Autor/a
Julia Cid Vaquero
Comadrona
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Información general

Descripción
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El parto es el proceso fisiológico con el que acaba el embarazo y que culmina con el nacimiento del bebé o los bebés y la expulsión de la placenta o las placentas y las membranas ovulares.

 

El parto de una mujer y el nacimiento constituyen un proceso único, íntimo y extraordinario que siempre deja impronta, tanto en la mujer como en el recién nacido. En muchas culturas es un acontecimiento celebrado en el seno de la familia y en la comunidad, y en todas las sociedades está rodeado de mitos y de creencias propias

Desde un punto de vista biológico, el parto de los mamíferos, en general, se considera una función vital en la que la hembra necesita intimidad y seguridad para tener a sus crías. En muchos países occidentales, ese aspecto ha quedado a menudo olvidado debido a la consideración del parto como una patología, sin tener en cuenta la fisiología del proceso y las necesidades de la mujer. A pesar de eso, en los últimos años ha surgido un movimiento de mujeres y de profesionales que, avalados por la evidencia científica, trabajan para recuperar el respeto a la fisiología del part. Según Michel Odent, médico francés que ha estudiado todos los aspectos que influyen en el embarazo, el parto y el bebé, parir es una expresión más de la sexualidad de la mujer que requiere el mismo tacto, respeto e intimidad que cualquier otro acto sexual o íntimo.

La Organización Mundial de la Salud (OMS), en 1999, definió el parto normal como aquél que se inicia espontáneamente y que se mantiene en bajo riesgo hasta el trabajo de parto y, pues, hasta el nacimiento. En el parto normal, el bebé nace espontáneamente en posición cefálica –es decir, de cabeza– entre las semanas completas 37 y 42 de gestación. En este parto, después del nacimiento, la madre y el bebé se encuentran en buenas condiciones.

 

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Epidemiología
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Los datos epidemiológicos en relación con el parto varían mucho de una parte del mundo a otra. El informe, publicado por la OMS, Estadísticas Sanitarias Mundiales 2009 evidencia, una vez más, las enormes desigualdades en materia de salud entre los diversos países del mundo. Además, la población mundial continúa creciendo con grandes diferencias regionales: la tasa de crecimiento en África es 10 veces superior a la de Europa; en África, el 43 % de la población es menor de 15 años, mientras que en Europa sólo lo es un 15 %.

 

Algunos de los índices utilizados para evaluar la salud reproductiva a nivel mundial son la tasa de fecundidad, la cobertura de los servicios de salud (en cuanto a la atención prenatal, los partos atendidos por personal cualificado y los nacimientos por cesárea), los programas de salud sexual y reproductiva, el nivel educativo de las mujeres, la tasa de mortalidad materna y neonatal, la mortalidad infantil antes de los cinco años, etc.

La fecundidad (número de hijos por mujer en edad fértil) ha disminuido en todo el mundo con grandes variaciones por regiones: en un extremo está África, con una media de 5 niños por mujer y, en el otro, Europa, con 1,6 niños por mujer.

Con respecto a la cobertura de los servicios de salud en relación con el embarazo y el parto, Afganistán es el país documentado con un porcentaje menor de visitas prenatales (16 %) y de partos atendidos por personal cualificado (14 %), frente a países como Argentina, con una cobertura del 99 % en cuanto a mujeres con atención prenatal y atendidas durante el parto por personal cualificado. Otro de los indicadores que también llama la atención es el número de enfermeras y de comadronas que atienden a la población: mundialmente, la media es de 28 por cada 10.000 habitantes, pero en África no llega a 11 por cada 10.000, mientras que en Europa es de 79 por cada 10.000.

Las tasas de cesáreas también son muy variables. Los países con un porcentaje más alto de cesáreas son Brasil, con un 41,3 %, y China, con un 40 %. Hay que recordar que la OMS, en sus recomendaciones de 2001 para la asistencia en el parto, considera normal una tasa de cesáreas entre el 5 % y el 15 %.

Con respecto a la mortalidad materna y neonatal por causas relacionadas con el parto, las cifras son muy bajas en países como Austria o Finlandia. Los países africanos tienen las tasas más altas de mortalidad materna del mundo. Según el informe mencionado antes, cada año mueren 536.000 mujeres por complicaciones durante el embarazo o el parto, el 99 % de ellas, en países en vías de desarrollo. La tasa mundial de mortalidad materna es de 400 defunciones por cada 100.000 nacidos vivos. En África, la tasa media es de 900 defunciones maternas por cada 100.000 nacidos vivos, cifra que no ha disminuido desde 1990.

El 37 % de la mortalidad mundial en niños menores de cinco años tiene lugar en el primer mes de vida y, de este porcentaje, la mayoría de las muertes acontece durante la primera semana después del nacimiento. Estas defunciones en el periodo neonatal están relacionadas directamente con la ausencia de políticas en materia de salud maternoinfantil y la mayoría ocurren en el continente africano.

La mejora de la salud materna y la disminución de la mortalidad neonatal son dos de los ocho objetivos del desarrollo del milenio de la Organización de las Naciones Unidas. La consecución de estos objetivos está relacionada directamente con las políticas de salud, concretamente, con la atención a la salud de la mujer embarazada y con la asistencia de los nacimientos por parte de personal sanitario calificado.

Las estadísticas en España, según el informe del Ministerio de Sanidad y Política Social Indicadores de salud 2009: evolución de los indicadores del estado de salud en España y su magnitud en el contexto de la Unión Europea, ofrecen los siguientes datos de interés:
 

  1. En relación con el parto y el nacimiento: 
    • Tasa bruta de natalidad: 11,38 nacimientos por cada 1.000 habitantes. 
    • Nacimientos domiciliarios: menos de un 1 %. Aun así, las estadísticas documentadas en cuanto a partos domiciliarios en España son muy variables, debido a que no hay un registro unificado que permita extraer datos fiables. 
    • Nacimientos en hospitales y a clínicas: un 99 %, de los cuales el 80 % se atiende en la red de hospitales públicos y el otro 20 %, en la privada. 
    • Rutinas de control injustificadas (monitorización fetal continuada sistemática, perfusión endovenosa de rutina, ayuno absoluto, etc.): 90 % de los partos. 
    • Posición para dar a luz: posición de litotomía o posición ginecológica en un 90 % de los partos. En esta posición, la mujer está tumbada o semisentada en la camilla, con las piernas abiertas y elevadas sobre unas perneras para dejar al descubierto el periné a la altura del asistente del parto. 
    • Episiotomía: 89 % (la OMS recomienda que no supere el 20 %). 
    • Parto instrumental (con fórceps y ventosa): 18 % (la OMS recomienda que no supere el 13 %). 
    • Cesáreas: entre el 20 % y el 30 %, con un porcentaje superior en partos atendidos en centros privados (la OMS recomienda que no supere el 15 %). 
  2. En relación con la salud materna: 
    • Promedio de hijos por mujer: 1,258. 
    • Indicador coyuntural de fecundidad (promedio de hijos por mujer en edad fértil): 1,46 (datos provisionales del año 2008). 
    • Edad media de la maternidad: 30,83 (datos del año 2007). 
    • Nacimientos en mujeres menores de 20 años: 3 %. 
    • Nacimientos en mujeres de 35 años o más: 25,5 %. 
    • Mortalidad materna: 0,005 %, es decir, 5 mujeres por cada 100.000 niños nacidos vivos (datos del año 2000). 
  3. En relación con la salud infantil: 
    • Esperanza de vida en el momento del nacimiento: 80,23 años. 
    • Porcentaje de niños alimentados total o parcialmente con leche materna: 78,65 % a las 6 semanas; 65,5 % a los 3 meses y 44,9 % a los 6 meses (datos de los años 2006-2007). 
    • Mortalidad perinatal: 0,45 %, es decir, 4,5 muertos por cada 1.000 nacidos vivos.
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Tipos de parto
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La clasificación de los partos se hace en función de diferentes factores: 1. Según las intervenciones médicas, 2. Según la duración del embarazo, 3. Según la finalización, 4. Según la causa del riesgo.

 

1. Según las intervenciones médicas: 

  •  Normal . Es el proceso fisiológico único con el que la mujer acaba la gestación a término (entre las 37 y las 42 semanas de gestación) y que implica factores psicológicos y socioculturales. Se inicia espontáneamente, se desarrolla y acaba sin complicaciones, culmina con el nacimiento y no implica intervenciones más allá de un apoyo integral y respetuoso (Federación de Asociaciones de Matronas de España 2006).  
  • Medicalizado (intervenido). Es el que se produce por vía vaginal precedido de intervenciones como la rotura artificial de membranas (amniorrexis artificial o rotura de la bolsa de las aguas), la anestesia peridural, la episiotomía, la inducción (provocación) o la aceleración del parto mediante hormonas sintéticas como la oxitocina o las prostaglandinas. 

 

2. Según la duración del embarazo:

  • Parto a término. Es el que ocurre entre las 37 y las 42 semanas de gestación.
  • Parto pretérmino. Es el que tiene lugar antes de la semana 37 de gestación.
  • Parto postérmino. Es el que acontece más allá de la semana 42 de gestación 


3. Según la finalización:

  • Parto eutócico. Es el que se produce por vía vaginal y en el que el feto nace de cabeza y sin necesidad de recurrir a ningún instrumento extractor o a maniobras especiales. En la bibliografía, también se pueden encontrar conceptos relacionados con el parto eutócico, como son el parto en el agua, el parto sin dolor, el parto suave, el parto humanizado, el parto consciente o el parto natural, según las diferentes tendencias sociales y en la concepción de la salud.
  • Parto distócico. Es el que requiere intervenciones e instrumentación especial para que el bebé nazca. A su vez, se puede clasificar en:
    • parto quirúrgico, en el que el nacimiento se produce con una intervención quirúrgica llamada cesárea;
    • parto instrumental, en el que el nacimiento se produce por vía vaginal mediante la utilización de instrumentos como el fórceps, las espátulas o la ventosa.

 

4. Según la causa del riesgo:

  • Parto después de una cesárea. La gestante que ha sufrido una cesárea en un parto anterior puede parir vaginalmente. En este caso, hay que valorar el motivo de la cesárea previa y tener en cuenta que la utilización de fármacos estimuladores o inductores del parto tiene que hacerse con especial cuidado debido al riesgo de dehiscencia de la cicatriz uterina. En la mayoría de casos, después de una cesárea, los partos vaginales evolucionan más lentamente.
  • Parto de nalgas o pelviano. Al final del embarazo, el feto puede estar colocado de nalgas, es decir, en vez de presentar la cabeza fetal en la posición de salida (en el estrecho superior de la pelvis materna) presenta las nalgas y/o las extremidades inferiores. Entre el 3 % y el 4 % de los embarazos llegan al final con presentación de nalgas. El manejo de estos casos es muy controvertido y depende de cada ginecólogo o ginecóloga, y de cada centro: acabar el embarazo con una cesárea programada es tan habitual como favorecer un parto vaginal. Esta diferencia de criterios se explica porque varios estudios –muchos de ellos, controvertidos– indican una mayor morbilidad materna y neonatal de mujeres y bebés en partos vaginales de fetos con presentación de nalgas. Por eso, en algunos hospitales existen protocolos que ofrecen a la mujer la posibilidad de dar la vuelta al feto por vía abdominal en la semana 35 o 36 de gestación –esta maniobra se denomina versión externa. En otros centros, se valora cada caso individualmente y se tienen en cuenta aspectos como si es el primer parto, el peso fetal estimado, la posición de la cabeza fetal (mediante una radiografía abdominal), etc. 

    La versión externa

    Existen diferentes métodos para ayudar al feto a colocarse de cabeza. En el ámbito hospitalario, se acostumbra a recurrir a la medicación para relajar el útero y se manipula el feto a través del abdomen materno bajo control ecográfico. Esta maniobra tiene un 50 % de posibilidades de éxito y puede resultar dolorosa para la mujer.

    Las parteras tradicionales sudamericanas practican versiones externas mediante el masaje y la relajación de la gestante. Una vez está totalmente relajada, le ponen las manos sobre el abdomen, determinan donde está el feto y cómo está colocado y le van girando poco a poco. Cuándo han conseguido darle la vuelta, envuelven el abdomen materno con un pañuelo grande y la mujer se pone en cuclillas (con las piernas encogidas hasta que las nalgas toquen los talones) para favorecer el encaje de la cabeza en la pelvis.

    Para favorecer que el feto se ponga de cabeza también se utilizan terapias complementarias como la moxibustión, el shiatsu y la acupuntura

    Las posiciones con elevación de la pelvis, junto con la comunicación activa de la gestante con el futuro bebé (pensamientos y sentimientos dirigidos al bebé, comunicación mediante el tacto sobre el abdomen materno, etc.), también favorecen la presentación por la cabeza.
  •  Parto de gemelos. La vía del parto en los embarazos de gemelos depende de la estática fetal (es decir, de la colocación de los fetos), la edad gestacional y los pesos fetales. En cualquier caso, el parto de gemelos se considera de alto riesgo; por lo tanto, son recomendables el control continuo del bienestar fetal y la anestesia peridural para poder actuar rápidamente en caso de complicaciones en el parto. El tiempo entre la salida del primer gemelo y el segundo no debería ser superior a los 30 minutos; según algunos autores, más allá de este periodo aumenta el riesgo de complicaciones como el desprendimiento de placenta o el prolapso de cordón.

    Si ambos fetos se encuentran en posición cefálica, es decir, de cabeza (como se da, aproximadamente, en el 40 % de los embarazos de gemelos), se recomienda finalizar el parto por vía vaginal: después del nacimiento del primer gemelo, se rompe la bolsa del segundo y, siempre bajo la monitorización continua de la frecuencia cardíaca fetal, se espera el nacimiento. Si se presenta alguna complicación, hay que intervenir rápidamente, ya sea abreviando el nacimiento con instrumentos o por cesárea.
    Gemelos en un sola placenta
    Fuente: http:www.childrenscentralcal.org/HealthE/PublishingImages/sm_1866.gif

    Si el primer feto está colocado de cabeza y el segundo, en otra presentación, la vía de finalización del parto dependerá de la edad gestacional y del peso fetal. En gestaciones por debajo de las 32 semanas o pesos por debajo de 1.500 g, se recomienda la cesárea; en gestaciones por encima de las 32 semanas y pesos por encima de 1.500 g, se puede intentar el parto vaginal. En cualquiera otro caso está indicado acabar el embarazo por cesárea.
    Embarazo de gemelos los dos cabeza abajo
    Fuente: http:www.childrenscentralcal.org/HealthE/PublishingImages/sm_1866.gif

    Hay que tener en cuenta que el manejo del parto de gemelos es bastante controvertido: hay autores y guías de práctica clínica que recomiendan la inducción del parto entre las semanas 37 y 38 de la gestación, mientras que otros, en ausencia de complicaciones, recomiendan esperar el inicio espontáneo del trabajo de parto. 
     

  • Parto de riesgo por enfermedad materna o fetal. Algunas situaciones excepcionales pueden aconsejar la finalización del embarazo de una forma o de otra según el estado materno o fetal. Algunas enfermedades maternas, como las que requieren cambios de medicación en el momento del parto (mujeres que siguen tratamientos anticoagulantes) o una estabilización (mujeres con cardiopatías o con preeclampsia), indican finalizar el parto mediante inducción antes de que llegue a término. También existen otros problemas relacionados con el feto, como el retraso en el crecimiento intrauterino, que pueden motivar una inducción del parto antes de que la gestación llegue a término. En otros casos, como cuando se da una grande prematuridad, miomas uterinos en la zona inferior del útero o en el cérvix o más de dos intervenciones uterinas previas, la patología materna o fetal no permite el parto vaginal y hay que acabar el embarazo por cesárea.
  • Parto prematuro. Es el que se produce antes de la semana 37 de gestación. La vía de finalización, en caso de parto prematuro, como ya se ha comentado al hablar del parto de gemelos, depende de diferentes factores: la edad gestacional (es decir, las semanas de embarazo), el peso fetal, si el embarazo es único o múltiple y la estática fetal. Generalmente, el manejo de estas situaciones pasa por intentar detener el parto y tratar, si se conoce y si se llega a tiempo, la causa que lo ha provocado. Los protocolos de actuación también varían mucho de un lugar a otro, pero, de manera general, se considera que un feto de 32 semanas o menos tiene menos posibilidades de presentar complicaciones si nace por cesárea. En fetos de más de 32 semanas y con un peso estimado superior a 1.500 g, no está contraindicado el parto vaginal.

    Información del recién nacido prematuro

    Es importante y recomendable que la mujer que se encuentra en esta situación tenga la oportunidad de hablar con un especialista en neonatología para informarse sobre las posibilidades de supervivencia del bebé y de las secuelas que el parto prematuro le pueda causar, así como de los protocolos en cuanto a la vía del parto y la hospitalización posterior del hijo o la hija. Si el apoyo emocional a la mujer que da a luz es de una importancia vital durante el parto y el puerperio, lo es aún más en los casos de prematuridad y hospitalización del bebé o de los bebés, sobre todo antes de las 32 semanas.
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Evolución / historia
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El nacimiento de un nuevo ser humano está revestido de simbolismos y rituales que varían de una sociedad a otra. Para la mayoría de la sociedad occidental, el parto ha pasado de ser un hecho familiar, privado, atendido por otras mujeres (comadronas o mujeres con experiencia) en el domicilio de la que tenía que dar a luz, a convertirse, en la actualidad, en un acto médico, atendido mayoritariamente por comadronas y médicos en un ambiente hospitalario.

 

La fisiología del parto, en esencia, continúa siendo igual que hace millones de años. Lo que ha cambiado son las personas que han ido acompañando a las mujeres durante el parto en las diferentes épocas, el lugar donde se da a luz, las condiciones de higiene y salubridad y los conocimientos del proceso de embarazo, parto y postparto. Desde hace 20 años se están recuperando muchas prácticas que se usaban en el pasado en la atención al parto y que estaban desprestigiadas, como las terapias manuales, los cambios posturales, el acompañamiento activo, etc., gracias a la medicina basada en la evidencia, que ha demostrado su eficacia. Algunas de estas prácticas eran conocidas y utilizadas por las mujeres que acompañaban en los partos, llamadas parteras. Las referencias a las mujeres que ayudaban a otras a dar a luz se encuentran ya en la prehistoria, en las pinturas rupestres, así como en las civilizaciones antiguas: en papiros del antiguo Egipto, manuscritos de la Grecia y la Roma clásicas, escritos hindúes y en la misma Biblia. En estos papiros y manuscritos pueden verse dibujos de mujeres alumbrando en posiciones verticales y acompañadas de una o más mujeres. También hay referencias escritas sobre remedios basados en plantas que utilizaban las parteras para aligerar el dolor del parto y mejorar las náuseas y los vómitos, entre otros efectos.

Las parteras pasaron de tener unos conocimientos empíricos (basados en la práctica y transmitidos oralmente de unas a otras) a recibir una formación académica a finales del siglo XVIII. En esos momentos aparece la profesión de comadrona, que, con el tiempo, se traslada del domicilio de la gestante al hospital o la clínica. A finales del siglo XIX y principios del XX se empezó a generalizar el parto en el hospital debido a la sensación de seguridad que ofrecía el medio hospitalario y del desprestigio de la profesión de comadrona (link a glosario). Eso implicó que la atención del parto pasara de la comadrona o el médico de familia al obstetra. Así pues, el hospital se convirtió en el único lugar para dar a luz un niño. Paralelamente, se desprestigió el parto domiciliario tildando, incluso, de irresponsables a las pocas profesionales que siguieron practicando esa asistencia.

Al final del siglo XX, la disminución de la mortalidad materna y neonatal se atribuyó al hecho de que el parto estuviera atendido en un medio hospitalario, pero eso no es del todo cierto. Las mejoras sociales y económicas de esa época en Europa son las que han contribuido a mejorar la salud de la población en general y la salud reproductiva (aquella relacionada con el embarazo, el parto y el postparto tanto de la mujer como del bebé) en particular. Las medidas higienicosanitarias actuales son muy diferentes de aquéllas que se tomaban cuando las mujeres daban a luz a principios del siglo XX. Han mejorado la salubridad del agua, la climatización de los domicilios, la calidad de los servicios sanitarios y la accesibilidad, las comunicaciones, la alimentación y los hábitos higiénicos. Todos estos factores, junto con los adelantos científicos y el seguimiento, por parte de los servicios de salud, de la mujer embarazada durante toda la gestación, han ayudado a disminuir las complicaciones relacionadas con el parto y el nacimiento.

Hay que recordar, aun así, que estas mejoras no han llegado a toda la población mundial. Según la UNICEF, medio millón de mujeres muere cada año por causas relacionadas con el parto, y el 99 % de estas muertes tiene lugar en países en vías de desarrollo (Informe sobre el Estado Mundial de la Infancia, 2009, del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia).

En la sociedad occidental, la mayoría de mujeres son atendidas por comadronas profesionales durante todo el proceso del embarazo, el parto y el puerperio. En los países en vías de desarrollo, en cambio, la mayoría de mujeres no reciben ningún tipo de atención durante la gestación y, en el parto, son atendidas por mujeres de la familia y de la comunidad (parteras tradicionales) que, generalmente, tienen pocos recursos para afrontar posibles complicaciones. Uno de los objetivos de la OMS es hacer llegar atención sanitaria a las gestantes de estos países formando a las parteras tradicionales de las mismas comunidades para mejorar su salud y la de sus hijos.

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La elección del lugar donde dar a luz
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Desde finales del siglo XX se ha empezado a cuestionar el hospital como única opción de parto seguro. La demanda de las mujeres occidentales de dar a luz en casa o en un entorno no hospitalario (casas de partos) ha crecido en los últimos años. En la Unión Europea, hay diferentes opciones para elegir el lugar donde dar a luz: parto domiciliario privado (España, por ejemplo), parto domiciliario coordinado por el equipo del hospital de referencia (Holanda, Reino Unido), parto hospitalario (hospital público o privado, clínicas privadas), parto en casas de partos o pequeñas unidades obstétricas dirigidas por comadronas u obstetras (Holanda, Alemania, por ejemplo). En general, en la UE, menos de un 1 % de los nacimientos tienen lugar en el domicilio, a excepción de países con políticas favorecedoras de esta opción, como el Reino Unido, donde un 3,5 % de los partos tiene lugar en casa, u Holanda, con una tasa de parto domiciliario del 35 %.

 

Gráfico parto domiciliario programado paises desarrollados

Gráfico parto domiciliario actual en los paises desarrollados

En España, en concreto, menos de un 1 % del total de nacimientos acontece en casa, de modo que el parto es mayoritariamente hospitalario. Aun así, la mujer que opta por un parto domiciliario o en una casa de partos –que en España son escasas– tiene que saber que esta es una alternativa perfectamente válida y segura, como demuestran varios estudios publicados en 2009 en Canadá (Outcomes Associated with Planned Home and Planned Hospital Births in Low-Risk Women Attended by Midwives in Ontario, Canada, 2003-2006: A Retrospective Cohort Study, Eileen K. Hutton, Angela H. Reitsma, Karyn Kaufman, DOI: 10.1111/j.1523-536X.2009.00322.x) y en Holanda.

 

A la hora de recomendar un lugar donde alumbrar deben tenerse en cuenta diferentes factores: 

  • la preferencia de la mujer y de su pareja; 
  • la presencia de factores de riesgo
  • las opciones de que se dispone: domicilio, hospital o clínica o casas de nacimientos.

 
En cualquier caso, a la hora de escoger un equipo o un centro donde parir, es recomendable hablar con el ginecólogo o ginecóloga y la comadrona para obtener datos como el porcentaje de inducciones (partos provocados) que se llevan a cabo en él, el porcentaje de partos instrumentales (aquellos en que se usan fórceps, espátulas o ventosas), el de episiotomías (corte que se practica en la vagina para acelerar la salida del bebé), el de anestesias epidurales, el de mujeres que amamantan al alta, así como las instalaciones de que dispone, la posibilidad de pernoctar el acompañante o si cuenta con la acreditación de la Iniciativa para la Humanización de la Asistencia al Nacimiento y a la Lactancia de la UNICEF. 

En cuanto a las ventajas y los inconvenientes del lugar donde dar a luz: 

Lugares de nacimiento  Ventajas Inconvenientes
Parto domiciliario
  • Ambiente familiar e íntimo que favorece la seguridad en cuanto al riesgo de infecciones y la confianza en el proceso del parto. 
  • Favorece que la mujer se exprese libremente. 
  • Libertad de movimientos, de ingesta... 
  • Posibilidad de compartir la vivencia con quien la mujer desee (otros hijos, amigos...). 
  • Elección del equipo y trabajo de preparación previos al parto. 
  • Toma de decisiones conjunta de la mujer/pareja y el equipo. 
  • Responsabilidad compartida. 
  • Igual de seguro que el parto hospitalario en primíparas. 
  • Más seguro que el parto hospitalario en secundíparas. 
  • Menos intervenciones obstétricas
  • Mayor satisfacción de la mujer.
 
  • No recomendable en mujeres con factores de riesgo. 
  • Necesidad de desplazamiento a un centro hospitalario si aparecen complicaciones. 
  • No existe coordinación entre el equipo del parto hospitalario y el domiciliario (en España). 
  • Poca aceptación familiar, social y profesional. 
  • Pocos profesionales que atiendan partos domiciliarios. 
  • Acceso privado (España). 
  • No recomendable en domicilios en condiciones inadecuadas (higiene, temperatura y acceso). 
Casas de parto
  • Ambiente similar a un domicilio pero con instalaciones preparadas para la asistencia al parto de bajo riesgo y riesgo medio. 
  • Favorece que la mujer se exprese libremente. 
  • Libertad de movimientos, de ingesta... 
  • Posibilitad de compartir la vivencia con quien la mujer desee (otros hijos, amigos...). 
  • Toma de decisiones conjunta de la mujer/pareja y el equipo. 
  • Responsabilidad compartida. 
  • Generalmente están coordinadas con el hospital. Permite el acceso rápido en caso de complicaciones. 
  • Mayor satisfacción de la mujer. 
  • Aumenta la probabilidad de parto vaginal. 
  • Menos intervenciones obstétricas.
  • No recomendable en mujeres con factores de riesgo alto. 
  • Acceso privado (España). 
  • Desvinculación del Sistema Nacional de Salud (España). 
  • No existe coordinación con el hospital (España).
Parto hospitalario
  • Recomendable en mujeres de alto riesgo. 
  • Opción válida en mujeres que prefieren el hospital. 
  • Acceso a la tecnología obstétrica en caso de complicaciones maternas o fetales. 
  • Acceso a profesionales de otras disciplinas. 
  • Acceso a tratamientos farmacológicos. 
  • Posibilidad de alivio farmacológico del dolor.
  • El exceso de tecnología y de rutinas obstétricas en mujeres de bajo riesgo aumenta el riesgo de iatrogenia.
  • Protocolos hospitalarios rígidos que no permiten la individualización de la atención.
  • Riesgo de infección nosocomial.
  • Acompañamiento limitado a una persona.
  • Menos libertad de decisión.
  • Menos intimidad.
  • Movilidad limitada.
  • Dificultad para la expresión libre de las emociones.
  • Ingesta restringida o vetada.
  •  

  
 
La OMS concluye, en el informe Cuidados en el parto normal: una guía práctica, que:

“Se puede afirmar que una mujer debería dar a luz en un lugar en el que se encuentre segura y con el nivel de asistencia inferior posible capaz de asegurar un manejo correcto del parto (FIGO 1982). Para una mujer con un embarazo de bajo riesgo, este lugar puede ser la casa propia, una maternidad pequeña o, quizás, la maternidad de un gran hospital. En todo caso, tiene que ser un lugar donde toda la atención y los cuidados se centren en las necesidades y la seguridad de la gestante, y lo más cercano posible a su casa y a su cultura. Si el parto va a ser domiciliario, deben existir planes previos para remitir a la mujer a un hospital si fuera necesario, y ella tiene que conocerlos.” 

 

 

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Última modificación: 15/02/18 10:16h

Comentarios

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MARCO ANTONIO TIMOTEO RODRIGUEZ 21 de Abril de 2021
información muy útil
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