Autor/a
Raquel Azor Portolés
Enfermera asistencial
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Información general

Descripción
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El cáncer, también llamado tumor maligno o enfermedad oncológica, engloba un conjunto de enfermedades que presentan formas y evoluciones muy diferentes. Se origina en las células y puede afectar cualquier parte del cuerpo (sistema, órgano, tejido o sangre), pero siempre con un mismo principio: el crecimiento excesivo e incontrolado de células anormales que invaden y lesionan tejidos y órganos.

El tumor original se denomina cáncer o tumor primario. Las células cancerosas tienen la capacidad de viajar a través de la sangre o del sistema linfático a otras partes del cuerpo y hacer que empiece a crecer un tumor secundario o a distancia del original. Este proceso de propagación del tumor a otra parte del cuerpo se llama metástasis.

 

En resumen, se puede decir que el cáncer se origina cuando las células de alguna parte del cuerpo empiezan a crecer sin control, e invaden, desplazan y destruyen localmente y a distancia otros tejidos sanos del organismo. 

El cáncer tiene un comportamiento diferente dependiendo de la persona, el tipo de cáncer y el sistema, el órgano o el tejido afectado.

La oncología es la rama de la medicina que se dedica a la prevención, el diagnóstico y la terapia de las personas que tienen cáncer.

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Historia
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Etimológicamente el término cáncer proviene del griego kankros y significa literalmente cangrejo. Esta palabra se empezó a utilizar porque la forma y la estructura de los tumores que se observaron en tiempos de Hipócrates (médico griego del siglo V a.C.) recordaba este animal: un cuerpo central del que salen más o menos ramificaciones.

De la misma manera, neoplasia es un término que viene del griego y que quiere decir neoformación o neocrecimiento, o lo que es lo mismo, crecimiento excesivo de un tejido que forma una masa diferenciada denominada tumor, que puede ser benigno o maligno.

 

No se dispone de un registro exhaustivo del cáncer a lo largo de la historia, pero hay evidencias del conocimiento que tuvieron del cáncer las civilizaciones antiguas.

El conocimiento de la enfermedad se remonta a los inicios de la historia de la medicina. En el antiguo Egipto ya se conocían y se trataban los tumores, tal como lo demuestran los papiros de Smith (s. XVII a.C.) y de Ebers (s. XVI a.C.), en los que se recogen las primeras discusiones conocidas sobre las causas y el tratamiento de los diferentes tumores. Igualmente, gracias a la exploración radiológica, se han encontrado tumores óseos en huesos largos de algunas momias.

Fue Hipócrates el primero que describió el cáncer como enfermedad, y describió los tumores nasofaríngeos, de mama, de estómago, de piel, de cuello de útero y de recto. Pero es el médico griego Galeno (hacia el 130-200 d.C.), que ejerció en Roma en el siglo II, quien se considera el primer oncólogo de la historia de la medicina.

A partir del último tercio del siglo XIX, gracias a los avances experimentados por la cirugía a partir del descubrimiento de la anestesia y la antisepsia, se empieza a practicar la cirugía aplicada al cáncer.

Paralelamente a estos progresos, a finales del siglo XIX se hacen diferentes descubrimientos como la radiactividad, descubierta por el físico francés Henri Becquerel, y el radio, descubierto por los físicos franceses Marie y Pierre Curie, que resultan determinantes en el avance para diagnosticar y tratar el cáncer. Todo esto permite que en 1910 Henri Becquerel empiece a utilizar las radiaciones ionizantes como terapia precursora de la actual radioterapia, que da un paso decisivo a partir de los años 50, cuando se descubren las fuentes de energía radiactiva de isótopos como el cobalto o el cesio. 

Consejos de salud: Radioterapia


La quimioterapia se inicia más tarde. Los agentes quimioterápicos anticancerosos son compuestos de derivados químicos, la mayoría de origen natural, que interfieren en el desarrollo y el crecimiento de las células, e inducen la muerte de las que son cancerosas.

Un accidente durante la Segunda Guerra Mundial llevó al descubrimiento y la utilización del llamado gas mostaza como agente quimioterápico. En realidad, el gas mostaza es un líquido que se llamaba gas porque se utilizaban explosivos que lo vaporizaban y lo dispersaban sobre el terreno. Este compuesto se empezó a utilizar como medicamento en personas afectadas de linfomas, un tipo de cáncer que se caracteriza por la sobreproducción de unos determinados glóbulos blancos. Lo que pasó es que en 1943 un barco que iba cargado de este gas fue bombardeado mientras estaba amarrado en el puerto de Nápoles. Muchos marineros, por el instinto de supervivencia, se lanzaron al agua. Y el líquido de gas mostaza se expandió por el agua. Cuando los rescataron, muchos tenían una peligrosa reducción del número de glóbulos blancos en la sangre. Este hecho marcó un punto decisivo para el estudio del potencial terapéutico de ciertos agentes químicos en el tratamiento del cáncer. Después de varias investigaciones y estudios se empieza a administrar este agente químico en forma de mostaza nitrogenada (el azufre del gas mostaza es sustituido por nitrógeno para reducir la alta toxicidad del gas) en personas afectadas de linfoma. A partir de aquí, el número y la variedad de fármacos para el tratamiento del cáncer han evolucionado espectacularmente hasta hoy. 

Consejos de salud: Quimioterapia


Más recientemente, en los años 70, se abrieron nuevas líneas de tratamiento que engloban la terapia biológica, también llamada inmunoterapia, bioterapia o terapia modificadora de la respuesta biológica), basada en la estimulación del sistema inmunitario para combatir el cáncer. Muchas de estas terapias biológicas se utilizan junto con los tratamientos de quimioterapia habituales, para hacerlos más efectivos o para disminuir algunos efectos adversos de los tratamientos.

Actualmente son muy importantes los diferentes estudios epidemiológicos que permiten conocer los mecanismos de la formación de un cáncer, así como el ensayo de nuevas terapias encaminadas a conseguir menos efectos tóxicos de los tratamientos actuales.

La enfermedad del cáncer supone un alto impacto para la persona y su familia, y tradicionalmente ha sido una enfermedad rodeada de tabús y miedos que se han ido superando con el paso del tiempo y los diferentes avances en los tratamientos médicos y complementarios.

Hay que tener en cuenta y remarcar que muchas personas afectadas por esta enfermedad pueden seguir haciendo su vida normal, y que cada vez es más alto el número de personas que la superan.

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Etiología
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Es habitual que las personas busquen sus propias respuestas sobre qué es lo que ha originado esta enfermedad, dado que la medicina no puede asegurar cuál es la causa. Hay personas que creen que están siendo castigadas por algo que han hecho o han dejado de hacer. Pero el cáncer no es un castigo, es una enfermedad como otra que puede aparecer a lo largo de la vida de la persona, por lo tanto, no es vergonzoso padecerla. Una actitud positiva ayudará a afrontar mejor la enfermedad y los tratamientos.  

 

En general el cáncer es multicausal, es decir, no se origina por una sola causa, sino que hay diferentes factores que predisponen a tener uno. Hasta un 80 % de cánceres no tienen una causa clara: por algún motivo, ciertos genes cambian, las células crecen de manera defectuosa y se multiplican rápidamente, invaden los tejidos de alrededor y destruyen las células sanas. 

El cuerpo está compuesto por diferentes tipos de células. Las investigaciones científicas han demostrado que el cáncer lo causan alteraciones en los genes que controlan el crecimiento y la muerte normal de las células. Las células normales del cuerpo crecen, se dividen y mueren, en este orden. Las células crecen y se dividen para sustituir las viejas o dañadas, y producir las necesarias para mantener el cuerpo sano. Las células viejas o dañadas normalmente se autodestruyen a través de un mecanismo llamado apoptosis (muerte celular). Cuando este proceso ordenado se descontrola y se siguen formando nuevas células aunque el cuerpo no las necesite o las células pierden la capacidad de repararse o autodestruirse y no mueren cuando tendrían que hacerlo, estas células se acumulan y forman una masa de tejido denominada tumor.

No todos los tumores son cancerosos. Los tumores que no son cancerosos se llaman benignos, no se extienden a otras partes del cuerpo y generalmente no suponen una amenaza para la vida. Algunos ejemplos de tumores benignos son el papiloma (protuberancia en la piel, como por ejemplo la verruga), el mioma (tumor benigno del tejido muscular), el lipoma (tumor benigno del tejido graso) o el adenoma (crecimiento de las glándulas, como por ejemplo la tiroides, la suprarrenal, la mama, la próstata o la bronquial, entre otras).

Si la célula que se empieza a dividir sin orden ni control es anormal, forma un tumor maligno o cáncer capaz de invadir y destruir los tejidos y órganos que afecta.

Crecimiento de un tumor

Sin embargo, es importante resaltar que muchos cánceres son evitables porque la mayoría de factores que predisponen a ellos se pueden controlar optando por estilos de vida saludables.

Las causas y los factores de riesgo que pueden provocar cáncer se dividen en tres categorías:

1. Predisposición genética. Ciertas familias heredan un gen anormal que hace que sus miembros presenten más probabilidad de desarrollar un cáncer. Esto pasa en un número pequeño del total de los casos. Que una persona tenga un gen que provoca cáncer no quiere decir que automáticamente lo desarrolle. Si se sospecha que hay predisposición genética, los familiares pueden solicitar asesoramiento y exámenes genéticos para determinar el riesgo. De esta forma, en familias de alto riesgo, los exámenes de detección de cáncer se harán con regularidad, y si el cáncer aparece se diagnostica en las fases más iniciales, cuando se responde mejor al tratamiento.

Algunos indicadores de predisposición genética a tener cáncer incluyen

  • Antecedentes familiares de haber tenido un cáncer, sobre todo en la misma localización. 
  • Cánceres múltiples en una misma persona, como por ejemplo alguien que tiene cáncer de mama y contrae también un cáncer de ovario.


2. El envejecimiento es otro factor de riesgo, ya que la incidencia de cáncer aumenta con la edad, en general a partir de los 55 años. Como hoy en día las personas viven más tiempo que hace 50 o 100 años, se está expuesto más tiempo a factores de riesgo que se acumulan a lo largo de la vida y que pueden iniciar cambios genéticos relacionados con el cáncer. Además, a medida que se envejece, los mecanismos de reparación que tienen las células tienden a perder eficacia.

3. Estilos de vida e influencias ambientales que pueden causar alteraciones en los genes de las células, y así aumentar el riesgo de transformarlas en cancerosas.

Estas causas ambientales y factores de riesgo a los que se atribuye el cáncer incluyen

  • La alimentación. Una alimentación con alto contenido en grasas y pobre en fruta y verdura, así como una dieta hipercalórica, aumenta el riesgo de desarrollar cáncer, especialmente el cáncer de colon. Por otra parte, el consumo de frutas y verduras forma parte de la alimentación que disminuye el riesgo de desarrollar ciertos tipos de cáncer. 
  • Tabaquismo. El humo de un cigarrillo contiene muchas sustancias químicas diferentes capaces de provocar cáncer. Fumar cigarrillos es la causa principal de desarrollar cáncer de pulmón, pero también de otros tipos de cáncer, como por ejemplo el cáncer de boca, laringe, esófago, estómago, páncreas, riñón y vejiga. Otras formas de consumir tabaco también pueden causar cáncer. Fumar puros o en pipa y masticar tabaco puede causar cáncer de boca, de laringe o de esófago.
     
    Tabaquismo y problemas de salud relacionados
  • El alcohol. El consumo excesivo de alcohol está ligado al riesgo de desarrollar cáncer de boca, garganta y esófago. La combinación de tabaco y alcohol representa un riesgo mucho más alto. 
  • Infecciones por ciertos virus. Sólo unos cuantos virus que infectan las células humanas pueden causar cáncer. El virus de Epstein-Barr (VEB), el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), el papilomavirus humano (VPH) y los virus de las hepatitis B y C aumentan el riesgo de ciertos tipos de cáncer, como por ejemplo el cáncer de cuello de útero, el cáncer de hígado y ciertos linfomas, leucemias y sarcomas. 
  • Agentes químicos, metales. La exposición a ciertas sustancias químicas (incluyendo las pesticidas) o metales puede aumentar el riesgo de cáncer. Toda sustancia química que se sepa que puede producir cáncer se denomina carcinógena o cancerígena.

    Agentes cancerígenos clasificados por la International Agency for Research donde Cancer (IARC):
    Exposición   Agentes Tipo de cáncer
     Insecticidas  Arsénico  Pulmón, hígado y piel
     Embrear  Brea  Piel
     Extracciones

     Radón 
     Amianto

     Pulmón
     Pulmón y mesoteliomas
     Fábrica de vidrio y cerámica  Cromo  Árbol respiratorio
     Esmalte de cerámica  Berilio  Pulmón y hueso
     Rotograbado  Benceno  Leucemias
     Tintes  Bencidinas  Vejiga
     Soldaduras de forros de plástico  Cloruro de vinilo  Hígado y cerebro 
     Cánceres hematológicos
     Producción de PVC
     Producción de ignífugos  Amianto  Mesotelioma 
     Pulmón y cánceres 
     digestivos 
     Construcción
     Refuerzos
     Ebanistería Polvo de la madera y aceites   Senos paranasales, pulmón y laringe


    El contacto o la exposición a estas sustancias carcinógenas está relacionado con el consumo de tabaco, el trabajo que se desempeña, algunos tratamientos que hacen aumentar el riesgo de cáncer (algunos medicamentos de quimioterapia, el tratamiento con inmunosupresores, el tratamiento con estrógenos sustitutivos en la menopausia o el tratamiento con tamoxifeno) y la contaminación atmosférica (por ejemplo, la inhalación de fibras de asbesto aumenta el riesgo de enfermedades pulmonares, como el cáncer, especialmente en personas que trabajan con esta sustancia y fuman).
  • Radiaciones ultravioletas de los rayos del sol. La exposición excesiva a los rayos ultravioletas del sol constituye un riesgo de desarrollar algunas formas de cáncer de piel.
  • Sedentarismo. La falta de actividad física adecuada a las particularidades de cada persona puede aumentar el riesgo de cáncer. Las defensas del cuerpo se multiplican y son más efectivas cuando la persona hace ejercicio y mantiene el peso ideal. Ejercicios moderados como caminar o subir escaleras pueden ayudar a mantener una actividad física diaria.
  • Obesidad. Conseguir y mantener un peso adecuado reduce el riesgo de desarrollo de algunos tipos de cáncer y disminuye el riesgo de recaídas si el cáncer aparece.

    Consejos de salud: Actividad física
 

 

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Epidemiología
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El cáncer es la segunda causa de muerte después de las enfermedades cardíacas. Mientras que la muerte por enfermedades cardíacas está disminuyendo en los países desarrollados, las muertes por cáncer están aumentando, y se estima que ésta será la primera causa de muerte a lo largo del siglo XXI. El número de personas con cáncer ha aumentado en los últimos años principalmente por el envejecimiento de la población, por el aumento de la esperanza de vida y por los estilos de vida actuales.

 

Por el momento, los cánceres más frecuentes son el de mama, el colorrectal y los ginecológicos (útero y ovario) entre las mujeres, y el de pulmón, el colorrectal, el de próstata y el de vejiga entre los hombres.

Sin embargo, y gracias al diagnóstico precoz, los avances diagnósticos y el mejor resultado de los tratamientos, aumenta cada vez más la supervivencia de las personas afectadas, es decir, se reducen las tasas de mortalidad global por cáncer.

Actualmente, la tasa de supervivencia general (porcentaje de personas vivas en un determinado período de tiempo, generalmente 5 años, después del diagnóstico o del tratamiento) del cáncer es aproximadamente de un 50 %, y se están dedicando grandes esfuerzos a la investigación para tener tratamientos más curativos y con menos efectos secundarios. En España, un 44 % de hombres, un 56,4 % de mujeres y un 71 % de niños que tienen cáncer sobreviven más de 5 años.

Se espera que la supervivencia mejore para la mayoría de tumores. Esta mejora se atribuye en parte, además de al hecho de tener métodos de cribado, diagnóstico y tratamiento más buenos, a un descenso de la incidencia del cáncer de pulmón en muchos países desarrollados y al diagnóstico cada vez más precoz de los cánceres de mama y de próstata.

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Tipos
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Hay muchos tipos de cáncer, que se clasifican según la parte del cuerpo donde empiezan y el tipo de células que los forman. Se podría decir que hay tantos tipos de cáncer como órganos y tejidos del cuerpo; por ejemplo, cáncer de hígado, pulmón, próstata o colon.

La clasificación más general es la que divide los tumores malignos en: 

  • Sólidos. Están relacionados con un órgano o tejido. Por ejemplo, cáncer de páncreas, pulmón, mama y estómago. 
  • Líquidos. Están relacionados con las células de la sangre. Por ejemplo, leucemia y linfoma.

 

Para confirmar el diagnóstico de cáncer es necesario obtener una muestra del tumor (biopsia). La valoración de esta muestra no sólo permite determinar si la lesión es cáncer o no, sino que estudiándola en el microscopio se pueden ver las células que lo componen y sus características (estudio anatomopatológico).

Según el resultado de este estudio, es decir, según el tipo de células que lo forman, se puede clasificar dentro de una de estas grandes categorías o tipos anatomopatológicos: 

  • Carcinomas. Son tumores que se originan en los tejidos que recubren los órganos del cuerpo o en las glándulas. Cerca del 80 % de todos los cánceres son carcinomas. Podemos encontrar carcinomas que se originan en la piel, el pulmón o la mucosa del tubo digestivo, o en las glándulas, como la tiroides, la mama y la próstata, entre otras. 
  • Sarcomas. Son tumores que se originan en los tejidos conectivos, como por ejemplo los huesos, los músculos, los cartílagos, el tejido fibroso o la grasa. 
  • Leucemias. Son cánceres que afectan la sangre o la médula ósea (zona interior de los huesos donde se forman las células de la sangre). 
  • Linfomas. Afectan el sistema linfático. El linfoma afecta un grupo de glóbulos blancos denominados linfocitos.

  
Para definir los diferentes tipos de cáncer se utilizan muchos nombres técnicos. Estos nombres se han creado utilizando prefijos que corresponden al lugar donde el cáncer ha iniciado el crecimiento descontrolado, como por ejemplo osteo- (hueso), adeno- (glándula) o hepato- (hígado), seguido del tipo anatomopatológico de las células que lo componen; por ejemplo, osteosarcoma o adenocarcinoma.

Nomenclatura según el tipo de cáncer


A cada tipo de cáncer y en función de su localización se le asocian unos factores protectores y unos factores de riesgo, modificables o no, que es muy importante conocer y que permitirán tomar las decisiones que se consideren sobre la salud y el estilo de vida.

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Última modificación: 10/02/21 11:59h

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