Autor/a
Raquel Azor Portolés
Enfermera asistencial
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Información práctica

Estructura y función del cuerpo humano
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Los sistemas de la estructura y función del cuerpo humano, más directamente relacionados con esta enfermedad son:

Estructura y la función del cuerpo humano

La persona, hombre o mujer, de cualquier edad o condición, es un ser multidimensional integrado, único y singular, de necesidades características, y capaz de actuar deliberadamente para conseguir los objetivos que se propone, de asumir la responsabilidad de su propia vida y de su propio bienestar, y de relacionarse con sí mismo y con su ambiente en la dirección que ha escogido.

 

La idea de ser multidimensional integrado incluye las dimensiones biológica, psicológica, social y espiritual. Todas experimentan procesos de desarrollo y se influyen mutuamente. Cada una está en relación permanente y simultánea con las otras, de manera que forman un todo en el que ninguna de ellas se puede reducir o subordinar a la otra, ni puede ser considerada aisladamente. Por lo tanto, ante cualquier situación, la persona responde como un todo con una afectación variable de sus cuatro dimensiones. Cada dimensión conlleva una serie de procesos, algunos de los cuales son automáticos o inconscientes y otros, por el contrario, son controlados o intencionados.

Teniendo siempre presente este concepto de persona, y sólo con finalidades didácticas, se pueden estudiar aisladamente las modificaciones o alteraciones de algunos de los procesos de la dimensión biofisiológica (estructura y función del cuerpo humano) en varias situaciones. En el caso de la enfermedad del cáncer, y en función del tipo, los procesos más directamente afectados tendrán una relación más directa con cada uno de los sistemas que forman la estructura y la función del cuerpo humano.
 

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Cómo se manifiesta
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El cáncer puede tener una gran variedad de manifestaciones, es decir, la persona puede presentar diferentes signos y síntomas. Las manifestaciones del cáncer en las fases más iniciales a menudo son inespecíficas y frecuentemente son presentes en otras enfermedades benignas; por lo tanto, es importante recordar que tenerlas no significa necesariamente tener un cáncer. Hay casos de cánceres sin ninguna manifestación, por ejemplo cuando el tumor es muy pequeño; por eso son muy útiles las campañas de detección precoz del cáncer.

  1. Manifestaciones generales 
  2. Manifestaciones específicas

 

  1. Algunas de estas manifestaciones generales relacionadas con el cáncer son
    • Pérdida de peso inexplicable, a pesar de mantener los mismos hábitos alimentarios y sin incrementar la actividad física. Sobre todo si este proceso va acompañado de otros síntomas que se enumeran seguidamente.
    • Pérdida de apetito (anorexia).
    • Cansancio (astenia).
    • Fiebre. Con menos frecuencia la fiebre puede ser una señal inicial de cáncer, como en caso de leucemia o linfoma.
    • Malestar general.   

      La coexistencia de astenia, anorexia y pérdida de peso se conoce como el síndrome tóxico, y es importante remarcar que no es un síndrome exclusivo del cáncer sino que acompaña muchas otras enfermedades, la mayoría de las cuales son benignas, como por ejemplo la gripe.

  2. Según la localización del tumor hay diferentes manifestaciones específicas:
         
    1. Manifestaciones del sistema digestivo 
      • Dificultad para tragar (disfagia). Este síntoma a menudo tiene otras causas, pero puede ser un síntoma de cáncer de esófago, estómago o faringe (garganta).
      • Náuseas y vómitos frecuentes.
      • Indigestión (dispepsia) frecuente. Sensación de dolor o ardor en la parte superior del abdomen, que puede ir acompañada de náuseas, pesadez, sensación de sentirse lleno, gases y a veces vómitos. 
      • Dolor abdominal de tipo cólico inexplicable por otra causa. 
      • Cambios en el hábito de evacuación intestinal persistentes e inexplicables por otra causa: pasar del estreñimiento a la diarrea y al revés, aparecen heces de menos diámetro o acintadas, o se tiene sensación de evacuación incompleta (tenesmo).
      • Presencia de sangre en las heces (rectorragia) no relacionada con la presencia de hemorroides. Se puede observar sangre roja cuando el sangrado es próximo al ano, o mezclada con heces, lo que produce deposiciones de color negro (melenas), en caso de que sea en el colon ascendente o transverso.

        Sistema digestivo 
         
    2. Manifestaciones del sistema respiratorio  
      • Ronquera persistente durante más de dos semanas que no desaparece con el tratamiento dado para tratarla. 
      • Tos persistente durante meses. Hay que consultar el médico si se es fumador y se tiene tos persistente o si previamente se tenía y se hace más intensa. 
      • Cambios en la voz. Afonía (pérdida de voz) o disfonía (cambios en la voz) de más de 15 días de evolución inexplicable por alguna otra causa. 
      • Sangre en las secreciones y mucosidad (hemoptisis).

        Sistema respiratorio 
                         
    3. Manifestaciones del sistema urinario
      • Presencia de sangre cuando se orina (hematuria). Lo más habitual es que la causa sea una infección de vejiga, y en este caso se resolverá con tratamiento antibiótico al cabo de unos días, pero si persiste es importante hacer estudios para saber el origen de la hemorragia. 
      • Dificultad para empezar a orinar no relacionada con una infección de orina. 
      • Dolor o sensación de quemazón cuando se orina no relacionada con una infección de orina. 
      • Chorro de orina débil o con interrupciones.

        La mayoría de las veces se puede tratar de una lesión benigna, pero es necesario hacer un diagnóstico lo antes posible.

        Sistema urinario
                     
    4. Manifestaciones del sistema inmunitario y la sangre
      • Sangrados que se pueden manifestar en diferentes partes del cuerpo: nariz (epistaxis), encías (gingivorragia), pequeñas manchas rojas en la piel (petequias), morados... 
      • Heridas que no cicatrizan.
      • Fiebre. La fiebre es el aumento de temperatura corporal por encima de las cifras consideradas normales. Hay variaciones individuales de temperatura que dependen de la naturaleza de cada persona. Cifras de temperatura corporal consideradas normales:       
        • T. rectal: 36,8-38 ºC                    
        • T. oral: 36,5-37,5 ºC
        • T. axilar: 36,2-37,2 ºC 
      • Anemia. Es un descenso del número de glóbulos rojos en la sangre. Estos glóbulos rojos contienen una sustancia denominada hemoglobina que se encarga de transportar el oxígeno de los pulmones al resto del organismo. Cuando los niveles de hemoglobina están por debajo de lo normal, los tejidos y los órganos del cuerpo están menos oxigenados. Por eso una persona con anemia se siente más cansada o débil de lo normal.

        - Sistema inmunitario
    5. Manifestaciones del sistema reproductor masculino y femenino 
      • Hemorragias vaginales entre menstruaciones o después de la menopausia. En una mujer menopáusica cualquier sangrado tiene que ser valorado por un ginecólogo. 
      • Presencia de sangre en el semen. 
      • Eyaculación dolorosa.

        Sistema reproductor femenino 

        Sistema reproductor masculino 
         
    6. Manifestaciones del sistema locomotor 
      • Pérdida de fuerza inexplicable por cualquier otra causa.

        Sistema locomotor 
                                 
         
    7. Manifestaciones del sistema de tejidos, piel y mucosas
      • Bulto o endurecimiento en la mama o en alguna otra parte del cuerpo. Algunos cánceres pueden ser palpados a través de la piel. Un endurecimiento en la piel puede ser una señal de cáncer. La mayoría de los bultos o nódulos suelen ser manifestaciones benignas, pero en todos los casos hay que descartar la existencia de una lesión maligna. 
      • Cambio en una verruga o peca (color, tamaño, forma o definición de los bordes). 

        Tejidos, membranas, piel y derivados de la piel 
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Cómo se diagnostica
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La detección precoz de la enfermedad es importante para tratarla con éxito. La información necesaria para un buen diagnóstico y tratamiento se consigue a través de la historia clínica, la exploración física y las exploraciones complementarias. 

  • Historia clínica. Cuando una persona va a su primera visita por algún síntoma o molestia o derivada como consecuencia del programa de cribado, el médico, antes de hacer cualquier prueba, hace muchas preguntas relacionadas con su salud, las enfermedades previas, las enfermedades de sus familiares y ciertos estilos de vida, como los hábitos dietéticos, la situación laboral, el consumo de tabaco y alcohol... Además, el médico hace preguntas como por ejemplo qué le pasa o cómo se encuentra, es decir, pregunta por los síntomas que presenta y cómo afectan a su vida cuotidiana: número de síntomas, síntoma principal, tiempo que hace que lo tiene, cuándo y cómo empezó, qué es lo que empeora los síntomas y qué los mejora, entre otras preguntas. 
  • Exploración física. Se basa en el reconocimiento directo del cuerpo, mediante la auscultación, la palpación, la percusión y la observación para identificar signos de la enfermedad. En función del resultado de la exploración y según los posibles diagnósticos, el médico propone, si es necesario, hacer una serie de pruebas. 
  • Exploraciones o pruebas complementarias. En función de la valoración que el médico haga tanto de la entrevista como de la exploración física, solicitará aquellas pruebas que sean necesarias para poder hacer, confirmar o descartar un diagnóstico determinado y fijar el tratamiento más adecuado.

Las exploraciones complementarias más frecuentes son: 1. Análisis de laboratorio, 2. Diagnóstico por la imagen, 3. Medicina nuclear, 4. Endoscopias, 5. Biopsia.

 

1. Análisis de laboratorio

Encontrar valores anormales tanto por exceso como por defecto es un indicio de que hay algo que no funciona bien. Los elementos que más se analizan son sangre, orina, líquido cefalorraquídeo, líquido pleural, heces y moco. 

  • Sangre. Se pueden determinar los marcadores tumorales (también denominadores biomarcadores), que son sustancias que se encuentran en la sangre o en la orina y que están relacionadas con determinados tipos de tumores. Hay que destacar que, por sí solos, estos marcadores no permiten confirmar un diagnóstico de cáncer, ya que también pueden salir elevados en personas que tienen un tumor benigno y hay que hacer también otros tipos de pruebas. Los marcadores tumorales son producidos por el mismo tumor o por el cuerpo en respuesta a la presencia de un tumor, ya sea maligno o benigno. El recuento sanguíneo completo da información sobre el tamaño, la cantidad y la madurez de los diferentes glóbulos que hay en la sangre. Las variaciones de cantidad, tamaño y madurez normal de los glóbulos podrían indicar la existencia de un problema. Los análisis de sangre también se utilizan para evaluar los electrólitos y la función del riñón y del hígado, y también sirven para detectar la presencia de infecciones. 
  • Orina. La muestra de orina se procesa en el laboratorio, donde un patólogo la examina y busca células anormales, que pueden ser un signo de enfermedad inflamatoria o de cáncer. 
  • Líquido cefalorraquídeo (líquido que baña las estructuras nerviosas). Se estudia el líquido que circula por la médula espinal y el cerebro para detectar una posible infección o presencia de células anormales. 
  • Líquido pleural (líquido que hay entre las pleuras, que son las membranas que rodean los pulmones). El tejido pleural normalmente produce una pequeña cantidad de líquido que ayuda a los pulmones a moverse suavemente por el tórax. El derrame pleural se produce cuando hay una cantidad más alta de líquido en la cavidad pleural. Los derrames pleurales a veces pueden ser malignos (ocasionados por el cáncer). Para detectar si el derrame pleural es maligno, se extrae una pequeña cantidad de líquido y un patólogo analiza las células del líquido en el microscopio para detectar células cancerosas. 
  • Heces. Localizar sangre oculta en las heces es un método diagnóstico para detectar de forma precoz enfermedades malignas del colon, el recto o el ano. 
  • Mucosidad de las vías respiratorias. Se analiza el exudado nasofaríngeo (mucosidad que hay en la parte posterior de las fosas nasales). 


2. Diagnóstico por la imagen 

  • Radiografías simples. Conjunto de pruebas que necesitan el uso de rayos X para obtener imágenes anatómicas y funcionales con finalidad diagnóstica, sin la aplicación de sustancias de contraste adicionales.
  • RX contrastadas. Son aquellas radiografías en las que se utiliza un medio radioopaco (sustancia que no permite el paso de los rayos X) para ver estructuras que normalmente no se ven o que son difíciles de ver mediante una radiografía simple, como por ejemplo los órganos del sistema digestivo.
  • Tomografía computadorizada (TC) o escáner. Con esta técnica se obtienen imágenes radiográficas tridimensionales de cualquier parte del cuerpo humano. En algunos casos se necesita inyectar un contraste para obtener una mejor calidad de imagen y obtener más información. 
  • Resonancia magnética. Funciona gracias a un potente imán circular de material superconductor y ondas de radio que permiten visualizar una imagen clara de la parte del cuerpo que hay que explorar a través de un monitor o a través de unas placas. 
  • Ecografías o ultrasonografías. Técnica que utiliza ondas sonoras de alta frecuencia (ultrasonidos) que no perjudican la salud. Estas ondas son emitidas por un pequeño aparato denominado transductor que las dirige al órgano que se quiere explorar. Las ondas sonoras chocan y rebotan contra los diferentes tejidos del cuerpo, y son detectadas por el mismo transductor, que las envía a un ordenador que las procesa y las convierte en imágenes.


3. Medicina nuclear 

  • Gammagrafía. Se inyecta o se traga una sustancia radiactiva que se fija de manera selectiva en las células del órgano del cuerpo que hay que estudiar, donde un escáner mide los niveles radiactivos y hace unas fotografías. Permite detectar y analizar tanto la forma como la función de los órganos estudiados, que son los riñones, los pulmones, la tiroides, el hígado y los huesos. 
  • Tomografía por emisión de positrones o PET. Las células tumorales se caracterizan por un metabolismo muy aumentado y el consumo de mucha glucosa en comparación con los tejidos no tumorales. Esta prueba utiliza dosis bajas de azúcar radiactivo para detectar la actividad metabólica de las células de un tumor. Se utiliza para: 
    • Valorar la extensión de la enfermedad. 
    • Valorar si el tratamiento está siendo efectivo o hay que cambiarlo. 
    • Valorar si, después de un tratamiento, quedan restos tumorales.
    • Localizar los lugares de progresión de un tumor, local o a distancia, ante la sospecha de progresión de la enfermedad.


4. Endoscopias 

Son un conjunto de pruebas diagnósticas que utilizan un instrumento de fibra óptica que se introduce a través de un orificio natural del cuerpo o a través de una incisión quirúrgica para examinar la parte interna de un órgano vacío o una cavidad corporal. 


5. Biopsia

Consiste en la extracción de una muestra de tejido obtenida por métodos cruentos (punción, resección quirúrgica...) para que la examine y la analice un patólogo, que estudia las células o tejidos en el microscopio para determinar los cambios que se han producido y de qué tipo de tumor se trata.
 

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Tratamiento
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Los diferentes tipos de cáncer se pueden comportar de formas muy diversas. Crecen a diferentes velocidades y responden a tratamientos diferentes. Es por eso que cada persona con cáncer necesita un tratamiento específico dependiendo de su tipo anatomopatológico y de la etapa en la que esté, es decir, de cómo ha crecido y si se ha propagado. El médico informa de cuál es el tratamiento (un sólo método o una combinación de métodos) más adecuado para cada persona.

Los objetivos del tratamiento del cáncer son curarlo y alargar o mejorar la calidad de vida de las personas afectadas por esta enfermedad.

El tratamiento de la enfermedad se basa fundamentalmente en la aplicación de un método o combinación de diferentes métodos terapéuticos como la cirugía, la quimioterapia o la radioterapia. En la actualidad, para combatir el cáncer colaboran profesionales de diferentes disciplinas que, después de analizar y valorar las pruebas que han realizado y las condiciones individuales de cada persona, deciden cuál es el tratamiento más adecuado. Estos profesionales generalmente son una enfermera, un médico oncólogo u oncohematólogo y un médico de la especialidad del órgano, el aparato, el sistema o el tejido afectado de cáncer. Durante todo el proceso un fisioterapeuta, un psicólogo y un trabajador social pueden formar parte de este equipo. 

 

Los pilares fundamentales del tratamiento del cáncer son:

1. Cirugía, 2. Quimioterapia, 3. Radioterapia, 4. Terapia hormonal, 5. Terapias dirigidas molecularmente contra el cáncer, 6. Tratamientos específicos de apoyo.

 

1. Cirugía

Es la manera más antigua de tratar el cáncer. Es un procedimiento para extirparlo. Cerca del 60 % de personas con cáncer se someten a la cirugía, sola o en combinación con otros tratamientos. Actualmente las nuevas técnicas quirúrgicas y la combinación con otros tratamientos permiten realizar cirugías menos agresivas, en las que sólo se elimina la lesión tumoral.

Los efectos secundarios de la cirugía dependen de muchos factores, como por ejemplo el tamaño y el lugar del tumor, el tipo de cirugía y el estado general de la persona.

En función de los objetivos que se pretenden conseguir, la cirugía se clasifica en

  • Preventiva. Se extirpan lesiones que con el tiempo pueden llegar a ser malignas (lesiones precancerosas). Por ejemplo, los pólipos en el colon. 
  • Diagnóstica. Se utiliza para hacer una biopsia y diagnosticar la existencia o no de un cáncer. 
  • De estadificación. Permite conocer la extensión y la diseminación del tumor, tanto local como a distancia. 
  • Curativa. La intención de este tipo de cirugía es conseguir la curación total. Por eso es necesario extirpar todo el tejido tumoral visible (macroscópico) junto con el aparentemente sano que rodea la lesión, para eliminar los restos tumorales que no se ven (microscópicos). En la mayoría de los casos, se extirpan los ganglios más próximos al tumor (linfadenectomía). 
  • Citorreductora. Se utiliza cuando la extensión local del cáncer no permite eliminarlo completamente porque se causarían daños importantes en el órgano donde se originó el tumor o en los órganos contiguos. En estos casos se extirpa la cantidad más grande posible de tumor y es necesario complementar el tratamiento con quimioterapia para tratar de eliminar el resto del tumor. 
  • Reconstructiva o reparadora. Para mejorar la imagen corporal mediante la cirugía reparadora o plástica. Por ejemplo, la reconstrucción mamaria o el implante de prótesis. 
  • Paliativa. Se utiliza para tratar alguna complicación causada por el cáncer. El objetivo no es curar el tumor, sino reducir o eliminar los síntomas que puedan estar causando un malestar importante en el enfermo. Un ejemplo es la cirugía ortopédica que se utiliza para evitar las fracturas óseas en caso de metástasis (afectación del hueso por el tumor).

 

2. Quimioterapia 

 

 

Es la administración de fármacos citostáticos (medicamentos que se utilizan como anticancerosos capaces de frenar el crecimiento o la multiplicación de las células) diseñados para atacar las células en crecimiento y destruirlas. Por eso determinadas células sanas que crecen rápidamente pueden resultar afectadas: son los conocidos efectos secundarios con los que las personas con cáncer tienen que convivir. La quimioterapia se puede utilizar sola o combinada con los otros tratamientos (cirugía, radioterapia, inmunoterapia...).

Actualmente existen muchos medicamentos diferentes que se pueden administrar solos o en combinación, y cada uno tiene un efecto sobre las células cancerosas.

En función de los objetivos, la quimioterapia se clasifica en dos tipos:

  • Curativa. El objetivo es conseguir la destrucción del tumor y de las células que se hayan podido escapar por la sangre o por el líquido linfático.
  • Paliativa. El objetivo no es curar el tumor, sino reducir o evitar su crecimiento, para alargar la supervivencia de la persona y reducir los síntomas que puedan causar malestar. 

 


Los efectos secundarios dependen principalmente de

  • Los fármacos y la dosis que se recibe: cada fármaco puede provocar efectos secundarios totalmente diferentes a los originados por otros medicamentos; estos efectos pueden ser más o menos intensos, dependiendo de la dosis que se administre y, a veces, se pueden añadir unos a otros. 
  • La susceptibilidad individual: algunos efectos secundarios siempre aparecen cuando se utiliza un fármaco concreto. Pero la intensidad de estos efectos o la aparición de otros diferentes puede variar de una persona a otra. 
  • El estado de salud de la persona: un mismo medicamento puede provocar más cansancio a la mitad del tratamiento o al final que al principio, por ejemplo.

 
No siempre aparecen efectos secundarios, y cuando aparecen la mayoría de las veces son tolerables. Actualmente hay medicamentos que permiten controlar estas molestias y llevar una vida prácticamente normal mientras se recibe el tratamiento, además del hecho de que la mayoría de efectos secundarios desaparecen gradualmente después de finalizar el tratamiento.

En función de los medicamentos y de la dosis que se administre se puede recibir el tratamiento de diferentes formas: ingresado en el hospital, en el hospital pero de forma ambulatoria (sin ingresar) o en el domicilio.

Dependiendo del medicamento y de la localización del cáncer, la quimioterapia también se puede administrar por diversas vías: 

  • Por vía intravenosa (IV): es la más utilizada. La mayoría de medicamentos son inyectados en una vena de la mano o del antebrazo a través de una jeringuilla. Para evitar pinchar repetidamente una vena, se utiliza un tubo muy fino, largo y flexible, denominado catéter, que se introduce en una vena de gran calibre y se deja durante todo el tratamiento. A menudo va unido a un catéter Port-a-Cath (disco redondo de plástico o metal que se introduce debajo de la piel) por donde se realiza la infusión de la quimioterapia. La administración intravenosa de los medicamentos puede durar de unos minutos a unas cuantas horas. En algunos casos se tiene que hacer de forma continuada durante un tiempo (generalmente unos cuantos días). Por eso se utiliza una bomba de infusión. Este sistema controla el paso de la quimioterapia al interior del organismo de forma programada. 
  • Por vía oral (VO): pastillas, comprimidos o cápsulas orales que pueden ser absorbidos en el estómago. Los medicamentos quimioterápicos que se tragan están recubiertos por una capa protectora que se rompe por los jugos digestivos del estómago, y así se libera el medicamento, que se absorbe por las paredes del estómago. Algunos medicamentos tienen diferentes capas protectoras que se liberan en diferentes momentos. 
  • Por vía intramuscular (IM): inyectados en un músculo. 
  • Por vía subcutánea (SC): inyectados en el tejido graso de debajo de la piel. 
  • Por vía intratecal: introducidos en el interior del canal medular, donde está el líquido cefalorraquídeo (líquido que cubre el cerebro). 
  • Por vía intracavitaria, que incluye: 
    • Vía intrapleural: introducidos directamente dentro de la cavidad pleural, que es el espacio entre el pulmón y su pared. Se utiliza para controlar la acumulación de líquido canceroso en la cavidad pleural. 
    • Vía intravesical: el medicamento se administra a través de un catéter urinario directamente a la vejiga de la orina. 
    • Vía intraperitoneal: los medicamentos se administran directamente a la cavidad abdominal. 
    • Por vía intraarterial: el fármaco se administra a través de una arteria que suministra sangre al tumor.

 
La frecuencia y la duración del tratamiento dependen del tipo de cáncer, de los medicamentos que se utilicen y de la manera como el cuerpo responde a estos fármacos. El tratamiento se puede recibir de forma diaria, semanal o mensual, y en forma de ciclos que incluyen períodos de descanso para que el cuerpo pueda generar nuevas células sanas y recuperar la fuerza. 

Consejos de salud ante la Quimioterapia


3. Radioterapia

Consiste en el uso de radiaciones ionizantes para el tratamiento de determinados tipos de tumores. Se puede utilizar sola o combinada con los otros tratamientos. Este tipo de tratamiento con radiaciones ionizantes puede ser administrado de dos formas: radiaciones internas o braquiterapia, o radiaciones externas o teleterapia. 

  • Radiaciones internas o braquiterapia: se colocan dentro del tumor o en una cavidad corporal cerca del cáncer o donde estaba el cáncer antes de la cirugía, partículas radiactivas a través de agujas, semillas o catéteres con una sustancia radiactiva, con una pequeña intervención quirúgica. A veces, para hacer este tratamiento es necesario ingresar en una unidad de braquiterapia, en la que se implantan las fuentes radiactivas; la persona tiene que estar ingresada mientras dure el tratamiento y mientras el nivel de radiación sea elevado, generalmente, pocos días. Durante el ingreso por este tratamiento a menudo es necesario el aislamiento para no perjudicar a otras personas debido a la irradiación. En algunos casos se puede hacer el tratamiento de radioterapia en el mismo momento de la cirugía del tumor, es decir, en el quirófano. 
  • Radiaciones externas: se administran mediante una máquina que dirige la radiación al área del tumor o al órgano donde estaba el tumor antes de la cirugía. El tratamiento se administra cada día durante diversas semanas y suele tener una duración de pocos minutos. Normalmente no es necesaria la hospitalización y el tratamiento suele ser ambulatorio.

 

En función de los objetivos, la radioterapia se clasifica en:

  • Curativa. El objetivo es conseguir la destrucción del tumor o de parte del tumor, en este caso a menudo la radioterapia va acompañada de quimioterapia, para aumentar la eficacia del tratamiento. También se irradia la zona o el órgano donde estaba el cáncer antes de la cirugía para destruir células que hayan podido quedar y evitar, así, recaídas posteriores.
  • Paliativa. El objetivo es tratar zonas con cáncer para reducir complicaciones con dolor o riesgo de fracturas óseas.

 

Los efectos secundarios dependen principalmente de:

  • La localización: según la zona del cuerpo que se trate se notan unas molestias u otras; por ejemplo si se trata una mama, la piel puede quedar afectada como si se hubiera tomado el sol sin protección, o si se trata el cuello, pueden aparecer molestias en la piel y molestias al tragar.
  • La dosis acompañada o no de otros tratamientos: si el tratamiento consiste en hacer a la vez quimioterapia y radioterapia, es probable que haya más molestias que si el tratamiento se hace solo.
  • La susceptibilidad individual: normalmente la piel irradiada se ve afectada y también puede aparecer cansancio; sin embargo, la intensidad de los efectos o la aparición de otros puede variar entre personas.
  • El estado de salud del enfermo: el tratamiento puede provocar más cansancio a una persona que haya recibido otros tratamientos previamente, por ejemplo, si se hace radioterapia tras recibir quimioterapia.

 

 

Consejos de salud ante la Radioterapia


4. Terapia hormonal

Los cánceres que dependen de hormonas representan el 40 % en las mujeres y el 35 % en los hombres, unas proporciones que aumentan de forma constante en el mundo desarrollado. Para tratarlos, se utiliza la denominada terapia hormonal, que incluye fármacos que detienen la producción de hormonas o fármacos que cambian la manera de funcionar de algunas hormonas.

El cáncer de mama y el cáncer de próstata son tumores que a menudo necesitan determinadas hormonas para crecer (hormonodependencia) y, cuando se evita que la células tumorales se pongan en contacto con estas hormonas, las células tumorales mueren. Estas hormonas son fundamentalmente los estrógenos para el cáncer de mama, y la testosterona para el cáncer de próstata.

En el caso del cáncer de mama, la característica de hormonodependencia se determina con una técnica disponible en los servicios de anatomía patológica que se denomina inmunohistoquímica. La hormonoterapia, que es un tratamiento eficaz para aquellos tumores que son hormonodependientes, es un conjunto de medidas dirigidas a anular la función de hormonas.

El tratamiento hormonal se puede administrar de forma independiente o de forma complementaria a otros tratamientos. Generalmente es un tratamiento largo, de varios años de duración, por lo tanto los efectos secundarios se toleran mejor que los de otros tratamientos; sin embargo, como con todos los medicamentos, pueden aparecer algunos efectos secundarios, que dependerán de la susceptibilidad de la persona. Algunos de estos efectos secundarios son sofocos, aumento de peso, dolores articulares, osteoporosis y otros.


5. Terapias dirigidas molecularmente  contra el cáncer

Las terapias dirigidas molecularmente contra el cáncer, llamadas también terapias biológicas, terapias dirigidas o terapias diana, son fármacos que interfieren en la proliferación, en el crecimiento y en la supervivencia de las células tumorales. Los fármacos tradicionales de quimioterapia, por el contrario, actúan contra todas las células del cuerpo, no sólo contra las tumorales.

No todas las personas que tienen cáncer pueden ser tratadas con estos medicamentos. Una biopsia del tumor indicará si éste tiene las características para ser tratado con una de las terapias biológicas. Actualmente, la mayoría de fármacos que se crean contra el cáncer se centran en estas terapias, y cada vez hay más medicamentos disponibles para más tipos de tumores.

La mayoría de terapias biológicas ayudan a tratar el cáncer con la interferencia de las proteínas específicas de las células tumorales que ayudan a crecer los tumores y que se diseminan por otras partes del cuerpo.

Estas terapias actúan de manera diferente según el medicamento:

  • Ayudan el sistema inmunitario a identificar las células cancerosas para destruirlas o refuerzan el sistema inmunitario.
  • Detienen el crecimiento descontrolado de células cancerosas.
  • Detienen la formación de vasos sanguíneos que necesitan los tumores para crecer, por lo que frenan su crecimiento o reducen su tamaño.
  • Llevan sustancias destructoras dentro de las células cancerosas. En este caso, los medicamentos se combinan con otros tratamientos. Los fármacos pueden atravesar la superficie de las células malignas e introducirles dentro los tratamientos que los acompañan —quimioterapia o radioterapia—, de este modo pueden destruir las células malignas.
  • Causan la muerte de las células cancerosas. Las células sanas del cuerpo tienen programada su muerte cuando son viejas o ya no son viables; en cambio, las células malignas tienen la posibilidad de evitar la muerte, pero algunos medicamentos actúan forzando el mecanismo de la muerte celular.

 

Las terapias biológicas se pueden clasificar en dos grandes grupos.

  • Medicamentos de moléculas pequeñas. Pueden entrar fácilmente en las células malignas ya que son de tamaño pequeño, por lo que pueden actuar sobre el objetivo o blanco de tratamiento, que está en el interior de estas células cancerosas. Estos medicamentos generalmente se administran por vía oral en forma de píldoras o cápsulas.
  • Anticuerpos monoclonales. Se unen a blancos específicos que hay en la superficie externa de las células cancerosas y depositan sustancias tóxicas para las células tumorales —como las de las diferentes quimioterapias— o hacen las células tumorales más susceptibles al efecto de la radioterapia. Estos fármacos generalmente se administran por vía intravenosa.

 

Efectos secundarios de las terapias dirigidas molecularmente contra el cáncer

Las terapias biológicas también pueden tener efectos secundarios, que dependen del tipo de terapia y de las características de casa individuo.

Los efectos secundarios más habituales son la diarrea y los problemas en el hígado, como la elevación del nivel las transaminasas y la hepatotoxicidad, los cuales pueden limitar las dosis de medicamento recomendadas.

También pueden aparecer otros efectos secundarios:

  • Problemas de piel: irritación en forma de acné, sequedad de piel, cambios en las uñas o decoloración del pelo
  • Problemas en la curación de heridas y de hemorragias
  • Problemas cardiovasculares, como aumento de la presión arterial e insuficiencia cardiaca
  • Cansancio
  • Úlceras en la boca


6. Tratamientos específicos de apoyo

Son tratamientos dirigidos a controlar los síntomas y las complicaciones relacionados con la enfermedad o los efectos del tratamiento. 

  • Tratamientos farmacológicos de apoyo 
    • Analgésicos
    • Antieméticos (medicamentos para las náuseas y los vómitos). 
    • Medicamentos para dormir y tratar la angustia. 
  • Transfusiones de sangre: los concentrados de hematíes se transfunden para corregir los síntomas y los signos derivados de la falta de oxigenación de los tejidos que acompañan las anemias producidas por la enfermedad o derivadas del tratamiento con quimioterapia
  • Transfusiones de plaquetas: los concentrados de plaquetas (un tipo de células de la sangre) se transfunden frecuentemente para prevenir hemorragias en personas que presentan un número bajo de plaquetas en la sangre o un mal funcionamiento de estas células, debido a la enfermedad o el tratamiento. Su fin es prevenir hemorragias (sangrados).
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Control de la situación de salud
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Para que la persona afectada de cáncer lleve una vida lo más normal posible y alcance un nivel óptimo de autonomía en sus propios cuidados, es imprescindible que asuma la responsabilidad de su situación de salud y se implique activamente en su control.

Existen recursos que se tienen que tener en cuenta para la mejora de la salud y la calidad de vida, tanto de la persona afectada como de las personas significativas de su entorno.

1. Las fuentes de información, 2. Las terapias complementarias, 3. La terapia psicológica, 4. La atención socioterapéutica, 5. Talleres y sesiones informativas para enfermos, familiares y cuidadores, 6. Asistencia sanitaria, 7. Prevención y detección precoz, 8. Atención o servicio de ayuda a domicilio, 9. Rehabilitación, 10. Ayudas o prestaciones técnicas, 11. Ayuda económica, 12. Organizaciones no gubernamentales, fundaciones y asociaciones, y grupos de ayuda mutua (GAM). 13. Manejo del proceso de duelo.

 

 

1. Las fuentes de información

Vivimos en una época en qué disponemos de información abundante. La información sobre la enfermedad del cáncer puede ser compleja y confusa. La manera de encontrar información precisa y actualizada es usando fuentes fidedignas y prestigiosas, como revistas especializadas, centros y organizaciones especializadas en cáncer y sus respectivas páginas web, organizaciones de profesionales de la salud, así como agencias gubernamentales. Es de especial importancia que las fuentes de información de Internet que se utilicen sean seguras y de calidad y en este sentido existen para todos los públicos, instrumentos de apoyo fáciles de utilizar, como el cuestionario para evaluar páginas Webs sanitarias según criterios europeos que ayudan a discriminar si una fuente es fiable o no.

Cuando se busque información sobre el cáncer, en primer lugar se debe conocer exactamente de qué tipo específico de cáncer se trata. Es muy importante hablar con el equipo de salud sobre el tipo de cáncer y la etapa en qué se encuentra, porque el tratamiento a seguir y el objetivo de este tratamiento está diseñado para una única persona.

Cuando se obtiene información de fuentes diferentes del equipo de salud, es importante compartirla con el equipo de salud para averiguar, en su caso, si es verdadera o no y si se puede aplicar a cada caso concreto. La información escrita no puede sustituir nunca el consejo del equipo de salud que atiende la enfermedad.

La comunicación con los médicos, las enfermeras y los otros miembros del equipo es muy importante. Son excelentes fuentes de información cuando se tienen preguntas sobre el tipo de enfermedad, su tratamiento, los efectos secundarios o cualquier limitación de actividades que se pueda tener. También pueden dar apoyo e información sobre los recursos disponibles en la comunidad, e indicar dónde encontrar más información sobre el tema.

Es importante permitirse el tiempo que sea necesario para obtener información en el momento en que se requiera. Cada persona decide cuando está a punto para hablar, y cuando y cuanto más quiere saber sobre la enfermedad de cáncer. 
 
- Fuentes de interés

 

2. Las terapias complementarias

Pueden ser una ayuda para la mejora y el control de la salud. Cada vez más, las personas con cáncer, con el objetivo de encontrarse mejor, utilizan terapias complementarias, de forma paralela al tratamiento médico alopático (convencional) recomendado por los especialistas de oncología o cuando ya han finalizado los tratamientos para recuperarse más rápidamente. Estas terapias incorporan tratamientos basados basada en plantas, animales y minerales, terapias espirituales, técnicas manuales y ejercicios aplicados de manera individual o en combinación para mantener el bienestar. Un ejemplo es el uso de la relajación para reducir la ansiedad que muchas personas con cáncer pueden tener durante la aplicación de los tratamientos oncológicos. Las terapias complementarias no curan el cáncer, sino que ayudan a aliviar o reducir los efectos secundarios de la enfermedad o de los tratamientos. Algunas de estas terapias son totalmente inocuas, pero otras pueden producir efectos secundarios adversos, interacciones con otros fármacos e incluso contraindicaciones en determinados tratamientos oncológicos. Es importante consultar los profesionales y resolver las dudas sobre el uso de estas terapias junto con los tratamientos pautados. 

Terapias complementarias 


3. La terapia psicológica

Las terapias psicológicas en las personas con cáncer procuran ayudar tanto a los pacientes como a los familiares en el proceso de adaptación a la nueva situación de vida, y se pueden seguir de forma individual, en pareja, en familia o en grupo con otras personas con cáncer.

Esta adaptación se consigue tratando de reducir los efectos negativos que pueden acompañar la enfermedad, por ejemplo, el malestar emocional, las dificultades de comunicación o el miedo al futuro y a la reincorporación laboral. La terapia psicológica aporta elementos positivos que se reflejan, entre otros, en más estima por la vida, en un cambio de prioridades o en la aproximación a personas que son importantes. También ayuda a afrontar los tratamientos médicos y a tomar decisiones complejas compartidas con el equipo de salud, como los ensayos clínicos, dejar tratamientos, etc.


4. La atención socioterapéutica

La enfermedad pone a la familia en una situación de crisis y de buscar recursos para resolver los problemas que la enfermedad y la nueva situación de vida puedan generar. La atención socioterapéutica ofrece información, asesoramiento, tratamiento y búsqueda de soluciones en cuanto a las necesidades y las carencias familiares y sociales derivadas de la enfermedad: problemáticas, dudas, conflictos personales y familiares en cuanto a los aspectos personales, laborales, de organización en cuidados, necesidades de recursos o mejora de las relaciones. También proporciona un espacio y un clima de confianza para poder trabajar las emociones que generan todos estos cambios en la familia, muchas veces con alteraciones o modificaciones de la comunicación, de los hábitos y de las dinámicas familiares.

 

5. Talleres y sesiones informativas para enfermos, familiares y cuidadores

Algunos centros sanitarios organizan charlas, sesiones grupales o talleres para enfermos y familiares sobre diferentes aspectos de la enfermedad que son útiles para resolver dudas y compartir recomendaciones que ayuden a convivir con el cáncer.


6. Asistencia sanitaria

A través de los centros de salud se puede acceder a la reducción en el precio de la medicación y de otros productos sanitarios como bolsas de ostomía o pañales.


7. Prevención y detección precoz

Los servicios de prevención proporcionan información sobre actividades preventivas relacionadas con el cáncer, sobre cómo mejorar los hábitos de salud con la intención de prevenir la aparición del cáncer, sobre como dejar de fumar o sobre la alimentación. También pueden incluir programas de detección precoz con pruebas como la mamografía, la prueba de Papanicolau o colonoscopias, que pueden detectar tumores en estadios muy iniciales y, por tanto, con más posibilidades de curación.

 


8. Atención o servicio de ayuda a domicilio

Durante el proceso de la enfermedad, a veces puede pasar que se necesite ayuda para las tareas domésticas (la compra, preparar la comida) o para la higiene personal. Los profesionales que gestionan este tipo de ayuda son los trabajadores sociales, que ofrecen una atención personal que varía en función de las necesidades y la situación social, familiar y económica de cada persona. El trabajador social también proporciona información sobre los recursos privados que hay en la comunidad. 


Entre otros, el Servicio de Teleasistencia es un recurso útil para aquellas personas que viven solas y que no necesitan cuidados continuados en su día a día. Es un aparato sencillo conectado desde una línea telefónica a una central con la que se puede comunicar apretando un botón. 


9. Rehabilitación

La rehabilitación ayuda a las personas a adaptarse a los efectos del cáncer y de su tratamiento. La rehabilitación física se enfoca en la recuperación de los efectos físicos provocados por la cirugía u otras terapias del cáncer. La terapia ocupacional ayuda a las personas a readaptarse a la vida cotidiana con el aumento de sus capacidades, para lograr un desarrollo máximo de sus aptitudes en el ámbito laboral, mental, físico y social.


10. Ayudas o prestaciones técnicas

En ocasiones, en función de la edad o de los tratamientos, puede ser necesaria la utilización de algún tipo de ayuda para facilitar la movilidad (material como por ejemplo sillas de ruedas, camas ortopédicas o andadores). Algunas personas pueden tener dificultades para desplazarse desde su casa hasta el hospital. En estas situaciones, normalmente el hospital se coordina con el centro de atención primaria de referencia y se tramita el transporte más adecuado. 


11. Ayuda económica

En España la Seguridad Social dispone de dos tipos de prestaciones, las pensiones no contributivas y las pensiones contributivas, para reducir las dificultades económicas que puede provocar la pérdida de ingresos generada por la interrupción de la actividad laboral: 

  • Pensiones no contributivas: tiene derecho a ellas cualquier persona independientemente de si ha llevado a cabo alguna actividad laboral o no. Cada mes se recibe una cantidad de dinero establecida por la Seguridad Social en función de la situación. Los requisitos son tener entre 19 y 65 años; sin embargo también se tienen en cuenta los ingresos del núcleo de convivencia. 
  • Pensiones contributivas: se tiene que haber cotizado un tiempo determinado. Las prestaciones a las que se puede acceder son:
    • Subsidio por incapacidad temporal.
    • Incapacidad permanente.

Las condiciones particulares de cada una son individuales.


12. Organizaciones no gubernamentales, fundaciones y asociaciones, y grupos de ayuda mutua (GAM)

Todas las personas que pasen por una experiencia de enfermedad del cáncer se pueden beneficiar del apoyo que dan algunas ONG, fundaciones o asociaciones. La mayoría de asociaciones y fundaciones promueven la creación de grupos de ayuda mutua (GAM), formados por personas que tienen el mismo problema de salud o por sus familiares o cuidadores que se reúnen voluntariamente para apoyarse y compartir experiencias con el fin de mejorar su situación actual. Los GAM también pueden ser de grupos específicos, como por ejemplo los formados por enfermos de cáncer de mama, laringectomizados o enfermos ostomizados, entre otros.
 
Las ONG, las fundaciones y las asociaciones ofrecen apoyo, formación e información sobre la enfermedad a enfermos, familiares, clínicos, asistentes, instituciones, organismos públicos, medios de comunicación y sociedad en general. Además proporcionan orientación, consejos y ayuda financiera para adquirir prótesis capilares, traslados para ir al lugar de tratamiento y para volver al domicilio, etc. 

Los servicios que se pueden encontrar en estas asociaciones son

  • Información sobre todos los factores relacionados con la enfermedad (qué es, los tratamientos, las investigaciones...) y los que interfieren en la vida de las personas que la tienen (afectados y cuidadores). Por ejemplo, una guía de como gestionar los cambios en el mundo laboral
  • Apoyo a enfermos y familiares durante el período de hospitalización. 
  • Orientación en la toma de decisiones sobre el tratamiento. Las personas con cáncer y sus familias tiene que tomar decisiones complejas. Diversas organizaciones pueden proporcionar una segunda opinión o información sobre los ensayos clínicos. 
  • Sensibilización de la sociedad sobre la enfermedad
  • Gestión de las ayudas económicas. Algunas asociaciones y fundaciones disponen de ayudas económicas de tipo puntual para poder hacer frente a los problemas que surgen en la economía familiar derivados del proceso de la enfermedad. Los trabajadores sociales de estas entidades son los que, después de hacer una entrevista, valoran la situación social, familiar y económica, y según esta valoración proponen acceder a los diferentes recursos. 
  • Actividades o talleres. Son espacios creados tanto para enfermos o como para familiares que favorecen una actividad o una relación con otras personas que se encuentran en una situación similar. Es importante ocupar el tiempo con actividades que relajen, distraigan y faciliten la vida diaria. Por ejemplo, hay actividades como las manualidades (fomentan la creación artística), talleres de relajación, de arteterapia o musicoterapia. Las fundaciones y asociaciones proporcionan la información necesaria para acceder a las diferentes actividades o talleres que programan. 
  • Activismo. Hace referencia a promover, proteger y defender los derechos y los intereses de las personas con cáncer. Estos derechos incluyen asuntos legales, éticos, médicos y laborales. 
  • Vivienda o alojamiento. Algunas organizaciones proporcionan alojamiento para la familia de una persona con cáncer que está recibiendo tratamiento. 
  • Voluntariado. Hay asociaciones y entidades que ofrecen apoyo a través de personas voluntarias. La persona voluntaria ofrece su apoyo y acompañamiento durante todo el proceso de la enfermedad en aquellas situaciones en las que sean necesarios, por ejemplo, acompaña al enfermo a las visitas médicas o a las sesiones de tratamiento programadas, o a hacer alguna gestión o trámite.


Algunas asociaciones catalanas, nacionales e internacionales de ayuda mutua para enfermos y familiares son:

Enlaces de interés 
 

13. Manejo del proceso de duelo

La reacción normal ante muertes de personas muy significativas es hacer un proceso de duelo. Se trata de un mecanismo normal para afrontar el sufrimiento que provoca la pérdida de personas importantes que ayuda a seguir viviendo. El proceso de duelo consta de varias etapas y a veces conlleva regresiones, o sea, ir hacia atrás para obtener un respiro, apoyarse en lo que ya se conoce, lo cual ayuda a irse adaptando a la nueva situación. 

 

Consejos de salud ante el proceso de Duelo

 

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Etapas del ciclo vital
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  1. Infancia
  2. Adolescencia
  3. Adultez
  4. Vejez

 

1. El cáncer en la infancia

El cáncer infantil no es una sola enfermedad, sino que incluye un gran número de enfermedades con un comportamiento absolutamente diferente entre sí. Como pasa en el adulto, todas estas enfermedades tienen en común que se originan a partir del crecimiento anormal de una sola célula o de un grupo de células que tienen la capacidad de invadir tanto los órganos cercanos como los órganos alejados. La característica en los niños es que este proceso se produce con mucha más rapidez que en los adultos porque las células tumorales suelen ser embrionarias e inmaduras, y por tanto de crecimiento más rápido y agresivo.

La incidencia de cáncer en la infancia es muy baja y se considera una enfermedad poco frecuente. Según la Asociación Española contra el Cáncer, en España se diagnostica cáncer a unos 1.000 niños al año, lo que representa el 3 % de todos los cánceres. Durante las últimas décadas, los avances en las técnicas diagnósticas y en los tratamientos del cáncer infantil han aumentado la supervivencia de estos niños, que ha pasado del 15-20 % al 70-80 %.

Los tipos de cáncer más frecuentes en la infancia son las enfermedades hematológicas, como la leucemia y los tumores cerebrales.

Hay diferentes tipos de leucemia; la más frecuente en niños es la leucemia linfoblástica aguda. Los linfomas son cánceres que se desarrollan en el sistema linfático. El linfoma de Hodgkin es el más frecuente en niños.

Los tumores sólidos que afectan más frecuentemente la infancia son el retinoblastoma (cáncer que afecta la retina del ojo, que es el área sensible a la luz), el neuroblastoma (tumor que crece en partes del sistema nervioso, habitualmente en los nervios del tórax o del abdomen, y raramente en los del cerebro), el tumor de Wilms (tumor que afecta los riñones), los sarcomas (tumores que afectan partes blandas y huesos) y los tumores cerebrales.


¿Cómo se puede vivir con la enfermedad?

Aceptar la realidad de que un hijo tiene cáncer supone una experiencia muy difícil e implica atravesar momentos de gran confusión. El equipo de salud es, sobre todo en los primeros momentos, la fuente principal de apoyo y ayuda. Cuando se recibe la noticia de la enfermedad es normal experimentar sensaciones diferentes, como sentir que no puede ser verdad lo que está pasando, rabia, culpabilidad, dolor o miedo.

Para el niño también es un momento difícil, no sólo por la dureza de los tratamientos, sino también por el desconocimiento de lo que está pasando a su alrededor, la preocupación que ve en su entorno y la separación de su día a día, amigos y compañeros del colegio, entre otros. Todos estos cambios influyen en su estado de ánimo.

Al principio también se plantea la pregunta de si se informa al niño o no y de cómo hacerlo. La respuesta a este interrogante dependerá de muchos factores, pero es importante que el niño reciba siempre una respuesta sencilla y comprensible a sus interrogantes, que le transmita seguridad y que le aporte conocimientos. Es importante asegurarse de que el niño ha entendido lo que se la ha explicado.

En las primeras fases de la enfermedad, el niño no puede llevar una vida normal debido al ingreso y los tratamientos. Poco a poco y en cuanto el equipo de salud lo crea conveniente, el niño tiene que recuperar su vida social y escolar. Por eso es necesario que en este tiempo el niño haya tenido un contacto cercano con los amigos, los compañeros y los profesores.

Los hermanos del niño también se ven afectados por esta gran tensión y tristeza, no sólo por la enfermedad de su hermano, sino también por la ruptura temporal de la vida familiar, los sentimientos de culpa o por celos.

Poco a poco, el conocimiento creciente sobre la enfermedad y los tratamientos, y la adaptación al entorno hospitalario, permiten que la vida familiar se vaya normalizando y se aprende a convivir con las visitas al hospital, las tareas del día a día y los ratos de recreo. 

Infancia: Qué se puede hacer para ayudar el niño a comprender y convivir con su situación de salud
Consejos de salud en la Infancia 

Enlace de interés: AFANION. Niños con cáncer 


2. El cáncer en la adolescencia

Los tipos de cáncer más frecuentes en la adolescencia son el osteosarcoma (el tipo más frecuente de cáncer de huesos), el sarcoma de Ewing (un cáncer que afecta los huesos, generalmente de la pelvis y las piernas), la leucemia, el linfoma (un cáncer que afecta el sistema linfático, el más frecuente en adolescentes es la enfermedad de Hodgkin), los tumores cerebrales y los tumores testiculares.


¿Cómo afecta la enfermedad a los adolescentes?

La adolescencia es el ejemplo máximo de que todo cambia, no tan sólo porque se producen los cambios físicos iniciados en la pubertad, sino también por los cambios psicológicos que la caracterizan, que son tan importantes o más que los físicos. En esta etapa de desarrollo de la personalidad empieza a surgir, cada vez con más fuerza, una necesidad imperiosa de autoafirmación que contrasta con la obediencia característica de los más pequeños.

El conocimiento del diagnóstico de cáncer supone para los adolescentes un fuerte impacto emocional; adaptarse a los efectos de la enfermedad y su tratamiento les es particularmente difícil.

Los adolescentes pueden perder la percepción de control sobre su vida, es frecuente que presenten cambios en las relaciones personales y en el establecimiento de su identidad a través de la socialización, así como una gran incertidumbre y angustia ante el futuro.


Sentimientos más frecuentes

Al principio, las diferentes pruebas y analíticas pueden crear mucha confusión. Todo es necesario para llegar a un diagnóstico exacto y poder empezar el tratamiento. Son momentos de incertidumbre, ya que no se tienen los resultados y es necesario esperar hasta el final de las pruebas.

Después del diagnóstico es frecuente mostrarse incrédulo y tener pensamientos del tipo “Esto no es posible que me esté pasando a mí”. También es normal el miedo a lo desconocido (pruebas, lenguaje médico, tratamientos).

A estos sentimientos se añade la culpa por lo que está pasando y se puede llegar a pensar que es por algo que se ha hecho o algo que se ha comido. Es frecuente en estos momentos sentir que han perdido el control de su vida y que nadie tiene en cuenta su opinión.

Todo esto puede hacer sentir rabia, tristeza, angustia y nervios. I esto puede hacer rechazar la ayuda, las órdenes o el tratamiento. No se quiere ser tratado como una persona enferma.

Los adolescentes dan más importancia al físico y les preocupa perder las actividades normales con sus compañeros. Les da miedo el rechazo de los compañeros y no les gusta sentirse diferentes. En el adolescente que se somete a un tratamiento contra el cáncer hay que atender a las reacciones de estrés que suponen el cambio de la imagen corporal, que en la adolescencia toma un valor especial, causada por la pérdida del cabello, la pérdida de peso, el hecho de verse hinchado por el tratamiento con corticoides, las amputaciones, las prótesis, etc., con la consiguiente pérdida de autoestima y la pérdida de libertad y autonomía en sus hábitos de vida, lo que implica un cambio de identidad y en su lugar dentro de la familia, y sobre todo en la escuela con el posible rechazo de sus compañeros, porque no participan en las actividades de forma normal.

A veces pueden no querer ver a nadie, y hablar del tema les resulta difícil porque piensan que no los comprende nadie. Todo es muy ambiguo, por un lado quieren que los dejen en paz, pero por el otro necesitan compañía y apoyo de los padres, los familiares, los amigos y el equipo de salud.

El aburrimiento también es frecuente durante los tiempos que dura el tratamiento. Todo se convierte en rutina, los días son siempre iguales, pasan los ciclos en el hospital y el resto del tiempo en casa, casi sin salir.

Recomendaciones generales que hay que tener en cuenta por parte del adolescente 

  • Los cambios físicos, como la pérdida de cabello o los cambios de peso, no son para siempre y pasan cuando se acaban los ciclos, y la imagen vuelve a ser igual que antes. Mientras duran los tratamientos se puede utilizar algún pañuelo, gorras o se puede optar por no llevar nada y raparse el pelo. 
  • Hay que escoger la ropa que quede mejor. Aunque la imagen física cambia, es importante recordar que se sigue siendo la misma persona. 
  • Conocer la enfermedad y su tratamiento puede ayudar a enfrentarse a ella con realismo y de forma positiva. 
  • Expresar lo que molesta y preguntar el porqué de aquellas cosas que queremos saber (dolor o algún cambio físico que no se espera) es importante para poder recibir ayuda. 
  • No se tiene por qué estar siempre alegre, no pasa nada si se muestra cansancio o enojo. Los cambios en el estado de ánimo son normales, hablar con los otros de esto ayuda a sentirse mejor. 
  • Compartir las emociones hace ver las cosas de otra forma. Cada cosa que pase hay que intentar compartirla con alguien. 
  • Hay que tener la iniciativa propia de llamar a los amigos y no esperar a que sean ellos los que llamen. No hay que tener miedo al rechazo, probablemente ellos no saben qué hacer. 
  • Es necesario aprender a integrar la enfermedad en el día a día y llevar una vida lo más normal posible. Es importante que la enfermedad no suponga un paréntesis vacío en la vida, y durante el período que no se puede asistir a clase se pueden seguir los estudios, poco a poco, con ayuda. Es importante mantener los buenos amigos. 
  • Participar en las decisiones es importante para sentir que se tiene cierto control sobre la situación. 
  • Hay que preparar la vuelta a clase. Al principio se pueden tener problemas de concentración, pero a medida que pasan los días, y con una buena organización, se vuelve a recuperar el hábito de estudio. Es importante pedir ayuda cuando se necesite para contar con el apoyo de los maestros y los tutores.

 

¿Qué pasa cuando se acaban los tratamientos?

Cuando se han acabado los tratamientos, sólo se vuelve al hospital para las revisiones periódicas. Especialmente en estos momentos puede surgir el miedo de que la enfermedad vuelva. A medida que pasa el tiempo, las probabilidades de que esto pase bajan, y si pasa hay tratamientos para esta nueva situación.

A toda la familia le hará falta un tiempo para acostumbrarse a una nueva rutina. Es importante participar en las tareas domésticas de la misma manera que antes de la enfermedad.

Durante el tiempo en el que el adolescente ha necesitado más atención, esto puede haber provocado celos a otros hermanos. Es el momento de normalizar la relación con ellos. 

Problemas de salud crónicos en la adolescencia
Consejos de salud en la Adolescencia

Enlace de interés: Adolescentes y jóvenes con cáncer 


3. El cáncer en la adultez

Es la etapa más extensa de la vida de la persona, y por eso los problemas de salud que pueden aparecer cambian considerablemente de un adulto joven (de 19 a 25 años) a un adulto maduro (de 26 a 65 años). En la adultez existen factores relacionados con el estilo de vida que influyen negativamente en la salud (tabaquismo, consumo de bebidas alcohólicas, dieta inadecuada y sedentarismo).

El cáncer de pulmón es la primera causa de mortalidad por cáncer en la población adulta en el ámbito global, la primera en hombres y la segunda en mujeres.

En el mundo, el cáncer de mama es la causa más común de muerte por cáncer en las mujeres adultas, cerca del 16 %. 


Reproducción y fertilidad

En ocasiones, el tratamiento del cáncer puede afectar la fertilidad de las personas, la capacidad de concebir un hijo o mantener un embarazo. Los tratamientos no siempre causan infertilidad, y hay que consultar con el equipo de salud el riesgo individual de cada persona. Los tratamientos contra el cáncer pueden causar: 

  1. Menopausia prematura Cuando una mujer entra en la menopausia antes de los 40 años. Algunas mujeres entran en la menopausia prematura durante los tratamientos contra el cáncer. Otras entran en la menopausia inmediatamente después de estos tratamientos. 
  2. Infertilidad. Para una mujer, la infertilidad es cuando no puede quedar embarazada porque sus ovarios ya no producen óvulos o porque no puede mantener un embarazo. La fertilidad en las mujeres puede disminuir durante o después del tratamiento.


Para un hombre, la infertilidad es cuando no puede embarazar una mujer porque no produce espermatozoides o porque los espermatozoides están dañados. La infertilidad puede ser temporal o permanente.

Los sistemas reproductivos masculino y femenino comprenden órganos complejos como el hipotálamo, la glándula pituitaria, los ovarios y los testículos. En los dos sexos el hipotálamo, ubicado en la base del cerebro, secreta una sustancia denominada hormona liberadora de gonadotrofinas. Esta hormona estimula la glándula pituitaria, ubicada justo debajo del hipotálamo, para producir diferentes hormonas que controlan la formación de espermatozoides en los testículos y de óvulos a los ovarios. 

Sistema endocrino 

Las causas que pueden afectar la capacidad para tener hijos después de tener cáncer pueden ser diversas

  • El tipo de cáncer. 
  • La edad y el sexo. 
  • Si la persona ha tenido problemas de fertilidad antes del diagnóstico de cáncer y su tratamiento. 
  • Los tratamientos de quimioterapia pueden dañar o destruir óvulos y espermatozoides. Dependerá del tipo de fármaco, de la dosis de medicamento y de la forma en la que se administra (vía oral, inyectada, vía intravenosa). 
  • El tratamiento de radioterapia: dependerá de la dosis de radiación y del área que se irradia. 
  • Los trasplantes de médula ósea comportan grandes dosis de quimioterapia, radioterapia o de las dos. Estos tratamientos presentan un alto riesgo de infertilidad. 
  • La cirugía para extirpar una parte o la totalidad del sistema reproductivo para curar el cáncer puede causar infertilidad.

 

Ante los problemas relacionados con la fertilidad que pueden aparecer con el tratamiento, existen diferentes opciones, aunque algunas todavía se están investigando y probando.


Para las mujeres

  • Crioconservación de embriones. Una mujer recibe inyecciones de hormonas para aumentar la producción de óvulos por parte de los ovarios. Los óvulos son recolectados y seguidamente se fecundan con el esperma de forma in vitro en un laboratorio. Los embriones son congelados para su uso posterior. 
  • Traquelectomía radical. Cirugía del cérvix para que el útero quede intacto. 
  • Transición de ovario. Quirúrgicamente los ovarios se desplazan fuera del campo que recibirá la radiación. Hay aproximadamente un 50 % de posibilidades de éxito. Este procedimiento no protege los ovarios del tratamiento con quimioterapia. 
  • Crioconservación de ovocitos (óvulos). Es similar a la crioconservación de embriones pero sin el elemento del esperma. Consiste en la recolección y la congelación de óvulos no fecundados. Es una buena alternativa en mujeres solteras. La congelación de óvulos es un tratamiento experimental. 
  • Crioconservación del tejido ovárico. Es la congelación del tejido ovárico para reimplantarlo después del tratamiento del cáncer (en proceso de investigación). 
  • Supresión ovárica. El uso de terapia con hormonas para proteger el tejido ovárico durante la quimioterapia y la radioterapia (en proceso de investigación).

 
Para los hombres

  • Crioconservación de esperma (banco de esperma). La congelación y la conservación de esperma en un banco de esperma. Este esperma puede estar congelado durante un largo período de tiempo. Lo más adecuado es hacerlo antes de iniciar el tratamiento, ya que la calidad del esperma puede estar menos comprometida, aunque dependiendo del tipo de cáncer y de las condiciones de cada persona, la calidad del esperma puede ser pobre incluso antes de iniciar la terapia. 
  • Gonadoprotección hormonal. El uso de terapia hormonal para proteger el tejido testicular durante la quimioterapia y la radioterapia (en proceso de investigación). 
  • Crioconservación del tejido testicular y posterior reimplantación después del tratamiento del cáncer. Extraer, congelar y almacenar el tejido testicular para reimplantarlo después del tratamiento del cáncer (en proceso de investigación).

 
Tomar decisiones sobre las posibles opciones para conservar la fertilidad en el momento de un diagnóstico de cáncer puede ser difícil.

Es importante hablar con el médico sobre la conservación de la fertilidad antes de empezar un tratamiento para el cáncer. Cuando se plantea el tratamiento de la enfermedad es importante determinar con el médico si este tratamiento supone un riesgo para tener problemas de fertilidad, y es el momento de plantear las preocupaciones o dudas sobre su conservación. Esta discusión tiene que dejar claras las diferentes opciones de conservar la fertilidad lo antes posible, ya que estas opciones requieren un tiempo antes de empezar el tratamiento del cáncer. 


Ser padres después de la enfermedad

En el momento de plantearse la maternidad o la paternidad después del cáncer, a las mujeres generalmente se les recomienda esperar un período de 1 a 3 años después de haber finalizado el tratamiento para el cáncer, y a los hombres se les sugiere esperar un período de 6 meses a 1 año. Esta espera es necesaria para permitir la recuperación de la producción espermática en el testículo.

Antes de intentar el embarazo, es importante para las parejas tener una entrevista con el equipo de salud en relación con el embarazo y la salud de la persona. El primer paso para aquellas parejas que quieren intentar el embarazo consiste en evaluar su potencial reproductivo. Para hacerlo es necesario realizar unos estudios para determinar si los miembros de la pareja tienen un potencial reproductivo normal o disminuido (subfertilidad), o son infértiles. 

 

Evaluación de la fertilidad después del tratamiento del cáncer

La evaluación de la fertilidad en el hombre empieza con un espermograma para valorar el número, la motilidad y la forma de los espermatozoides y otros factores que pueden influir en la fertilidad. La evaluación de la fertilidad en las mujeres empieza con los estudios hormonales.

Las parejas no tienen que desesperarse si los estudios preliminares revelan infertilidad o subfertilidad. Las técnicas de reproducción asistida, como la fecundación in vitro (FIV), la inseminación artificial, la ovodonación o la inseminación con semen de donante, han posibilitado el embarazo a muchas parejas que no hubieran podido tener un hijo. Las parejas tienen que evaluar con qué opciones están más de acuerdo y cuando dejarán el tratamiento si no funciona. Las técnicas de reproducción asistida no tienen siempre éxito y algunas parejas prefieren adoptar un hijo o vivir sin hijos. 
 
Problemas de salud en la adultez 
Consejos de salud en la Adultez 


4. El cáncer en la vejez

En las últimas décadas ha aumentado el número de personas de más de 65 años, y dentro de este grupo ha crecido el de más de 85 años. En la persona mayor, el objetivo básico de salud no es sólo aumentar la expectativa de vida, sino que ésta sea el máximo de autónoma, que la persona esté libre de falta de autonomía y que mejore su calidad de vida. Por eso son imprescindibles los programas de promoción de la salud y de prevención de la enfermedad.

Es un hecho que la tasa de mortalidad por cáncer aumenta con la edad y es más alta en hombres que en mujeres. Aproximadamente, la mitad de tumores malignos se diagnostican en personas de más de 70 años. El cáncer es, por lo tanto, una de las enfermedades más importantes en la gente mayor, hasta el punto que la edad se considera un factor de riesgo. 

 

Cambios relacionados con el envejecimiento

El envejecimiento conlleva una serie de cambios físicos y patológicos que afectan a todos los órganos y los sistemas de la persona con intensidad diferente, y algunos son los responsables del incremento de la incidencia y la prevalencia de la mayoría de tumores en las personas de edad avanzada. 

  • Disminuyen las funciones del riñón y del hígado. La expulsión de sustancias, carcinógenas o no, se ralentiza, con lo que el organismo está expuesto más tiempo. Por lo tanto, es necesario ajustar las dosis de los fármacos o medicamentos que causan toxicidad en el riñón. 
  • La mucosa que recubre el aparato digestivo se atrofia y disminuye el peristaltismo, lo que aumenta la sensibilidad de los carcinógenos que provienen de la alimentación. 
  • Alteraciones del sistema cardiovascular relacionadas con cambios del ritmo cardíaco e hipertensión arterial, que limitan la tolerancia de los medicamentos que producen toxicidad cardíaca. 
  • La disminución de la fuerza de la musculatura del tórax y la elasticidad del tejido pulmonar provoca una funcionalidad respiratoria más baja, el reflejo de la tos es menos eficaz y aumenta la susceptibilidad a infecciones respiratorias. 
  • Los cambios en el sistema inmunológico pueden ser los responsables de la alteración de la inmunidad y aumenta la susceptibilidad a procesos infecciosos y autoinmunitarios, y enfermedades neoplásicas. 
  • Inestabilidad genética, reducción de los mecanismos reparadores del ADN y activación de los oncógenos. 
  • En la piel, la pérdida de colágeno y la densidad dérmica inferior provocan retrasos en la cicatrización de heridas. Disminuye la vascularización y aumenta el riesgo de cáncer de piel. 
  • Las lesiones celulares que generan alteraciones cromosómicas y mutaciones favorecen el desarrollo de tumores.

 
Problemas de salud en la vejez
Consejos de salud en la Vejez 

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Situaciones de vida relacionadas
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  1. Embarazo 
  2. Actividad laboral

 

1. Embarazo

Se aconseja a las mujeres en edad de tener hijos, desde la adolescencia hasta la menopausia, el uso de métodos anticonceptivos durante todo el tiempo que dure el tratamiento contra el cáncer. No se recomienda quedar embarazada mientras se recibe tratamiento con quimioterapia o radioterapia.

No es habitual estar embarazada y tener cáncer, pero cuando se produce esta situación se evalúa individualmente y las decisiones se toman teniendo en cuenta la madre y el feto. Especialmente se tiene en cuenta: 

  • El impacto del embarazo en el cáncer. 
  • Los efectos del cáncer y el tratamiento en la madre. 
  • Los efectos del cáncer y el tratamiento en el feto.

    Embarazo  

Dependiendo del tipo de cáncer, las mujeres embarazadas se pueden someter a la mayoría de los tratamientos contra el cáncer. El tratamiento dependerá de:

  • El trimestre de embarazo. 
  • El tipo, la ubicación, el tamaño y la etapa del cáncer. 
  • La voluntad o los deseos de la mujer embarazada.

 
Los tratamientos que se utilizan son la cirugía y la quimioterapia. Generalmente la radioterapia no se utiliza durante el embarazo. El tratamiento se empieza en el segundo o tercer trimestre de embarazo y es posible que, si el diagnóstico se hace en la etapa final del embarazo, el tratamiento se retrase hasta el nacimiento o que se provoque un parto prematuro.

  1. La cirugía es la opción más segura en el segundo trimestre del embarazo para algunos tipos de cáncer, ya que representa muy poco riesgo para el feto.
  2. La quimioterapia durante el embarazo puede causar problemas de salud a la madre, como malnutrición y anemia (recuento bajo de glóbulos rojos).
     
    Casi todos los medicamentos utilizados en los tratamientos de quimioterapia atraviesan en mayor o menor grado la barrera placentaria. Dado que estas drogas actúan inhibiendo la división celular, comportan riesgos para el feto en desarrollo. Los medicamentos utilizados en la quimioterapia están asociados a abortos espontáneos, malformaciones, mutaciones, toxicidad de órganos y retrasos en el desarrollo. La quimioterapia en el primer trimestre del embarazo tiene más riesgo de que produzca daños al feto.
     
    En el segundo y tercer trimestre se pueden utilizar muchos quimioterápicos sin hacer daño al feto, ya que la mayoría de órganos principales ya se han formado. Muchos médicos prefieren esperar hasta que se completa el desarrollo del sistema nervioso central, aproximadamente en la semana 16. Si el parto se produce en las dos semanas posteriores a la última dosis de quimioterapia, hay un riesgo de que el bebé nazca con el sistema inmunitario debilitado, ya que la madre tiene el sistema inmunitario debilitado. 

    Quimioterapia: consideraciones ante las diferentes situaciones de vida 
     
    Hay que destacar que la lactancia materna no es recomendable en mujeres que han recibido quimioterapia recientemente.
  3. La radioterapia está contraindicada en el embarazo, aunque algunos especialistas la utilizan por encima del diafragma (el músculo que separa la cavidad torácica de la abdominal) con protección abdominal, especialmente en las fases más tempranas de la enfermedad. 

    Radioterapia: consideraciones ante las diferentes situaciones de vida

 

3. Actividad laboral

Es importante, en la medida que sea posible, que las personas con cáncer continúen viviendo dentro de la máxima normalidad. Para muchas personas, esto significa poder ir a trabajar y participar en las mismas actividades en las que participaba hasta el momento del diagnóstico. Dependiendo del tipo de cáncer, del tratamiento que se reciba y del tipo de trabajo que se desarrolle, y si el equipo de salud lo considera conveniente, se puede seguir trabajando mientras se recibe el tratamiento para la enfermedad si se disminuye el ritmo, se reduce la jornada o se solicita un cambio de puesto de trabajo, si es posible. 

 

2.1  La baja laboral

La situación laboral suele verse afectada en el proceso de la enfermedad. En el caso de no poder trabajar se solicita la incapacidad laboral temporal (ILT). Esta incapacidad la prescribe el médico de atención primaria y su duración máxima es de 18 meses. En el caso de necesitar bajas laborales o permisos para acudir al médico o recibir los tratamientos, probablemente sea necesario tener que informar a la empresa. Es importante saber que se tiene derecho a estar de baja laboral hasta que el médico lo considere.

Pasados los 18 meses y sin que haya habido una alta médica, se puede solicitar una incapacidad laboral permanente (ILP). La ILP se puede solicitar cuando se presentan reducciones anatómicas o funcionales graves que disminuyen o anulan definitivamente la capacidad laboral. Dentro de esta incapacidad se tienen en cuenta diferentes grados: incapacidad permanente parcial (aquella que produce al trabajador una discapacidad igual o superior al 33 % en el rendimiento normal para su profesión, pero que no impide la realización de tareas fundamentales de esta profesión), permanente total (aquella que inhabilita el trabajador para la realización de todas las tareas fundamentales de su profesión, aunque puede dedicarse a otra diferente), absoluta (para cualquier trabajo) y gran invalidez (es la situación del trabajador que necesita asistencia de otra persona para llevar a cabo actos necesarios de la vida).

Cada uno de estos grados requiere períodos diferentes de cotización e implica ingresos económicos diferentes. 

 

2.2  En caso de contrato temporal

Según las modalidades de contrato (temporal, por obra y servicio, tiempo parcial), cuando la persona se encuentra en situación de enfermedad, a veces puede pasar que una vez finalizado el contrato no se renueve. Otras veces la empresa lo rescinde antes de que se acabe. Es importante consultar con un profesional las condiciones de finalización de contrato y las prestaciones a las que puede acogerse.


2.3  La reincorporación laboral

En la mayoría de los casos, una vez recuperada del proceso de tratamiento, la persona puede incorporarse a su trabajo habitual. En el caso de que la enfermedad o los efectos secundarios derivados de los tratamientos no permitan desarrollar el trabajo habitual, se puede solicitar un cambio de puesto de trabajo en la empresa o se tendrá que valorar la opción de pasar por el tribunal médico para que valore la posibilidad de una incapacidad para el puesto de trabajo habitual. Puede asesorarse a través de un trabajador social.


2.4  ¿Dónde se puede trabajar si se tiene una discapacidad?

En el caso de tener reconocida una discapacidad por el tribunal médico (certificado de minusvalidez), se tienen que conocer las cuatro vías para acceder al trabajo: 

  1. Sector público. Las administraciones públicas tienen la obligación de reservar un mínimo del 3 % de las plazas de las convocatorias de trabajo público para personas discapacitadas. 
  2. Empresa privada. Las empresas con más de 50 trabajadores tienen la obligación de cubrir al menos un 2 % de su plantilla con personas con discapacidad. Además, cualquier empresa puede obtener subvenciones y deducciones por contratar personas con discapacidad. 
  3. Autotrabajo. Se puede crear una empresa o un negocio para el que también hay programas y subvenciones que pueden ayudar a hacer los primeros pasos. 
  4. Centro especial de trabajo. Empresas en las que al menos un 70 % de los trabajadores son personas con discapacidad y su objetivo principal es hacer un trabajo productivo participando regularmente en operaciones de mercado y teniendo como fin asegurar trabajo remunerado.
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Problemas de salud relacionados
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El cáncer produce una gran variedad de complicaciones por la cantidad de tejidos que puede afectar y los cambios metabólicos que provoca. Muchas personas con cáncer necesitan algún tipo de atención que puede ser más o menos urgente durante el curso o el tratamiento de la enfermedad debido a los problemas que pueden derivar de ella.

Las complicaciones y las urgencias más habituales causadas por el cáncer pueden ser: 1. Complicaciones obstructivas o compresivas, 2. Las urgencias metabólicas, 3. Las crisis citopénicas, 4. Coagulación intravascular diseminada (CID), 5. Taponamiento cardíaco, 6. Derrame pleural, 7. Otras complicaciones relacionadas con los efectos secundarios de los principales tratamientos.

 

El cáncer puede invadir y alterar la función de un órgano o ejercer presión sobre los tejidos que lo rodean, lo que provoca diferentes síntomas y problemas. 

Algunos cánceres producen ciertas sustancias, como por ejemplo hormonas, citocinas y proteínas, que, por sus efectos químicos, pueden afectar la función de otros tejidos y órganos, y provocar un conjunto de síntomas llamados síndromes paraneoplásicos.

Algunos efectos de los síndromes paraneoplásicos son

  • Deficiencias neurológicas: dolores musculares y debilidad. 
  • Engrosamiento de la punta de los dedos (dedos en palillo de tambor). 
  • Anemia, aumento de glóbulos blancos, aumento o disminución de plaquetas. 
  • Lesiones en la piel, frecuentemente alteraciones de la pigmentación, pigmentación oscurecida en las axilas, el cuello y alrededor de los genitales. 
  • Fiebre. 
  • Hipoglucemias (disminución del azúcar en la sangre). 
  • Anorexia (pérdida del apetito) y caquexia (estado de extrema desnutrición, atrofia muscular, fatiga, debilidad de forma involuntaria).

 
Aunque algunos de los síntomas pueden ser tratados, la terapia de un síndrome paraneoplásico ordinariamente requiere controlar el cáncer que lo produce.

 

1. Complicaciones obstructivas o compresivas

Pueden aparecer cuando los tumores, primarios o metastáticos, afectan los órganos y las estructuras cercanos. Por ejemplo, los tumores o las metástasis cerebrales pueden causar convulsiones, dolores de cabeza y una serie de síntomas neurológicos; la compresión de la médula espinal, el síndrome de la vena cava superior y la obstrucción de uréteres, vasos o vías respiratorias son otras afecciones compresivas u obstructivas. Las complicaciones obstructivas o compresivas que requieren una atención urgente son el síndrome de la vena cava superior y el síndrome de compresión medular.

 

1.1 Síndrome de la vena cava superior (SVCS) 
 

¿Qué es el síndrome de la vena cava superior (SVCS)?

Se trata de un conjunto de síntomas causados por la obstrucción parcial o completa del flujo sanguíneo a través de la vena cava superior (vena importante del cuerpo que lleva la sangre desde la parte superior del cuerpo hasta el corazón). La obstrucción la puede provocar la compresión de un tumor sobre la vena o una trombosis en la propia vena. En los adultos, el SVCS se presenta más a menudo con el cáncer de pulmón o el linfoma de Hodgkin. 

arterias y venas del cuerpo humano 

 

¿Qué manifestaciones clínicas tiene?

Los síntomas aparecen de forma progresiva. Los más frecuentes son: edema de la cara, el cuello y la parte superior del tórax, y sensación de falta de aire (dispnea), tos y taquipnea (respiración rápida), que empeoran cuando se está tumbado. 


¿Qué tratamiento tiene?

El tratamiento del SVCS causado por la compresión o la obstrucción por un cáncer puede incluir: 

  • Vigilancia y control de síntomas. Mantener la parte superior del cuerpo más elevada que la inferior, corticoides para reducir la inflamación y diuréticos para ayudar a eliminar el exceso de líquido del cuerpo. 
  • Radioterapia. Se utiliza en aquellos tumores que causan el bloqueo de la vena y no son sensibles a la quimioterapia. 
  • Quimioterapia. Utiliza medicamentos contra el cáncer para eliminarlo e interrumpir su crecimiento. 
  • Trombólisis. El SVCS lo puede causar un coágulo de sangre en una vena. La trombólisis es un método para deshacer y extirpar los coágulos de sangre. 
  • Colocación de una endoprótesis vascular. Una endoprótesis vascular es un dispositivo parecido a un tubo que se coloca en el área bloqueada para abrir la vena y permitir el paso de sangre.

1.2 Síndrome de compresión medular 
 

¿Qué es el síndrome de compresión medular?

Se produce por la compresión de la médula espinal, las raíces y los plexos nerviosos por el crecimiento de un tumor o por metástasis vertebrales. 

¿Qué manifestaciones clínicas tiene?

El dolor es la manifestación más común (dorsalgia o lumbalgia). A medida que avanza la compresión se produce pérdida de fuerza, hormigueo (parestesias), pérdida de la sensibilidad (hipoestesias), retención de orina, estreñimiento e incluso paraplegias (parálisis de la parte inferior del cuerpo). 


¿Qué tratamiento tiene?

Es importante empezar el tratamiento entre 12 y 24 horas después de la aparición de los síntomas. Se administran corticosteroides por vía intravenosa para reducir la inflamación, y también radioterapia.

 

2. Las urgencias metabólicas

Como la hipercalcemia, que puede aparecer en cánceres que alteran el equilibrio de los electrolitos, o el síndrome de lisis tumoral.

 

2.1 Hipercalcemia

Aparece en un 10 % - 20 % de personas con cáncer. Los cánceres que se relacionan con más frecuencia con esta complicación son el de mama, el de pulmón, el de próstata, los tumores de cabeza y cuello, y el mieloma múltiple (un tipo de cáncer que afecta las células que forman la sangre).

 

¿Qué es la hipercalcemia?

Es el trastorno metabólico más común de las enfermedades neoplásicas. Se caracteriza por la elevación del calcio sérico por encima de 10-15,5 mg/dl. 

 

¿Qué manifestaciones clínicas tiene?

Son muy inespecíficas y se parecen a manifestaciones de otras enfermedades. Los síntomas que se presentan más frecuentemente son: síntomas digestivos como náuseas o vómitos, dolor abdominal, falta de apetito y estreñimiento; síntomas neurológicos como irritabilidad, dificultad para pensar con claridad o cansancio, y síntomas renales como necesidad de orinar frecuentemente. 


¿Cuáles son las causas?

La causa principal es el aumento de la cantidad de calcio que pierden los huesos y la imposibilidad de los riñones para deshacerse del excedente. Algunas células cancerosas segregan sustancias que provocan que el calcio pase de los huesos a la corriente sanguínea. 


¿Qué tratamiento tiene?

Hacer un diagnóstico rápido e iniciar el tratamiento lo antes posible con la administración de líquidos y medicamentos que hagan bajar los niveles de calcio en la sangre puede mejorar los síntomas en pocos días.

 

2.2 Síndrome de lisis tumoral

Se presenta principalmente en cánceres con alta fracción de crecimiento o después del inicio del tratamiento a consecuencia de la destrucción masiva de células tumorales, lo que produce la rápida salida de sustancias como el ácido úrico, fosfatos y potasio a la corriente sanguínea. Puede ir acompañada de insuficiencia renal aguda o no. 

 

¿Qué manifestaciones tiene?

Algunas personas con síndrome de lisis tumoral pueden presentar como síntomas iniciales náuseas y vómitos, respiración entrecortada, latidos del corazón irregulares, orina turbia, letargia o malestar articular. Si el síndrome de lisis tumoral no se trata, su progresión puede causar fallo renal agudo, arritmias cardíacas y pérdida del control muscular. El síndrome de lisis tumoral es una complicación prevenible y curable, sobre todo durante las etapas del principio. 


¿Cómo se trata?

Las personas con cáncer con alto riesgo de manifestar el síndrome de lisis tumoral son las que tienen una leucemia aguda o un linfoma y responden muy bien al tratamiento con quimioterapia. Las personas con cáncer que antes de iniciar el tratamiento de la enfermedad ya presentan alteraciones en la función renal también tienen alto riesgo de manifestar el síndrome de lisis tumoral y, generalmente, se tratan con medidas preventivas antes y durante el tratamiento de su cáncer.

Las medidas preventivas son fundamentales: hay que iniciarlas entre las 12-24 horas antes de empezar el tratamiento con quimioterapia y mantenerlas algunos días después. Para el tratamiento preventivo del síndrome de lisis tumoral se utiliza hidratación intravenosa, medicamentos que incluyen alopurinol o rasburicasa para reducir los niveles de ácido úrico y la alcalinización de la orina con bicarbonato de sodio. 

Problemas de salud asociados al síndrome de lisis tumoral

  • Hiperuricemia. El exceso de ácido úrico en la sangre. Es debida a la destrucción celular masiva. Cuando existe exceso de ácido úrico se forman unos cristales que se pueden depositar en los conductos del riñón y causar una lesión renal aguda que puede conducir a una insuficiencia renal. 
  • Hiperpotasemia. Producida por destrucción celular, pero también puede ser secundaria a la insuficiencia renal. Los niveles altos de potasio en la sangre pueden causar ritmo cardíaco irregular y alteraciones neuromusculares. 
  • Hiperfosfatemia. Es un exceso de fosfato en la sangre a consecuencia del alto contenido en fósforo de los linfoblastos. Los niveles altos de fosfatos pueden causar niveles bajos de calcio en la sangre (hipocalcemia). 
  • Hipocalcemia. Los niveles bajos de calcio en la sangre pueden provocar trastornos cardiovasculares severos y alteraciones neurológicas. 
  • Insuficiencia renal aguda (IRA). Es multifactorial: la precipitación de ácido úrico y de fosfatos en los túbulos o conductos renales.

 

3. Las crisis citopénicas

Incluyen fiebre neutropénica, anemia y sangrados por trombopenias. De éstas, la fiebre neutropénica es la más común y está relacionada con los efectos inmunosupresores (debilidad del sistema de defensa del organismo) de los tratamientos contra el cáncer, que hacen que las personas sean más susceptibles a las infecciones potencialmente peligrosas.

 

3.1 Fiebre neutropénica

La neutropenia es un recuento bajo de glóbulos blancos de sangre, específicamente de neutrófilos. Los neutrófilos son importantes en la lucha contra infecciones bacterianas y actúan como uno de los mecanismos de defensa importantes del cuerpo. Esta es una de las razones por las que el control del recuento de células de la sangre a través de un análisis de sangre es tan importante cuando se sigue un tratamiento para el cáncer, especialmente si el tratamiento es con quimioterapia. La primera señal de una infección puede ser la fiebre

 

Causas

Los neutrófilos y otros tipos de glóbulos blancos se producen en la médula ósea (un tejido esponjoso que hay dentro de los huesos más grandes, como la pelvis, las vértebras y las costillas) y después circulan por la corriente sanguínea. El cáncer y su tratamiento pueden causar neutropenia por varios motivos: 

  • La quimioterapia puede hacer que la médula ósea no funcione correctamente y hacer que baje la producción de neutrófilos (un tipo de glóbulos blancos). 
  • Los cánceres que afectan la médula ósea directamente, como la leucemia, el linfoma y el mieloma. 
  • La radioterapia también puede afectar la médula ósea, sobre todo si se recibe en diferentes áreas del cuerpo o sobre los huesos de la pelvis, las piernas, el tórax o el abdomen. 
  • Las personas con cáncer a partir de los 70 años o las personas con un sistema inmunitario debilitado (como las que están afectadas por la infección del VIH o las que han recibido un trasplante de riñón) tienen más riesgo de neutropenia.

 

Signos y síntomas

La neutropenia por sí misma no tiene ningún síntoma. Se sabe que una persona está neutropénica por el recuento de células en un análisis de sangre o cuando se presentan síntomas de infección. Como la neutropenia es un efecto secundario común de muchos tratamientos de quimioterapia, el equipo de salud puede pedir análisis de sangre de forma regular cuando se reciba el tratamiento.

Es importante ponerse en contacto con el equipo de salud o ir al servicio de urgencias si la persona que ha recibido tratamiento con quimioterapia presenta cualquiera de los siguientes signos de infección: 

  • Fiebre (temperatura de 38 ºC o más). 
  • Escalofríos o sudoración. 
  • Dolor de garganta o llagas en la boca. 
  • Dolor abdominal. 
  • Diarrea o lesiones alrededor del ano. 
  • Dolor o escozor cuando se orina o micción frecuente. 
  • Tos o dificultad para respirar. 
  • Enrojecimiento, inflamación o dolor, especialmente alrededor de una herida o del catéter venoso.

 

¿Qué tratamiento tiene?

Dependiendo del tipo o de la dosis de quimioterapia, el recuento de neutrófilos generalmente empieza a caer alrededor de los 7 días después de haber empezado el tratamiento de quimioterapia y llega al punto más bajo (llamado nadir) de los 7 a los 14 días después del tratamiento. Después los neutrófilos empiezan a subir, ya que la médula ósea recupera la producción normal de neutrófilos. Cuando el nivel de neutrófilos vuelve a la normalidad puede iniciarse otro ciclo de quimioterapia.

Si el período de neutropenia se alarga muchos días, el equipo médico puede decidir utilizar unos medicamentos denominados factores de estimulación de colonias hematopoyéticas (CSF), como el filgrastim (Neupogen) o el pegfilgrastim (Neulasta). Estos medicamentos ayudan al cuerpo a producir más neutrófilos y otros tipos de glóbulos blancos.

Se recomienda tener en cuenta los efectos secundarios y las recomendaciones dirigidas a personas que reciben tratamiento de quimioterapia.


3.2 Anemia

La anemia es un descenso del número de glóbulos rojos (hematíes) en la sangre. Los glóbulos rojos contienen una sustancia llamada hemoglobina que se encarga de transportar el oxígeno de los pulmones al resto del organismo. Cuando el nivel de hemoglobina es más bajo de lo normal, los tejidos y los órganos del cuerpo están menos oxigenados, por eso una persona con anemia se siente más cansada o débil de lo habitual. 


Causas

La anemia es una complicación frecuente en las personas con cáncer. Puede ser debida a la propia enfermedad, a su tratamiento (quimioterapia, radioterapia o cirugía) o a una combinación de los dos factores. 


Síntomas

La anemia se produce de forma lenta e inicialmente los síntomas son leves. Cuando la anemia es más importante aparecen síntomas como por ejemplo: 

  • Más cansancio (fatiga) o debilidad de lo habitual. La fatiga también puede aparecer o aumentar por alteraciones en el sueño y el descanso (insomnio), por cambios en la alimentación (falta de apetito), por estrés o por ansiedad. Es importante que si una persona con cáncer se siente más cansada de lo habitual o presenta algún otro síntoma lo comunique a su equipo de salud. 
  • Sensación de falta de aire con actividades físicas como subir escaleras o pasear. 
  • Mareos. 
  • Piel pálida. 
  • Aumento del ritmo cardíaco (taquicardia).


¿Qué tratamiento tiene?

El tratamiento de la anemia depende de la causa que la origine y de su intensidad. Actualmente existen fármacos que ayudan a prevenir y tratar la anemia causada por efecto de la quimioterapia. Otra opción es hacer transfusiones de sangre. 


3.3 Trombopenia o plaquetopenia (recuento bajo del número de plaquetas).

Las plaquetas son células producidas en la médula ósea con un papel muy importante en la coagulación de la sangre. Se encargan de hacer un taponamiento (coágulo) y evitar la hemorragia. 

 

Causas

Determinados tipos de cáncer que afectan la médula ósea o tratamientos como la quimioterapia pueden hacer disminuir el número de plaquetas en la sangre y así aumentar el riesgo de hemorragia. 


Síntomas

El diagnóstico de trombopenia o plaquetopenia se hace cuando en un análisis de sangre se observa un descenso del número de plaquetas. Cuando el descenso no es importante no se produce ningún síntoma, pero cuando el número de plaquetas está muy por debajo de un valor determinado pueden aparecer síntomas como por ejemplo: 

  • Hematomas por traumatismos leves o sin traumatismo previo. 
  • Erupción en la piel con la aparición de pequeñas manchas rojas, denominadas petequias. 
  • Gran facilidad de sangrado: hemorragia en la orina, de las encías con el cepillado de los dientes o de la nariz con un estornudo.

 

¿Cómo se trata?

El tratamiento depende de la causa de la plaquetopenia. En algunos casos se pueden requerir transfusiones de plaquetas para parar o prevenir el sangrado.

Es importante consultar el equipo de salud si aparecen hematomas o se presentan sangrados sin explicación.

 

4. Coagulación intravascular diseminada (CID)

Se considera un trastorno de la coagulación que altera el complicado equilibrio entre la formación y la disolución de coágulos sanguíneos. Los tumores malignos que presentan con más frecuencia esta complicación son la leucemia aguda mieloide y algunos tipos de adenocarcinomas gastrointestinales, hepáticos, pancreáticos, de ovario, de mama, de pulmón y de próstata. 

 

¿Qué manifestaciones clínicas tiene? 

  • Sangrado, posiblemente en diferentes partes del cuerpo. 
  • Formación de coágulos en la sangre, que hacen que los dedos de las manos y de los pies adquieran una coloración azulada. 
  • Hematomas súbitos.

 

¿Cómo se trata? 

El objetivo es determinar y tratar la causa de la CID. Se pueden administrar medicamentos o productos sanguíneos para tratarla: 

  • Transfusiones de plasma para reponer los niveles bajos de factores de coagulación de la sangre. 
  • Heparina, un medicamento que se utiliza para reducir los coágulos de sangre.

 

5. Taponamiento cardíaco

 

¿Qué es?

Es la acumulación de líquido en una especie de bolsa que rodea el corazón (pericardio), de manera que se ejerce una presión sobre él y afecta a la capacidad de bombear la sangre. Los cánceres que más frecuentemente invaden el pericardio son el de pulmón, el de mama y el linfoma. El taponamiento cardíaco pasa repentinamente cuando hay tanto líquido acumulado que el corazón no puede latir normalmente. 


¿Cómo se manifiesta?

Antes del inicio del taponamiento, la persona generalmente siente un dolor leve o una presión en el pecho que empeora cuando se tumba y mejora cuando se sienta. Una vez el taponamiento se instaura, la persona tiene grandes dificultades para respirar y las venas del cuello se dilatan durante la inspiración. 


¿Cómo se trata?

Para aligerar la presión, el médico introduce una aguja en el saco pericárdico y extrae el líquido con una jeringuilla (pericardiocentesis). Se examina una muestra de este líquido en el microscopio para determinar si contiene células cancerosas. Después se hace una incisión en el pericardio o se extrae un fragmento para evitar que el taponamiento se vuelva a repetir. Los tratamientos adicionales dependen del tipo de cáncer.

 

6. Derrame pleural

 

¿Qué es?

Es líquido en la estructura en forma de bolsa que rodea los pulmones que puede provocar dificultad respiratoria. 

 

¿Cómo se trata? 

El médico drena el líquido con una jeringuilla que inserta entre las costillas hasta llegar al saco pleural para extraerlo. Si el líquido vuelve a acumularse otra vez rápidamente después de este procedimiento, se inserta un tubo de drenaje a través de las paredes del tórax y se deja en el saco pleural; se pueden instilar productos químicos especiales que producen una irritación en las paredes y hacer que se adhieran. Este procedimiento elimina el espacio donde se puede acumular el líquido y reduce la probabilidad de una recurrencia.

 

7. Otras complicaciones relacionadas con los efectos secundarios de los principales tratamientos

Problemas de salud relacionados con la Quimioterapia 
Radioterapia: efectos secundarios

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Factores y conductas de protección
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Como en el caso de muchas otras enfermedades, como las cardiovasculares o las pulmonares, para prevenir la aparición del cáncer es importante seguir una serie de pautas dirigidas a adoptar un estilo de vida saludable.

Por eso es necesario:

1. Evitar el consumo de tabaco, 2. Evitar una intensa o prolongada exposición al sol, 3. Seguir la medidas de seguridad en los trabajos industriales, 4. Hacer actividad física, 5. Seguir una alimentación saludable, 6. Prevenir enfermedades de transmisión sexual (sida, sífilis y gonorrea, entre otras), 7. Participar en programas de screening de cáncer

 

1. Evitar el consumo de tabaco

No fumar o dejar de fumar es la medida más eficaz en la prevención del cáncer. Reduciendo el consumo de tabaco, disminuyen la morbilidad y la mortalidad relacionadas con un importante número de patologías, que engloban, además del cáncer de pulmón, los de laringe, esófago, riñón, vejiga y cuello uterino, entre otros. 

Tabaquismo: problemas de salud relacionados


2. Evitar una intensa o prolongada exposición al sol

Intentando no exponerse al sol en las horas en que la radiación solar es más alta es la mejor medida de prevención que se puede adoptar. Otras formas de protección solar son el uso de camisetas y ropa de algodón, y gorras y gafas de sol que absorban los rayos ultravioletas de un 99 % a un 100 %. El uso de cremas protectoras con un factor de protección alto reduce el peligro de exposición.

Las principales medidas de protección antes y durante la exposición solar son

  • Empezar a tomar el sol de forma gradual. 
  • Evitar el uso de productos cosméticos que contengan alcohol y perfumes. 
  • Escoger el protector solar adecuado, en función del tipo de piel, del lugar donde se aplica y de las condiciones ambientales. 
  • Aplicar una buena cantidad del producto solar 30 minutos antes de tomar el sol, sobre la piel seca. 
  • Evitar tomar el sol entre las doce del mediodía y las cuatro de la tarde (hora solar). 
  • Tener en cuenta que el agua, la nieve y la arena actúan reflejando los rayos solares y aumentan su intensidad. Por este motivo pueden producirse quemaduras también en la sombra. 
  • Utilizar protección solar también los días nublados. 
  • Volver a aplicar la crema protectora después de un baño, cuando se haya sudado mucho o dos horas después de la anterior aplicación. 
  • Ingerir líquidos durante y después de exponerse al sol para compensar la pérdida y evitar la deshidratación.


3. Seguir las medidas de seguridad en los trabajos industriales

Consiste en adoptar una serie de medidas preventivas para evitar el contacto con sustancias tóxicas. La capacidad de que una sustancia produzca cáncer depende de la cantidad de dosis recibida y del tiempo de exposición a la sustancia.

Las principales medidas de protección son

  • Evitar el contacto con los asbestos, utilizados en la construcción hasta los años 80 y prohibidos en la mayoría de países industrializados actualmente. 
  • Utilizar disolventes que no contengan benceno en las pinturas, barnices, adhesivos de caucho y lacas. Hay benceno en el combustible para automotores, el humo de los cigarrillos, así como en los disolventes utilizados para el tóner de las impresoras láser y fotocopiadoras. Los trabajadores de las industrias naviera, petrolera y del calzado, así como los de los talleres de automóviles y de las gasolineras son los más expuestos. El benceno puede afectar el organismo si es inhalado, ingerido o si tiene contacto con la piel y los ojos. Para los trabajos o en los lugares donde haya un riesgo de salpicaduras o contactos con la piel, hay que proporcionar al trabajador ropa impermeable, guantes, protectores faciales, botas de seguridad u otras vestimentas protectoras según el trabajo. 
  • Evitar el consumo de tabaco
  • Llevar ropa que proteja adecuadamente de los rayos del sol y de las radiaciones.


4. Hacer actividad física

La actividad física periódica no sólo ayuda a retardar la aparición de enfermedades cardiovasculares y mantener el peso, sino que puede reducir el riesgo de padecer algunos tipos de cáncer, y en algunos casos, también puede reducir el riesgo de recaída cuando ya se ha estado enfermo, además ayuda a mantener un bienestar físico y psíquico. Se aconseja hacer actividad física de intensidad moderada un mínimo de 30 minutos al día 5 días a la semana para conseguir estos beneficios.

A las personas que no están acostumbradas a hacer ejercicio, les puede costar empezar a practicar actividad deportiva regularmente; a estas personas, les puede ayudar quedar con alguien para ir al gimnasio, para salir a un parque, para ir al campo o para hacer alguna actividad agradable como bailar, patinar, etc. El hecho de planificar actividades familiares fuera de casa, introducir la actividad física entre las tareas cuotidianas, utilizar el transporte público y reducir el uso del ascensor son medidas que hacen estar en forma y sentirse mejor. 


5. Seguir una alimentación saludable

Es fundamental para prevenir la obesidad, enfermedades cardiovasculares y algunos tipos de cáncer, como el colorrectal, el de mama o el de próstata.

Principalmente hay que

  • Hacer dietas ricas en verduras, frutas variadas y legumbres. La evidencia de que las dietas ricas en legumbres, verduras y frutas protegen contra el cáncer es clara. Será una dieta con alimentos poco calóricos. Sin embargo, esta recomendación no significa que las dietas vegetarianas sean más protectoras que dietas que incorporen cantidades moderadas de carne.
    • Comer entre 400 y 800 gramos al día de frutas o verduras variadas: Estos componentes de la dieta aportan fibra y muchas vitaminas y minerales que pueden ser preventivos de diferentes tipos de cáncer. Entre los cánceres más importantes que pueden contribuir a prevenir están el de cavidad oral y faringe, el de esófago, el de pulmón, el de estómago y el colorrectal. Otros cánceres para los cuales la evidencia es menos sistemática son el de laringe, mama, vejiga urinaria y páncreas. 
    • Comer diariamente entre 600 y 800 gramos de legumbres, cereales (grano), tubérculos y otros alimentos de origen vegetal: Las dietas ricas en cereales integrales y en legumbres posiblemente reducen el riesgo de cáncer de estómago, y las dietas con alto contenido en féculas pueden ayudar en la prevención del cáncer de colon. Hacer este tipo de dietas con cereales y legumbres aporta carotenoides y vitaminas C y E, que pueden proteger contra diferentes tipos de cáncer. 
  • Limitar la carne roja (ternera, cordero, cerdo) a menos de 80 gramos diarios: Es preferible comer pescado, pollo u otros tipos de carne. Las dietas que contienen cantidades elevadas de carne roja (ternera, cordero o cerdo) o basadas en productos elaborados a partir de estas carnes probablemente incrementan el riesgo de tener cáncer colorrectal, y posiblemente aumentan el riesgo de tener cáncer de páncreas, próstata, mama y riñón. Sería conveniente que las calorías aportadas por este tipo de alimentos no superen el 10 % del total. 
  • Limitar el consumo de grasa de origen animal y de los alimentos grasos en general: Las dietas ricas en grasa de origen animal posiblemente incrementan el riesgo de tener cáncer de pulmón, de mama, colorrectal, de endometrio y de próstata. Por otro lado, hay que tener en cuenta que estas dietas incrementan notablemente el riesgo de obesidad. 
  • Limitar el consumo de alimentos conservados en sal: Hay que evitar comida que se haya podido estropear porque estaba mal conservada. Estos alimentos probablemente incrementan el riesgo de desarrollar cáncer de estómago. Actualmente ha disminuido considerablemente el uso de la sal y de determinados tipos de conservantes, y tomar alimentos que los contengan, de forma ocasional, no supone ningún riesgo. 
  • Evitar alimentos chamuscados: Es conveniente comer sólo ocasionalmente carne hecha en la barbacoa, así como alimentos curados o ahumados. Las dietas compuestas por alimentos que en su cocción se chamuscan probablemente aumentan el riesgo de cáncer de estómago, y cuando se hacen en barbacoas o muy fritos posiblemente se asocian con un aumento de riesgo de cáncer colorrectal. Este tipo de cocción produce aminas aromáticas que pueden ser carcinógenas. Los alimentos ahumados pueden contener hidrocarburos policíclicos aromáticos que pueden ser carcinógenos. 
  • Evitar el consumo de alcohol: Diferentes estudios han mostrado que el consumo de alcohol aumenta el riesgo de tener cáncer de cavidad oral y faringe, laringe, esófago e hígado. Por otro lado, si la persona que bebe también fuma, se multiplica el riesgo de tener cánceres como el de cavidad oral, de laringe y de esófago. Otros cánceres que posiblemente están relacionados con el consumo de alcohol son el de mama y el colorrectal. Los beneficios de consumir pequeñas cantidades de vino, para prevenir algunas enfermedades cardiovasculares, desaparecen cuando se supera la cantidad de dos copas al día en el caso de los hombres y una en el de las mujeres.


Alimentación saludable: recomendaciones generales


6. Prevenir enfermedades de transmisión sexual (sida, sífilis y gonorrea, entre otras)

Existen muchos métodos anticonceptivos (píldoras, DIU y geles espermicidas, entre otros), pero el preservativo es el único que, además, evita la transmisión de enfermedades.


7. Participar en programas de screening de cáncer
 

  • Prevención de cáncer de hígado: vacunación contra la infección por el virus de la hepatitis B (VHB). La hepatitis B es el resultado de una infección provocada por un virus. La vacuna previene la hepatitis B a lo largo de la vida de la persona. El 5 % de todos los casos de carcinoma hepatocelular o hepatocarcinoma, un tipo de cáncer de hígado, está causado por el virus de la hepatitis B. Esta infección se puede prevenir mediante una vacuna, que es la primera vacuna que previene un cáncer. El virus de la hepatitis B daña el ADN de las células del hígado, y así el hígado se hace más susceptible al desarrollo de un cáncer. La hepatitis B es una enfermedad infecciosa que se transmite por vía sanguínea o por vía sexual desde una persona con hepatitis o portadora del virus de la hepatitis B. 
  • Detección precoz del cáncer de colon. En España, siguiendo las directrices marcadas por la Unión Europea, se están instaurando en diferentes comunidades autónomas programas de detección precoz del cáncer de colon dirigidos a hombres y mujeres a partir de los 50 años. El diagnóstico precoz de cáncer de colon consiste en practicar regularmente una prueba, el análisis de sangre oculta en heces, con el objetivo de encontrar pólipos adenomatosos (protuberancia o masa anormal del tejido formado por las células que recubren el sistema digestivo que sobresale de la luz del aparato digestivo) antes de que se conviertan en cáncer, o incluso un cáncer en las primeras etapas, cuando es más fácil de tratar y curar. El análisis de sangre oculta en heces (SOH) sirve para detectar la presencia de pequeñas cantidades de sangre no visibles que se vierten en las heces cuando el cáncer crece en la pared interna del intestino (hay que tener en cuenta que no siempre la presencia de sangre en las heces está asociada al cáncer). Aunque el análisis de SOF no es preciso al 100 %, es la prueba de detección precoz de cáncer de colon más bien estudiada. Si no se encuentra sangre en las heces, el resultado se considera negativo. Esto no significa que no se tenga o no se pueda tener un cáncer colorrectal o un pólipo adenomatoso, porque algunos cánceres no sangran o lo hacen de forma intermitente. Si el resultado del test es negativo, se aconseja repetirlo cada dos años. Si hay sangre en las muestras de heces, el resultado de la prueba se considera positivo. Esto no significa que se tenga un cáncer de colon. En estos casos, se recomienda hacer una colonoscopia. La presencia de sangre puede ser debida a causas diferentes del cáncer de colon como, por ejemplo, pólipos, hemorroides o inflamación del intestino. 
  • Prevención y detección precoz del cáncer de cuello de útero con frotis vaginal o test de Papanicolau de forma periódica en mujeres a partir de los 25 años. 
  • Vacunación contra el virus del papiloma humano (VPH) de niñas de 11 y 12 años. El cáncer de cuello de útero es causado por diferentes tipos de un virus llamado virus del papiloma humano (VPH). Este virus se contagia por el contacto sexual. En la mayoría de los casos, el cuerpo es capaz de combatir la infección del VPH, pero algunas veces la infección, además de producir verrugas cutáneas o verrugas genitales, puede producir algunos tipos de cáncer. La vacuna protege contra los tipos de VPH que causan con más frecuencia cáncer de cuello de útero, vaginal y vulvar. La utilización del preservativo es el método para prevenir enfermedades de transmisión sexual como la infección del VPH. 
  • Examen periódico de las mamas. En las revisiones ginecológicas el ginecólogo hace un examen de las mamas y las axilas con el objetivo de descartar alteraciones palpables. La mujer se tendría que hacer la autoexploración de las propias mamas de forma periódica. Para que la autoexploración sea eficaz, el mejor momento para hacerla es una semana después de finalizada la menstruación, que es cuando las mamas no están sensibles ni inflamadas, o un día fijo al mes cuando la mujer tiene la menopausia. La exploración de las mamas no tiene que ser interrumpida durante el embarazo o la lactancia. Tener implantes en la mama tampoco es motivo para dejar de hacerla. Para hacer la inspección y la palpación mamaria es necesaria una buena iluminación, un espejo y una cama para poder tumbarse. Si durante la autoexploración o en la revisión ginecológica se aprecia cualquier alteración, no siempre es debida a un cáncer de mama, también la pueden producir enfermedades benignas de la mama.
        
    Exploración de la mama

    Se recomienda hacer la exploración de la mama una vez al mes. Antes de la menopausia, es más fácil hacer la exploración los días posteriores a la menstruación, cuando la mama está más blanda; durante la menopausia, se puede hacer cualquier día pero de manera periódica. Una exploración mensual permite conocer las propias mamas y saber reconocer cambios que podrían indicar la aparición de un cáncer o de otras patologías benignas, como fibroadenomas. Ante cualquier cambio es importante consultar al equipo de salud.

    La exploración de la mama consta de dos partes: la inspección u observación de las mamas y la palpación.


    ¿Cómo se hace la observación mamaria?
     
    Delante de un espejo y desnuda de cintura para arriba, se observa detenidamente el aspecto de las mamas (tamaño, forma y color) incluyendo el pezón y la areola. Primero con los brazos pegados al cuerpo, levantando los brazos

    y finalmente con el tórax hacia delante con las manos sobre las caderas. 

    Ver vídeo FEFOC: Autoexploración de la mama - Observación
     

    ¿Cómo se hace la palpación mamaria?

    Se hace de pie o tumbada con el brazo correspondiente a la mama que se explora debajo de la cabeza y utilizando la mano contraria. La palpación se hace cuidadosamente en sentido circular y sin olvidar la areola, el pezón, la axila y las partes de la mama cercanas a la clavícula y el esternón. 

    Ver vídeo FEFOC: Autoexploración de la mama - Palpación 
  • La mamografía: A partir de los 50 años, se recomienda participar en los programas organizados de detección precoz del cáncer de mama con la realización de una mamografía. La mamografía es la prueba más eficaz para diagnosticar de forma precoz el cáncer de mama. Es una radiografía de la mama que se hace con un aparato de rayos X denominado mamógrafo que se adapta a la forma de las mamas. Se inicia a esta edad porque la mamografía es más fácil de interpretar después de la menopausia, cuando se va sustituyendo el tejido glandular secretor de leche (muy denso a los rayos X) por cambios de tejido graso y fibroso, muy transparentes a los rayos X. En una mujer joven un tumor tiene una densidad parecida a la mama, y por eso a menudo no se detecta con la mamografía. Por el contrario, en la mama transparente de la postmenopausia un tumor difícilmente escapa a la interpretación de la mamografía. Por lo tanto, la edad ideal para el cribado mamográfico es entre los 50 y los 65 años. 
  • La ecografía: complementa la mamografía cuando hay imágenes sospechosas o en mujeres jóvenes.

Què puc fer per evitar el càncer

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Factores y conductas de riesgo
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En el desarrollo del cáncer intervienen diferentes factores de riesgo, que son elementos que aumentan la posibilidad de tener cáncer. Si bien algunos de estos factores (como el sexo o los antecedentes familiares) no son modificables, otros (como la dieta o los hábitos tóxicos) sí pueden ser controlados modificando la conducta o conductas que favorecen su aparición.

1. Cáncer de mama, 2. Cáncer de pulmón, 3. Cáncer de vejiga, 4. Cáncer de piel, 5. Cáncer de próstata, 6. Cáncer colorrectal, 7. Cánceres ginecológicos, 8. Cáncer de boca y esófago, 9. Cáncer de cabeza y cuello, 10. Cáncer de hígado, 11. Cáncer de estómago, 12. Cáncer páncreas, 13. Linfomas no hodgkinianos, 14. Linfoma de hodgkin, 15. Cáncer de leucemia.

 

1. Cáncer de mama

Factores de riesgo no modificables 

  • Sexo: El cáncer de mama se da principalmente en mujeres y afecta sólo un 1 % de hombres. 
  • Edad: El riesgo de tener cáncer de mama aumenta con la edad, sobre todo después de los 50 años. 
  • Antecedentes personales: Haber tenido un cáncer de mama aumenta el riesgo de tener otro. También lo aumenta haber tenido un cáncer de ovario o endometrio. 
  • Antecedentes familiares: Los antecedentes familiares pueden marcar el riesgo de tener un cáncer de mama. La existencia de dos o más parientes de primer grado (madre, hermana) que hayan tenido cáncer de mama o de ovario duplica el riesgo. En los casos en que se sospecha riesgo de padecer cáncer de mama con antecedentes familiares, se puede pedir un estudio de los genes mediante un análisis de sangre. Se han identificado dos genes que cuando sufren un cambio se relacionan con una mayor probabilidad de desarrollar cáncer de mama, el BRCA1 y el BRCA2. Sin embargo, el número de casos relacionados con los genes es muy bajo, aproximadamente un 5-10 % del total de casos de cáncer de mama.
  • Raza: Las mujeres anglosajonas son más propensas a tener esta enfermedad que las mujeres negras. Las mujeres asiáticas y las hispanas son las que presentan menos riesgo. 
  • Períodos menstruales: 
    • Menstruación: cuanto más pronto empieza la menstruación (antes de los 12 años) más alto es el riesgo. 
    • Menopausia: las mujeres con una menopausia tardía (después de los 55 años) tienen más riesgo. 

Factores de riesgo modificables (factores asociados a los estilos de vida) 

  • Obesidad: El exceso de peso aumenta el riesgo de cáncer de mama, especialmente en mujeres que ya han pasado la menopausia. 
  • Consumo de alcohol: El consumo de alcohol incrementa el riesgo de cáncer de mama. 
  • Ejercicio: Diferentes estudios han demostrado que las mujeres que hacen ejercicio regularmente tienen menos riesgo de desarrollar un cáncer (entre un 30 % y un 40 % menos que las mujeres sedentarias) y, por lo que parece, el estrógeno tiene un papel importante en este aspecto. Las mujeres con altos niveles de estrógeno en la sangre tienen más riesgo de tener un cáncer de mama. El ejercicio disminuye los niveles de estrógeno en la sangre y así contribuye a disminuir el riesgo de cáncer de mama en una mujer. Además, después de la menopausia esta hormona la producen células grasas. Las mujeres que hacen más ejercicio tienen menos grasa y por lo tanto producen menos estrógenos. Prevenir el cáncer de mama a través del ejercicio es una de las mejores prácticas que una mujer puede adoptar para cuidar su salud. 
  • Embarazo y lactancia: 
    • Embarazo: el primer embarazo después de los 30 años también aumenta el riesgo. 
    • Mujeres que nunca han tenido hijos. 
  • La terapia hormonal substitutiva: Esta terapia se utiliza para mejorar los síntomas de la menopausia y, aunque los estudios no son concluyentes, parece que a largo plazo podría aumentar el riesgo de cáncer de mama.

 

2. Cáncer de pulmón

Factores de riesgo no modificables 

  • Edad: El riesgo de tener cáncer de pulmón aumenta con la edad. La incidencia de la enfermedad es baja en personas de menos de 40 años, pero aumenta significativamente de los 40 a los 75 años. 
  • Sexo: En varios estudios se ha determinado que las células del pulmón de la mujer son más sensibles a contraer cáncer cuando se exponen al humo del tabaco. 
  • Antecedentes personales de cáncer de pulmón: El hecho de haber tenido un cáncer de pulmón aumenta el riesgo de volver a tener. 
  • Antecedentes familiares de cáncer de pulmón: El riesgo de tener cáncer de pulmón puede ser más alto para una persona si sus padres, hermanos o hijos han tenido la enfermedad.

 

 

Factores de riesgo modificables (factores asociados a los estilos de vida) 

  • Tabaco: La adicción al tabaco es la causa principal del 90 % de casos de cáncer de pulmón. 
  • Marihuana: La marihuana contiene más alquitrán que los cigarrillos. Además, se inhala muy profundamente y el humo se retiene en los pulmones durante más tiempo. Muchas de las sustancias del tabaco que causan cáncer también se encuentran en la marihuana. Es difícil probar una conexión entre la marihuana y el cáncer de pulmón porque no es fácil recopilar información sobre el uso de drogas ilegales. Además, muchas personas que fuman marihuana también fuman cigarrillos y es difícil saber cuánto riesgo es debido al tabaco y cuánto es debido a la marihuana.
  • Humo del tabaco: El humo de los cigarrillos que fuman otros contiene muchas sustancias químicas que también pueden producir cáncer de pulmón cuando se inhalan. 
  • Dieta: Los estudios concluyen que el consumo de frutas y verduras reduce el riesgo de cáncer de pulmón, aunque la forma en que proporcionan esta protección no se conoce.
     
    Alimentación saludable: los grupos de alimentos
  • Contacto con carcinógenos:
    • El asbesto o amianto: Un largo contacto con esta sustancia aumenta hasta siete veces el riesgo de tener cáncer de pulmón. Existen tres fuentes de exposición: 
      • Ocupacional: es la que se relaciona con el lugar de trabajo. 
      • Doméstica: es la que afecta a los familiares de los trabajadores del asbesto debido a las fibras incorporadas en la ropa del trabajo. 
      • Ambiental: sobre todo en países donde se explota el asbesto, como Sudáfrica, Australia o Canadá.

        En los últimos años los gobiernos han prohibido que se utilice esta sustancia en productos industriales y comerciales. Se considera que, actualmente, el riesgo más elevado de exposición al asbesto es el de los trabajadores que participan en los trabajos de retirada de asbesto y el de aquellos que, durante su trabajo, encuentran amianto de improviso, en particular aquellos que trabajan en el mantenimiento y la reparación de edificios, fábricas, buques o trenes. Los trabajadores de la construcción son los que probablemente estarán más expuestos en los próximos años, ya que, durante mucho tiempo, se dieron al amianto múltiples usos y aplicaciones en el sector de la construcción.
    • El radón: Cuando el uranio se descompone naturalmente produce radón, un gas radiactivo que no se puede ver, no tiene gusto ni huele. Procedente del subsuelo, tiene tendencia a acumularse en el interior de las viviendas edificadas en zonas montañosas y ricas en uranio. Las personas que trabajan en las minas y en los túneles pueden estar expuestas al radón.
    • Los metales (arsénico, níquel y cromo): Trabajadores de la industria del automóvil y de la fundición de metales.

      Más información en: Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica 
  • Agentes causantes de cáncer en el trabajo: Otros cancerígenos (agentes causantes de cáncer) que hay en el área de trabajo y que pueden aumentar el riesgo de cáncer de pulmón incluyen: 
    • Minerales radiactivos como el uranio. 
    • Sustancias químicas o minerales inhaladas como el arsénico, el berilio, el cloruro de vinilo, cromados de níquel, productos de carbón, gas mostaza y éteres de clorometileno. 
    • Combustibles como la gasolina. 
    • Productos de la combustión del diesel. 
  • Algunas enfermedades del pulmón: Algunas enfermedades del pulmón, como la tuberculosis, aumentan las posibilidades de una persona de tener cáncer de pulmón. El cáncer de pulmón tiene tendencia a desarrollarse en las áreas del pulmón que tienen cicatrices de tuberculosis. 
  • Otros: La contaminación ambiental en algunas ciudades causada, por ejemplo, por los automóviles o las emisiones de las fábricas.

  
Aunque todos estos factores son importantes en el desarrollo del cáncer, especialmente el tabaco, se sabe que no todas las personas expuestas a cancerígenos desarrollarán un cáncer de pulmón, ya que sólo un 10 % - 15 % de los fumadores activos tienen uno. 

  

3. Cáncer de vejiga

Factores de riesgo no modificables 

  • La edad: La mayoría de los casos son diagnosticados en personas de más de 65 años. 
  • El sexo: El cáncer de vejiga es cuatro veces más frecuente en los hombres que en las mujeres. 
  • Raza: Los caucásicos tienen dos veces más probabilidades de desarrollar cáncer vesical que los afroamericanos y los hispanos. Los asiáticos tienen los índices más bajos de cáncer de vejiga. 
  • La esquistosomiasis, una infección (rarísima en Europa) producida por parásitos, produce una irritación crónica en la vejiga que puede producir un cáncer.

 

 

Factores de riesgo modificables (factores asociados a los estilos de vida) 

  • El tabaquismo es el principal factor de riesgo y la causa del 50 % de los casos. 
  • La exposición a ciertos materiales industriales como disolventes o colorantes. 
  • Trabajos que requieren contacto con tintes o aceites industriales que entran en contacto con el organismo por inhalación.

 

4. Cáncer de piel

Factores de riesgo no modificables 

  • Color de piel: El cáncer de piel es más común en personas de piel, ojos y pelo claros. 
  • Tener muchas pecas comunes: más de 50 pecas. 
  • Genética: El hecho de tener antecedentes familiares de melanoma (un tipo de cáncer de piel) incrementa el riesgo de desarrollar cáncer de piel.

 

Factores de riesgo modificables (factores asociados a los estilos de vida) 

  • Quemaduras solares en la infancia: Las quemaduras solares que se producen cuando se es pequeño aumentan el riesgo de cáncer de piel años más tarde. 
  • La exposición excesiva al sol, produce o no quemaduras: Las personas que trabajan en el exterior presentan más incidencia. Son especialmente susceptibles las personas de raza blanca, pelirrojas o rubias y con ojos claros. 
  • Sobreexposición a lámparas o cabinas bronceadoras.

 

5. Cáncer de próstata

Factores de riesgo no modificables 

  • Edad: La probabilidad de tener cáncer de próstata aumenta con la edad (es raro antes de los 40 años). 
  • Raza: Es más frecuente en hombres de raza negra. 
  • Alteraciones genéticas: Hasta ahora se han relacionado varios genes con el cáncer de próstata, pero no se ha determinado cuáles son los realmente importantes. Aún no están disponibles las pruebas genéticas para este tipo de genes. 
  • Herencia: Se estima que un 10 % de los casos de cáncer de próstata pueden presentar un componente hereditario. Diferentes estudios han demostrado que los hombres con antecedentes familiares de primer grado (padre, hermanos) de cáncer de próstata presentan un riesgo dos veces superior de tener esta enfermedad.

 

Factores de riesgo modificables (factores asociados a los estilos de vida)

  • Dieta: Alimentación rica en el consumo de grasas y pobre en fruta y verdura. 
  • Exposición a químicos: La exposición al metal del cadmio, dimetilformamida (un disolvente utilizado en la fabricación de fibras acrílicas y plásticos) y acrilonitrilo (un líquido sintético utilizado para fabricar plásticos, goma sintética y fibras de acrílico) puede elevar el riesgo de desarrollar cáncer de próstata. El riesgo aumenta con las actividades relacionadas con la pintura y el barniz, la exposición a lubricantes, polvo del metal y pesticidas, y en profesiones relacionadas con el mantenimiento de casas y muebles.

 

6. Cáncer colorrectal

Factores de riesgo no modificables 

  • Predisposición genética: Historial personal o familiar de primer grado de poliposis adenomatosa o diverticulosis (presencia de múltiples protrusiones en forma de saco en la pared del colon) o cuando en una familia hay dos o más familiares directos (padres, hermanos o hijos) afectados de cáncer de colon o algún caso diagnosticado antes de los 50 años. Hay que tener en cuenta que más del 90 % de los casos de cáncer colorrectal no son hereditarios y que más del 75 % de las personas que lo desarrollan no tienen antecedentes de este cáncer en familiares próximos. 
  • Enfermedades inflamatorias intestinales previas: Las personas con enfermedad inflamatoria intestinal (colitis ulcerosa o enfermedad de Crohn) presentan más riesgo de tener cáncer colorrectal. Por eso son recomendables colonoscopias seriadas a partir de los diez años del diagnóstico de alguna de estas enfermedades para poder hacer una detección precoz.
     
    Enfermedad inflamatoria intestinal

  • Edad: Es el principal factor de riesgo. La mayoría de casos de cáncer colorrectal se detectan en personas mayores de 50 años. 
  • La diabetes mellitus: Incrementa la posibilidad de cáncer colorrectal entre un 30 % y un 40 %.

    Consejos de salud: Diabetes 

 

Factores de riesgo modificables (factores asociados a los estilos de vida) 

  • Dieta: El consumo excesivo de carne roja (ternera, cordero, cerdo) y grasas de origen animal, y las dietas hipercalóricas se asocian a un riesgo mayor de cáncer de colon. El consumo de fibras vegetales aumenta el volumen de la masa fecal y la potencia del peristaltismo, y por lo tanto, disminuye el tiempo de permanencia de las heces en el intestino. Determinados hábitos dietéticos como comer frutas y verduras, y alimentos de origen vegetal como pan, cereales, pasta, arroz o legumbres, actúan como factores protectores
  • Vida sedentaria: El ejercicio físico tiene un papel importante a la hora de prevenir el cáncer de colon. El riesgo de contraer cáncer de colon entre las personas que hacen ejercicio regularmente se reduce a la mitad en comparación con las personas sedentarias. El ejercicio aumenta la frecuencia de los movimientos del intestino y eso ayuda a eliminar las toxinas y los agentes cancerígenos, los dos factores que pueden causar cáncer. 
  • Obesidad: La obesidad aumenta el riesgo de cáncer de colon. 
  • Consumo de tabaco y alcohol: El consumo de alcohol y tabaco se ha asociado con el riesgo de tener cáncer colorrectal.

 

7. Cánceres ginecológicos 

Factores de riesgo no modificables 

  • Tener familiares próximos (hermana, madre o abuela) con cáncer de ovario o de mama aumenta las posibilidades de tenerlo. 
  • Edad: Las mujeres de más de 50 años son más propensas a desarrollar cáncer de ovario. 
  • Las mujeres que no tienen hijos tienen más riesgo de tener cáncer de ovario.

 

Factores de riesgo modificables (factores asociados a los estilos de vida) 

  • Virus del papiloma humano (VPH): El cáncer de cuello de útero es causado por diferentes tipos de un virus llamado virus del papiloma humano (VPH, o HPV en inglés). Este virus se contagia por el contacto sexual. En la mayoría de casos, el cuerpo es capaz de combatir la infección de VPH, pero algunas veces la infección, además de producir verrugas cutáneas o verrugas genitales, puede producir algunos tipos de cáncer como el cáncer de cérvix. La utilización del preservativo es el método para prevenir enfermedades de transmisión sexual como la infección del VPH. 
  • Los medicamentos para la fertilidad y la terapia hormonal sustitutiva, que se utiliza para controlar los síntomas de la menopausia, o el tratamiento hormonal para el cáncer de mama también pueden ser factor de riesgo.

 

8. Cáncer de boca y esófago

Factores de riesgo no modificables 

  • Enfermedad de esófago de Barrett: Trastorno en el que se modifica la mucosa del tercio inferior del esófago a causa de la acción repetitiva por reflujo frecuente de los jugos gástricos sobre el esófago (paso del contenido del estómago al esófago).

 

Factores de riesgo modificables (factores asociados a los estilos de vida) 

  • El tabaco es el principal factor de riesgo. Las sustancias que contiene el tabaco en cualquiera de sus modalidades de consumo irritan la mucosa y debilitan la presión del esfínter inferior del esófago, lo que facilita el reflujo gastroesofágico, que puede dar lugar a un esófago de Barrett. 
  • Consumo de alcohol: El consumo de alcohol aumenta el riesgo de cáncer de esófago. La combinación del hábito de fumar con el consumo de alcohol aumenta mucho más el riesgo de cáncer de esófago. 
  • Higiene oral y dental deficiente: La escasa higiene bucal y las zonas de rascada causadas por las prótesis dentales mal ajustadas se relacionan con estos tipos de cáncer.

 

9. Cáncer de cabeza y cuello

Factores de riesgo no modificables

  • Sexo: Los cánceres de laringe y de hipofaringe son cuatro o cinco veces más frecuentes en el sexo masculino que en el femenino. Esto es debido a que los dos factores de riesgo principales, el hábito de fumar y el consumo de alcohol, son más frecuentes en el sexo masculino. Estos hábitos se han hecho más frecuentes en los últimos años entre el sexo femenino, y por eso el riesgo de estos cánceres en las mujeres también ha aumentado. 
  • Edad: Más de la mitad de las personas con estos cánceres tienen 65 años o más cuando se les detecta la enfermedad. 
  • Raza: Los cánceres de laringe y de hipofaringe son más habituales entre las personas de raza blanca y de raza negra que entre los asiáticos y los hispanos/latinos.

 

Factores modificables (factores asociados a los estilos de vida) 

  • Tabaco: El hábito de fumar es el factor de riesgo más importante para el cáncer de cabeza y cuello. Cuanto más tiempo se fuma y más alto es el consumo de tabaco más alto es el riesgo. 
  • Alcohol: El consumo de alcohol multiplica el riesgo de cáncer de laringe por cinco respecto a la población general. El riesgo aumenta si se asocia al consumo de tabaco. 
  • Dieta: Una nutrición deficiente puede aumentar el riesgo de cáncer de cabeza y cuello. Frecuentemente las personas que abusan del alcohol tienen una mala nutrición y deficiencias vitamínicas, sobre todo de vitaminas A y B, y este puede ser en parte el motivo por el cual el alcohol es un factor de riesgo aumentado para estos tipos de cánceres. 
  • Virus del papiloma humano (VPH): Algunos tipos del virus del papiloma humano (VPH), a parte de ser un factor de riesgo para el cáncer de cuello de útero, también son un factor de riesgo en algunos casos de cáncer de cabeza y cuello. 
  • Exposiciones químicas: Las exposiciones intensas y largas a serrín y a los vapores de pinturas, así como a ciertos productos químicos utilizados en la industria metalúrgica, la petrolera y en la de los plásticos y los textiles, pueden aumentar el riesgo de cánceres de laringe e hipofaringe.

 

10. Cáncer de hígado

Factores de riesgo no modificables 

  • Virus de la hepatitis B (VHB) y C (VHC): Se cree que del 10 % al 20 % de las personas infectadas con el VHB desarrollarán un cáncer de hígado. La relación exacta entre el VHC y el cáncer de hígado se está estudiando. 
  • Cirrosis (enfermedad en la que las células del hígado se han dañado y reemplazado por tejido cicatrizal): Entre un 5 % y un 10 % de casos de cirrosis desarrollan un cáncer de hígado. 
  • Sexo: El sexo masculino multiplica por dos las posibilidades de desarrollar tumores hepáticos. 
  • Hemocromatosis: Acumulación anómala de hierro en los tejidos corporales. 
 

Factores modificables (factores asociados a los estilos de vida) 

  • El abuso de alcohol: Factores del estilo de vida, como el consumo de alcohol, causan tanto cirrosis como cáncer de hígado. 
  • Desnutrición.
  • Sustancias químicas: 
    • El contacto con cloruro de vinilo (una sustancia química que se utiliza en la fabricación de algunos tipos de plásticos) aumenta el riesgo de este tipo de cáncer. La exposición de los trabajadores al cloruro de vinilo actualmente está regulada estrictamente. 
    • Las aflatoxinas son un grupo de compuestos químicos producidos por un hongo que puede contaminar ciertos alimentos como los cacahuetes, el maíz, el grano y las semillas. Almacenar estos productos en un ambiente húmedo y caliente puede causar el crecimiento de este hongo. Esto es más común en países tropicales y más calientes. Los países desarrollados de Europa y los Estados Unidos hacen pruebas para regular el contenido de aflatoxinas en los alimentos. 
    • Los esteroides anabólicos: las hormonas masculinas a veces se prescriben por razones médicas, pero también las pueden tomar los atletas para incrementar la fuerza. El uso prolongado de esteroides anabólicos puede aumentar ligeramente el riesgo de cáncer de hígado. 
    • El arsénico es un producto químico tóxico. La exposición crónica a agua potable contaminada naturalmente con arsénico, como la que se obtiene de algunos pozos, aumenta el riesgo de algunos tipos de cáncer de hígado. Esto se da más habitualmente en el este de Asia.

 

11. Cáncer de estómago

Factores de riesgo no modificables 

  • Edad: La incidencia aumenta a partir de los 50 años. 
  • Sexo: Masculino. 
  • Sangre del tipo A: Por razones que se desconocen, las personas con sangre de tipo A tienen un riesgo mayor de tener cáncer de estómago. 
  • Infección por el Helicobacter pylori, un germen que infecta el estómago. Del 1 % al 3 % de la población infectada desarrolla a lo largo de décadas un cáncer gástrico distal (parte inferior del estómago). No hay evidencia de que el H. pylori produzca cáncer de por sí, sino que esta acción está producida por la inflamación crónica activa de la mucosa gástrica que la bacteria induce. 
  • Gastritis: La inflamación crónica del estómago. 
  • Enfermedad de Ménétrier, que es un trastorno de la mucosa del estómago. 
  • Algunos tipos de pólipos estomacales: Los pólipos son crecimientos no cancerosos en el revestimiento del estómago. La mayoría de los tipos de pólipos (como los pólipos hiperplásicos o pólipos inflamatorios) parece que no aumentan el riesgo de una persona de tener cáncer de estómago, pero los pólipos adenomatosos, también llamados adenomas, algunas veces se pueden convertir en cáncer. 
  • Tener algún familiar próximo (padres o hermanos) que haya tenido cáncer de estómago. 
  • El cáncer gástrico difuso hereditario: Es una afección hereditaria que aumenta significativamente el riesgo de tener cáncer de estómago. Esta afección es muy poco frecuente. 
  • Cirugía estomacal previa: Los cánceres de estómago son más propensos a originarse en las personas a quien se ha extraído parte del estómago para tratar enfermedades no cancerosas como las úlceras. Esto puede ser debido a que hay más bacterias productoras de nitritos. 
  • Anemia perniciosa: Tipo de anemia (recuento bajo de glóbulos rojos) causada por la incapacidad del cuerpo de absorber la vitamina B12. Ciertas células del estómago elaboran una sustancia necesaria para absorber la vitamina B12 de los alimentos. Las personas que no producen suficiente cantidad de esta sustancia pueden tener deficiencia de vitamina B12. Este tipo de anemia, además, es un factor de riesgo para el cáncer de estómago. 
  • Infección con virus de Epstein-Barr: Este virus causa mononucleosis infecciosa. El virus de Epstein-Barr se ha encontrado en los cánceres de estómago de entre el 5 % y el 10 % de las personas con esta enfermedad. Aún no se tiene claro si este virus en realidad causa cáncer de estómago, pero el virus se ha encontrado en células cancerosas del estómago. 
  • Exposición ocupacional: Los trabajadores de las industrias de carbón, metal y hule (goma) parece que tienen un riesgo más alto de desarrollar cáncer de estómago.

 

Factores de riesgo modificables (factores asociados a los estilos de vida) 

  • Dieta rica en carnes y pescados curados con sal, conservas en vinagre y alimentos ahumados, y dieta pobre en frutas y vegetales, alimentos con alto contenido de almidón y con poca fibra, vegetales en vinagre y alimentos y bebidas que contienen nitratos y nitritos. 
  • El abuso de alcohol. 
  • El consumo de tabaco: particularmente afecta las zonas del estómago próximas al esófago.
  • Exposición ocupacional: los trabajadores de las industrias del carbón, del metal y del hule (tela impermeabilizada) parece que tienen un riesgo más alto de desarrollar cáncer de estómago. 

 

12. Cáncer de páncreas

Factores de riesgo no modificables 

  • Sexo: El número de casos es ligeramente más alto en el sexo masculino. 
  • Raza: Las personas de raza negra son más propensas a desarrollar este tipo de cáncer. La razón se desconoce pero puede ser que sea por el alto índice de tabaquismo y diabetes entre los hombres y el sobrepeso entre las mujeres de esta raza. 
  • Edad: La mayoría de los casos se registran en personas de más de 55 años. 
  • Diabetes mellitus: Las personas diabéticas tienen un riesgo más alto debido a las alteraciones que se dan en las células pancreáticas. 
  • Pancreatitis crónica: Se trata de una enfermedad que afecta esta glándula, y la evidencia sugiere que podría estar relacionada con una propensión más alta a tener cáncer de páncreas. 
  • Cirrosis hepática: Las personas que tienen esta enfermedad del hígado, que provoca la muerte de las células hepáticas normales y su sustitución por tejido fibroso, parece que tienen un riesgo más alto de tener cáncer de páncreas. 
  • Antecedentes familiares: Si los padres o los hermanos han sufrido la enfermedad, el riesgo se triplica. El cáncer de páncreas parece presentarse con más frecuencia en algunas familias. En algunas de estas familias el alto riesgo se debe al hecho de que tienen ciertos síndromes hereditarios, y en otras familias se desconoce el gen que causa el riesgo aumentado de cáncer de páncreas.

 

Factores de riesgo modificables (factores asociados a los estilos de vida)

  • El tabaco: Los fumadores tienen dos o tres veces más riesgo de desarrollar cáncer de páncreas. 
  • Dieta: Ingesta elevada de carnes rojas y grasas animales. 
  • Obesidad: Las personas con sobrepeso son más propensas a desarrollar cáncer de páncreas.
  • Exposición ocupacional: La exposición intensa en el trabajo a ciertos pesticidas, tintes y sustancias químicas utilizadas en el refinado del metal podría aumentar el riesgo de tener cáncer de páncreas. 

 

13. Linfomas no hodgkinianos 

Factores de riesgo no modificables 

  • Algunas alteraciones genéticas: En los linfomas no hodgkinianos, la célula anormal presenta alteraciones en la estructura del genoma que dan lugar a una expresión de varios genes que favorecen la formación del cáncer. 
  • Edad: La incidencia aumenta con la edad, especialmente después de los 40 años. 
  • Sexo: El sexo masculino tiene una afectación superior al femenino. 
  • Infecciones por ciertos virus: El virus de Epstein-Barr identificado en algunas personas diagnosticadas de linfoma de Burkitt (un tipo de cáncer que afecta el sistema linfático); el herpesvirus 8 implicado entre las causas que dan lugar al principio de los linfomas de cavidades, y el HTLV-I asociado con la leucemia/linfoma T del adulto. 
  • La presencia de un déficit inmunitario: Determinadas enfermedades o síndromes como el síndrome de Wiskott-Aldrich (una enfermedad que se caracteriza por presentar infecciones recurrentes, eccema y disminución del número de plaquetas en la sangre, y como consecuencia más tendencia al sangrado) o el síndrome de la inmunodeficiencia adquirida (sida) están relacionados con la aparición de estos linfomas. 
  • Tratamientos inmunosupresores como los que siguen las personas trasplantadas para evitar el rechazo.


Factores de riesgo modificables: No existen.

 

14. Linfoma de Hodgkin

Factores de riesgo no modificables

  • Edad: La enfermedad de Hodgkin es más frecuente en personas de entre 15 y 34 años y en personas mayores de 55 años. 
  • Sexo: Es ligeramente más común en el sexo masculino. 
  • Raza: Las personas de ascendencia europea son más propensas a desarrollar la enfermedad de Hodgkin que las personas de otros grupos étnicos. 
  • Antecedentes familiares: Los hermanos de las personas que tienen la enfermedad tienen más probabilidades que la media de personas de desarrollarla. 
  • Infecciones: La enfermedad de Hodgkin es más frecuente en personas que han tenido mononucleosis infecciosa causada por el virus de Epstein-Barr (EBV). 
  • La inmunodeficiencia o trastornos inmunitarios como el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) aumentan el riesgo de tener la enfermedad. Es necesario destacar que hay muchas personas que tienen infecciones relacionadas con el EBV y el VIH que no desarrollarán la enfermedad de Hodgkin.

 
Factores de riesgo modificables
: No se han identificado.

 

15. Leucemia

Factores no modificables 

  • Algunos tratamientos para ciertos tipos de cáncer: Estos tratamientos serían altas dosis de quimioterapia o altas dosis de radioterapia, pero es muy poco frecuente que la leucemia aparezca como resultado de haber estado tratado con medicamentos quimioterápicos. 
  • Factores genéticos: El síndrome de Down se considera un factor de riesgo para desarrollar leucemia infantil (aproximadamente es 20 veces más alto comparado con niños sin síndrome de Down). Un pequeño porcentaje de personas tienen un riesgo más alto de contraer leucemia aguda porque han heredado ciertas enfermedades muy raras como el síndrome de Li-Fraumeni (predisposición hereditaria y poco frecuente de contraer cánceres múltiples, causada por la alteración de un gen), el síndrome de Klinefelter (caracterizado por la presencia de un cromosoma X extra en un hombre), el síndrome de Wiskott-Aldrich (trastorno inmunitario hereditario que se presenta en niños y no en niñas), la ataxia telangiectasia (enfermedad poco común que afecta básicamente el sistema nervioso causada por la alteración de un gen), la neurofibromatosis (trastornos del sistema nervioso que afectan el desarrollo y el crecimiento de las células y tejidos que recubren y protegen las fibras nerviosas), el síndrome de Bloom (enfermedad congénita caracterizada por alteraciones en la piel, hipersensibilidad a la luz solar, susceptibilidad de tener infecciones y más predisposición al cáncer) y la anemia de Fanconi (enfermedad que se manifiesta durante la infancia con problemas de desarrollo, anemia, episodios infecciosos y hemorrágicos causados por la desaparición progresiva de las células de la sangre y predisposición al cáncer).

 

Factores modificables (factores asociados a los estilos de vida)

  • Tabaco: Se estima que un 20 % de los casos de leucemia aguda mieloide son causados por el tabaquismo, especialmente en aquellas personas de más de 60 años.
  • Exposición al benceno: Los trabajadores que se exponen con más intensidad, más duración y de manera continuada al benceno presentan un riesgo más alto de desarrollar leucemia. Los trabajos relacionados con esta exposición son los de los trabajadores manufactureros del caucho, trabajadores de las refinerías del petróleo, impresores y pintores. 

 

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Repercusiones personales, familiares y sociales
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Recibir un diagnóstico de cáncer conlleva un gran impacto emocional y generalmente supone una ruptura con la forma habitual de vida. La persona afectada por la enfermedad y su familia se ven obligados a cambiar sus roles, hábitos y costumbres, a renunciar a proyectos y a enfrentarse a numerosas situaciones amenazadoras y desconocidas.

Hay un conjunto de medidas que pueden ayudar a controlar la nueva situación de salud, como por ejemplo las terapias complementarias, los talleres, las sesiones informativas y la terapia psicológica, entre otras. Con la ayuda psicológica se pretende facilitar el proceso de adaptación requerido por la nueva situación de salud potenciando recursos que permitan el control de reacciones emocionales desajustadas en los diferentes momentos de la enfermedad, así como disminuir el nivel de impacto que estas reacciones pueden causar en el entorno familiar, social y laboral.

 

En el momento del diagnóstico, el tratamiento y en todos los períodos evolutivos de la enfermedad, la persona y su familia sufren un estrés psicológico prolongado como consecuencia de los síntomas, el conocimiento y el pronóstico de la enfermedad del cáncer. El diagnóstico no causa el mismo impacto emocional en todas las personas y cada cual pasa una situación única marcada por las experiencias personales anteriores. Si la persona percibe esta situación como amenazante, aparecerá una situación de ansiedad, y su intensidad y duración dependerán de los recursos de los que se disponga para afrontar los acontecimientos que conlleva la enfermedad en sí. Si la situación se percibe como una pérdida importante, aparecerán sentimientos de desánimo o tristeza.

El miedo es una constante en las diferentes etapas de la enfermedad en menor o mayor intensidad. El sentimiento de miedo se puede tener hacia la muerte, la posible necesidad de cuidados por parte del cuidador, la familia o el hospital, las alteraciones de la imagen corporal, el hecho de no poder llevar a cabo las actividades de la vida cotidiana, la posible alteración de las relaciones personales y sociales, la reincorporación en la vida cotidiana, el trabajo, los estudios o la vida familiar un vez termina el tratamiento, posibles recaídas de la enfermedad, el dolor y otros efectos adversos que acompañan la enfermedad y los tratamientos.

El diagnóstico de la enfermedad tiene una gran repercusión en el resto de miembros de la familia, de tal manera que el equilibrio familiar puede verse alterado. Son muchos los factores que condicionan la respuesta de la familia, entre otros: 

  • Las características personales de los miembros que forman la familia y los recursos de adaptación. 
  • Relaciones del miembro de la familia a quien se diagnostica la enfermedad: es frecuente que surjan conflictos donde no había o que empeoren los existentes; otras veces, en cambio, la situación de crisis puede consolidar las relaciones con los demás. 
  • Las características sociodemográficas, económicas y culturales que condicionan la respuesta de cada familia.
 
 
¿Cómo hablo de la enfermedad con mi familia y mis amigos?

Cuando a una persona le diagnostican un cáncer, se puede preguntar a quién y cómo decir que tiene esta enfermedad, pero sólo ella misma sabrá en qué momento y con qué palabras debe informar a su familia y a sus amigos. No hay un periodo de tiempo igual para todos en qué las personas empiecen a sentirse suficientemente cómodas para hablar de su enfermedad con los demás. Este momento es diferente para cada persona. Compartir esta experiencia con las personas más cercanas les da la oportunidad para ofrecer su apoyo.

Es realmente difícil esconder el diagnóstico de cáncer a los familiares y a las amistades. Frecuentemente, cuando las personas del entorno desconocen lo que está pasando se imaginan la peor situación posible.

Antes de hablar con las personas del entorno sobre la enfermedad, es importante tomar consciencia de los propios sentimientos y estar preparado para todo tipo de reacciones, ya que cada uno reacciona de modo diferente ante la noticia de que a un ser querido le hayan diagnosticado cáncer. Puede ser que algunas personas estén preparadas para hablar de la enfermedad y que otras puedan sentirse incómodas y no sepan qué decir o cómo actuar. Del mismo modo, cuando se comparte información sobre el diagnóstico con la familia y los amigos, también surgirán sentimientos muy diferentes. Algunas personas podrán y querrán expresarlos y otras los ocultarán. Con el transcurso del tiempo, la mayoría de personas se ajusta a la nueva situación.

Es posible que los amigos y los familiares se ofrezcan para colaborar en cuestiones prácticas, como puede ser ayudar en los quehaceres diarios, cuidar de los niños, cocinar o ir a comprar, o que pregunten si hay algo en lo que puedan ayudar. Si se necesita ayuda, es importante aprovechar estos ofrecimientos.

Si antes del diagnóstico se hacía alguna actividad, como ir a caminar, o se tenía algún entretenimiento con los amigos, se les debe recordar que aún se puede continuar haciendo. Pero si a la persona no le apetece, también debe decirse. 

 

 
 
¿Y con los hijos?

Los niños y los adolescentes necesitan entender qué pasa y estar involucrados en ello, de acuerdo con su edad y sus habilidades para afrontar la situación.

Cuando las familias deciden esconder la información del diagnóstico de cáncer, los más jóvenes se dan cuenta de la tensión y del estrés, y piensan que les están ocultando algo. Puede que escuchen la conversación de los adultos para obtener información y es posible que no entiendan bien lo se está diciendo, pero sí que sepan que algo no va bien.

En general, el cáncer no es una cosa que los niños entiendan. Suelen comprender la información concreta y hacer generalizaciones del resto. Sacan información e ideas de otros niños y de lo que ven, incluida la televisión. Si no tienen la información correcta, pueden llenar los huecos con su imaginación, que muchas veces es peor que la realidad.

La cantidad de información que los más pequeños necesitan saber y que pueden afrontar depende de su edad y de su nivel de madurez. Los niños pequeños (hasta los 8 años) no necesitan mucha información detallada, mientras que los niños mayores (entre 8 y 12 años) y los adolescentes necesitan saber más. Es importante dar la información con palabras que ellos puedan entender. Después es necesario darles tiempo para que comprendan la información y puedan hacer preguntas.

Además de preocuparse por la enfermedad en si misma, los hijos también suelen preocuparse por cuestiones añadidas. La más común es pensar que algo que ellos han hecho o no han hecho ha causado la enfermedad de su padre o de su madre. Sabemos que esto no es cierto, pero la mayoría de los niños lo creen en algún momento durante la experiencia de cáncer. Los padres deben saber que los niños pueden ser muy imaginativos, que se sienten el centro de todo y que creen que pueden provocar todo tipo de cosas. Paralelamente, los más pequeños también pueden creer que pasan cosas malas porque han estado enfadados en algún momento con alguno de los padres. Por este motivo, cuando uno de los padres contrae una enfermedad, se sienten culpables y piensan que son los responsables. Se les debe tranquilizar respecto a este tema y, como a menudo no cuentan lo que les pasa, se les puede decir algo como "los médicos nos han dicho que nadie puede hacer que una persona tenga cáncer, es algo que ninguno de nosotros ha hecho que pasara”. Es mejor que no esperemos a ver si los niños preguntan esto, porque se pueden estar sintiendo culpables sin expresarlo.

Debemos asegurarnos de explicar lo siguiente: 

  • Nadie es responsable de que uno de los padres tenga cáncer. 
  • Una persona no puede contagiarse de cáncer como si fuera una gripe o un resfriado. No pasa nada por dar besos y abrazos a alguien con cáncer. 
  • La familia participará conjuntamente para hacer frente a la enfermedad y a su tratamiento. 
  • Aunque el padre o la madre no pueda pasar tanto tiempo con ellos como siempre, los hijos seguirán siendo queridos y atendidos durante el transcurso de la enfermedad.

   
La reacción emocional de los hijos ante esta noticia dependerá de muchos factores, entre los que se incluye la forma de dar la información, así como la experiencia previa que tengan los pequeños con otras enfermedades. Es importante escoger un momento tranquilo para hablar con los hijos. 

 

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Última modificación: 10/02/21 11:59h

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