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Información práctica

Estructura y función del cuerpo humano
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Los sistemas de la estructura y función del cuerpo humano, más directamente relacionados con estos signos y síntomas son:

 

La persona, hombre o mujer, de cualquier edad y condición, es un ser multidimensional integrado, único y singular, con necesidades particulares y capaz de actuar deliberadamente para alcanzar las metas que se propone, asumir la responsabilidad de su propia vida y de su propio bienestar, y relacionarse consigo mismo y con su ambiente en la dirección que ha escogido.

La idea de ser multidimensional integrado incluye las dimensiones biológica, psicológica, social y espiritual, las cuales todas experimentan procesos de desarrollo, y se influencian mutuamente. Cada una de las dimensiones en que se describe a la persona se encuentra en relación permanente y simultánea con las otras, formando un todo en el cual ninguna de las cuatro se puede reducir o subordinar a otra ni puede ser contemplada de forma aislada. Por consiguiente, ante cualquier situación, la persona responde, como un todo, con una afectación variable de sus cuatro dimensiones. Cada dimensión comporta una serie de procesos, algunos de los cuales son automáticos o inconscientes y otros, por el contrario, son controlados o intencionados.

Teniendo siempre en mente este concepto de persona, y sólo con fines didácticos, pueden estudiarse aisladamente las modificaciones o alteraciones de algunos de los procesos de la dimensión biofisiológica (estructura y función del cuerpo humano) en diversas situaciones.

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Signos y síntomas relacionados
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Los signos y síntomas pueden preceder al vómito, acompañarlo o aparecer como complicaciones del mismo.

 

1. Signos y síntomas que preceden a las náuseas y al vómito:

  • Palidez 
  • Sudoración 
  • Aumento de la salivación 
  • Cambios del número de pulsaciones cardíacas 
  • Cambios de las cifras de la tensión arterial

 

Estos signos y síntomas se producen por una estimulación del sistema nervioso simpático y parasimpático.

La estimulación del sistema nervioso simpático provoca la variación del número de pulsaciones cardíacas, de las cifras de la tensión arterial y la aparición de sudoración. 
 
La estimulación del sistema nervioso parasimpático produce una relajación del esfínter esofágico inferior, un aumento de la motilidad gastrointestinal (contracciones musculares rítmicas y coordinadas que ocurren a lo largo del tracto gastrointestinal) y una salivación excesiva.
 
Cuando los vómitos son producidos por un aumento de la presión intracraneal, es decir, por una estimulación directa del centro del vómito, estos signos y síntomas precedentes no aparecen.

 

2. Signos y síntomas que acompañan a las náuseas y al vómito:

 

2.1 Según la causa que origina las náuseas y los vómitos: 

  • Dolor abdominal, fiebre y/o diarrea, cuando la causa está relacionada con una alteración gastrointestinal. Por ejemplo: gastroenteritis
  • Dolor de cabeza, rigidez en la nuca, petequias en el tórax (manchas rojas, pequeñas como la punta de un alfiler, planas y redondas debajo de la piel causadas por una hemorragia) y fiebre, cuando la causa está relacionada con una alteración o enfermedad del sistema nervioso central. Por ejemplo: meningitis. 
  • Dolor torácico, cuando la causa está relacionada con un problema cardíaco. Por ejemplo: infarto agudo de miocardio. 
  • Acúfeno (zumbido de oídos) y/o pérdida de audición, cuando la causa está relacionada con un problema auditivo. Por ejemplo: síndrome de Ménière. 

 
2.2 Según el tiempo de evolución (cuando los vómitos son crónicos persistentes o recidivantes): 

  • Deshidratación: Se manifiesta a través de sequedad en la boca, sensación de sed, micciones poco frecuentes u orina escasa y oscura, ojos hundidos y pérdida de la elasticidad normal de la piel (si se pellizca con los dedos, la piel no regresa a la posición en que lo hace habitualmente). 
  • Alteraciones electrolíticas: Con el vómito se pierden electrólitos, minerales presentes en la sangre y en otros líquidos corporales, que llevan una carga eléctrica, esenciales para el organismo, como el cloro, el sodio, el potasio y el hidrógeno, cuyas pérdidas se pueden medir por medio de una analítica sanguínea. Estas alteraciones electrolíticas se manifiestan con: debilidad, cansancio, irritabilidad, convulsiones, alteración del nivel de conciencia, sed, calambres, etc. 
  • Desnutrición: Acompañada de pérdida de peso y, en los niños, de alteraciones del crecimiento. 
  • Anorexia: Pérdida de apetito. 
  • Astenia: Cansancio. 
  • Erosiones del esmalte dental y caries: Relacionadas con el contacto repetido del esmalte dental con el ácido de los vómitos.

3. Complicaciones del vómito: 

 
  • Aspiración del contenido del vómito hacia la vía respiratoria: Es una complicación grave que se suele dar en personas que sufren una disminución del nivel de conciencia (por ejemplo, una intoxicación etílica) o alteración de la deglución (paso de los alimentos desde la boca hacia el esófago). Se manifiesta a través de dificultad para respirar, tos, estridor (ruido al respirar), disfonía (cambios en el timbre o en la intensidad de la voz), cianosis (coloración amoratada de la piel) y pérdida de conocimiento. 
  • Desgarro de la mucosa de la unión gastroesofágica: Normalmente causado por realizar fuertes y prolongados esfuerzos para vomitar. Suele acompañarse de hemorragia (denominado síndrome de Mallory-Weiss).
 
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Cómo se mide
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Es importante diferenciar el tipo de vómito y para ello, además de determinar la cantidad aproximada del mismo, es importante observar: 

  • El color, el olor, la consistencia y la presencia de sangre y de restos de alimentos o sustancias extrañas
  • El momento en el que aparece el vómito. 
  • Duración del vómito. 
  • Las situaciones en las que aparece el vómito o con las que se vincula; por ejemplo, tras la toma de fármacos o de ciertos alimentos, o haciendo determinados movimientos.

Esta información puede ser de gran utilidad para el profesional de la salud que se consulte porque le puede orientar para establecer la causa de las náuseas y los vómitos.

 

Tratamiento
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El tratamiento de las náuseas y los vómitos se basa fundamentalmente en tratar la causa que lo provoca y los síntomas relacionados. Para ello se emplea un tratamiento farmacológico y se hacen unas recomendaciones dietéticas. 

  1. Tratamiento farmacológico
  2. Recomendaciones dietéticas

 

1. Tratamiento farmacológico

En la mayoría de las situaciones en que se presentan las náuseas y los vómitos no es necesario el tratamiento farmacológico puesto que se trata de situaciones pasajeras (como por ejemplo, una indigestión) que ceden espontáneamente o siguiendo una serie de recomendaciones dietéticas.

La indicación de un determinado fármaco para tratar las náuseas y los vómitos debe hacerla siempre un médico y dependerá de la causa que los provoca, de la situación clínica de la persona y de los efectos secundarios de dicho fármaco. Estos fármacos se denominan antinauseosos y antieméticos.

Las náuseas y los vómitos pueden tener su origen en uno de los siguientes mecanismos de acción:

  • Estimulación de fibras viscerales aferentes (fibras nerviosas que reciben los impulsos de las vísceras y los transportan hacia el sistema nervioso central) por inflamación, infección y distensión mecánica de estructuras del tracto gastrointestinal.
  • Entrada de impulsos provenientes de quimiorreceptores (receptores sensoriales que traducen una señal química en un potencial de acción) ubicados en la base del cuarto ventrículo cerebral.
  • Activación directa de fibras vestibulares (que transportan estímulos procedentes del oído) o cerebelosas.

 

En el caso de la estimulación de fibras viscerales o de quimiorreceptores, los principales mediadores químicos son la dopamina y la serotonina, mientras que en el caso de la activación directa de fibras vestibulares o cerebelosas, el principal mediador es la acetilcolina.

Partiendo de esta premisa, los fármacos antinauseosos y antieméticos se clasifican de acuerdo con su mecanismo de acción en cinco categorías básicas:

1.1 Antagonistas de la dopamina
1.2 Antagonistas de la serotonina
1.3 Antagonistas de la histamina (antihistamínicos)
1.4 Antagonistas de la acetilcolina (anticolinérgicos)
1.5 Agentes con acción antiemética específica que no se incluyen en las categorías mencionadas 

 

1.1 Antagonistas de la dopamina

Los antagonistas de dopamina ejercen su acción antiemética gracias al bloqueo de los receptores D2 de la dopamina y disminuyen la estimulación de las fibras viscerales aferentes al centro del vómito.

A continuación se describen los fármacos más empleados de este grupo.

  • Metoclopramida (Primperan®)
    Atraviesa la barrera hematoencefálica, que es una formación de células endoteliales, situada entre los vasos sanguíneos y el sistema nervioso central, que permite el paso de oxígeno y nutrientes, pero impide que la atraviesen muchas sustancias tóxicas.

    Está indicado en la prevención de náuseas y vómitos postoperatorios, vómitos inducidos por radioterapia o vómitos retardados inducidos por quimioterapia y tratamiento sintomático de náuseas y vómitos, incluyendo los que acompañan a la migraña aguda. 

    Efectos secundarios más frecuentes. Somnolencia, diarrea, astenia, hipotensión ortostática y reacciones extrapiramidales si se excede la dosis recomendada (movimientos involuntarios de las piernas, gesticulación, tortícolis, protrusión rítmica de la lengua y estridor).

  • Domperidona (Motilium®)
    No atraviesa la barrera hematoencefálica.  

    Está indicado como antiemético por su efecto procinético (mejora el tránsito intestinal, y aumenta la velocidad de vaciado y la función de los esfínteres).  

    Efectos secundarios más frecuentes. Boca seca; pérdida de la libido, ansiedad; somnolencia, cefalea, diarrea, erupciones, prurito, galactorrea (secreción láctea de la glándula mamaria fuera del período puerperal), dolor en las mamas, astenia y alteraciones en el electrocardiograma. 

 

1.2 Antagonistas de la serotonina (serotoninérgicos)

Son el tratamiento de elección en una gran diversidad de causas de las náuseas y de los vómitos debido a su amplio efecto farmacológico.

Se consideran fármacos seguros, con un perfil reducido de efectos secundarios que no obliga a la suspensión del tratamiento en la mayoría de los casos; el coste del tratamiento es la limitación más importante para su prescripción.

A continuación se describen los fármacos más empleados de este grupo.   

  • Ondansetron (Yatrox®)
  • Granisetron (Kytril®)
    Este grupo de fármacos está indicados en la prevención de náuseas y vómitos por quimioterapia y radioterapia, por cirugía, por hiperémesis gravídica (presencia de náuseas y vómitos intensos y persistentes durante el embarazo) y por gastroenteritis.

    Efectos secundarios más frecuentes. Cefalea, estreñimiento, sensación de rubor o calor y reacción local si se ha administrado por vía endovenosa.

 

1.3 Antagonistas de la histamina (antihistamínicos)

Están indicados para el tratamiento de las náuseas y de los vómitos que acompañan a los mareos y los vértigos.

A continuación se describen los fármacos más empleados de este grupo.

Efectos secundarios más frecuentes. Sedación, confusión, insomnio, incoordinación, fatiga y temblor.

 

1.4 Antagonistas de la acetilcolina (anticolinérgicos)

A continuación se describen los fármacos más empleados de este grupo.

Están indicados en la prevención de las náuseas y de los vómitos en la persona en proceso quirúrgico en fase preoperatoria.

Efectos secundarios más frecuentes (han limitado su uso en la actualidad). Sequedad de boca, retención urinaria, visión borrosa y aumento de la hipertensión ocular en personas con glaucoma.

 

1.5 Agentes con acción antiemética específica que no se incluyen en las categorías mencionadas
 
  • Glucocorticoides
    Están indicados para el tratamiento de náuseas y de vómitos relacionados con la quimioterapia y para prevenir náuseas y vómitos en procesos quirúrgicos.
    • Dexametasona (Fortecortin®). Es el fármaco más empleado de este grupo. 

      Efectos secundarios más frecuentes. Los efectos secundarios pueden afectar a los sistemas digestivo, endocrino, cardiovascular, musculoesquelético e inmunológico, pero sólo aparecen con el uso continuado de dosis elevadas o tras la supresión después de que se haya empleado durante largos periodos de tiempo sin pautas de descanso.
  • Benzodiazepinas
    Están indicados para las náuseas y vómitos anticipatorios que se producen antes de una sesión de quimioterapia. Los fármacos más empleados de este grupo son:
    • Lorazepam (Orfidal®) 
    • Alprazolam (Trankimazin®)   

      Efectos secundarios más frecuentes. Pueden ser generales, como somnolencia, fatiga y debilidad muscular, o, más raramente, pueden afectar a sistemas específicos: trastornos cardíacos, gastrointestinales, hematológicos, nerviosos, respiratorios o cutáneos; además tienen numerosas contraindicaciones e interacciones. Estos efectos secundarios aparecen con tratamientos prolongados.
  • Cannabinoides
    Son sustancias que actúan sobre el sistema nervioso central y periférico y sobre el sistema inmunitario y, de forma particular, sobre los receptores cannabinoides del organismo. Se utilizan para el tratamiento de las náuseas y de los vómitos inducidos por la quimioterapia cuando han fracasado el resto de tratamientos. Actualmente se han sintetizado tres fármacos de este tipo en el laboratorio.
    • Dronabinol + Cannabidol (Sativex®). 
    • Nabilona (Cesamet®), autorizado en el Reino Unido.
    • Levonantradol análogo al dronabinol.  

      Efectos secundarios más frecuentes. Reacciones alérgicas leves o graves (hinchazón de la cara, dificultad para respirar), debilidad, sofocos, náuseas y vómitos, pérdida de memoria, ansiedad, confusión, mareos, inestabilidad al caminar, estado de ánimo exaltado o eufórico, somnolencia; algunos efectos secundarios pueden ser graves, como convulsiones, pulso acelerado (taquicardia) o fuerte.

 

2. Recomendaciones dietéticas

  • Evitar comer y beber mientras persisten las náuseas y los vómitos.
  • Una vez transcurridas entre dos y cuatro horas después del vómito, iniciar progresivamente la ingesta de líquidos, preferiblemente de agua, en cantidades pequeñas y más bien fríos.
  • Si se toleran bien los líquidos, continuar con una dieta de fácil digestión: rica en hidratos de carbono, baja en grasas y exenta de alcohol, café, bebidas gaseosas y alimentos muy ácidos. Los alimentos deben cocinarse hervidos o a la plancha. Una comida tipo podría ser: puré de patata, pollo a la plancha y manzana cocida.
  • Comer lentamente y en pequeñas cantidades.
  • Adaptar la dieta a la situación personal (niños, embarazadas, ancianos, presencia de alguna enfermedad, etc.)

    La alimentación ante los trastornos propios del embarazo
    Alimentación y cáncer: la alimentación ante los trastornos propios del proceso oncológico


En algunas situaciones, a pesar de seguir estas recomendaciones dietéticas, es aconsejable consultar con un profesional de la salud:

  • Cuando los vómitos no desaparecen en 24-48 horas.
  • En el caso de personas con enfermedades previas: endocrinas (diabetes), cardíacas (insuficiencia cardíaca), oncológicas y/o renales (insuficiencia renal).
  • En el caso de bebes y niños. Tienen mayor riesgo de sufrir deshidratación, alteraciones electrolíticas y complicaciones posteriores.
  • En el caso de gente mayor. Suelen padecer enfermedades crónicas, están polimedicados y tienen mayor riesgo de deshidratación. Los vómitos les pueden descompensar una enfermedad previa y los fármacos que toman habitualmente pueden dejar de realizar su acción de forma correcta.
  • En mujeres embarazadas o en período de lactancia.
  • Cuando se está siguiendo un tratamiento farmacológico vía oral. Si la persona presenta vómitos de forma prolongada, el fármaco dejará de realizar de forma correcta su acción farmacológica y quizás sea necesario administrar estos fármacos por otra vía.
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Control de la situación de salud
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En aquellas situaciones en las que las náuseas y los vómitos son persistentes o están relacionadas con un tratamiento, como por ejemplo, el tratamiento quimioterápico, los objetivos a alcanzar serían, entre otros:

  • Reducir o eliminar las náuseas y los vómitos para aumentar el confort y el bienestar.
  • Mantener el aporte adecuado de líquidos y nutrientes.
  • Mantener el peso corporal.

Para conseguir estos objetivos es aconsejable que la persona que tiene náuseas y vómitos siga las siguientes recomendaciones: 1. Para prevenir el vómito, 2. Cuando aparecen náuseas y/o vómitos, 3. Después de haber vomitado.

 

1. Para prevenir el vómito:

 
  • Mantener un ambiente relajado y tranquilo, bien ventilado y sin olores desagradables.
  • Reducir o eliminar los factores personales que desencadenan o aumentan las náuseas y los vómitos, como por ejemplo, la ansiedad, el miedo, la fatiga y el dolor.
  • Evitar cambios posturales bruscos en caso de tener vértigo.
  • Evitar acostarse antes de dos horas después de haber comido.
  • Utilizar técnicas de relajación (como la relajación muscular progresiva o la visualización de escenas mentales agradables) y tácticas de distracción (pasatiempos, lectura, sudokus, etc.) en los períodos en los que no haya náuseas ni vómitos.
  • Utilizar ropa cómoda (evitar llevar prendas ajustadas: faja, cinturón o corbata) durante y después de las comidas.


2. Cuando aparecen náuseas y/o vómitos:

 
  • Evitar beber y comer.
  • Respirar profunda y lentamente inspirando por la nariz y expulsando el aire por la boca.


3. Después de haber vomitado:

 
  • Enjuagarse la boca con abundante agua fresca.
  • Limpiar los restos del vómito y poner especial atención en eliminar el olor.
  • Esperar más o menos cuatro horas sin comer ni beber y, después, tomar pequeños sorbos de líquidos, preferiblemente de agua más bien fría, en cantidades pequeñas.
  • Si se toleran los líquidos, continuar con alimentos de fácil digestión, en pequeña cantidad, 5 o 6 veces al día, y evitar los extremos de temperatura, es decir, que no sean ni muy fríos ni muy calientes. 
  • Mantener períodos de reposo frecuentes e intentar evitar actividades innecesarias tras las comidas.


Hay situaciones en las que la persona que presenta náuseas y vómitos necesita la ayuda de otra persona. En tales casos es aconsejable que ésta siga las siguientes recomendaciones:

  • Mantener un ambiente relajado y tranquilo.
  • Proporcionar a la persona que presenta náuseas un ambiente bien ventilado y libre de olores intensos. 
  • Dejar al alcance de la mano el material necesario para vomitar, como por ejemplo: una palangana, una toalla, pañuelos de papel, etc.
  • Acompañar a la persona durante el acto de vomitar si ésta lo desea; en algunas situaciones la presencia de otra persona disminuye la ansiedad durante el vómito.
  • Retirar los restos del vómito, prestar atención a sus características y poner especial atención en eliminar el olor.
  • Proporcionar el material necesario para la higiene bucal.
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Última modificación: 13/12/17 04:49h

Comentarios

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eladio perez hernandez 21 de Marzo de 2023
Me a sido de gran importansia y de aorendisaje ya que me abia icurrido
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Eduardo Manrique González 17 de Mayo de 2023
Buenas tardes, excelente articulo, sobre todo porque establece muy bien la diferencia entre el vomito fecaloideo y el vomito porraceo, tema que tiene a confundir a muchos galenos, a la hora de hablar de las características del vomito en la oclusión intestinal
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Jose 30 de Enero de 2024
Me tocó vivir una situación en donde pude aplicar esos consejos. Fueron muy útiles.
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