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Información práctica

Se utilizan para
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Se puede definir el fármaco ideal como aquél administrado por vía oral, que se degrada rápidamente en el tubo digestivo y que pasa completamente a la sangre, que realiza una acción concreta sin afectar al resto de funciones corporales, con una gran eficacia terapéutica y sin efectos secundarios. Un medicamento es toda sustancia capaz de prevenir, diagnosticar, aliviar o curar enfermedades o dolencias, o de afectar a funciones corporales o al estado mental. Por lo general, fármaco y medicamento son usados como sinónimos.

Prevenir. En algunas ocasiones la administración de medicamentos en personas sanas puede evitar la aparición de enfermedades. Por ejemplo, antes de sufrir una intervención quirúrgica, se suele administrar de forma rutinaria una dosis de antibiótico para evitar la infección posterior. Otro ejemplo sería el uso de anticoagulantes en personas con la movilidad limitada para evitar la formación de trombos (coágulos de sangre que actúan como tapón dentro de las arterias e impiden la circulación).

 

Diagnosticar. Algunos fármacos, al ser administrados, producen, en personas enfermas, efectos diferentes de los que producirían en personas sanas, lo que es de gran utilidad a la hora de diagnosticar enfermedades. Podemos señalar, como ejemplo, el test con edrofonio (Tensilon®) en el diagnóstico de la miastenia gravis, enfermedad que provoca parálisis muscular; al administrar edrofonio, el enfermo con miastenia mejora su parálisis inmediatamente y durante un periodo breve, lo que permite descartar otro tipo de patologías que también cursan con alteraciones en la fuerza muscular.

Curar. Por ejemplo, los corticoides ante una reacción alérgica, los antibióticos ante una infección, los antídotos ante una intoxicación, etc.

Aliviar
. En ocasiones, la medicina no tiene los instrumentos suficientes como para resolver de forma definitiva una enfermedad. En estos casos, los fármacos contribuyen a aliviar signos y síntomas desagradables como el dolor, la ansiedad etc. Un ejemplo claro del uso de medicamentos para aliviar sería el uso de analgésicos para calmar el dolor.

Modificar funciones corporales. Ante una sustancia o cuerpo extraño, el organismo reacciona de forma sistemática y producen una respuesta inmunológica. Esta respuesta, que de forma habitual protege de sustancias o microorganismos nocivos, también se activa cuando se realiza el trasplante de un órgano y el organismo lo rechaza. Para evitar el rechazo del órgano trasplantado, se administran fármacos llamados inmunosupresores, que frenan esta respuesta inmune y evitan que el organismo identifique como ajeno el nuevo órgano. En otras ocasiones, el sistema inmunológico reacciona de forma alterada contra estructuras propias del cuerpo, lo que se llama enfermedad autoinmune. En estos casos, también se utilizan fármacos para modular o atenuar esta función corporal. Existen muchos fármacos que modifican funciones corporales, como los que modulan el sueño, los que aceleran o retrasan el ritmo intestinal, etc.

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Cómo actúan en el organismo
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El cuerpo humano es un complejo laboratorio en el que se están produciendo de forma constante miles de procesos. Cuando una persona está enferma, alguno o algunos de estos procesos se ven alterados, lo que implica un cambio en el funcionamiento general del sistema. Podemos entender estos procesos como largas cadenas de montaje en las que cada uno de los operarios hace una función tremendamente específica. Los fármacos son moléculas capaces de actuar en algunos de los puntos de estas cadenas de montaje y ayudar a que el sistema recupere el equilibrio. La rama de la farmacología que estudia los efectos que producen los fármacos en el organismo se llama farmacodinamia.

 

De igual manera que los fármacos pueden actuar sobre el organismo, éste es capaz de actuar sobre los fármacos, modificarlos y eliminarlos. La farmacocinética se encarga de estudiar cómo actúa el organismo sobre los fármacos.

Se pueden definir tres grandes etapas en el paso de un fármaco por el organismo:

  • Absorción. Es el paso desde el exterior del organismo hasta el torrente sanguíneo. En función del medio por el que se administre el fármaco (vía de administración), éste deberá atravesar diferentes estructuras. La única vía que asegura que todo el fármaco llega a la sangre es la vía intravenosa y la intraarterial, por medio de la cual se administra directamente la dosis elegida en el interior de una vena o de una arteria. 
  • Metabolización. El fármaco debe llegar a su objetivo u órgano diana a través del torrente sanguíneo y realizar su función modificando alguno de estos pasos de la gran cadena de montaje del organismo. A la vez, el fármaco es modificado y transformado por el organismo; por seguir con el mismo ejemplo, es incluido en una cadena de montaje que lo transforma en una molécula que el cuerpo es capaz de eliminar. 
  • Eliminación. La mayoría de los fármacos se eliminan a través del hígado y el riñón; por tanto, por la bilis y la orina. Pero existen fármacos que se eliminan por otras vías, como el sudor o las lágrimas.
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Formas de administración
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La forma de administración de un fármaco es el primer paso para conseguir que alcance su lugar de acción. La vía de administración se elige en función de las características de la persona que lo va a consumir, del fármaco y de la enfermedad a tratar. Por ejemplo, en algunas infecciones, el tratamiento antibiótico administrado por vía intravenosa es más eficaz que el administrado por vía oral, pero supone que la persona que tiene la infección sea hospitalizada, por lo que, si la infección no es grave, habitualmente se elige el tratamiento por vía oral.

1. Vía oral, 2. Vía parenteral, 3. Vía rectal, 4. Vía tópica, 5. Vía percutánea, 6. Vía sublingual, 7. Vía inhalatoria.

 

1. Vía oral

La vía oral es la más utilizada para la administración de fármacos. Las formas de administración oral se dividen en formas líquidas y formas sólidas. 

  • Las formas líquidas poseen un efecto más rápido, ya que no tienen que disgregarse en el tubo digestivo. En contraposición, no están protegidas frente a una posible degradación por los jugos digestivos. Acostumbran a utilizarse para tratar a niños. Las formas farmacéuticas líquidas para administración oral más usuales son el jarabe, el elixir en suspensión, la suspensión extemporánea (aquélla que, por su poca estabilidad, se prepara en el momento de ser administrada), las gotas (principio activo concentrado), la solución bebibles en vial y las tisanas (baja concentración de principios activos). 
  • Las formas sólidas presentan una mayor estabilidad química debido a la ausencia de agua. Además, la posibilidad de incluir excipientes permite enmascarar olores o sabores desagradables, proteger el fármaco de la acción de los ácidos gástricos o liberar el principio activo de forma gradual. Las formas sólidas más frecuentes son comprimidos, cápsulas, polvos, granulados, sellos o píldoras.


La administración de fármacos por vía oral tiene una serie de limitaciones, ya que determinadas sustancias contenidas en el estómago pueden llegar a destruir el principio activo antes de que alcance su lugar de acción. Además, algunos fármacos pueden ser irritantes de las mucosas y originar efectos secundarios hasta hacerse necesario abandonar el tratamiento.

Antes de iniciar un tratamiento por vía oral es importante saber si debemos hacer coincidir la dosis con alimento o no. Se pueden señalar varios motivos: 

  • El alimento puede afectar a la absorción gastrointestinal del fármaco. Existen fármacos en los que esta absorción está favorecida cuando la dosis coincide con una de las comidas principales, como por ejemplo la claritromicina, que se debe tomar con los alimentos, ya que la absorción aumenta aproximadamente un 50 %. Por el contrario, algunos medicamentos ven disminuida su absorción si se toman con comida, como ocurre con las tetraciclinas o las fluorquinolonas cuando son administradas con leche o con otros productos lácteos, como el yogurt, o con antiácidos a base de magnesio, aluminio o calcio. Por este motivo, estos antibióticos se deben tomar al menos 1-2 horas antes o 2 horas después de las comidas. 
  • Existen casos en los que la absorción no se modifica, pero la tolerancia mejora cuando el fármaco se toma con alimentos. Por ejemplo, la aspirina y otros antiinflamatorios no esteroideos pueden irritar la mucosa gástrica, por lo que es recomendable tomarlos con alimento. 
  • Algunas sustancias presentes en los alimentos pueden modificar el perfil de seguridad o eficacia de los fármacos al interaccionar con ellos a nivel bioquímico. Los ejemplos de esta interacción son muchos y especialmente importantes en personas que siguen tratamientos crónicos: 
    • El efecto de los anticoagulantes orales (Sintrom®) puede modificarse según si la dieta es rica en alimentos con vitamina K, como los vegetales de hoja verde, la coliflor, el té verde y el hígado. Es fundamental, en estos casos, mantener una dieta equilibrada, sin ingestas bruscas de este tipo de alimentos. 
    • Los alimentos ricos en tiramina, como quesos fermentados, pescados en escabeche, ahumados, vino tinto y algunos tipos de cerveza pueden producir crisis hipertensivas en las personas que tomen fármacos antidepresivos como los IMAO (inhibidores de la monoaminooxidasa). Se debe evitar su consumo durante el tratamiento y hasta tres semanas después de haberlo finalizado. 
    • El zumo de pomelo puede modificar los niveles en la sangre de muchos fármacos, como algunos antihipertensivos, antihistamínicos o antibióticos.

 
Afortunadamente, la mayor parte de los fármacos no ve modificada de forma significativa su actividad a causa de los alimentos, lo que permite que la hora de las principales comidas pueda servir de recordatorio para tomar la medicación. Asociar la dosificación del fármaco a actividades rutinarias diarias como las comidas suele mejorar el cumplimiento terapéutico.

 

2. Vía parenteral

Los preparados de administración parenteral son formulaciones estériles destinadas a ser inyectadas en el cuerpo humano. Las tres vías principales para la administración de preparaciones inyectables son la intravenosa (IV), la subcutánea (SC) y la intramuscular (IM). Otras vías parenterales de uso menos frecuente son la intradérmica, la intraaracnoidea o intratecal, la epidural, la intraósea, la intraarticular, la intraarterial o la intracardíaca.

  1. Vía intravenosa. Proporciona un efecto rápido del fármaco y una dosificación precisa. Puede presentar, no obstante, graves inconvenientes, como la aparición de trombos o la irritación del tejido que tapiza el interior del vaso (por productos irritantes, inyección demasiado rápida o precipitación en la disolución), así como problemas de incompatibilidades entre dos fármacos administrados conjuntamente en la misma vena. 
  2. Vía intramuscular. Se utiliza en fármacos no absorbibles por vía oral o ante la imposibilidad de administración del fármaco por otra vía. Esta vía se utiliza frecuentemente para la administración de preparados de absorción lenta y prolongada (preparados depot), como los de penicilina o los preparados hormonales. Esta vía de administración siempre se usa en músculos grandes (parte superior y lateral de los glúteos, parte superior del brazo (deltoides) o parte lateral externa del muslo).


     Zonas de inyección en el glúteo       zona de inyección intramuscular: parte superior y lateral gluteos
  3. Vía intraarterial. Se utiliza, por ejemplo, en el tratamiento quimioterápico de determinados cánceres; permite obtener una máxima concentración del fármaco en la zona tumoral, con mínimos efectos sistémicos. 
  4. Vía subcutánea. Los fármacos administrados en el tejido subcutáneo son absorbidos lentamente, ya que los vasos que hay inmediatamente debajo de la piel son pequeños, por lo que el fármaco pasa al torrente sanguíneo de forma paulatina. Esta vía es la ideal para administrar fármacos cuya actividad debe durar varias horas, como por ejemplo la insulina.

     zona de inyección: parte superior del brazo

Existen varios dispositivos para administrar medicación por esta vía (jeringuillas, “plumas” o “bolígrafos” precargados, etc.), cada uno con unas características de uso ligeramente diferentes. Los pasos fundamentales son:

  • desinfectar la piel con un algodón y un antiséptico, 
  • pellizcar ligeramente la piel en la que se va a pinchar con el objetivo de crear un pliegue, 
  • aplicar la aguja con una inclinación de 45º sobre el pliegue de piel, 
  • administrar lentamente, 
  • retirar la aguja y colocar el algodón sobre el lugar de la punción unos segundos para evitar el sangrado.

  
La medicación subcutánea se puede inyectar en varias zonas (brazos, alrededor del ombligo, parte lateral externa de los muslos). Es recomendable cambiar de lugar de inyección si el tratamiento es de larga duración (como insulina, heparina, etc).

zonas de inyección subcutánea: parte superior brazos, alrededor ombligo, parte superior lateral muslos, parte superior espalda

Infografia Heparina subcutánea

Descárgate aquí la infografia

 

3. Vía rectal

  1. Supositorios. Son preparados de consistencia sólida y forma cónica y redondeada en un extremo. Tienen una longitud de 3-4 cm y un peso de 1-3 g. Cada unidad incluye uno o varios principios activos, incorporados en un excipiente que no debe ser irritante. 
  2. Otras formas de administración rectal
    • cápsulas rectales 
    • soluciones y dispersiones rectales: enemas, que pueden contener o no fármaco (enemas de limpieza) 
    • pomadas rectales

La vía rectal se puede utilizar para conseguir efectos locales o generales. El efecto local se refiere a problemas que se producen en la mucosa rectal, como inflamaciones, úlceras, etc. El efecto general o sistémico se produce porque la zona de la mucosa rectal posee una gran cantidad de vasos sanguíneos, lo que facilita que el medicamento pase a la sangre y se distribuya por el organismo. En este último caso, solo se debe considerar como una alternativa a la vía oral cuando ésta no pueda utilizarse, ya que la absorción por el recto es irregular, incompleta y además muchos fármacos producen irritación de la mucosa rectal. Uno de los pocos ejemplos en los que esta forma farmacéutica tiene una indicación preferente es el tratamiento de las crisis convulsivas en niños pequeños.

Para administrar un fármaco por vía rectal se deben seguir los siguientes pasos: 

Ver imagen: Supositorio 

  • colocarse tumbado sobre el lado izquierdo del cuerpo con la pierna derecha flexionada, 
  • administrar el fármaco en la forma elegida (supositorio, enema, espuma, etc.), 
  • permanecer tumbado unos minutos con el fin de retener la medicación y permitir su efecto.

 

4. Vía tópica

La vía tópica es la forma de administración en la que el medicamento se coloca directamente sobre el lugar en el que se quiere que haga efecto. Entre las principales formas farmacéuticas de administración tópica se encuentran: 

Formas líquidas:

  • Colirios: Son una preparación farmacéutica en la que el fármaco suele estar en solución o suspensión acuosa u oleosa para ser instilada, en forma de gotas, en el fondo del saco conjuntival. Los colirios deben ser indoloros, no irritantes, estériles e isotónicos (con una concentración de iones similar a la que existe en el ojo). La administración del colirio debe hacerse en el saco conjuntival (parte interna del párpado inferior). Para aplicarlo, se puede empujar ligeramente el pómulo hacia abajo. Para evitar que el aplicador toque el ojo, se debe colocar a unos dos centímetros por encima. 

    administración colirio parte interna párpado inferior 
  • Gotas nasales y óticas: Son soluciones acuosas u oleosas. Para administrarlas es suficiente con desplazar la oreja ligeramente hacia arriba y hacia fuera para que la medicación alcance el interior del conducto auditivo.
     
    administración gotas óticas estirando ligeramente oreja hacia arriba
     
  • Lociones.
  • Linimentos.

 
Formas semisólidas:

  • Ungüento: Forma semisólida en suspensión, de elevada consistencia y, por tanto, de reducida extensibilidad.
  • Pomada: Forma semisólida de consistencia y extensibilidad intermedias.
  • Crema: Forma semisólida en emulsión, constituida por una fase grasa y una fase acuosa, de consistencia más fluida.
  • Gel: Forma semisólida de consistencia fácilmente extensible. 


Formas sólidas:


Polvos dérmicos, óvulos, tabletas y cápsulas vaginales.

Además de la acción local, el fármaco puede alcanzar el torrente sanguíneo y causar efectos no deseados. Este efecto se produce si en la zona de la piel en la que se aplica el fármaco existe alguna herida.

 

5. Vía percutánea

Los parches transdérmicos proporcionan niveles constantes del fármaco en la sangre, siempre que la piel permanezca intacta. La liberación del fármaco desde el parche se produce durante un período de tiempo que varía entre 24 horas y una semana.

Sin embargo, también presentan inconvenientes, como el hecho de que, debido a la lenta difusión del principio activo, se tarda un cierto tiempo hasta que se alcanzan unos niveles de fármaco estables en la sangre. Por ello, sólo se deben utilizar para tratar a personas con enfermedades crónicas.

 

6. Vía sublingual


administración pastilla debajo de la lengua 

Normalmente se utilizan comprimidos, aunque cada vez hay más variedad de presentaciones de fármacos por esta vía (gel, líquido, spray). La mucosa sublingual posee abundantes vasos sanguíneos que absorben rápidamente determinados tipos de fármacos. Esta vía se utiliza en los casos en los que el medicamento se degrada en contacto con los jugos gástricos o en los que no es absorbido por vía oral.

La administración de la medicación sublingual debe hacerse colocando la pastilla, el gel o el spray bajo la lengua y permaneciendo con la boca cerrada unos minutos para permitir la absorción del fármaco.

 

7. Vía inhalatoria

 

 Administración via inhalatoria


Existen distintos dispositivos para la administración de principios activos por vía inhalatoria, como los aerosoles, los nebulizadores y los inhaladores.

  1. Los aerosoles son dispositivos que contienen el medicamento en suspensión dentro de un sistema a presión. Al accionar una válvula, el fármaco se libera con velocidad, lo que hace que llegue donde su efecto es máximo (los pulmones, en este caso). 
  2. Los nebulizadores son dispositivos que, al hacer pasar una corriente de aire, generan partículas uniformes y muy finas del principio activo (líquido) en un gas. El medicamento, en este caso, queda flotando en el gas y pasa a los pulmones mientras se respira, lo que hace que el fármaco penetre más profundamente en las vías aéreas. En este caso es importante respirar con tranquilidad mientras dure la nebulización.     



    Fuente: EAP Roquetes-Canteres de Barcelona
     
    Respimat®
  3. Los inhaladores de polvo seco, a partir del medicamento en estado sólido, liberan partículas pequeñas de forma sincrónica con la inspiración; la fuerza de la inhalación arrastra el producto. En este caso es fundamental utilizar una técnica adecuada (inspirar con fuerza por la boca mientras se acciona la válvula). En el prospecto de estos dispositivos se especifica de forma clara cómo debe administrarse el fármaco.

 

 

               

Accuhaler®

 

               

Aerolizer®

 

Breezhaler®

 

Easyhaler®

 

Handihaler®

 

Novolizer®

 

Turbuhaler®

Twisthaler®

  
Fuente: EAP Roquetes-Canteres de Barcelona 

 

La mayoría de veces se emplea la vía inhalatoria para conseguir una acción local del fármaco en diversas enfermedades pulmonares; de esta forma, se consigue una acción rápida del fármaco y se evita que provoque otros efectos en el resto del cuerpo. Otras veces, la vía inhalatoria se utiliza con el fin de que el fármaco llegue a la circulación, ya que los pulmones poseen muchos vasos sanguíneos, lo que facilita la absorción del medicamento.

La persona que utilice cualquier dispositivo de administración por vía inhalatoria debe estar entrenada para usarlo, ya que la eficacia de estos tratamientos depende del uso de la técnica correcta.

Fuente: EAP Roquetes-Canteres

 

Además, no todos los inhaladores se utilizan de la misma manera; existen varias presentaciones de inhaladores en el mercado con ciertas particularidades que hay que conocer en cada caso para aplicar el tratamiento correctamente.

 

Hay que tener en cuenta la edad de la persona que debe seguir el tratamiento por vía inhalatoria. Consulta qué pasos se deben seguir en la técnica inhalatoria con cámara y mascarilla para lactantes y preescolares y, para los niños a partir de los 6 años, la técnica inhalatoria con cámara y boquilla.

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Efectos secundarios
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Una reacción adversa medicamentosa (RAM), según la Organización Mundial de la Salud, es “cualquier efecto nocivo, no deseado, no intencional, de un medicamento que aparece a dosis utilizadas en humanos con fines profilácticos, diagnósticos o terapéuticos”.

Un término algo más reciente es evento adverso medicamentoso (EAM), que es “cualquier daño resultante de la administración de un medicamento”; la definición de este concepto, a diferencia de la de RAM, sí incluiría aquellos efectos adversos derivados de errores de administración.

 

Tanto la toxicidad como los efectos secundarios y los efectos colaterales serían tipos de RAM. A efectos prácticos se utilizará indistintamente cualquiera de estos conceptos para hablar de un efecto nocivo e indeseado de un fármaco.

Existen algunas estrategias para evitar o mitigar los efectos adversos de los fármacos, como el cambio de vía de administración, la hora, la administración con comida, la combinación con otros fármacos que atenúen estos efectos no deseados, etc.

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Cómo utilizarlos correctamente
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1. Precauciones y pautas de actuación, 2. Cómo y cuándo finaliza el tratamiento

 

1. Precauciones y pautas de actuación

Los fármacos realizan su función modificando ciertos procesos del organismo. En ocasiones, los medicamentos son capaces de alterar procesos diferentes al que constituye el objetivo del tratamiento. Esta modificación puede provocar ciertos efectos inesperados o indeseados. En algunas circunstancias (como en determinados grupos de edad o tras un consumo prolongado), los medicamentos pueden provocar un efecto diferente al buscado originalmente. Por ejemplo, los fármacos para dormir pueden generar tolerancia y un cierto grado de dependencia. La tolerancia se manifiesta cuando, sin modificar la dosis, el efecto es menor, lo que obliga a modificar el fármaco o a aumentar la dosis. Con respecto a la dependencia, se define como el estado psíquico, y a veces físico, causado por la interacción entre un organismo vivo y un fármaco, y se caracteriza por modificaciones del comportamiento y por otras reacciones, que comprenden siempre un impulso irreprimible por tomar el fármaco de forma continua o periódica, a fin de experimentar sus efectos físicos, psíquicos y, a veces, para evitar el malestar producido por su falta. Un buen ejemplo son los fármacos que se utilizan para dormir, que, tras una temporada consumiéndolos, resultan imprescindibles para conciliar el sueño o para mantenerlo.

También se puede dar la situación opuesta, ya que algunos tratamientos cuentan, entre sus posibles efectos adversos, la capacidad de provocar sueño o de disminuir la capacidad de atención. Este hecho es tremendamente importante cuando se van a realizar actividades potencialmente peligrosas, como conducir o manejar maquinaria. Afortunadamente, se investiga constantemente para ofrecer alternativas a estos fármacos o para modificarlos con objeto de atenuar estos efectos. Un ejemplo de esta modificación son los nuevos fármacos para la alergia, que han disminuido enormemente la capacidad de producir somnolencia.

Cuando un fármaco es capaz de modificar el efecto de otro se habla de interacción. La interacción puede provocar un aumento del efecto terapéutico, una disminución o incluso la inactivación del medicamento. 

  • La interacción entre fármacos es más probable cuanto mayor sea el número de medicamentos que se consume.

    Para evitar la interacción entre fármacos es importante seguir alguna de las siguientes recomendaciones: 
    • Registrar todos los fármacos y dosis que se consumen e informar de ello a todos los profesionales del equipo de salud que intervienen en el proceso. 
    • No iniciar ningún tratamiento sin prescripción o sin informar a la enfermera o médico. Como se ha señalado, los medicamentos deben tomarse con diferentes dosis y frecuencia en función de múltiples factores, lo que los hace tremendamente específicos. 
    • No abandonar tratamientos ni modificar dosis. 
  • La interacción entre fármacos y hierbas medicinales. No hay que olvidar que existe una gran cantidad de fármacos que se han encontrado y extraído de productos vegetales, por lo que hay que considerar las plantas como fuente de moléculas potencialmente eficaces y también potencialmente tóxicas. Es importante conocer la dosis eficaz y el perfil de seguridad de una hierba medicinal antes de consumirla, así como las interacciones con fármacos que puede provocar. Lamentablemente son muy escasos los productos vegetales existentes en el mercado de los que se conozcan estos datos, por lo que se deben consumir con extrema precaución. Una medida eficaz para evitar que el consumo de una hierba medicinal poco eficaz o tóxica pueda interaccionar con algún medicamento es consultar antes con su enfermera o médico.

 

2. Cómo y cuándo finaliza el tratamiento

Durante el desarrollo de un fármaco, se realizan estudios en los que se establecen las dosis eficaces y el tiempo que debe durar el tratamiento para resolver el problema de salud. Estas pautas están ajustadas en función del peso, la edad y la situación de la persona, de tal modo que el tratamiento sólo alcanza su máxima efectividad cuando se cumplen estas pautas estrictamente. Cualquier desviación sobre las dosis o la frecuencia de administración implica cambios en la eficacia y seguridad del fármaco. En cualquier caso, las dosis, la frecuencia de administración y la duración del tratamiento se ajustan de forma individualizada, en función tanto de la persona como de las características de la patología.

En algunos casos, la falta de cumplimiento del tratamiento puede afectar no sólo a la persona que lo recibe sino a la población general; por ejemplo, en el caso de los antibióticos, la falta de adherencia al tratamiento puede provocar la aparición de cepas de microorganismos resistentes y, por tanto, más agresivos, capaces de infectar a otras personas en las que el antibiótico original no tendría efecto. A esta situación se le llama resistencia.

Puede suceder también que, tras un periodo largo de tiempo con el mismo tratamiento, éste deje de ser eficaz. A este efecto se le llama tolerancia, y suele producirse en enfermedades crónicas. En estos casos, la solución pasa por aumentar la dosis o por cambiar de fármaco.

Por ejemplo, los laxantes, al igual que otros fármacos, son capaces de producir tanto tolerancia como dependencia. Su uso está tremendamente extendido en la población. Antes de iniciar un tratamiento con este tipo de medicamentos, es importante comprobar si las medidas higiénicas son ineficaces. En la mayor parte de los casos, la ingesta de abundantes líquidos, el consumo diario de fibra procedente de frutas y verduras, y el ejercicio son tan eficaces como los laxantes, sin duda, mucho más saludables y evitan la posibilidad de los efectos secundarios y de las interacciones medicamentosas.

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Medicamentos en las etapas del ciclo vital
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Hay aspectos a considerar en función de la etapa del ciclo vital en el que se encuentre la persona:

1. Infancia, 2. Adolescencia, 3. Adultez, 4. Vejez.

 

1. Los medicamentos en la infancia

Es importante tener en cuenta que los niños no son adultos en miniatura, es decir, que las dosis que se utilizan en adultos no son trasladables a los niños ajustándolas en función del peso. Además, existen distintas etapas con características particulares a lo largo del desarrollo infantil, de tal modo que un neonato y un niño de cuatro años pertenecen, desde el punto de vista farmacológico, a mundos diferentes. La complejidad en la elección del fármaco y la dosis adecuada aumenta en enfermedades crónicas durante la infancia. 

Al hablar de fármacos e infancia es importante tener en cuenta los riesgos potenciales de una intoxicación medicamentosa por consumo accidental. Habitualmente, los medicamentos se presentan en colores llamativos, lo que los hace muy atractivos para los niños. En caso de ingesta de fármacos es importante acudir con el niño a un centro sanitario, y llevar el envase del fármaco que ha tomado. 

Consejos de salud: Infancia

2. Los medicamentos en la adolescencia 

La adolescencia es una fase del desarrollo en la que se producen muchos cambios importantes en las funciones corporales. Estas modificaciones hacen que los medicamentos que se utilizan no puedan ser los mismos, ni en tipo, ni en dosis, ni en frecuencia, que los utilizados en niños, pero tampoco se pueden equiparar a los que utilizan los adultos. Es importante individualizar y adecuar el tratamiento a las características personales del adolescente. 

Consejos de salud: Adolescencia 

 

3. Los medicamentos en la adultez

Algunos fármacos también pueden interferir en el funcionamiento normal de los órganos reproductores. Así, en la adultez existen situaciones en las que está absolutamente contraindicado el uso de un medicamento tanto en la mujer que se quiere quedar embarazada como en el futuro padre. Es el caso de algunos tratamientos contra el acné, algunos antirretrovirales, citostáticos, etc. 

Consejos de salud: Adultez

4. Los medicamentos en la vejez 

El efecto de un fármaco en el adulto no se tiene por qué reproducir exactamente en el anciano, a pesar de que la dosis esté perfectamente ajustada en función del peso. El funcionamiento del organismo en la vejez sufre cambios importantes que lo hacen tremendamente particular, lo que motiva que las respuestas a los medicamentos también se modifiquen. Así, la proporción de agua corporal, la cantidad de proteínas en la sangre, la función renal o la hepática, se modifican en los ancianos, de manera que muchos de los fármacos tienen que ser finamente ajustados para alcanzar el efecto deseado y evitar la toxicidad. 

Por otra parte, los mayores constituyen el grupo de edad que consume una mayor cantidad de fármacos, por lo que el riesgo de interacciones medicamentosas y de aparición de efectos no deseados se multiplica exponencialmente. 

Consejos de salud: Vejez

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Consideraciones ante las diferentes situaciones de vida
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1. Embarazo, 2. Lactancia

 

1. Embarazo

El tratamiento farmacológico durante el embarazo presenta una característica tremendamente particular, que es la de tratar a la vez a dos personas con características completamente diferentes. Una enfermedad de la madre puede beneficiarse con un tratamiento farmacológico particular pero que a la vez puede perjudicar al feto. Por lo tanto, con frecuencia el tratamiento farmacológico administrado durante el embarazo será diferente del que se utilizaría si la mujer no estuviera embarazada. Los cambios fisiológicos y hormonales que se producen durante el embarazo pueden alterar la absorción, la modificación, el efecto y la eliminación de los fármacos. Estos cambios son graduales y se acentúan en el tercer trimestre del embarazo; los valores basales se recuperan unas semanas después del parto.

Cualquier fármaco que pueda causar anormalidades en el desarrollo del feto o del embrión se considera teratógeno. El período de mayor riesgo es el primer trimestre ya que, durante esta fase, tiene lugar la formación de la mayoría de los órganos.

Además, los datos sobre seguridad de los fármacos durante el embarazo no provienen de ensayos clínicos, por la evidente limitación ética, sino de estudios en animales o de estudios de casos, por lo que las conclusiones que se pueden extraer son siempre limitadas. Este hecho motiva que se desaconsejen los fármacos de cualquier tipo durante el primer trimestre del embarazo, a no ser que éstos sean absolutamente imprescindibles.

La Agencia Americana del Medicamento (Food and Drug Administration, FDA) clasifica los medicamentos en las siguientes categorías, en función de los riesgos potenciales para el feto:

  • Categoría A. Medicamentos sin riesgo para el feto.
  • Categoría B. Dentro de este grupo se distinguen dos tipos de fármacos: aquéllos que se han estudiado en animales sin que se haya encontrado riesgo, pero que aún no se han estudiado en mujeres, y aquéllos en los que se observó riesgo para el feto en estudios con animales, pero que no se confirmó en mujeres.
  • Categoría C. Medicamentos con evidencia de efectos adversos para el feto, según estudios con animales, pero que no se han estudiado en mujeres.
  • Categoría D. Medicamentos que, según estudios, demuestran efectos perjudiciales sobre el feto humano, pero en ocasiones el beneficio obtenido puede superar el riesgo esperado.
  • Categoría X. Medicamentos que han demostrado indudablemente poseer efectos perjudiciales manifiestos y cuyos riesgos superan con creces el posible beneficio a obtener.

Consejos de salud: Embarazo 

 

2. Lactancia

La mayoría de los fármacos se eliminan, en alguna proporción, en la leche materna. La cantidad de medicamento en la leche depende de las características del principio activo (si se disuelve en grasas, si se une a proteínas de la leche, el pH, etc.). En cualquier caso, la cantidad de fármaco ingerido por el lactante es mínima, en torno al 1-2 % de la dosis administrada a la madre. Esta cantidad, tan poco importante para un adulto, en el amamamiento materno puede ser suficiente para provocar efectos adversos en el bebé, que no ha madurado todavía los sistemas de modificación y eliminación de los fármacos.

Cuando el tratamiento es inevitable, se pueden seguir una serie de recomendaciones para atenuar la cantidad de fármaco que pase al niño: 

  1. Se deben utilizar los fármacos que se eliminen con mayor velocidad (vida media corta). 
  2. En el caso de que se tengan que utilizar fármacos de vida media larga, que se toman una vez al día, la madre puede tomarlos justo antes del sueño largo del niño. 
  3. En la medida de lo posible, se deben evitar las combinaciones de fármacos, especialmente las asociaciones de antihistamínicos, analgésicos y simpaticomiméticos (muy utilizados en el tratamiento del resfriado común). 
  4. Se debe utilizar la vía tópica como vía de administración. 
  5. Se debe administrar el fármaco inmediatamente después de dar el pecho.

 
Consejos de salud: Lactancia materna

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Información general

Descripción
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Fármaco es toda sustancia que, introducida en el organismo, interactúa con él para dar lugar a un beneficio o a un perjuicio. La Organización Mundial de la Salud lo define como “toda sustancia química que, introducida voluntariamente en el organismo de un sujeto, posee la propiedad de modificar las condiciones físicas o químicas de éste”. En función de sus efectos sobre el organismo, se hablará de sustancia medicamentosa o medicamento, si son fundamentalmente beneficiosos (a pesar de que todos los medicamentos poseen efectos adversos o no deseados), o se hablará de tóxico, si el resultado es perjudicial. Medicamento es toda sustancia capaz de prevenir, diagnosticar, aliviar o curar enfermedades o dolencias, o de afectar a funciones corporales o al estado mental.

 

Los medicamentos están compuestos de moléculas denominadas principios activos, que son la sustancia responsable de producir en el organismo el efecto farmacológico, y de excipientes, que son sustancias que mejoran el sabor, el olor, el aspecto y la consistencia o que facilitan la administración del principio activo.

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Historia
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A lo largo de la historia, todos los pueblos del mundo han planteado hipótesis sobre el origen de las enfermedades y todos han utilizado sustancias más o menos elaboradas para prevenir, tratar o aliviar dolencias. Por lo general, históricamente, los medicamentos se han identificado con remedios vegetales, aunque existen civilizaciones que han utilizado también productos minerales o derivados de animales.

En el año 3500 a. C., los sumerios ya utilizaban una gran cantidad de sustancias para tratar la enfermedad, como el vinagre para desinfectar heridas o la corteza de sauce para la fiebre.

 

En el papiro de Ebers, que data del 1500 a. C., considerado como un tratado de medicina, ginecología e higiene, se hace referencia a casi 7.000 sustancias medicinales, entre las que destacan la cebolla, el ajo, la miel, la cerveza, los higos, las semillas de lino, el hinojo, la mirra, el aloe, el azafrán, el opio y la lechuga. También usaban el café y el cacao como estimulantes y ciertos preparados de plomo, cobre o antimonio.

Hipócrates (460-377 a. C.) es considerado el padre de la medicina. Nacido probablemente en la isla de Cos (Grecia), hizo numerosos viajes antes de establecerse definitivamente en la isla para dedicarse a la enseñanza y la práctica de la medicina. Hipócrates se formó con su padre, Heráclides, de quien recibió sus primeros conocimientos filosóficos. Consideraba que la medicina debía abandonar la relación con las prácticas religiosas y convertirse en una ciencia experimental.

Se cree que fue Hipócrates quien recogió en una colección de escritos todo el saber relacionado con la enfermedad y los métodos empleados para combatirla. En estos textos, se define la enfermedad como la consecuencia de un desequilibrio entre los llamados humores del cuerpo, es decir, la sangre, la flema y la bilis amarilla o cólera y la bilis negra o melancolía. Esta concepción de la enfermedad como alteración del equilibrio humoral constituye la base filosófica de la medicina occidental hasta la Ilustración. Hipócrates propone el empleo de plantas medicinales como técnica terapéutica y recomienda aire puro y una alimentación sana y equilibrada.

En Roma, la medicina tuvo un desarrollo inicial esencialmente vinculado a la religión. En los altos del Quirinal había un templo a Dea Salus, la deidad que reinaba sobre todas las otras relacionadas con la enfermedad, entre las que estaban Febris, la diosa de la fiebre, Uterina, que cuidaba de la ginecología, Lucina, encargada de los partos, Fesonia, señora de la debilidad y de la astenia, etc. Como en otras culturas, la medicina sobrenatural romana conservó su vigencia y su popularidad hasta mucho después de la caída del Imperio Romano. Su naturaleza esencialmente religiosa le permitió integrarse con las teorías médicas que surgieron en el Imperio Bizantino y que prevalecieron durante toda la Edad Media.

Muchos de los médicos griegos se trasladaron a Roma durante esta época. Según Laín Entralgo, los primeros romanos que se dedicaron al cuidado de la salud, ya que no había médicos en el sentido griego, daban especial importancia a la dieta, una vida moderada y el ejercicio físico. Un buen ejemplo del tipo de medicina desarrollada durante la dominación romana lo representa Asclepíades de Prusa (124 – 50 a.C.). Asclepíades manejaba una terapéutica mucho menos agresiva que la de los otros médicos griegos: sus dietas siempre coincidían con los gustos de los pacientes, evitaba purgantes y eméticos, recomendaba reposo y masajes, recetaba vino y música para la fiebre, y sus remedios eran tan simples que le llamaban el "dador de agua fría". Es interesante que Asclepíades no llegara a Roma como médico sino como profesor de retórica, pero, como no tuvo éxito en esta ocupación, decidió probar suerte con la medicina. Su éxito revela el carácter eminentemente práctico de la medicina romana, lo que también explica que otro lego en la profesión, Aulio Cornelio Celso (30 a.C. – 50 d.C.), haya escrito De Medicina, el mejor libro sobre la materia de toda la Antigüedad. El libro está dividido en tres partes, según la terapéutica utilizada: dietética, farmacéutica y quirúrgica. Entre las causas de las enfermedades, menciona las estaciones, el clima, la edad del paciente y su constitución física; entre los síntomas, considera la fiebre, la sudoración, la salivación, la fatiga, la hemorragia, el aumento o la pérdida de peso, el dolor de cabeza, la orina espesa, etc. Celso ya describe algunos fármacos, que clasifica en función de sus propiedades purgantes, diaforéticas, diuréticas, eméticas, narcóticas, etc.

Durante el Imperio Romano, existió otra respetada figura: Galeno (129 – 199 d.C.), originario de Pérgamo. Fue cirujano de gladiadores y adquirió cierta experiencia en el tratamiento de heridas, huesos, articulaciones y músculos. Galeno, en el tratamiento de las enfermedades, prefería dejar actuar a la naturaleza (la naturaleza se curaba a sí misma) y consideraba que el papel del médico debía limitarse a ayudarla.

Para el ayurveda de la India, los desequilibrios de la relación del individuo con el medio (alimentación, intemperie climática, estaciones, género de vida, etc.) son las causas más importantes de enfermedad. El tratamiento médico tenía la finalidad de ayudar a los seres humanos al restablecimiento del orden del cosmos, un orden religioso, moral, y físico, que la enfermedad había alterado. La enfermedad se entiende aquí como desequilibrio ético y moral, como actuación no correcta en la conducta, como pecado voluntario o no, que puede ser corregido mediante un ritual y la búsqueda del equilibrio con el medio.

Para los incas y los mayas, la enfermedad era causada por una trasgresión ética, moral o espiritual. Los aztecas creían que la enfermedad era provocada por los dioses o por hechiceros enemigos. Los aztecas recibían el nombre del día en el que nacían y sus horóscopos regían el destino, la profesión, la enfermedad, la salud y la duración de la vida. Los mayas utilizaban también la confesión expiatoria de los pecados del enfermo.

Los aztecas diagnosticaban empleando el horóscopo y tenían en cuenta la influencia de los astros en los diversos órganos del cuerpo. En la curación, además de los medicamentos, utilizaban el temazcal, una construcción confeccionada en adobe, de un metro y medio de alto por dos y medio de longitud, en donde se practicaba una terapia higiénica y purificadora ritual, se hacía sudar al enfermo y se le aplicaban masajes.

La era moderna de la farmacología comenzó en el siglo XVI, precedida por los primeros grandes descubrimientos en el campo de la química. En el año 1546, se publicó en Alemania la primera farmacopea moderna, con una lista de centenares de drogas y productos químicos medicinales, y con instrucciones explícitas para su preparación.

En 1921, un ortopedista (Banting) y un estudiante de medicina (Best) lograron aislar la insulina en un laboratorio de Toronto. En 1853, en Estrasburgo, Charles F. Gerhardt dio el primer paso para la fabricación de la aspirina que H. Guerland sintetizó con éxito poco tiempo después. En 1876 L. Riess y S. Stricker mostraron la actividad del ácido salicílico en el tratamiento de las fiebres reumáticas. Finalmente, en 1893, Felix Hoffmann, químico de la casa Bayer, emprendió la síntesis industrial de la aspirina.

El inglés Alexander Fleming, en 1928, mientras estudia el cultivo de las bacterias responsables de la formación del pus (estafilococos), observa un extraño fenómeno: un moho verde ha contaminado accidentalmente una placa de cultivo, y el cultivo de estafilococos casi ha desaparecido. Fleming identifica el moho. Se trata de una cepa de un hongo inferior, el Penicillium notatum. Analiza el fenómeno y observa que el moho, al entrar en contacto con el estafilococo, produce un fluido bactericida (que es capaz de matar a la bacteria), que Fleming es el primero en denominar penicilina.

El hallazgo de la penicilina fue el descubrimiento más importante de la historia de la medicina en el siglo XX, ya que, además de crear una nueva familia de medicamentos –los antibióticos–, su aplicación ha contribuido de forma decisiva a disminuir la morbilidad y la mortalidad.

Actualmente, el desarrollo de fármacos se basa en el conocimiento de las causas que provocan la enfermedad. La biología molecular, la genética y el estudio de la evolución de la patología de forma individualizada hacen que el futuro se proyecte hacia fármacos a la carta, específicos, no sólo para la persona que tiene la enfermedad, sino para la fase en la que se encuentra.

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Nombres
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Los medicamentos tienen varios nombres en función de la clasificación que se use: 1. Nombre químico, 2. Denominaciones Comunes Internacionales (DCI), 3. Nombre comercial, 4. Medicamento genérico.

   

1. Nombre químico

Es el nombre de la molécula, regido por las reglas internacionales de la IUPAC (International Union of Pure and Applied Chemistry) y las de la IUB (International Union of Biochemistry). Este nombre químico es tremendamente complicado, largo y difícil de memorizar, por lo que sólo resulta práctico en medios especializados.

Ejemplo: N-acetil-para-aminofenol y para-acetil-aminofenol o, según las últimas recomendaciones de la IUPAC, N-(4-hidroxifenil) etanamida

 

2. Denominaciones Comunes Internacionales (DCI)

Según la unificación y las sugerencias de la Organización Mundial de la Salud (OMS). La OMS aconseja que los nombres genéricos sean cortos, fáciles de pronunciar y fácilmente diferenciables entre sí para no originar ninguna confusión. El nombre genérico muestra, a través de sufijos o prefijos, el nombre de la familia de fármacos a la que pertenece (-acetamol, -ciclina, -pril, -sartan, etc.).

Ejemplo: paracetamol

 

3. Nombre comercial.

Es el nombre de la marca. Es elegido por el laboratorio que lo comercializa en función de datos procedentes de estudios de mercado. Se pretende que sea atractivo y que se relacione con la enfermedad, manifestación o síntoma que quiera tratar. Se reconoce fácilmente porque, al ser una marca registrada, en la parte derecha del nombre lleva un superíndice con una r dentro de un círculo (®). Las patentes de los fármacos pueden durar hasta veinte años, tiempo durante el cual nadie podrá copiarlo sin permiso del laboratorio que lo desarrolló.

Ejemplo: Gelocatil®, Algidol®, Analgilasa®, Efferalgan®, Apiretal®, Termalgin®, etc.

 

4. Medicamento genérico.

Es un medicamento cuya patente de su principio activo ya ha caducado, por lo que su precio de mercado no está recargado con el porcentaje destinado a los gastos de investigación y desarrollo. Los laboratorios que lo comercializan deben demostrar que el principio activo que ponen en venta es el mismo que el que comercializó el laboratorio original e identificarlo añadiendo al nombre las letras EFG (especialidad farmacéutica genérica).

Ejemplo: paracetamol EFG

La gran variedad de nombres y de presentaciones que existen en el mercado para un mismo principio activo puede dar lugar a cierta confusión. Es importante clarificar algunos puntos:

  • Los nombres comerciales, incluyendo los genéricos, de un principio activo comparten valores de eficacia y seguridad, por lo que un tratamiento iniciado con un fármaco (link glossari). de marca puede continuar con un fármaco genérico sin que se modifique el efecto que realiza. 
  • Existen situaciones, sobre todo en enfermedades crónicas, en las que la estabilidad del efecto del medicamento resulta fundamental. Un buen ejemplo de ello es la patología psiquiátrica; en este caso, cambios mínimos de eficacia pueden originar una reagudización, por lo que habitualmente se mantiene el mismo preparado (la misma marca) durante todo el tratamiento.
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El prospecto
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El prospecto es el documento dirigido al consumidor en el que se recogen los datos más importantes del fármaco. Debe estar elaborado de tal manera que la persona que va a consumir el medicamento sea capaz de comprender la información que contiene. Habitualmente, consta de los siguientes apartados:

1. Composición, 2. Indicaciones, 3. Posología, 4. Contraindicaciones, 5. Precauciones, 6. Efectos secundarios, 7. Interacciones, 8. Conservación y caducidad.

 

1. Composición

En este apartado se señalan las sustancias presentes en el fármaco, tanto su principio activo como los excipientes. Los excipientes sirven para mejorar la presentación del principio aportándole una forma, color, sabor o presentación agradables. Es importante revisar este apartado, ya que puede haber alergia o intolerancia a algunos excipientes presentes de forma habitual en los fármacos, como la lactosa, algunos aromas, jarabes o colorantes.


2. Indicaciones

Las indicaciones se trata de un listado de las enfermedades susceptibles de ser tratadas con el fármaco.

 

3. Posología

Indica la dosis o cantidad de medicamento que debe administrarse en cada toma. La posología se puede especificar por grupo de edad (niños, adultos, ancianos) o por peso. En este punto se señala también la dosis máxima que se puede consumir por día.


4. Contraindicaciones 

Las contraindicaciones son los casos especiales en los que no debe consumirse el fármaco, ya sea por una enfermedad, por pertenecer a un grupo de edad concreto (por ejemplo, niños o ancianos) o por encontrarse en un momento concreto del ciclo vital, como puede ser el embarazo o la lactancia.


5. Precauciones

Son las situaciones en las que hay que utilizar el fármaco con extremo cuidado o los casos en los que se debe consultar con un médico antes de continuar tomando el medicamento (por ejemplo, cuando aparece fiebre, inflamación, etc.).


6. Efectos secundarios

Los efectos secundarios, son los efectos adversos que el medicamento puede provocar en el organismo. Esto no significa que se produzcan en todas las personas que toman el fármaco. Los efectos adversos que se enuncian en el prospecto son todos los que se han observado durante el desarrollo experimental del medicamento. Afortunadamente, el número de personas que sufre estos efectos no deseados es pequeño y, en su gran mayoría, estos efectos son de carácter leve. En cualquier caso, en el prospecto, se indica claramente cuáles de estos efectos no deseados son leves y desaparecen sin tomar ninguna medida y cuáles pueden conllevar un riesgo para la salud y ser, por tanto, motivo de consulta con el equipo de salud.


7. Interacciones

Los fármacos son moléculas activas que, además de producir el efecto deseado ante la enfermedad, pueden modificar la respuesta del organismo ante otras sustancias. Es importante saber que las interacciones farmacológicas pueden provocar una disminución de la eficacia de un medicamento o, al contrario, potenciar su efecto hasta llegar a la toxicidad. Estas interacciones no sólo se dan entre fármacos, sino también entre fármacos y hierbas medicinales o determinados alimentos, por lo que es fundamental informar al médico que prescribe el fármaco nuevo de todos los tratamientos que se están siguiendo.

 

8. Conservación y caducidad

El fabricante garantiza la calidad del medicamento sólo si se respetan las normas de conservación que se señalan en el prospecto. Si estas condiciones no se respetan, es posible que el fármaco pierda eficacia, que se acorte su periodo de caducidad o que se modifique su perfil de seguridad, lo que puede dar lugar a toxicidad. Es importante conocer y respetar estas condiciones de conservación y no consumir fármacos si se sospecha que han estado expuestos a temperaturas o humedad que están fuera del rango que señala el fabricante o que estén caducados.

 

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Investigación en los medicamentos
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La investigación con fármacos es un proceso tremendamente complejo y largo que implica la participación de una gran cantidad de profesionales y que culmina con la puesta en el mercado de un medicamento nuevo. Durante el proceso de desarrollo del fármaco, se investigan aspectos referentes a la eficacia y seguridad y se decide la forma farmacéutica (cápsula, comprimido, jarabe, suero intravenoso, etc.) más adecuada.

Los primeros pasos de un fármaco se dan siempre en el laboratorio, con estudios en los que las condiciones de actuación del fármaco se reproducen fuera del organismo, con el fin de comprobar que la molécula que se investiga es capaz de actuar de la manera esperada.

 

Las siguientes fases se llevan a cabo habitualmente con animales. Se comprueba que el fármaco sea seguro a las dosis a las que se prevé que va a ser utilizado en humanos y se hacen estudios de eficacia.

La última fase es la investigación en humanos por medio de los ensayos clínicos. Estos estudios se realizan en varias fases (primero en voluntarios sanos y luego en personas afectadas por la condición que se desea tratar) y culminan con la puesta en el mercado de un nuevo fármaco.

Todo este proceso, desde el laboratorio hasta el ensayo clínico, es tremendamente complejo y tiene una tasa muy baja de éxito, es decir, muy pocas de las moléculas que salen del laboratorio acaban convirtiéndose en fármacos, ya sea por falta de eficacia o por no ser todo lo seguras que exigen las autoridades sanitarias.

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Grupo de fármacos
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Existen muchas clasificaciones de los fármacos. A continuación se presentan los medicamentos en función del sistema corporal sobre el que actúan.

1. Fármacos del sistema nervioso autónomo, 2. Fármacos del sistema nervioso central, 3. Fármacos del sistema cardiovascular, 4. Fármacos de la coagulación, 5. Fármacos para tratar la infección, 6. Fármacos del sistema endocrino, 7. Fármacos del sistema respiratorio, 8. Otros grupos de fármacos.

 

  1. FÁRMACOS DEL SISTEMA NERVIOSO AUTÓNOMO 
    • Simpaticomiméticos 
    • Bloqueantes adrenérgicos 
    • Parasimpaticomiméticos 
    • Anticolinérgicos 
    • Relajantes musculares
  2. FÁRMACOS DEL SISTEMA NERVIOSO CENTRAL 
    • Analgésicos opiáceos 
    • Analgésicos no opiáceos 
    • Benzodiacepinas: ansiolíticos, hipnóticos y sedantes 
    • Anestesia local 
    • Anestesia general 
    • Fármacos antiepilépticos 
    • Fármacos antiparkinsonianos 
    • Fármacos antipsicóticos 
    • Fármacos antidepresivos
  3. FÁRMACOS DEL SISTEMA CARDIOVASCULAR 
    • Antiarrítmicos 
    • Antianginosos 
    • Diuréticos 
    • Antihipertensivos 
    • Fluidoterapia
  4. FÁRMACOS DE LA COAGULACIÓN 
    • Heparinas: heparina no fraccionada y de bajo peso molecular (HBPM) 
    • Anticoagulantes orales 
    • Fibrinolíticos y antiagregantes plaquetarios  
  5. FÁRMACOS PARA TRATAR LA INFECCIÓN 
    • Antibióticos
      • Betalactámicos: penicilinas y cefalosporinas
      • Aminoglucósidos
      • Glucopéptidos, sulfamidas y quinolonas
    • Bacteriostáticos: tetraciclinas y macrólidos
    • Tratamiento de la tuberculosis
    • Antifúngicos y antivirales
    • Antiparasitarios y antisépticos
  6. FÁRMACOS DEL SISTEMA ENDOCRINO 
  7. FÁRMACOS DEL SISTEMA RESPIRATORIO 
    • Tratamiento del asma y del broncoespasmo
  8. FÁRMACOS DEL SISTEMA DIGESTIVO 
    • Antieméticos 
    • Antiulcerosos 
    • Laxantes y antidiarreicos
  9. OTROS GRUPOS DE FÁRMACOS 
    • Antihistamínicos 
    • Antiinflamatorios no esteroideos (AINE) 
    • Citostáticos 
    • Vacunas 
    • Vitaminas y oligoelementos 
    • Fármacos dermatológicos y oftalmológicos
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Consejos de la enfermera

Respirar
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  • Es necesario un período de aprendizaje para asegurar una buena técnica en la utilización de los inhaladores o aerosoles y los nebulizadores, y una administración correcta del medicamento. La enfermera ayudará a sincronizar la inspiración y la nebulización. 
  • Antes de usar un inhalador o un nebulizador, la persona debe sonarse suavemente. Durante la aplicación, debe respirar por la boca. 

 

  • Tras la administración de un inhalador o un nebulizador, es bastante habitual la aparición de náuseas, a causa del mal sabor del medicamento; enjuagarse la boca con agua ayudará a reducirlas. 
  • Es necesario enjuagar la boca y la garganta con agua después de aspirar los inhaladores y los nebulizadores, sobre todo si contienen esteroides. 
  • Si tras tomar cualquier fármaco se percibe dificultad para respirar, no se debe tomar ninguna dosis más. Es importante comprobar que esta reacción o efecto secundario no está ocasionada por el principio activo o por alguno de los excipientes del medicamento. 


Se recomienda
tener en cuenta todos los consejos generales, que permitirán adoptar medidas saludables en relación con la actividad de la vida diaria de: 

Respirar

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Comer y beber
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  • Para planificar el horario de toma de los medicamentos es necesario saber si éstos interaccionan con las comidas. En este sentido, al prescribirlo, se pueden hacer dos tipos de indicación: 
    • “Con las comidas”: Significa que se debe tomar el medicamento durante o inmediatamente después de las comidas. Si esto no es posible porque el horario de las tomas no coincide con el de las comidas, hay que ingerirlo con algún alimento, preferiblemente un alimento seco, como una galleta, un poco de pan tostado, etc. 
    • “Fuera de las comidas”: Significa que se debe tomar el medicamento con el estómago vacío, es decir, 1 o 2 horas antes o después de las comidas, con un vaso de agua, nunca leche o zumos, ya que en algunos casos estos pueden retrasar o reducir la absorción de algunos medicamentos.
      Formas de administración

 

  • Es necesario asegurarse siempre de que no hay interacciones o contraindicaciones entre algún alimento y los fármacos que se toman. Si esto sucede, es necesario planificar una alimentación equilibrada que los excluya. 
  • Algunos fármacos pueden hacer que el sabor de ciertos alimentos se perciba de modo diferente, de manera que algunos que antes resultaban agradables dejen de serlo. Si esto sucede, se debe diseñar una alimentación equilibrada que los excluya y los sustituya por otros más apetecibles. 
  • Si se toman fármacos con un sabor desagradable que puede provocar náuseas o vómitos y no es preciso tomarlos “con las comidas”, puede ser útil distribuir éstas de manera que no coincidan con la toma de los fármacos. 
  • Si se produce un vómito inmediatamente después de tomar la medicación, habitualmente está indicado tomar otra dosis; no obstante, siempre es preferible consultar con la enfermera o el médico la conducta a seguir. 

 
Se recomienda
tener en cuenta todos los consejos generales, que permitirán adoptar medidas saludables en relación con la actividad de la vida diaria de:

Comer y beber

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Moverse y mantener una postura corporal correcta
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  • El ejercicio físico puede optimizar la eficacia de algunos medicamentos (como por ejemplo los antidiabéticos orales). Ante la duda, lo más aconsejable es consultar con el equipo de salud. 
  • Se debe planificar el horario de ejercicio y de medicación, teniendo en cuenta las características del ejercicio y los posibles efectos adversos de la medicación. 

 

Se recomienda tener en cuenta todos los consejos generales, que permitirán adoptar medidas saludables en relación con la actividad de la vida diaria de:

Moverse y mantener una postura corporal correcta

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Reposar y dormir
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  • Es necesario consensuar con el equipo de salud, sobre todo en los tratamientos de larga duración, las horas en que se consume la medicación para que sus efectos no interfieran en el descanso nocturno. 
  • Es importante tener presente que los medicamentos para combatir el insomnio deben tomarse media hora antes de ir a dormir. 
  • Siempre que sea posible, los fármacos que provocan somnolencia (por ejemplo, los antihistamínicos) se deben tomar justo antes de acostarse. 


Se recomienda
tener en cuenta todos los consejos generales, que permitirán adoptar medidas saludables en relación con la actividad de la vida diaria de:

Reposar y dormir

Eliminar
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  • Se puede facilitar la absorción de un fármaco por vía rectal colocándose tumbado sobre el lado izquierdo del cuerpo y guardando reposo durante diez minutos. 
  • Tras la administración de un supositorio, hay que evitar defecar durante al menos 20 minutos, a menos de que se trate de un supositorio laxante (por ejemplo, de glicerina).


Se recomienda
tener en cuenta todos los consejos generales, que permitirán adoptar medidas saludables en relación con la actividad de la vida diaria de:

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Evitar peligros y prevenir riesgos
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En caso de ingreso hospitalario, es muy importante comunicar al equipo de salud todos los fármacos que se consumen. Es importante tomar solamente los medicamentos que se dispensen en el hospital, a menos que la enfermera o el médico le indiquen la conveniencia de traer llevar alguno de casa. 

Antes de tomar cualquier fármaco se recomienda:

 

  • Leer detenidamente el prospecto y, si se tienen dudas, consultar con el equipo de salud. 
  • Leer atentamente las consideraciones que se dan en función de la situación de vida de la persona (por ejemplo, la etapa del ciclo vital, estar embarazada, etc.).
  • Si se toman hierbas medicinales, tratamientos homeopáticos u otros medicamentos de venta libre, se debe consultar con el equipo de salud las posibles interacciones entre éstos y los fármacos prescritos. 
  • Es necesario cerciorarse de que no hay interacción o contraindicación con la toma de bebidas alcohólicas. 


Si se toman medicamentos que pueden tener efectos secundarios importantes (por ejemplo, hipoglucemias, crisis convulsivas, somnolencia, falta de concentración, etc.), es conveniente decírselo a alguna persona del entorno más próximo (familia, amigos, compañeros de trabajo), e indicarle las pautas de actuación ante ellos. 

Todos los medicamentos deben estar correctamente identificados, en su envase original; no deben tenerse pastillas sueltas, ya que todas se parecen y es fácil confundirse. 

Si una persona se salta una dosis de un fármaco, por regla general debe tomarla cuanto antes, aunque si ha pasado demasiado tiempo (por ejemplo, la mitad del intervalo entre dos tomas), en la mayoría de las ocasiones se debe esperar a la toma siguiente. En ningún caso debe tomar una dosis doble. Si existen dudas sobre la toma de una dosis olvidada, es necesario consultar con la enfermera o el médico. 

En función de la vía de administración del medicamento, es necesario tener una serie de precauciones a fin de evitar riesgos y asegurar su uso correcto:

Vía oftálmica:

  • Al aplicarse un colirio o pomada, la visión puede resultar borrosa durante unos segundos, por lo que es conveniente evitar cualquier actividad que requiera agudeza visual hasta recuperar la visión normal. 
  • Se debe procurar que el cuentagotas o el extremo del tubo no toquen ni el ojo ni cualquier otro objeto para evitar la contaminación. 
  • Los preparados oftálmicos dejan de ser estériles una vez abiertos, por lo que no deben guardarse al finalizar el tratamiento.


Vía ótica: 

  • No se debe tapar la oreja con un algodón seco tras administrarse gotas, ya que podría absorberlas; se puede tapar con un algodón empapado en el medicamento.


Vía nasal: 

  • No se debe compartir con nadie el nebulizador o el inhalador.


Vía oral:
 

  • No se debe manipular el medicamento (vaciar el contenido de las cápsulas, triturar las grageas, dividir los comprimidos, etc.), a menos que el médico o el farmacéutico lo autorice; las grageas tienen una cubierta especial para que no se deshagan en el estómago y hay medicamentos de acción prolongada que pierden esa propiedad al partirlos o trocearlos. 
  • Si hay dificultad para tragar algún comprimido o cápsula, se debe consultar con el médico o el farmacéutico sobre la posibilidad de usar otra presentación, como sobres, jarabes, etc. 
  • El medicamento se ha de tomar de pie o sentado, no acostado. 
  • Si se trata de suspensiones, jarabes, etc, para administrar el medicamento, es preferible usar siempre las cucharas medidoras que se incluyen con el medicamento o las jeringas orales.


Vía tópica: 

  • Se debe evitar que el extremo del aplicador (por ejemplo, el tubo de la pomada) toque cualquier superficie, incluido el lugar de aplicación. 
  • Al finalizar la aplicación, se ha de cerrar bien el tubo y hay que lavarse cuidadosamente las manos para evitar que el medicamento pueda entrar en contacto con la mucosa de los ojos o de la boca.


Vía transdérmica:
 

  • Es importante alternar la zona cada vez que se cambia el parche y quitar el que está puesto antes de poner el nuevo. 
  • Los parches no pueden mojarse y no hay que tocar con las manos la parte que debe ir en contacto con la piel.


Vía rectal:
 

  • Si tras administrarse un supositorio, se expulsa entero, se debe poner otro. 
  • Si el supositorio está blando, si se pone unos minutos en la nevera recuperará su consistencia habitual. 
  • Si hay que fraccionar un supositorio, se debe hacer siempre partiéndolo en sentido longitudinal.


Vía vaginal:
 

  • Se debe lavar el aplicador con agua caliente después de cada uso. 
  • Es más fácil aplicar un óvulo si previamente se humedece con agua. 


Se recomienda
tener en cuenta todos los consejos generales, que permitirán adoptar medidas saludables en relación con la actividad de la vida diaria de: 

Evitar peligros y prevenir riesgos

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Comunicarse e interactuar socialmente
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Se recomienda tener en cuenta todos los consejos generales, que permitirán adoptar medidas saludables en relación con la actividad de la vida diaria de:

Comunicarse e interactuar socialmente

Trabajar y divertirse
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  • Si se viaja a una parte del mundo en la que no hay el mismo horario, o se cambia el turno de trabajo, se pueden producir problemas para adaptar las dosis de la medicación habitual, sobre todo los primeros días. Es necesario diseñar de antemano junto con la enfermera un plan de adaptación de la medicación al nuevo huso horario.
  • Cuando se toman medicamentos que pueden producir como efecto secundario somnolencia, trastornos visuales, falta de concentración, etc, es conveniente evitar todo tipo de actividades (lúdicas o laborales) que impliquen riesgo para la persona que los toma o para los demás. 


Se recomienda
tener en cuenta todos los consejos generales, que permitirán adoptar medidas saludables en relación con la actividad de la vida diaria de: 

Trabajar y divertirse

Tópicos y conductas erróneas
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Un medicamento que ha sido eficaz para una persona no tiene por qué serlo para otra que tenga el mismo o parecido problema de salud. Ni el fármaco, ni la dosis, ni la forma en que se toma tienen por qué ser las mismas en dos personas con la misma enfermedad o con enfermedades con signos y síntomas parecidos. 

Natural no es sinónimo de seguro: No hay nada más natural pero menos seguro (más tóxico) que una seta venenosa. 

 

Natural no es sinónimo de eficaz: En la mayoría de los casos no hay estudios que avalen la eficacia de hierbas medicinales que existen en el mercado. 

Las hierbas medicinales no pueden tomarse de forma indiscriminada. Muchas hierbas pueden interaccionar con medicamentos y modificar sus efectos sobre el organismo en dos direcciones: potenciándolos, con el consiguiente riesgo de toxicidad, o disminuyéndolos, lo que provocaría una disminución de la efectividad del medicamento.

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Última modificación: 30/06/22 07:36h

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