. En este caso es útil identificar la fuente del malestar para resolverlo. 
  • En función de la severidad del acné, será preciso consultar el equipo de salud para valorar la necesidad de tratamientos médicos.

    

1.2  Sistema reproductor 

 
1.2.1  Femenino 

Dismenorrea

La dismenorrea hace referencia al dolor asociado a la menstruación. Se habla de dismenorrea primaria cuando no existe patología orgánica que explique el dolor, es decir, ninguna enfermedad que sea la causa del dolor. Raramente se da una dismenorrea secundaria, que hace referencia a cuando el dolor lo causa una patología orgánica, como pueden ser quistes en los ovarios, endometriosis, enfermedad inflamatoria pelviana, mioma, malformación genital... En este apartado se hace referencia a la dismenorrea primaria, que afecta aproximadamente al 80 % de las adolescentes.

La dismenorrea primaria se inicia entre 6 y 12 meses después de la menarquia y habitualmente antes de los 20 años. Aparecen síntomas locales como por ejemplo dolor de tipo espasmódico, producido por la contracción involuntaria de los músculos, más fuerte en la parte inferior del abdomen con irradiación en la espalda y la cara anterior de los muslos. También pueden aparecer otros síntomas generales como por ejemplo náuseas y vómitos, fatiga, nerviosismo, vértigo, diarrea, dolor de espalda y dolor de cabeza.

La intensidad de estas molestias o dolores se clasifica en tres grados:

  1. Leve. Se dan síntomas locales y la dismenorrea no interfiere en la actividad cotidiana de la adolescente. 
  2. Moderado. Cuando se dan algunos síntomas generales y se ve afectada la actividad cotidiana de la adolescente. 
  3. Grave. Habitualmente aparece con más síntomas generales e imposibilita mantener la actividad cotidiana.

    
Ha quedado ya demostrada la falsa idea que había hace unas décadas que aseguraba que la dismenorrea tenía un origen psicológico y se teorizaba sobre el rechazo de la mujer a su género. Actualmente se asocian como causa del dolor los espasmos o contracciones del útero.
 
Recomendaciones 

  • Hay que ser consciente que se trata de un problema pasajero y que es consecuencia natural de la menstruación. 

  • Si la dismenorrea es leve o moderada con reglas poco abundantes, se recomienda el ácido acetilsalicílico (AAS), siempre que no haya contraindicación médica para el uso de este medicamento. 
  • Si la dismenorrea es leve o moderada con reglas abundantes o es dismenorrea grave, se recomienda ibuprofeno o naproxeno, siempre que no haya contraindicación médica para el uso de este medicamento. 
  • Si el dolor no mejora, hay que dirigirse al equipo se salud, ya que existen otras posibilidades de tratamientos médicos. 
  • A veces, las terapias complementarias pueden resultar eficaces, solas o asociadas a los tratamientos convencionales.

    Tipos de Terapias complementarias 

 

Amenorrea

La amenorrea hace referencia a la falta de menstruación. Se llama amenorrea primaria cuando aún no ha aparecido la primera regla después de los 16 años o cuando hace más de dos años que se ha iniciado el desarrollo mamario. En este caso es necesario ponerse en contacto con el equipo de salud, ya que se tienen que explorar las posibles causas de la amenorrea.

Se llama amenorrea secundaria aquella situación en la que se da falta de menstruación después de que haya habido durante un tiempo, como mínimo seis meses o un tiempo igual a tres ciclos menstruales. Siempre que no haya embarazo, se recomienda esperar unos seis meses, si no se dan otros síntomas. El equipo de salud será el encargado de realizar las pruebas pertinentes o indicar qué especialista tiene que hacer el estudio del posible problema de la adolescente.

Otras causas frecuentes de amenorrea y de retrasos en la menstruación son cambios en el estado emocional como por ejemplo el estrés o la ansiedad, relacionados con acontecimientos de la vida que producen cierto impacto emocional y varían de persona a persona. Un ejemplo sería una temporada fuera de casa, por un viaje, un intercambio de estudiantes, etc. También se puede producir por exceso de ejercicio físico, es lo que se llama amenorrea de las deportistas. Cuando se disminuye la intensidad de la actividad, se vuelve a la regularidad de las menstruaciones. Igualmente en estados de desnutrición graves y en la anorexia nerviosa, por la falta de energía y nutrientes, se produce amenorrea. 

 

Oligomenorrea

Se habla de oligomenorrea cuando el patrón menstrual habitualmente normal de una mujer cambia y pasa a tener entre cuatro y nueve ciclos menstruales al año y cada uno dura más de 35 días.

Las posibles causas son múltiples. Algunas pueden ser la presencia del síndrome del ovario poliquístico, en el que los ovarios se llenan de pequeños quistes; desequilibrios hormonales; alteraciones emocionales; deficiencias nutricionales; trastornos alimentarios como la anorexia nerviosa, por los cuales el cuerpo no dispone de los nutrientes necesarios para funcionar correctamente; enfermedades crónicas; alteraciones de la secreción hormonal... Finalmente también puede ser frecuente en adolescentes y mujeres jóvenes atletas debido a las dietas estrictas y la elevada intensidad de la actividad física.

El tratamiento de la oligomenorrea dependerá de la causa que la provoque; es necesario, pues, consultar el equipo de salud, para saber cual es la mejor conducta a seguir.

Recomendaciones 

  • Si no aparece menstruación en más de un ciclo y hay actividad sexual es recomendable consultar el equipo de salud. 

  • Si existe sobrepeso, se tienen que evitar dietas extremas. 
  • Si se hace ejercicio físico intenso, hay que asegurar una ingesta alimentaria adecuada y moderar el ejercicio físico si éste afecta a los ciclos menstruales. 
  • Si se dan irregularidades frecuentes en los ciclos, conviene anotar el primer y el último día de la menstruación en un calendario, ya que puede ser de utilidad cuando se consulte el equipo de salud.

   

Síndrome premenstrual

El síndrome premenstrual (SPM) son un conjunto de síntomas físicos y/o emocionales que se inician una o dos semanas antes de la menstruación y desaparecen cuando llega. 

  • Síntomas emocionales: irritabilidad, cambios de humor, crisis de llanto, somnolencia, tristeza. 
  • Síntomas físicos: pechos inflamados y doloridos, acné, distensión abdominal, es decir inflamación del vientre, edema en las piernas, ganas de comer, aumento de peso.

 
No se conocen las causas del SPM, todo está relacionado con los cambios hormonales. Tampoco hay un tratamiento único.

Recomendaciones

  • Se tiene que ser consciente de que es un problema pasajero. 
  • En el SPM con reglas poco abundantes puede ayudar el ácido acetilsalicílico (AAS), siempre que no haya contraindicación médica para el uso de este medicamento. 
  • En el SPM con reglas abundantes o dismenorrea grave se recomienda ibuprofeno o naproxeno, siempre que no haya contraindicación médica para el uso de este medicamento. 
  • Si no se mejora y/o interfiere de forma importante en la actividad cotidiana hay que dirigirse al equipo de salud, ya que existen otras posibilidades de tratamientos médicos. 
  • Hay que evitar la sal, la cafeína y el alcohol. 
  • Conviene practicar ejercicio físico
  • Es aconsejable dormir el tiempo suficiente para conseguir un descanso reparador. 
  • A veces, las terapias complementarias pueden resultar eficaces, solas o asociadas a los tratamientos convencionales. 
     
    Tipos de Terapias complementarias 

  

1.2.2. Masculino 

Algunas de las afecciones más frecuentes del sistema reproductor masculino son la criptorquidia (el testículo no está en la bolsa escrotal), la tumoración testicular, la varicocele (dilatación de las venas y formación de varices evidentes en la superficie externa del escroto) y la torsión testicular (es característico un dolor brusco en el testículo, que está más arriba por la torsión del cordón espermático; requiere una intervención quirúrgica urgente, antes de las seis horas).

Recomendaciones

La autoexploración genital es la mejor manera de detectar cualquier anomalía testicular: 

  • Hay que hacer una exploración una vez al mes durante o después de la ducha con agua caliente. 
  • Cada testículo se tiene que explorar con las dos manos. 
  • Conviene recordar que el epidídimo (cuerpo de forma semilunar situado en la parte superior del testículo) no se tiene que confundir con una anomalía. 
  • Hay que hacer rodar suavemente cada testículo mientras se buscan pequeñas irregularidades, cambios de tamaño o dolor. 
  • Si se encuentra alguna anomalía hay que consultar el médico.

    (Actuacions preventives en l’adolescència. Editado por el Departament de Salut. Generalitat de Catalunya, 2004; p.120)

   
 

1.3 Sistema locomotor 

Gran parte de las anomalías estructurales de la columna y otros problemas ortopédicos en los pies, las rodillas y las caderas muy probablemente ya han estado detectados en épocas anteriores a la adolescencia. Otros pueden empeorar en la adolescencia, como la escoliosis.

Escoliosis

La escoliosis es una alteración de la columna frecuente en niños en edad escolar y adolescentes. Se trata de una desviación de la columna vertebral, consistente en una curvatura lateral y una rotación de la columna, y que no se corrige cuando se inclina el cuerpo hacia delante. La prevalencia oscila entre el 2 % y el 14 % dependiendo de los grados de desviación que se consideren, entre los 5 y los 19 grados. A partir de los 20 grados, se da entre el 0,2 % y el 0,3 %. Las escoliosis que aparecen a partir de los 10 años tienden a empeorar en el momento de crecimiento máximo. El 70 % se dan en chicas. Los grados de desviación marcan las intervenciones médicas, que pueden ir desde la observación con medidas para mejorar la postura corporal y gimnasia de espalda, natación para fortalecer la musculatura de la espalda y la utilización de varios tipos de fajas, hasta la cirugía.
 
Recomendaciones 

  • Es necesario que los padres o tutores observen sistemáticamente la espalda del adolescente para detectar cualquier anomalía. 
  • Hay que mantener el control anual de seguimiento por parte del equipo de salud, para facilitar la detección de posibles problemas de espalda. 
  • Hay que mantener el ejercicio físico para fortalecer la musculatura siguiendo las indicaciones del equipo de salud.  

    Consejos de salud: Actividad física ante los problemas de salud óseos y articulares
  • También es necesaria una alimentación equilibrada de acuerdo con el grado de ejercicio físico que se realice, para evitar el sobrepeso y la obesidad. 

    Consejos de salud: Alimentación en la infancia y en la adolescencia 
    Consejos de salud: Actividad física en la adolescencia
  • Si se hace necesaria la utilización de fajas rígidas, hay que llevarlas durante el tiempo indicado por el especialista, ya que, si se disminuye, la faja no produce el efecto protector y corrector deseado. 
  • El impacto en la vida del adolescente que utiliza faja puede provocar reacciones similares a cuando se diagnostica una enfermedad crónica, ya que la faja se tiene que llevar durante años. 

    

1.4. Sistema endocrino 

Obesidad

La obesidad constituye el trastorno nutricional más frecuente en la infancia y la adolescencia. La prevalencia de obesidad en España se sitúa en el 13,9 %, y de sobrepeso en el 12,4 %. La prevalencia más alta está en las edades comprendidas entre los 6 y los 13 años (Estudio Enkid, 2001). En Europa del Sur la prevalencia de sobrepeso-obesidad se sitúa alrededor del 15-25 %.

La obesidad se define por un exceso de grasa en el cuerpo, que se manifiesta con un peso excesivamente elevado teniendo en cuenta la edad, el sexo y la talla del adolescente. La forma indirecta más simple que se utiliza internacionalmente para valorar si existe normopeso, sobrepeso u obesidad es el índice de masa corporal (IMC). El IMC se puede calcular fácilmente: el peso en quilos se divide entre la talla en metros elevada al cuadrado. El resultado es un índice que se puede comparar con unas tablas estandardizadas por edad y sexo.

IMC en chicos adolescentes españoles
EDAD    SOBREPESO     OBESIDAD 

 9
10
11
12-13
14-16
17-18

 20-21
21-23
22-24
23-25
24-27
26-28

Más de 21
Más de 23
Más de 24
Más de 25
Más de 27
Más de 28 

Fuente: Frontera,P. Cabezuelo,G., 2005; p151

 

IMC en chicas adolescentes españolas
EDAD SOBREPESO  OBESIDAD 

 9
10
11
12-13
14-16
17-18

 20-22
21-23
22-25
23-26
25-27
26-28

Mes de 22
Mes de 23
Mes de 25
Mes de 26
Mes de 27
Mes de 28

Fuente: Frontera,P. Cabezuelo,G., 2005; p151

Se ha constatado un aumento progresivo de obesidad en las últimas dos décadas y se está de acuerdo en relacionar este aumento con los siguientes factores: 

  1. Malos hábitos nutricionales. Disminución en consumo de frutas y verduras. Más consumo de comida rápida.   

    Recomendaciones para una alimentación saludable  
  2. Más disponibilidad de alimentos. Una gran oferta de alimentos con una elevada aportación calórica.
      
    Consejos de salud: Alimentación saludable - nutrientes  
  3. Cambios en el estilo de vida: predominio del sedentarismo y disminución de la actividad física por parte de los niños y los adolescentes.
      
    Consejos de salud: Actividad física en función de la etapa del ciclo vital 

La obesidad constituye un factor de riesgo para el desarrollo del adolescente porque favorece la aparición de complicaciones cardiovasculares, ortopédicas, respiratorias, digestivas, dermatológicas, neurológicas y endocrinas, además de los problemas psicosociales que puede provocar.

La consecuencia más importante es que la obesidad tiende a perpetuarse en la vida adulta. Esto, juntamente con la suma de otros factores de riesgo, puede llevar a las personas obesas a disminuir la esperanza de vida o a tener diferentes grados de invalidez. (García-Reyna, N.I., Gusinyer Canabal, S., 2005, p. 5-8).

El adolescente obeso tiene una gran carga psicológica y emocional, en una época del ciclo de vida en la que la construcción de su imagen corporal y su identidad personal y social ocupan gran parte de su energía. En el adolescente, la obesidad impacta en cada una de estas tareas, ya que tiende a tener una pobre imagen de sí mismo y a expresar sentimientos de inferioridad y de rechazo propio, al mismo tiempo que los recibe tanto por parte de adultos de su entorno como por parte de compañeros. Todos estos factores influyen negativamente en su desarrollo psicológico y social.

Recomendaciones 

 

2. Problemas de salud psicológicos

En el estudio de la psicopatología en adolescentes, no es fácil delimitar qué es una conducta anormal, en una etapa caracterizada por la variabilidad y el cambio, y en la que también hay que tener en cuenta la importancia que adquiere la manera en la que esta conducta es percibida por el entorno del adolescente, ya sea la familia, la escuela, el entorno social o el propio adolescente. De estas diferentes visiones, pueden derivar repercusiones que finalmente pueden determinar que se hable o no de psicopatología. La información que dan los adultos de referencia sobre las conductas de los adolescentes y su propia tolerancia ante estas conductas, junto con las expectativas proyectadas en el adolescente, añaden más dificultades para determinar la existencia o no de trastornos psicológicos (Buendía, J. 1996, p. 21).

Es así especialmente en aquellas situaciones en las que la aparición de conductas etiquetadas como anormales son la expresión de otros conflictos del entorno, tanto sociales como familiares, ante los cuales el adolescente se da cuenta de que no tiene recursos personales suficientes para poder afrontarlos.

Factores y conductas de riesgo en la adolescencia.

Especialmente en las sociedades desarrolladas y en menor medida en las no desarrolladas, el fenómeno de la globalización hace que se compartan, a partir de la influencia de los medios de comunicación y las nuevas tecnologías, mensajes sobre estilos de vida, comportamientos, valores, etc., no siempre saludables ni físicamente ni psicológicamente ni socialmente.

Son sociedades complejas en las que conviven multitud de mensajes contradictorios generados desde la propia sociedad plural, que parten de diferentes intereses e influyen directamente y de forma, frecuentemente, inconsciente en las acciones del día a día, los estilos de vida, las actitudes y, por extensión, los valores de las personas que a su vez forman parte de esta sociedad.

Los adolescentes son herederos de esta complejidad social y tienen que navegar en estas sociedades abiertas, en las que todo parece estar al alcance, tanto lo que los ayudará como lo que los hará tropezar. Esta navegación no se puede hacer sin guías que los ayuden a orientarse y al mismo tiempo los animen a ser aventureros conscientes de sus límites y de los riesgos del entorno.

Ante estas sociedades complejas, se hace necesario un análisis de las condiciones en las que día a día va viviendo el adolescente y como asimila la información y las influencias que recoge del entorno, ya que es a partir de este goteo cotidiano que el adolescente va configurando su vida. Para poder dar respuesta a las situaciones problemáticas de muchos adolescentes se hace necesario “entender, asumir y tener propuestas de futuro respecto a la propia vida adulta” (Buendía, J., 1996, p. 23).

El desarrollo de conductas desviadas o alteraciones emocionales durante la adolescencia se tiene que entender, pues, como consecuencia de un proceso en el que hay presentes tanto factores de riesgo como de protección. Algunos de estos factores son próximos en el contexto familiar y ambiental, y otros son más distantes (culturales, sociales) y actúan indirectamente. Cuando estos factores de protección permiten mantener un funcionamiento adaptativo a pesar de los factores de riesgo, la resiliencia, es decir la inmunidad o resistencia de este adolescente a desarrollar algún trastorno conductual o emocional, es más elevada.

La resiliencia no es una cuestión de fuerza o debilidad, sino que es un proceso de interacción constante entre el medio y la persona en el que caben mecanismos individuales y ambientales de vulnerabilidad y protección.

Factores y conductas de protección en la adolescencia.

No hay que confundir cambios en el estado de ánimo y en las conductas de los adolescentes propios de la etapa evolutiva y que forman parte del aprendizaje emocional, cognitivo y conductual que tienen que hacer en este período. Estos cambios son fluctuantes, están relacionados con sus preocupaciones y las tensiones del entorno y pueden, incluso, ocasionar algunas dificultades en las familias en el momento de afrontarlos, pero en ningún caso implican un deterioro o una limitación importante en su rendimiento habitual, ni a nivel personal ni a nivel académico, social y familiar.

El equipo de salud es un buen apoyo para poder consultar, tanto para los adolescentes como para las familias o tutores. Ellos orientan sobre si lo que preocupa o se ha detectado puede hacer sospechar que haya un trastorno mental o son manifestaciones dentro de lo normal de las preocupaciones o conflictos que afectan tanto al adolescente como a la propia familia.

Todos los trastornos mentales requieren atención especializada por parte de los profesionales del área de salud mental infanto-juvenil:

 

2.1 Alteración de la conducta alimentaria 

Anorexia

La anorexia es un trastorno psicológico más frecuente en chicas que en chicos, en una relación de nueve chicas por cada chico.

Características
 

  • Pérdida importante de peso, superior al 15 % del peso ideal, teniendo en cuenta la edad y la altura. Esta pérdida de peso es buscada y mantenida por la adolescente. 
  • Hay una distorsión de la imagen corporal. La adolescente se ve gorda pese a estar muy delgada. 
  • Miedo muy intenso a ganar peso o a estar obesa. 
  • Amenorrea secundaria por la pérdida de peso.

 
Bulimia

La bulimia es un trastorno psicológico difícil de detectar, ya que la persona puede continuar con un peso dentro de la normalidad y mantener sus síntomas en secreto. La imagen de normalidad se ve contrastada por el elevado sufrimiento psicológico del adolescente y la tensión que vive por mantener una apariencia de normalidad en su funcionamiento social.

Características 

  • Preocupación exagerada por la silueta y el control de peso. 
  • Impulso que hace irresistible comer y comer, con sensación de pérdida de control ante la comida. 
  • Utilización de medidas para compensar la gran ingesta de alimentos, como por ejemplo vómitos, uso de laxantes o ejercicio físico exagerado. Los vómitos y el uso de laxantes de forma indiscriminada provocan la pérdida de substancias necesarias para un funcionamiento correcto del cuerpo, lo que puede provocar varias complicaciones orgánicas.


Recomendaciones

Las recomendaciones van dirigidas a la prevención, ya que tan pronto como se detecta el trastorno hay que buscar ayuda profesional en el ámbito de la salud mental.

  • Hay que aumentar la resiliencia a partir de los factores de protección generales.

    Factores y conductas de protección en la adolescencia
  • Se tienen que evitar factores habitualmente presentes en los trastornos alimentarios como la baja autoestima y un contexto familiar excesivamente rígido, una elevada exigencia familiar y personal, miedo a equivocarse, miedo al fracaso. 
  • Es necesario fomentar una perspectiva crítica en relación con la equiparación entre delgadez y belleza, y la inconsciencia sobre el riesgo que conlleva el uso de dietas no controladas por profesionales de la salud y de otras medidas milagrosas para el control de peso. Hay que reforzar el cuidado y el respeto al propio cuerpo y la salud, a través de una alimentación equilibrada y un ejercicio físico adecuado. 
  • Hay que educar en valores intrínsecos de la persona (responsabilidad, confianza, respeto, capacidad de esfuerzo, generosidad, etc.) y en el reconocimiento de sus propias capacidades y habilidades y no en los valores exclusivamente estéticos y de apariencia. 
  • Es necesario mantener los horarios familiares de las comidas comunes, evitando platos y horarios especiales. 
  • Hay que evitar dietas severas o muy restrictivas y fomentar cambios hacia hábitos más saludables. 
  • Hay que evitar burlarse del aspecto físico de las personas con sobrepeso u obesas.

  

2.2  Depresión

Los estudios indican un aumento en la prevalencia de este trastorno, que se manifiesta con diferentes intensidades. No se tiene que confundir con las fluctuaciones normales del estado de ánimo del adolescente o el decaimiento que puede experimentar cuando tenga que adaptarse a una situación de vida desfavorable.

La depresión se caracteriza por una tristeza y una incapacidad para experimentar placer persistentes en el tiempo y que deterioran las relaciones sociales, escolares y laborales.

Entre las señales que pueden llevar a pensar en una depresión, siempre que sea más de una a la vez y duren un mínimo de dos semanas, hay irritabilidad, tristeza, pérdida de la capacidad de interesarse y disfrutar, bajada del rendimiento académico, pensamientos persistentes sobre la muerte, quejas corporales como dolor de cabeza o de barriga, pesimismo, apatía, culpabilidad excesiva, menosprecio personal, pérdida de hambre, pensamiento retardado, asilamiento social, insomnio o somnolencia, lentitud en los movimientos... Todas estas manifestaciones se tienen que entender como una forma de reaccionar en el contexto biográfico en el que vive y se desenvuelve el adolescente, los desencadenantes que se han podido producir y sus habilidades para afrontarlos.

La depresión no tiene que ser necesariamente un estado permanente. Especialmente cuando se habla de depresiones de intensidad leve y moderada se tienen que entender como una forma de estar, de reaccionar emocionalmente ante las adversidades de la vida; tienen un inicio y pueden tener un final.

Recomendaciones

Lo que ayuda a superar estos estados depresivos es aceptar a la persona que está emocionalmente deprimida y su entorno, vivirlo como un estado transitorio, pedir ayuda profesional, aceptar y comprometerse con la ayuda psicoterapéutica y afrontar los hechos de la vida que han influido en la precipitación del estado depresivo.

Las recomendaciones preventivas van encaminadas a aumentar la resiliencia a partir de los factores de protección generales. Hay que remarcar la importancia de la percepción de autoeficiencia y autoestima y las competencias sociales como factores individuales que favorecen la estabilidad emocional. 

Factores y conductas de protección en la adolescencia

Consejos de salud: Depresión 

 

2.3 Trastorno bipolar

El trastorno bipolar, también llamado trastorno maniacodepresivo, hace referencia a la alteración grave de los mecanismos biológicos que regulan el estado de ánimo. Fluctúa durante días, semanas o meses entre períodos de depresión intensa y períodos en los que el estado de ánimo es el contrario, las personas con este trastorno se manifiestan eufóricas, capaces de cualquier cosa, se involucran en multitud de proyectos, hablan en exceso, tienen menos necesidad de dormir, etc. Estas fases se llaman manía o hipomanía según la intensidad de los síntomas. Algunas personas presentan fases mixtas, en las que aparecen síntomas de depresión y euforia a la vez.

Actualmente se sabe que el trastorno bipolar tiene una base genética muy importante y que los factores ambientales actúan como factores precipitantes de la enfermedad, especialmente el uso de sustancias tóxicas como el cannabis.

Por otra parte, hay que tener en cuenta que los antecedentes de la enfermedad en la familia pueden ser muy lejanos o desconocidos, y que también se producen mutaciones genéticas (cambios espontáneos en los genes), que explicarían la presencia de la enfermedad en personas sin antecedentes.

En función de la intensidad de los síntomas, existen tres tipos de trastorno: 

  1. Trastorno bipolar tipo I. Se caracteriza por fases de manía y depresiones intensas, generalmente requiere hospitalización. En momentos de descompensación pueden aparecer delirios (interpretaciones muy distorsionadas de la realidad, fuera de la racionalidad, como creer que se tienen poderes especiales, etc.) e incluso alucinaciones (identificar a través de los sentidos percepciones sin la presencia de estímulos externos objetivos, como oír voces). 
  2. Trastorno bipolar tipo II. Se caracteriza por depresiones intensas, pero con fases de euforia moderadas, llamadas hipomanías, que no suelen hacer necesario el ingreso hospitalario. 
  3. Ciclotimia. Se caracteriza por fases de hipomanía y fases de depresión leve o moderada. Se puede dar el caso que personas con este trastorno no hayan consultado nunca el equipo de salud, porque no son conscientes que las fluctuaciones que tienen son un trastorno y tiene tratamiento. Fácilmente son vistos por los demás como unas personas inestables o lunáticas.

 
Las ideas de suicidio pueden aparecer en las fases de depresión y nunca se tienen que banalizar. El índice de suicidios entre las personas con trastorno bipolar es del 15 %. Las ideas de suicidio son un síntoma de la depresión, no es la persona quien está decidiendo, es la enfermedad, ya que cuando mejora la depresión, las ideas de suicidio desaparecen.

La evolución de la enfermedad con el tratamiento adecuado es buena, aunque es necesario detectarla precozmente, diagnosticarla adecuadamente en sus primeras fases, hacer el tratamiento sin abandonos tanto a nivel farmacológico como psicoterapéutico, consultar rápidamente el equipo de salud ante síntomas que puedan indicar una recaída y seguir seis recomendaciones básicas.

Recomendaciones 

  • Hay que aceptar la enfermedad y aprender a convivir con ella, tanto la persona como su entorno. La identidad de la persona va más allá de la enfermedad, el adolescente tiene que seguir creciendo. La vigilancia a distancia, centrada en la detección precoz de síntomas, se aconseja como actitud efectiva de la familia hacia el adolescente. 
  • Es conveniente seguir los consejos del equipo especializado en salud mental. 
  • Hay que tomar correctamente la medicación. 
  • No se debe consumir alcohol u otras drogas. 
  • Es necesario aprender a identificar síntomas de recaída (disminución de la necesidad de sueño, estar más activo de lo que es habitual y no cansarse, estar irritable y discutir con facilidad, hablar más o estar más bromista). En general, es recomendable desconfiar de los cambios anímicos y de actividad (tanto por exceso como por defecto), tanto el adolescente como la familia. 
  • Hay que seguir unos hábitos de vida regulares.

       

2.4 Trastorno esquizofrénico

Los estudios epidemiológicos indican que la esquizofrenia tiene una incidencia anual de 1 por 10.000 habitantes y una prevalencia en el 1 % de la población. La edad en la que se presenta es entre los 15 y los 35 años, con un 50 % en edades inferiores a los 25 y es muy infrecuente después de los 40.

La esquizofrenia es una enfermedad del cerebro en la que el funcionamiento de los circuitos cerebrales se ve alterado a partir del desequilibrio entre los neurotransmisores. Esto provoca que se alteren las funciones que rigen el pensamiento, las emociones, las percepciones y la conducta, lo que hace que la persona se desconecte de la realidad y tenga una visión distorsionada de ella. Los síntomas más evidentes son la presencia de alucinaciones, ideas delirantes, conductas extravagantes o, por el contrario, aislamiento social, inhibición y pensamiento empobrecido. La esquizofrenia afecta a la globalidad de la persona y altera todos sus ámbitos de desarrollo personal: social, académico, laboral y familiar. 

Consejos de salud: Esquizofrenia


2.5 Trastorno disocial

Incluye un conjunto de alteraciones de conducta y alteraciones emocionales que son de cuatro a doce veces más frecuentes en chicos que en chicas. Se caracteriza por diferentes grupos de alteración conductual como: 

  1. Conductas de oposición y desafío, y comportamiento hostil hacia las figuras de autoridad. 
  2. Engaños y mentiras para conseguir un beneficio, y robos. 
  3. Destrucción de propiedades, ya sea en la escuela o por la calle. 
  4. Grave violación de normas (fugas de casa o de la escuela). 
  5. Agresión a personas o animales (pelearse como medio habitual de hacerse valer, ser cruel con los animales).

  
Hay varios factores que pueden confluir que explican la aparición de este trastorno:

  • Factores que pueden predisponer a él, ya sea por la existencia de otros trastornos psiquiátricos o por la presencia de retraso mental. 
  • Ambientes de privación económica, emocional o social. Más común en áreas urbanas que rurales. 
  • Familias con normas caóticas o negligentes, sin normas y con falta de supervisión familiar. 
  • Padres divorciados o separados que mantienen una mala relación y con falta de acuerdos en cuanto a la educación de los hijos. 
  • Padres con trastorno antisocial de la personalidad, dependencia alcohólica o de otros tóxicos.
  • Exposición a la violencia, tanto en casa como en la sociedad en general (situaciones de abuso o maltrato, violencia en la calle, en el cine, en la televisión, en los videojuegos). La violencia fomenta la violencia.

  
Recomendaciones

Las recomendaciones van en la dirección de prevenir el trastorno:

  • Hay que fomentar la participación de los adolescentes en actividades de grupo, ya sea en espacios culturales, de deporte o lúdicos, para promover comportamientos prosociales y de inserción social. 
  • Debe haber una supervisión familiar adecuada. 
  • Los padres tienen que establecer normas y límites claros, en un entorno de calidez relacional. 
  • En situaciones de divorcio o separación, hay que buscar el acuerdo en temas de educación de los hijos. 
  • Es necesaria una educación familiar contra la violencia.

    Factores y conductas de protección en la adolescencia

         

2.6 Otros trastornos psicológicos y psiquiátricos

Existen otros trastornos, como la ansiedad y los trastornos obsesivos compulsivos, que pueden impactar de una forma más o menos grave en la vida del adolescente y su familia, y que pueden modificar su presente y sus expectativas de futuro. En todas estas situaciones se hace necesaria la intervención de equipos especializados en salud mental infantil y juvenil para tratar al adolescente, facilitar su recuperación y orientar su futuro y el de su familia con expectativas de esperanza.

   

3. Problemas de salud derivados de la adopción de conductas de riesgo

Se habla de conductas de riesgo cuando estas conductas ponen en peligro la salud física y psicológica del individuo o de los que lo rodean. Cuando un adolescente tiene una conducta arriesgada no suele ser de forma aislada, es muy probable que tenga otras.

Factores y conductas de protección en la adolescencia
Factores y conductas de riesgo en la adolescencia

 

 

3.1 Relaciones sexuales no seguras.

Enfermedades de transmisión sexual

Son enfermedades o infecciones de transmisión sexual (ETS o ITS) aquellas enfermedades, incluida la infección por VIH (sida), que se contagian de persona a persona a través de las relaciones sexuales con penetración sin protección, tanto anales como vaginales o de sexo oral. 


Pese a que las ETS están en decadencia en los países desarrollados, no es así entre la población adolescente. La detección de una ETS en un adolescente puede ser una señal de alerta para descubrir otros problemas, como pueden ser otras conductas de riesgo, promiscuidad asociada a alteraciones afectivas, etc.

En las últimas décadas ha cambiado la forma como los adolescentes se relacionan sexualmente. Hay una tendencia a iniciar las relaciones más temprano y a alargar la edad en la que se formaliza una pareja. Consecuentemente hay un período más largo durante el cual los adolescentes pueden tener muchas parejas, de manera que se amplía el riesgo ante las ETS.

Las más frecuentes son, por un lado, la del virus del papiloma humano (VPH), un virus que infecta la piel y las mucosas. Se transmite sexualmente y afecta tanto a hombres como mujeres. Puede producir verrugas cutáneas, verrugas genitales y algunos tipos de cáncer. Su importancia radica en la relación con el cáncer de cérvix (cuello del útero), que es la séptima causa de muerte por cáncer entre las mujeres de todo el mundo.

Por el otro, la del virus del herpes simple, que provoca lesiones que van desde el enrojecimiento hasta la erosión, y no pasan desapercibidas, ya que son muy dolorosas.

Recomendaciones para padres y adolescentes 

  • Es necesario informar y educar a los adolescentes en relación con la salud psicosexual. 
  • Si se practican relaciones sexuales coitales, se recomienda la utilización del preservativo siempre, sin excepción. 
  • Con un solo contacto sexual sin protección se puede contraer una ETS. 
  • Además de la utilización del preservativo, es necesario seguir las normas de higiene corporal y lavarse las zonas genitales antes y después de la relación sexual. 
  • Todos los adolescentes tienen que estar vacunados de hepatitis B, ya que, aunque no es una ETS, se contagia igualmente a través de las relaciones sexuales. Si no están vacunados, pueden consultar su equipo de salud. 
  • Ante cualquier síntoma sospechoso de ETS se debe consultar el equipo de salud, la enfermera de la escuela, etc. La posible desaparición de la sintomatología sin tratamiento no indica que la infección haya desaparecido, ya que en algunas infecciones se dejan de hacer evidentes síntomas, pero los gérmenes se mantienen en el organismo y dañan otros órganos.

   
Embarazo

El embarazo en una adolescente, y especialmente antes de los 16 años, siempre se considera un embarazo de riesgo por las consecuencias perjudiciales que puede tener en la salud física, psicológica y social de la adolescente. 

  • Riesgos para la salud física
     
    El cuerpo de la adolescente aún no está del todo preparado para la gestación, aún está cambiando y, a veces, acabando de crecer, la pelvis aún es inmadura y el parto por vía vaginal resulta peligroso.
     
  • Riesgos para la salud psicológica 
     
    Desde un punto de vista psicológico, hay pocos adolescentes preparados para afrontar la maternidad y la paternidad. Lo que suele pasar es que se establece un conflicto de necesidades entre las de los padres adolescentes y las del hijo.
     
  • Riesgos para la salud social  
     
    Los adolescentes no han terminado su proyecto de incorporación social, educativa o laboral, por lo tanto, no suelen ser autosuficientes para sacar adelante una familia, dependerán de la familia de uno u otro, en el mejor de los casos.
     
    Las madres adolescentes tienen más riesgo de no completar su formación académica. Y el grado de formación académica es uno de los indicadores más seguros de la posibilidad de conseguir trabajo y de independencia económica.
     
    Los padres adolescentes tienen más probabilidades de tener trabajos poco remunerados o de estar en el paro que los que han retrasado su paternidad.
       
  • Riesgos para el feto/bebé
     
    Existe riesgo de prematuridad o de bajo peso del bebé al nacer.
      
    Los niños cuidados exclusivamente por la madre adolescente tienen más riesgo de tener problemas de salud, de conducta e, incluso, de maltratos.
     
    No siempre están claros los riesgos complementarios al embarazo en la adolescencia, lo que sí es evidente es que la edad adecuada para conseguir una buena salud para la madre y el bebé es posterior a la adolescencia.

Consejos de salud: Embarazo en la adolescencia

 
El embarazo no deseado

Lo primero que se tiene que plantear una adolescente ante una situación de embarazo no deseado es qué hacer. Son muchos los interrogantes que se abren, demasiados para una adolescente que todavía está en proceso de maduración personal. Necesitará ayuda de adultos de referencia y de personal sociosanitario para que la puedan acompañar en el proceso de afrontar la situación y tomar decisiones. En este proceso también ocupan un lugar relevante la pareja y la familia. A veces la pareja puede ser que no quiera tomar parte, lo cual todavía deja la adolescente en una situación de más soledad.

Cuando no se quiere el embarazo, se abren las alternativas de dar el niño en adopción o la interrupción voluntaria del embarazo. Las dos se tienen que adecuar a la legislación vigente. Actualmente la legislación española permite la interrupción del embarazo en tres supuestos:

Transcripción del Código Penal Español

Según la ley orgánica 9/1985, del 5 de julio de reforma del artículo 417 bis del Código Penal: 

  1. No será punible el aborto practicado por un médico, o bajo su dirección, en centro o establecimiento sanitario, público o privado, acreditado y con consentimiento expreso de la mujer embarazada, cuando concurra alguna de las circunstancias siguientes: 
  2. Que sea necesario para evitar un grave peligro para la salud física o psíquica de la embarazada y así conste en un dictamen emitido con anterioridad a la intervención por un médico de la especialidad correspondiente, distinto de aquel bajo cuya dirección se practique el aborto. En caso de urgencia por riesgo vital para la gestante, podrá prescindirse del dictamen y del consentimiento expreso. 
  3. Que el embarazo sea consecuencia de un hecho constitutivo de delito de violación del artículo 429, siempre que el aborto se practique dentro de las primeras doce semanas de gestación y que el mencionado hecho hubiese sido denunciado. 
  4. Que se presuma que el feto habrá de nacer con graves taras físicas o psíquicas, siempre que el aborto se practique dentro de las veintidós primeras semanas de gestación y que el dictamen, expresado con anterioridad a la práctica del aborto, sea emitido por dos especialistas del centro o establecimiento sanitario, público o privado, acreditado al efecto, y distintos de aquel por quien o bajo cuya dirección se practique el aborto. 
  5. En los casos previstos en el número anterior, no será punible la conducta de la embarazada aún cuando la práctica del aborto no se realice en un centro o establecimiento público o privado acreditado o no se hayan emitido los dictámenes médicos exigidos.

 
Sea cual sea la decisión final, siempre se pasa por un proceso psicológico y emocional doloroso en el que son necesarios ayuda y apoyo en la mayoría de los casos de expertos. En el momento de la redacción de este apartado, en el estado español se está haciendo una nueva revisión de los supuestos sobre la interrupción voluntaria del embarazo que está en trámite parlamentario.

Recomendaciones para padres y adolescentes 

  • Se debe potenciar la educación afectiva y sexual. 
  • Es necesario educar en relación con los métodos anticonceptivos. 
  • Si se practican relaciones sexuales coitales, se recomienda la utilización del preservativo siempre, sin excepción. 
  • Se debe recordar que la marcha atrás o eyacular fuera tiene un alto riesgo de embarazo no deseado, motivo por el cual no se puede considerar un método anticonceptivo. 
  • Hay que reconocer las falsas creencias: 
    • “El embarazo es imposible la primera vez.” 
    • “Si después de hacerlo te lavas bien no te quedas embarazada.” 
    • “Si las relaciones se tienen de pie, no te quedas embarazada.” 
    • “El método de la marcha atrás no falla.” 
    • “Los métodos anticonceptivos disminuyen el placer.” 
  • Ante una sospecha de embarazo, hay que comunicarlo lo antes posible a los padres, a algún adulto de confianza o al equipo de salud, para afrontar de forma adecuada esta nueva situación de vida.
 

 

3.2 Accidentes de tráfico

En España los accidentes de tráfico son la primera causa de muerte en la adolescencia y en las edades comprendidas entre los 5 y los 35 años, según una estadística del Centro Nacional de Epidemiología del 2005. También es muy importante la proporción de discapacitados jóvenes, como consecuencia de los accidentes de tráfico.

Los factores que influyen en el riesgo de accidentes, ya sea en coche, moto o bicicleta, son:

  1. El consumo de alcohol y drogas ilegales. 
  2. El exceso de velocidad. 
  3. Otros comportamientos de riesgo en la conducción que conllevan distracción, como sintonizar la radio, hablar por el móvil, etc. 
  4. La no utilización de elementos de seguridad: casco, cinturón...

 
Para la utilización de contramedidas que puedan evitar los factores de riesgo apuntados, hay que hacer la lectura inversa de los mismos puntos.

La recomendación principal, sin embargo, es abstenerse de tomar bebidas alcohólicas y sustancias tóxicas.

Que los adolescentes sepan estos riesgos es una condición necesaria pero no suficiente, ya que hay que favorecer actitudes y conductas de respeto a la salud y la vida. 

 

3.3 Consumo de drogas 

 

Tabaco

La edad media de inicio de consumo de tabaco en los países occidentales es de los 11 a los 15 años. En los países desarrollados, 8 de cada 10 adultos fumadores inició este hábito en la adolescencia (FAO).

La proporción de adolescentes fumadores que tienen padres fumadores es casi el doble en relación con los adolescentes fumadores que tienen padres no fumadores. Si los padres fuman, es más probable que los hijos fumen.

Hay una clara tendencia a que se iguale el consumo entre sexos.

El consumo de tabaco es una de las principales causas previsibles de mortalidad en el mundo. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que unos 4,9 millones de defunciones anuales son consecuencia del consumo de tabaco y esta cifra se duplicará en dos decenios (OMS, 2003).

Hay que recordar que es más fácil no empezar a fumar que dejarlo después de haber empezado. 

Consejos de salud: Tabaquismo

Alcohol

La sociedad actual tiene una alta permisividad ante el consumo de bebidas alcohólicas, disfruta de una alta aceptación social, lo que favorece un modelo social de permisividad que lleva a muchos jóvenes a hacer un uso inadecuado del alcohol.

La OMS recomienda la abstinencia absoluta de alcohol a los menores de 16 años.

El consumo de alcohol se inicia alrededor de los 14 años y frecuentemente en el ámbito familiar. Es habitual encontrar personas adultas con dependencia del alcohol que iniciaron su consumo entre los 9 y los 12 años.

La mayoría de adolescentes que consumen alcohol lo hacen durante los fines de semana.

Los motivos principales que los propios adolescentes indican que los llevan a beber son:

  • Lo ven como una manera de alegrarse y pasarlo bien. 
  • Es un comportamiento que se impone desde el propio grupo de amigos, es una manera de sentir que se forma parte de él. 
  • Para buscar la desinhibición y perder la vergüenza. 
  • Consideran que es una conducta propia de los adultos, una manera de parecer mayores.

  
Recomendaciones

Las recomendaciones van en la dirección de prevenir el consumo:

  • Hay que atender a los propios hábitos familiares para no fomentar la ingesta de alcohol en la adolescencia. 
  • Es necesario mantener una actitud crítica en relación con el consumo de alcohol y en relación con la influencia publicitaria. 
  • Hay que practicar algún deporte. 
  • Se tienen que potenciar los factores de protección y minimizar los factores de riesgo.

 

Otras drogas

En las sociedades occidentales y occidentalizadas la disponibilidad de sustancias generadoras de problemáticas, tanto sanitarias como sociales, tanto legales como no legales, es muy alta; este es el primer factor de riesgo para el consumo. 


Actualmente la gran mayoría de adolescentes pasan su tiempo libre y de ocio fuera de casa, al margen del control de los adultos, especialmente durante el fin de semana, cuando buscan espacios de ocio juvenil (discotecas, bares...) que se acaban convirtiendo en ejes importantes para la socialización de una parte importante de adolescentes. Es en este contexto en el que el consumo de drogas puede convertirse en una actividad más para desinhibirse, formar parte del grupo, etc.

La adolescencia es un período de gran vulnerabilidad a las conductas de riesgo. Además de las características propias de esta época de cambio, hay que añadir tres factores importantes:

  1. Sensación de no ser vulnerables al peligro. 
  2. Priorizan las gratificaciones inmediatas y viven centrados en el presente. 
  3. Curiosidad por experimentar nuevas vivencias estimulantes y arriesgadas, que a su vez tienen valor de transgresión.

  
El hecho de que en alguna ocasión se consuma alguna droga no quiere decir necesariamente que se sea un adicto. Desde que un individuo tiene contacto con una droga hasta que se deriva un problema de adición, la persona pasa por una serie de cambios y de motivaciones durante los cuales sigue con oportunidades de alejarse de la droga. Estos momentos definen diferentes modelos de consumo:

  • Consumo experimental  

    Se corresponde con un contacto inicial con la sustancia, a veces por presiones de grupo, por curiosidad, por transgresión. Frecuentemente se desconoce el efecto de la sustancia. En muchas ocasiones el uso queda restringido a estas primeras experiencias, especialmente en los casos en los que el adolescente dispone de potentes factores de protección internos y externos.
     
  • Consumo ocasional
     
    Se hace un uso intermitente de la sustancia, con períodos largos de abstinencia. Habitualmente se consume en grupo. El adolescente conoce los efectos y los quiere volver a experimentar.
     
  • Consumo habitual  
     
    Significa un consumo frecuente de la droga. Este consumo puede llevar al consumo de otras drogas, según las características de la persona, los entornos en los que se mueve y la misma sustancia. La droga ya se utiliza tanto en situación de grupo como individualmente. Existe una falsa percepción de control sobre la droga, manifiestan que pueden abandonar el hábito cuando se lo propongan.
     
  • Consumo compulsivo o dependiente   

    La persona necesita la sustancia y mantiene el consumo, pese a las consecuencias y complicaciones que le conlleva. El consumo interfiere en sus obligaciones. Se presentan síntomas de abstinencia cuando hace cierto tiempo que la persona no consume, variable según la sustancia. La persona consume para evitar estos síntomas de abstinencia.
     
    Las drogas son presentes en las sociedades en las que los jóvenes se desenvuelven y en los ambientes donde se mueven, este es un hecho que no se puede eludir. La clave para poder convivir con esta situación de riesgo es la prevención, facilitando estrategias a los adolescentes para hacer frente a este riesgo.
     
    Una vez fijados los consumos, será necesaria en la mayoría de los casos ayuda especializada de equipos de salud.
     
    Esta prevención no es más que capacitar a los adolescentes para que puedan decidir su relación con las drogas, ya que tarde o temprano tendrán que decidir qué hacer.

 

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Problemas de salud crónicos en la adolescencia
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1. Impacto en la vida del adolescente y riesgos potenciales para el desarrollo psicológico y social 

1.1 Repercusiones en los estudios

1.2 Adopción de conductas de riego

1.3 Evolución madurativa

1.4 Autonomía emocional

2. Proceso de afrontamiento 

3. Recomendaciones

 

Las diversas enfermedades crónicas son muy diferentes entre sí, cada una tiene sus manifestaciones, su tratamiento y su evolución. Lo que sí que tienen en común es la larga duración y el mantenimiento en el día a día de cuidados adecuados para la salud. Estas características comunes, junto con el diagnóstico de la enfermedad, la gravedad y los tipos de tratamientos a seguir, impactan en las personas que las tienen tanto a nivel emocional como social y, muchas veces, también económico. Fuerzan un proceso de afrontamiento de esta nueva realidad hasta llegar a aceptarla y a adaptarse a ella. 

Los problemas de salud considerados habituales en la adolescencia (fisiológicos, psicológicos o derivados de las conductas de riesgo) pueden ser crónicos.

Los adolescentes que están dispuestos a aprender cosas sobre su enfermedad, a participar en su cuidado y control, aceptando y buscando la ayuda de las personas de su entorno y de su equipo de salud, es más probable que superen con éxito las diferentes fases del proceso de adaptación a su realidad particular y la hagan compatible con un desarrollo sano.
     
Consejos de salud: Duelo, en función de la etapa del ciclo vital  

 

1. Impacto en la vida del adolescente y riesgos potenciales para el desarrollo psicológico y social

Hay un conjunto de circunstancias que modificarán el impacto, las vivencias y la adaptación que el adolescente y su familia harán a la nueva situación de salud, entre las cuales hay que destacar:

  • La edad de inicio de la enfermedad. El impacto psicosocial de la enfermedad crónica es diferente según la etapa de desarrollo en la que aparece: 
    • Preadolescencia. La enfermedad que ha empezado en el nacimiento o en la primera infancia puede hacer que, según la gravedad, se modifiquen las expectativas que tenían los padres sobre su hijo. Si los padres reducen expectativas, el adolescente también las reduce, de manera que puede limitar su potencial. Hay que establecer un diálogo conjunto, entre padres e hijos, para canalizar de forma realista y esperanzadora las expectativas que se abren a partir de esta nueva situación de vida. 
    • Adolescencia temprana. La aparición de la nueva situación de salud en esta etapa puede provocar en el adolescente muchas preocupaciones por su imagen corporal, ya que es en esta etapa vital cuando construye la nueva identidad y conquista su independencia. 
    • Adolescencia media. Puede ser la edad más crítica para aceptar el impacto de la enfermedad. Está justo en medio de la adolescencia, la etapa central más cargada de cambios, en la que a veces la enfermedad puede frustrar el progreso del adolescente en las diversas necesidades de desarrollo y acentuar las manifestaciones de rebeldía. 
    • Adolescencia tardía. Cuando empieza la enfermedad crónica en esta etapa, normalmente causa menos trastornos. En esta etapa se ha ganado autonomía, identidad y seguridad. Las preocupaciones están más centradas en conocer la enfermedad, como puede afectar a sus planes de futuro y a sus relaciones, así como a su vida independiente.

      Evolución psicológica y social en la adolescencia
  • El pronóstico y la evolución de la enfermedad. Un pronóstico benigno, aunque la cronicidad se mantenga, o un mal pronóstico modificarán expectativas y diseños de objetivos en la vida, tanto del adolescente como de la familia.
  • Los tipos de tratamientos a seguir, su agresividad y su duración implicarán cambios en la interferencia de estos tratamientos en la vida del adolescente e impactarán con más o menos intensidad en sus relaciones sociales, los estudios, su estado emocional, etc.
  • La incapacidad que se puede producir como consecuencia de la enfermedad.
  • La visibilidad de la enfermedad modificará mucho el trabajo que tendrá que hacer el adolescente en relación con su imagen corporal y su autoestima.   
          

Todas estas características jugarán un papel importante, junto con las habilidades del propio adolescente, las de la familia y el equipo sanitario, en la modulación de la intensidad del impacto y los riesgos potenciales.

  

1.1  Repercusiones en los estudios

Es probable que los adolescentes con trastornos crónicos pierdan más días de clase de los que serían atribuibles a su enfermedad. Aunque eso no parece influir demasiado en su rendimiento académico, sí que incide en la relación con los compañeros. Hay que animarlo a participar y a implicarse en el grupo clase.

 

1.2 Adopción de conductas de riesgo

Tener un trastorno crónico durante la adolescencia no actúa como factor de protección ante conductas de riesgo. Hay abordar los mismos temas y los mismos mensajes preventivos con el adolescente, tanto desde la familia como desde los profesionales de la salud que lo traten.

 

1.3 Evolución madurativa

Pueden tener más dudas en cuanto a si su desarrollo será o no normal, tanto en un sentido físico y madurativo como sexual. Es importante que la familia detecte estas dudas para dar respuestas claras, contando con el apoyo y la información de los profesionales de la salud que conocen el proceso del adolescente.

 

1.4 Autonomía emocional (falta de autonomía y autonomía emocional) 

Los adolescentes pueden mostrar más falta de autonomía en relación con los padres, ya que es frecuente que se alargue el período de dependencia tanto de ellos como de otros, incluidos los profesionales de la salud. Es importante que unos y otros eviten la sobreprotección. Una buena medida para promover la autonomía es que los padres potencien actividades prosociales, a través de la participación en grupos donde se fomente la ayuda a terceros, dar y compartir, la solidaridad, etc.

 

2. Proceso de afrontamiento

El proceso que tiene que hacer tanto el adolescente como la familia pasa por diferentes momentos o fases.

En un primer momento, las reacciones del adolescente serán un reflejo de su estado emocional; por lo tanto, cada persona puede reaccionar de una manera diferente, desde mostrar enojo hacia sí misma y hacia las personas que quiere, porque piensa que es injusto lo que le está ocurriendo, hasta compadecerse de ella misma o sentirse vulnerable, confundida o preocupada por su salud y por su futuro. Todas estas reacciones son completamente normales.

Cuando ya se ha superado el rechazo, el desconcierto o la rabia, es el momento en el que el adolescente está dispuesto a aprender cosas sobre la enfermedad y su tratamiento. El adolescente descubre que el conocimiento le da poder y control sobre su nuevo estado de salud; lo ayuda a perder el miedo y la incertidumbre.

Finalmente, el adolescente asume la responsabilidad de su propio cuidado. Los tratamientos, las restricciones o las curas que necesita son vividos como una manera de cuidar su cuerpo y mantener la salud.
 

3. Recomendaciones 

Adaptarse a vivir con una enfermedad crónica requiere darse tiempo a un mismo y a los otros, para aprender la mejor manera de cuidarse y ganar en salud y calidad de vida, apoyo del entorno familiar y social, e implicación directa en el cuidado de la propia salud.

Los adolescentes y las familias que han de afrontar situaciones inesperadas, retos que la vida les pone delante, frecuentemente descubren capacidades, habilidades, determinación y amigos que no podían imaginar antes. Es muy probable que en este proceso de superación y en la medida que los adolescentes adoptan un papel activo en su cuidado, se conozcan mejor ellos mismos, y aprendan a valorar sus puntos fuertes y a fortalecer los más débiles. En definitiva, que los transforme en personas más fuertes y con más conciencia de ellas mismas.

Para facilitar este proceso es recomendable: 

  • Fomentar el buen humor. Se requieren dosis de sentido del humor que acompañen la paciencia necesaria para adaptarse a la nueva situación. 
  • Reconocer los propios sentimientos, tanto los del adolescente como los de la familia. Es el primer paso para afrontar de forma constructiva y adaptativa la nueva situación. Las emociones no siempre son fáciles de identificar; dormir mucho o estar de mal humor pueden ser señales de tristeza. Tener presente la enfermedad crónica y adaptarse a las exigencias de los estudios, a compartir ratos con los amigos o la pareja, a las actividades y otros aspectos de la vida cotidiana, tanto para los adolescentes como para sus familias puede ser un fuerte motivo de estrés. 
  • Compartir estos sentimientos y preocupaciones con personas de confianza que sepan escuchar, así como compartir ratos con personas que pasan por las mismas circunstancias, puede ayudar tanto al adolescente como a la familia, por ejemplo, a través de asociaciones o de ayuda psicoterapéutica, si es necesario. 
  • Fomentar que se responsabilice de su tratamiento de forma progresiva y participe en la toma de decisiones relacionadas con el cuidado de su salud. Puede ayudar alentar al adolescente a anotar las dudas, preocupaciones y preguntas para trasladarlas posteriormente al equipo de salud que lo trata. 
  • Recordar que es un adolescente con las mismas necesidades que el resto de adolescentes.

    Evolución psicológica y social de la adolescencia. 
  • Reforzar los factores de protección de los adolescentes, especialmente los que ayuden a construir una autoestima sana y a fortalecer las relaciones interpersonales, para modular el riesgo de construir una imagen corporal más negativa que sus iguales.

    Factores y conductas de protección de la adolescencia. 
  • Potenciar la participación en actividades que fomenten actitudes y conductas prosociales, como centros recreativos, grupos de jóvenes, asociaciones, etc. 
  • Si hay más hijos, es necesario que los padres sigan siendo conscientes de que todos los hijos necesitan de su atención.
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Factores y conductas de protección en la adolescencia
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En el contexto de la adolescencia, son factores y conductas de protección que facilitan el desarrollo adaptativo y sano de los adolescentes. 


El crecimiento y el desarrollo de las personas de cualquier edad no se puede entender sin el contexto en el que se desenvuelven. En las edades de crecimiento, la interacción constante de este contexto con las características particulares e individuales es muy importante en la definición de los rasgos de la persona, en sus decisiones y en su forma de actuar.

El contexto comprende todos los estímulos y situaciones que se reciben desde fuera de la persona (entorno familiar, escolar, social y comunitario) y las características individuales o factores intrínsecos de ella misma, es decir, los rasgos que le son propios, ya sean innatos (por ejemplo una buena dotación intelectual) o como consecuencia de su proceso de aprendizaje y crecimiento personal (por ejemplo, saber leer y escribir o tener buenas habilidades relacionales).

1. Factores intrínsecos, 2. Factores extrínsecos (2.1 Entorno familiar, 2.2 Entorno escolar, 2.3 Entorno social y comunitario), 3. Otros (3.1 Cuidado de los pies).

 

1. Factores intrínsecos

En la adolescencia los estudios muestran que tener un coeficiente de inteligencia alto, mantener un buen rendimiento escolar y una buena relación con los compañeros, tener talento para alguna actividad, ya sea académica, deportiva o artística, invertir tiempo y energía en algún objetivo absorbente, ya sea deportivo o artístico, son buenos factores protectores en relación con el desarrollo saludable, ya que son elementos que fortalecen la estima personal, el sentimiento de valía y de reconocimiento de los demás, al mismo tiempo que orientan hacia proyectos de vida.

Otros factores se refieren a habilidades psicológicas, emocionales y relacionales que el adolescente ha ido configurando ya en etapas anteriores y que tiene que consolidar en ésta, como la habilidad de decir no, para afrontar la presión de grupo ante conductas de riesgo para la salud, la incorporación de valores como el esfuerzo, la responsabilidad, el respeto...
 

2. Factores extrínsecos

 
2.1 Entorno familiar

En el entorno familiar, que los padres supervisen adecuadamente las actividades del adolescente y que conozcan sus amistades son algunos de los factores de protección. Esta supervisión es una forma de mostrar interés y atención hacia el adolescente; interés y atención que necesita, aunque no lo reconozca o no lo demuestre abiertamente.

También promover, desde la familia, la participación de los hijos adolescentes en actividades que faciliten la socialización y el aprendizaje relacional y social, como los deportes o asociaciones de tiempo libre, es uno de los factores de protección. Especialmente si desde la familia se favorece y se refuerza una relación de compromiso positivo y constante del adolescente y también de la familia en la participación en las actividades escogidas. Todo esto aumenta las posibilidades de mantenimiento de las actividades a lo largo del tiempo y así fomenta intereses y aficiones que dan sentido a la vida y actúan como factores de protección.

Hay que mostrar actitudes y posicionamientos claros sobre qué conductas son deseables y cuáles inaceptables, ya que los padres tienen que ser modelos coherentes en relación con las conductas que promueven en los hijos. Estas actitudes y modelos son especialmente relevantes en los consumos de tóxicos y en las conductas de cuidado de la salud (educación vial, utilización del casco, alimentación...). Mantener y fomentar los vínculos afectivos positivos con la familia, con claras demostraciones de cariño, es también uno de los factores protectores en el desarrollo del adolescente, que tiene que percibir el cariño y su aceptación. Tiene que percibir que ocupa un lugar positivo y reconocido en la familia. Este es un sentimiento que alimenta su autoestima y lo acompañará a lo largo de toda su vida. Este sentimiento de vinculación positiva queda muy reforzado si se mantiene la calidez de la relación, a pesar de las discrepancias o diferencias que surgen a lo largo del proceso de desarrollo del adolescente.

Otro factor protector relacionado con el entorno familiar y las habilidades que la familia debe desarrollar tiene que ver con el estilo educativo y relacional. Es recomendable un entorno normativo y a la vez con habilidades flexibles para escuchar al adolescente, dar razones y negociar compromisos. Es necesario un entorno familiar que pueda establecer límites claros de forma razonable y razonada, capaz de afrontar los conflictos sin perder la calma, con un modelo de comunicación respetuoso y abierto, que dé la oportunidad al adolescente de hablar y expresarse en confianza, no porque se requiera o exija, sino porque se facilita y se motiva.

 

2.2 Entorno escolar

Potenciar el sentimiento de pertenencia que facilita la escuela y contar con la valoración positiva de los profesores, más allá del rendimiento académico, es uno de los factores de protección en el ámbito escolar. Hay que seguir un estilo educativo abierto y participativo donde traten temas relacionados con los intereses de los adolescentes y los aprendizajes que tienen que hacer, ya no a nivel académico, sino sobre la vida misma y como afrontarla, temas como la educación afectiva y sexual, la prevención del consumo de tóxicos, la educación vial, la alimentación saludable, derechos y deberes, etc.

Todos los temas mencionados de protección, promoción y prevención de la salud y del desarrollo de los adolescentes en el ámbito escolar no son competencias exclusivamente escolares, sino que complementan la educación sobre estos temas que la familia y la sociedad enseñan a partir de los modelos familiares y sociales y de su tratamiento en los medios de comunicación.

 

2.3  Entorno social y comunitario

Incluye la promoción de oportunidades para la participación e implicación en redes sociales y de participación comunitaria, para fomentar conductas prosociales que faciliten la experimentación de valores positivos como el compromiso, la pertenencia, la valía propia y de los demás, el altruismo, etc.

Dentro del entorno social de los adolescentes, los amigos ocupan un lugar privilegiado en las relaciones de confianza, cariño e identificación. Disponer de una red relacional amplia de amigos con diferentes modelos relacionales y sociales de implicación en actividades como el deporte, actividades artísticas, asociaciones de tiempo libre, de voluntariado, etc., es un factor de protección ante otros factores de influencia menos adaptativos que también son presentes en el entorno social.

Los mensajes institucionales de resistencia ante conductas de riesgo desde los medios de comunicación, como por ejemplo las campañas sobre alcohol y conducción, sobre el consumo de drogas, las relaciones sexuales seguras, etc., también son factores que contribuyen a evitar conductas de riesgo.

Se debe tener en cuenta que ninguno de estos factores por separado asegura la protección del adolescente hacia un desarrollo adaptativo, como tampoco son necesarios todos para que se produzca este desarrollo positivo. Tiene que haber un equilibrio entre estos factores de protección, los de riesgo y su propia experiencia compartida y guiada, que confluyen de forma particular en cada persona, para que cada uno encuentre su camino.

 

3. Otros

 
3.1 Cuidado de los pies

Es importante cuidar los pies en la adolescencia ya que el calzado que se use en esta etapa vital influye en el posible desarrollo posterior del hallux valgo o juanete. El cuidado y el buen mantenimiento de los pies evitará las lesiones ungulares y dérmicas más habituales en esta etapa, como son: las verrugas plantares, la uña encarnada u onicogrifosis, la paroniquia (inflamación de uno o de los dos pliegues ungulares causada habitualmente por una infección) y las micosis (infecciones fúngicas) ungulares o dérmicas, entre otras.  

 

Recomendaciones generales  

  • Mantener una dieta rica en calcio para garantizar la osificación hasta el final de este periodo y poder lograr las formas y proporciones características de los huesos adultos.  
  • Evitar el consumo de tabaco, tanto para favorecer la salud en general como para mejorar el funcionamiento del sistema circulatorio.  
  • Fomentar la participación regular en alguna actividad deportiva y llevar siempre el calzado más adecuado en cada situación para que el sistema muscular se mantenga activo y eficaz, para favorecer la mineralización del sistema óseo y para evitar lesiones en las extremidades inferiores.  
  • Usar el calzado adecuado durante todo el año para ir en moto, y evitar especialmente el uso de chanclas o sandalias en verano, puesto que este tipo de calzado conlleva un mayor riesgo de lesiones en caso de accidente.  
  • El calzado debe tener la punta redondeada, puesto que la puntera estrecha comprime los dedos de los pies, provoca lesiones o problemas de salud agudos, como la uña encarnada o la paroniquia, y puede conllevar consecuencias en etapas posteriores de la vida. El calzado de puntera estrecha, habitual en zapatos de tacón alto, es el factor principal para desarrollar juanetes o hallux valgo.  
  • El calzado debe adaptarse a la anchura y la longitud del pie y debe priorizarse la comodidad y la adaptación al pie: el calzado es para los pies y no para la vista. Preferiblemente el material del calzado tiene que ser poroso, para garantizar una transpiración correcta, y la suela debe ser adherente, sobre todo cuando se practica algún deporte o actividad física.  
  • Usar calcetines o medias preferiblemente de materiales naturales (de algodón, de hilo, de lana, etc.) para que los pies transpiren y no haya problemas de exceso de sudoración.  
  • Tener al día la vacunación antitetánica.  

 

Más información en: American Orthopaedic Foot & Ankle Society  

 

Recomendaciones para la higiene y para el cuidado de la piel  

  • Realizar diariamente una higiene cuidadosa de los pies, con un jabón con el mismo pH que el de la piel y con agua a una temperatura aproximada de 35 ºC. Conviene secar con detenimiento los espacios interdigitales (entre los dedos) para que no queden húmedos, con el objetivo de prevenir infecciones locales, especialmente las producidas por hongos.  
  • Para conservar la piel hidratada, debe aplicarse diariamente, después de la higiene, una crema sin colorantes ni perfumes, a base de urea, lanolina, glicerina, etc., y realizar un masaje suave hasta que se absorba del todo.  
  • Siempre debe llevarse un calzado especial (zapatillas de goma) en las piscinas, vestuarios o duchas públicas (de gimnasios o de instalaciones deportivas) para evitar infecciones en la piel, como el pie de atleta (infección por hongos). Ante la aparición de una lesión en los pies debe consultarse a la enfermera o podólogo de referencia.  
  • Las uñas de los pies deben cortarse rectas, de manera que queden en forma de cuadrado, un poco biseladas en los ángulos y no excesivamente cortas. La uña encarnada u onicogrifosis es uno de los problemas de salud de los pies más común en la adolescencia. La presión del calzado tiene mucha relación en la formación de la uña encarnada, puesto que si el zapato presiona, se comprime la uña contra el tejido blando, se puede curvar y penetrar a la piel; si el problema persiste se puede provocar una infección de la zona. Es importante dar solución a este problema de salud tan pronto como sea posible, consultando al podólogo o a la enfermera de referencia.  
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Factores y conductas de riesgo en la adolescencia
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En el contexto de la adolescencia, son factores y conductas de riesgo que pueden dificultar o interferir en el desarrollo adaptativo y sano de los adolescentes. 


Estos factores y conductas de riesgo se pueden clasificar en 1. Factores intrínsecos y 2. Factores extrínsecos (2.1 Entorno familiar, Entorno escolar, Entorno social y comunitario).

 

1. Factores intrínsecos

Una parte de estos factores están relacionados con la adquisición de habilidades personales que se inicia ya en etapas anteriores y son: 

  • Déficits en habilidades relacionales y estima personal que puedan conducir al adolescente a ser más susceptible a la presión de grupo ante conductas alejadas de la norma o en uso y abuso de sustancias tóxicas. 
  • Bajo control emocional, que se puede expresar con conductas agresivas y/o violentas o impulsividad en sus conductas, sin calibrar sus consecuencias. 
  • Creencias y actitudes favorables al consumo de tóxicos con nula valoración de la salud. 
  • Relaciones negativas con los adultos, sin vinculación afectiva ni existencia de ningún adulto de referencia que sea aceptado como modelo o adulto de confianza. 
  • Valores centrados en el placer, el tiempo libre y el sexo en clave de presente, que llevan a conductas de riesgo, como la no utilización de preservativo. 
  • Falta de proyecto de vida, de objetivos a corto y/o a largo plazo que ayuden a definir y a dar sentido a sus acciones del día a día.

   
Otros factores están relacionados con handicaps de la propia persona como son: 

  • Discapacidades intelectuales, sensoriales o minusvalías orgánicas que requieren habilidades y recursos tanto personales como del entorno para aceptar y superar la situación concreta de vida. 
  • Dificultades de aprendizaje que no han estado tratadas ni superadas que lleven a la percepción de fracaso y frecuentemente a la inadaptación escolar o al absentismo. 
  • Haber sufrido maltratos y/o abusos sexuales.

 

2. Factores extrínsecos

 
2.1 Entorno familiar

Algunos factores están relacionados con las condiciones de salud de uno o más miembros de la familia: 

  • Enfermedad mental en el padre o la madre. 
  • Presencia de problemas de abuso o dependencia del alcohol o drogas ilegales del padre o la madre.

    
Otros factores tienen que ver con la convivencia y con los modelos que ofrece la familia:

  • Actitudes parentales proconsumo de sustancias tóxicas e implicaciones en las conductas problemáticas. 
  • Vinculación emocional muy empobrecida con los padres, con pobres manifestaciones de cariño y muchas de crítica y rechazo, con lo cual el adolescente se siente desprotegido, sin espacio o incluso rechazado. 
  • Desestructuración familiar, falta de tutelaje y supervisión, poca o nula presencia de los padres con ausencia de normas, límites o modelos. 
  • Padres excesivamente normativos y rígidos. 
  • Conflictos familiares que lleven a mantener un entorno familiar habitualmente tenso, con conflictos continuados, manifestaciones emocionales exageradas o desenfrenadas.

   

2.2 Entorno escolar

Factores básicamente centrados en el fracaso escolar, presencia de trastornos de conducta persistentes en la escuela y vinculación débil con el entorno escolar hasta llegar al absentismo.
 
También se han identificado como factores de riesgo el rechazo de los compañeros y el acoso escolar. Se habla de acoso escolar cuando uno o algunos adolescentes utilizan su poder dentro del grupo para perjudicar de forma repetida y consistente otro u otros adolescentes y disfrutan provocando dolor psicológico y/o físico. Se habla de perjudicar en el sentido de anular la autoestima y la personalidad del adolescente acosado. Hay que diferenciar acoso de conflicto, en este último hay igualdad en las posiciones de poder.


2.3 Entorno social y comunitario

Algunos factores tienen que ver con el entorno más próximo y otros con el entorno social más amplio: 

  • Situaciones de transición y movilidad, es decir cambios en el núcleo familiar y cambios de entorno, ya sea de vivienda, que implique cambio de escuela, de amigos, etc., o cambios de ciudad o país. 
  • Tener amigos que se impliquen en conductas problemáticas con rechazo de las actividades de integración social, como los estudios y el trabajo. 
  • Desorganización comunitaria, vivir en zonas de elevada conflictividad social, donde los modelos sociales alejados de la norma sean valorados. 
  • Paro y entornos de privación económica. 
  • Disponibilidad de drogas. 
  • Mensajes proconsumo de drogas desde los medios de comunicación. 
  • Presión de los medios de comunicación y difusión de los modelos de belleza, que favorecen un único estándar de belleza y atractivo, especialmente en las chicas, pero, cada vez más, también en los chicos.

  
La relevancia de estos factores de riesgo dependerá de la confluencia de varios factores, de su duración y de su toxicidad o gravedad.

Estos factores descritos no intervienen como causa y efecto, ya que su influencia está modulada por otros factores protectores que funcionan como mediadores y mecanismos de protección. El adolescente pone en práctica estos mecanismos de protección para adaptarse al riesgo y desarrollar una capacidad de resistencia que le permita un desarrollo adaptativo a pesar de las circunstancias desfavorables.

Factores y conductas de protección en la adolescencia 
 
Por otro lado, en su proceso de desarrollo psicológico y social relacionado con la búsqueda de la identidad, la necesidad de experimentación y la percepción de omnipotencia en relación con los diferentes factores de riesgo para la salud o para su desarrollo, se pueden dar un conjunto de conductas esporádicas que se pueden considerar de riesgo si persisten en el tiempo o ganan intensidad, especialmente en los adolescentes con ausencia o pobreza de factores o mecanismos de protección. 

Evolución psicológica y social en la adolescencia

La presencia de uno o más de estos factores de riesgo estará directamente relacionada con la aparición de problemas de salud como las enfermedades de transmisión sexual, el embarazo no deseado, los accidentes de tráfico, o los relacionados con el consumo de drogas.

- Problemas de salud derivados de la adopción de conductas de riesgo

 
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El uso de las TIC
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  1. Adolescencia y tecnologías de la información y la comunicación (TIC) 
  2. Uso del móvil 
  3. Uso de Internet 
  4. El uso de videojuegos 

 

1. Adolescencia y tecnologías de la información y la comunicación (TIC)

A partir de la aparición de las TIC, el mundo, la sociedad ya de por sí en constantes cambios, está transformando y revolucionando sus sistemas de comunicación, información y conocimiento, de forma que afecta a todos los ámbitos: personal, social, empresarial, político, cultural, científico, tecnológico, etc.

Estas tecnologías proporcionan un extraordinario medio de relación y comunicación, y nuevas formas de construir el aprendizaje, el ocio, la información y la diversión. En este sentido es muy importante saber como seleccionar fuentes de información seguras y de calidad en internet.

Los recursos digitales facilitan el acceso a la información en cualquier momento y en cualquier lugar. El centro de educación continúa siendo la escuela o el instituto, pero se ha de ser consciente que la red es para los adolescentes una vía para complementar las enseñanzas recibidas en casa, puesto que les permite elegir el tema que más les interesa o aquel que tienen que reforzar. Además, la información en la red se suele presentar de forma atractiva (recursos visuales, animación, sonido, etc.) y, además, puede aportar ratos de ocio agradables.

Pero hay que tener en cuenta que todo lo que la red tiene de positivo puede acontecer negativo si se usa indiscriminadamente. Aunque no hay duda que, si se usan correctamente, las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) aportan muchos beneficios y pueden ayudar a los adolescentes en muchas áreas de la vida cotidiana, así, pues, resultan una gran ventaja y, a la vez, un reto.

El adolescente está en un momento de su ciclo de vida muy sensible a las influencias del entorno social, con una presencia especialmente fuerte de las TIC en su vida, por la enorme facilidad que le ofrecen de estar conectado a sus redes sociales y de explorar otras. Los adolescentes quedan fascinados por Internet, el móvil y los videojuegos, en mayor o menor medida; pero no hay duda que forman una parte importante de su vida. 

El reto es aprender a usarlos adecuadamente, puesto que su utilización no está exenta de riesgos. El mismo diseño de las TIC es susceptible de afectar a la voluntad del control. Este hecho, unido algunas veces a otros factores personales y ambientales del adolescente, puede influir en un uso abusivo e inadecuado o, rara vez, a facilitar una conducta adictiva.

Otro aspecto que debe tenerse en cuenta es el uso de móviles, tabletas y ordenadores en la habitación en el horario nocturno. Existen diferentes estudios que indican que la luz de estos aparatos cerca de la cara puede influir en el ciclo normal del sueño e interrumpir las condiciones naturales para dormirse. Esta luz artificial da al cerebro la orden de mantenerse despierto; además, suele añadirse la inquietud por la llegada de un nuevo mensaje, hecho que aumenta la dificultad para conciliar el sueño.

La disminución de horas de sueño y la calidad de este influyen en la capacidad de atención y de escucha, disminuyen el rendimiento cognitivo y pueden conllevar dificultades de aprendizaje.

Pero estos estudios también indican que si se empieza a dormir de manera regular la dificultad de aprendizaje provocada por la carencia de sueño se revierte.

Todo parece indicar que puesto que estas máquinas influyen e impactan en la psicología de los adolescentes, su forma de aprender, de comunicarse y relacionarse, no basta con leer un manual de uso como pasa con otras máquinas, sino que es necesario un acompañamiento y un aprendizaje guiado por padres y educadores.

Paradójicamente, la novedad misma de las TIC hace que también los padres y probablemente los educadores necesiten más formación sobre este tema para poder convertirse en guías para los adolescentes. En muchas ocasiones son los mismos adolescentes los que guían a los adultos en su uso; conocen muy bien sus beneficios, pero no tanto sus riesgos y peligros.

Buscar espacios de formación conjunta para padres e hijos sobre el uso de las TIC puede ser una buena ocasión, en primer lugar, para encontrarse y, en segundo lugar, para abrirse en un mundo lleno de posibilidades, y así conocer y minimizar riesgos. Por lo tanto, es importante acompañar a los adolescentes y orientarlos.

Las nuevas tecnologías en niños y adolescentes. Guía para educar saludablemente en una sociedad digital 

 

2. Uso del móvil

Los adolescentes se han convertido en los principales usuarios de la telefonía móvil: le dedican tiempo y recursos económicos, propios o de los padres.

El uso del móvil se ha convertido en algo cotidiano, importante y natural (para las generaciones actuales, el móvil siempre ha existido en sus vidas) como plataforma de juegos; como espacio de vinculación social que permite contactar inmediatamente con su red de relación social; como una forma de escaparse del control paterno, puesto que pueden contactar a cualquier hora y desde cualquier lugar con su red; como medio para organizar las actividades cuotidianas, y como instrumento que permite el uso de despertador, reloj, grabadora, cámara fotográfica, agenda, reproductor de música, etc.

Igualmente el móvil se ha convertido en un símbolo de estatus social entre los adolescentes y a la vez un símbolo de su propia identidad (puesto que se puede personalizar con un montón de posibilidades de colores, decoraciones, etc.).

El riesgo, como en todas las TIC, es el uso inadecuado o extremo que lleve el adolescente a una dependencia del móvil.

Algunas recomendaciones

  1. Conviene retrasar al máximo la edad de posesión del móvil y tener en cuenta el grado de madurez de cada persona.
  2. Hay que favorecer que el adolescente ayude a financiar el gasto mensual de mantenimiento del móvil a través de la asignación de una paga semanal o de trabajos alternativos, para fomentar la cultura del esfuerzo, de los derechos y de los deberes. Para un buen control del gasto, puede ser útil el sistema de tarjeta de prepago.
  3. Es necesario educar en la regulación del placer inmediato, para que se autorregulen en la utilización de los juegos. 
  4. Hay que fomentar la cultura de la espera, para poder frenar el impulso de responder mensajes al instante, cuando están en otras interacciones sociales. 
  5. Se tienen que pactar modelos de móvil buscando un equilibrio entre necesidades reales e ilusiones o deseos. 
  6. Conviene concienciar sobre el tiempo invertido en las conversaciones limitar las horas de disponibilidad del móvil.
  7. Hay que delimitar espacios de uso. El adolescente tiene que tener claro dónde puede utilizar el móvil y dónde no. También hay que establecer un límite horario nocturno. Es el adulto quien tiene que proponer los límites desde el diálogo respetuoso, y actuando si hace falta como elemento de autoridad.
  8. La aplicación WhatsApp u otras similares (Line, Telegram o KiK) no están tan protegidas como otras redes sociales en Internet; con estas aplicaciones pueden crearse grupos y enviar imágenes, vídeos, enlaces, etc. El adolescente debe saber que cualquier persona que tenga su número de teléfono puede ver su foto del perfil y saber cuándo está o no conectado; teniendo en cuenta estas características, se debe indicar al adolescente que WhatsApp no ha de ser una herramienta para controlar o ser controlado sino de debe ser una herramienta de comunicación. Además, antes de compartir o enviar una foto o información sobre otra persona, es necesario que esta lo haya autorizado; a la vez el adolescente también debe hacer saber a sus amigos que quiere ser consultado cuando la foto o la información sea sobre él, puesto que la difusión con este medio es muy rápida y puede ser muy extensa.

    Infografía: El móvil. Recomendaciones para los padres
    Descargar la infografía: El móvil. Recomendaciones para los padres

 

 

3. Uso de Internet

Internet se puede entender como una red de redes de dispositivos de todo tipo conectados entre sí, donde las barreras de tiempo y espacio quedan diluidas y la conexión donde sea, cuando sea y con quién sea es inmediata.

Internet proporciona una gran posibilidad de acceso al conocimiento, a la información, al aprendizaje y al aprendizaje cooperativo, pero uno de los atractivos principales de Internet para el adolescente es el hecho de poder mantenerse en contacto con la red social real y virtual, que no porque sea virtual es menos auténtica, puesto que influye igualmente en su forma de pensar, sentir y situarse y relacionarse con el mundo, la sociedad y los demás; influye en la construcción de la propia identidad. Es de especial importancia que las fuentes de información que se utilizan sean seguras y de calidad y en éste sentido existen para todos los públicos, instrumentos de apoyo, como el cuestionario para evaluar páginas Webs sanitarias según criterios europeos y el Directorio Europeo de Apps de Salud 2012-2013 (inglés)  muy recomendables.
 
Los entornos más habituales de contacto y socialización en los adolescentes son: 

  • Chat. Se podría definir como un café virtual donde los internautas se reúnen sin restricciones de acceso y se tratan diferentes temáticas en tiempo real. La identificación se puede hacer por nombre real o pseudónimos, y el usuario puede ocultar su identidad. Parece que la popularidad de los chats ha bajado a partir del 2000.
      
  • Mensajería instantánea (Messenger, Whatsapp, Hangout, Skype). La comunicación se establece sólo entre las personas admitidas de una lista de contactos. Son conversaciones de texto con o sin imagen en tiempo real.
       
  • Blog. Son diarios en línea en los que los internautas exponen y comentan aquello que les parece interesante. La entrada está al alcance de todo el mundo. Puede estar configurado por una sola persona o unas cuántas, y puede incluir datos de contacto. Hay algunos que permiten que el visitante deje sus comentarios.
       
  • Redes sociales. Cómo Facebook, Tuenty, Twiter, Instagram de un gran éxito entre los adolescentes. Se crea un perfil propio donde hay información personal, fotos y comentarios propios y de otros usuarios. El acceso puede ser abierto o privado, el nivel de privacidad lo decide la persona que configura su perfil, y deja entrar en todo o en algunas partes de su perfil, fotos, etc.

 
Los riesgos de Internet durante la adolescencia, aunque no sólo en esta etapa, serían dos. Por un lado, ser presas de publicidad engañosa; las empresas son capaces de traspasar con facilidad el límite entre lo público y lo privado, aprovechando la ingenuidad de los usuarios y utilizando todas las estrategias de persuasión posibles. Por el otro, ser identificados en la red por malhechores y acabar como víctimas de diferentes delitos (acoso mediante las redes sociales que se establecen por Internet ‒grooming‒, persecución, intimidación y mofa ¬‒e-bulling‒ u otros). Se puede encontrar información detallada de riesgos, delitos, marco legal y recomendaciones para evitarlos en numerosas páginas web que se recogen en la bibliografía. Hay que recordar que las investigaciones hechas recuerdan que la mayoría de jóvenes que navegan por Internet no son víctimas de ningún tipo de acoso.

 

La identidad y la reputación digital

  • La identidad digital es la información sobre una persona en Internet (datos personales, imágenes, registros, noticias, comentarios, etc.), tanto si la aporta la persona como otros usuarios, y que conforma la descripción de esta persona en el ámbito digital.
  • La reputación digital, por otro lado, es la opinión o consideración social que otros usuarios tienen de la identidad digital de una persona.
  • Infografía identidad digital


Las recomendaciones sobre el uso de Internet del Instituto Nacional de Tecnologías de la Comunicación (Inteco) son las siguientes: 

  1. Aprenda a utilizar las nuevas tecnologías para saber qué hace su hijo.
  2. Eduque a los hijos en el uso seguro de Internet. Se recomienda instalar un software de seguridad para evitar la entrada de virus o de software malicioso.
  3. Si es posible, asegúrese de que los adolescentes utilizan contraseñas seguras y herramientas que refuercen la privacidad. 
  4. Sitúe el ordenador en un espacio común de la casa. 
  5. Restrinja el uso de las cámaras web entre los más pequeños. 
  6. Hable con su hijo sobre los contenidos que visita en Internet. 
  7. Conciénciele de la importancia de no añadir desconocidos a sus grupos ni facilitar datos personales. 
  8. Incúlquele la importancia de no enviar fotos ni vídeos a desconocidos. Es necesario que sepa que lo que publica en la red puede ser ampliamente compartido. 
  9. Hable con su hijo de los contactos que hace en Internet y de los temas que trata. Anime a los adolescentes a tratar a los demás con respeto.
  10. Hable de los riesgos que puede tener que afrontar desde el ordenador. Insista en que la ausencia de un contacto directo con la otra persona no implica que ésta no pueda hacerle daño, y que a veces apagar el ordenador no es suficiente. 
  11. En caso de que su hijo sea víctima de ciberacoso (grooming) póngase en contacto con la policía y denuncie el caso.

    Infografía: Uso responsable de Internet

    Descárgate la infografía clic aquí

Fuente: Pantallas amigas

 

4. El uso de videojuegos

Son muchas las motivaciones que llevan al adolescente a interesarse en la práctica de los videojuegos (Castellana, et. al., 2006): le permiten vivir una aventura en primera persona donde se ponen en práctica estrategias en un entorno virtual, sin consecuencias en la vida real; son cómodos y accesibles; se puede jugar en solitario o en grupo, desde casa o desde un cibercafé; impactan psicológicamente, puesto que son emocionalmente estimulantes por la intensidad y la rapidez, e influyen en el autoconcepto, la confianza en un mismo y la capacidad de superación.

Las nuevas videoconsolas pueden ser un medio de aprendizaje puesto que pueden desarrollar muchas capacidades como la coordinación psicomotora, la orientación espacial o la coordinación espacio-tiempo. Aun así es importante que hijos y padres sepan que pueden comportar riesgos, ya que permiten el acceso a Internet y el juego en línea, hechos que comportan la interacción con personas desconocidas, con la posibilidad que accedan a datos personales. También debe tenerse en cuenta el riesgo de gasto real ante el deseo de conseguir progresar de manera más rápida en el juego, a través de la compra en línea, o en suscripciones a diferentes servicios del juego.

Teniendo en cuenta que los videojuegos pueden estar conectados a Internet se ha de tener presente como hacer un uso de Internet de manera saludable.

El interés por los juegos electrónicos no se reparte del mismo modo entre chicos y chicas. Ellos parecen más interesados en este tipo de juegos donde pueden demostrar habilidades, imaginación y competitividad. En cambio, ellas están más interesadas en otros tipos de tecnología como el móvil, las redes sociales por Internet y el correo electrónico.

Los videojuegos han recibido críticas y elogios. El problema no son los juegos en sí mismos, sino de nuevo el uso que se hace de ellos.
 
Algunas recomendaciones preventivas que pueden ser útiles

  1. Conviene ubicar la consola o el ordenador (así como el televisor) en un espacio común, para facilitar la interacción con padres y hermanos, y observar informalmente el tipo de juego, las conexiones que hacen, etc. 
  2. Jugar con ellos es una forma de mostrar interés y especialmente compartir emociones y aprender juntos. En definitiva, una forma de conocerlos mejor. Hay que compartir otros espacios informales de ocio que permitan escuchar y transmitir el punto de vista de los padres. 
  3. Se tiene que limitar el tiempo de dedicación y fijar horarios. 
  4. Es bueno participar activamente en la elección del videojuego, teniendo en cuenta la edad y los contenidos del juego. En las carátulas de los juegos hay indicadas las edades recomendadas y los contenidos, mediante unos símbolos que son el sistema de referencia para los juegos: código PEGI (Información Paneuropea sobre el juego) 

    Codigo Pegi
  5. Hay que educar en la autorregulación, y hacerlos conscientes del tiempo que les dedican. Conviene hablar con ellos y pactar unos tiempos, del mismo modo que se pacta un tiempo para el estudio u horas de salida con amigos y horarios de llegada en casa. Hay que tener en cuenta que con los juegos se acostumbran a reducir las medidas de protección que se usan habitualmente con otros dispositivos.
     

El adolescente es un explorador de todo aquello que le ofrece el mundo, y las TIC son una nueva entrada al mundo. Como a cualquier explorador le hacen falta herramientas para disfrutar del viaje y minimizar los riesgos con conocimientos y habilidades. Por eso, el Observatorio de la Salud de la Infancia y la Adolescencia (FAROS San Juan de Dios) hace una recopilación de videojuegos de interés para recomendar a niños, adolescentes, padres y madres en relación con las situaciones de vida y necesidades de salud que puedan estar viviendo cada uno de ellos.

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Última modificación: 15/12/23 10:19h

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