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Información práctica

Estructura y función del cuerpo humano
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Los sistemas de la estructura y función del cuerpo humano, más directamente relacionados con estos signos y síntomas son:

 

La persona, hombre o mujer, de cualquier edad y condición, es un ser multidimensional integrado, único y singular, con necesidades particulares y capaz de actuar deliberadamente para alcanzar las metas que se propone, asumir la responsabilidad de su propia vida y de su propio bienestar, y relacionarse consigo mismo y con su ambiente en la dirección que ha escogido.

La idea de ser multidimensional integrado incluye las dimensiones biológica, psicológica, social y espiritual, las cuales todas experimentan procesos de desarrollo, y se influencian mutuamente. Cada una de las dimensiones en que se describe a la persona se encuentra en relación permanente y simultánea con las otras, formando un todo en el cual ninguna de las cuatro se puede reducir o subordinar a otra ni puede ser contemplada de forma aislada. Por consiguiente, ante cualquier situación, la persona responde, como un todo, con una afectación variable de sus cuatro dimensiones. Cada dimensión comporta una serie de procesos, algunos de los cuales son automáticos o inconscientes y otros, por el contrario, son controlados o intencionados.

Teniendo siempre en mente este concepto de persona, y sólo con fines didácticos, pueden estudiarse aisladamente las modificaciones o alteraciones de algunos de los procesos de la dimensión biofisiológica (estructura y función del cuerpo humano) en diversas situaciones.

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Signos y síntomas relacionados
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Los signos y síntomas pueden preceder al vómito, acompañarlo o aparecer como complicaciones del mismo.

 

1. Signos y síntomas que preceden a las náuseas y al vómito:

  • Palidez 
  • Sudoración 
  • Aumento de la salivación 
  • Cambios del número de pulsaciones cardíacas 
  • Cambios de las cifras de la tensión arterial

 

Estos signos y síntomas se producen por una estimulación del sistema nervioso simpático y parasimpático.

La estimulación del sistema nervioso simpático provoca la variación del número de pulsaciones cardíacas, de las cifras de la tensión arterial y la aparición de sudoración. 
 
La estimulación del sistema nervioso parasimpático produce una relajación del esfínter esofágico inferior, un aumento de la motilidad gastrointestinal (contracciones musculares rítmicas y coordinadas que ocurren a lo largo del tracto gastrointestinal) y una salivación excesiva.
 
Cuando los vómitos son producidos por un aumento de la presión intracraneal, es decir, por una estimulación directa del centro del vómito, estos signos y síntomas precedentes no aparecen.

 

2. Signos y síntomas que acompañan a las náuseas y al vómito:

 

2.1 Según la causa que origina las náuseas y los vómitos: 

  • Dolor abdominal, fiebre y/o diarrea, cuando la causa está relacionada con una alteración gastrointestinal. Por ejemplo: gastroenteritis
  • Dolor de cabeza, rigidez en la nuca, petequias en el tórax (manchas rojas, pequeñas como la punta de un alfiler, planas y redondas debajo de la piel causadas por una hemorragia) y fiebre, cuando la causa está relacionada con una alteración o enfermedad del sistema nervioso central. Por ejemplo: meningitis. 
  • Dolor torácico, cuando la causa está relacionada con un problema cardíaco. Por ejemplo: infarto agudo de miocardio. 
  • Acúfeno (zumbido de oídos) y/o pérdida de audición, cuando la causa está relacionada con un problema auditivo. Por ejemplo: síndrome de Ménière. 

 
2.2 Según el tiempo de evolución (cuando los vómitos son crónicos persistentes o recidivantes): 

  • Deshidratación: Se manifiesta a través de sequedad en la boca, sensación de sed, micciones poco frecuentes u orina escasa y oscura, ojos hundidos y pérdida de la elasticidad normal de la piel (si se pellizca con los dedos, la piel no regresa a la posición en que lo hace habitualmente). 
  • Alteraciones electrolíticas: Con el vómito se pierden electrólitos, minerales presentes en la sangre y en otros líquidos corporales, que llevan una carga eléctrica, esenciales para el organismo, como el cloro, el sodio, el potasio y el hidrógeno, cuyas pérdidas se pueden medir por medio de una analítica sanguínea. Estas alteraciones electrolíticas se manifiestan con: debilidad, cansancio, irritabilidad, convulsiones, alteración del nivel de conciencia, sed, calambres, etc. 
  • Desnutrición: Acompañada de pérdida de peso y, en los niños, de alteraciones del crecimiento. 
  • Anorexia: Pérdida de apetito. 
  • Astenia: Cansancio. 
  • Erosiones del esmalte dental y caries: Relacionadas con el contacto repetido del esmalte dental con el ácido de los vómitos.

3. Complicaciones del vómito: 

 
  • Aspiración del contenido del vómito hacia la vía respiratoria: Es una complicación grave que se suele dar en personas que sufren una disminución del nivel de conciencia (por ejemplo, una intoxicación etílica) o alteración de la deglución (paso de los alimentos desde la boca hacia el esófago). Se manifiesta a través de dificultad para respirar, tos, estridor (ruido al respirar), disfonía (cambios en el timbre o en la intensidad de la voz), cianosis (coloración amoratada de la piel) y pérdida de conocimiento. 
  • Desgarro de la mucosa de la unión gastroesofágica: Normalmente causado por realizar fuertes y prolongados esfuerzos para vomitar. Suele acompañarse de hemorragia (denominado síndrome de Mallory-Weiss).
 
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Cómo se mide
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Es importante diferenciar el tipo de vómito y para ello, además de determinar la cantidad aproximada del mismo, es importante observar: 

  • El color, el olor, la consistencia y la presencia de sangre y de restos de alimentos o sustancias extrañas
  • El momento en el que aparece el vómito. 
  • Duración del vómito. 
  • Las situaciones en las que aparece el vómito o con las que se vincula; por ejemplo, tras la toma de fármacos o de ciertos alimentos, o haciendo determinados movimientos.

Esta información puede ser de gran utilidad para el profesional de la salud que se consulte porque le puede orientar para establecer la causa de las náuseas y los vómitos.

 

Tratamiento
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El tratamiento de las náuseas y los vómitos se basa fundamentalmente en tratar la causa que lo provoca y los síntomas relacionados. Para ello se emplea un tratamiento farmacológico y se hacen unas recomendaciones dietéticas. 

  1. Tratamiento farmacológico
  2. Recomendaciones dietéticas

 

1. Tratamiento farmacológico

En la mayoría de las situaciones en que se presentan las náuseas y los vómitos no es necesario el tratamiento farmacológico puesto que se trata de situaciones pasajeras (como por ejemplo, una indigestión) que ceden espontáneamente o siguiendo una serie de recomendaciones dietéticas.

La indicación de un determinado fármaco para tratar las náuseas y los vómitos debe hacerla siempre un médico y dependerá de la causa que los provoca, de la situación clínica de la persona y de los efectos secundarios de dicho fármaco. Estos fármacos se denominan antinauseosos y antieméticos.

Las náuseas y los vómitos pueden tener su origen en uno de los siguientes mecanismos de acción:

  • Estimulación de fibras viscerales aferentes (fibras nerviosas que reciben los impulsos de las vísceras y los transportan hacia el sistema nervioso central) por inflamación, infección y distensión mecánica de estructuras del tracto gastrointestinal.
  • Entrada de impulsos provenientes de quimiorreceptores (receptores sensoriales que traducen una señal química en un potencial de acción) ubicados en la base del cuarto ventrículo cerebral.
  • Activación directa de fibras vestibulares (que transportan estímulos procedentes del oído) o cerebelosas.

 

En el caso de la estimulación de fibras viscerales o de quimiorreceptores, los principales mediadores químicos son la dopamina y la serotonina, mientras que en el caso de la activación directa de fibras vestibulares o cerebelosas, el principal mediador es la acetilcolina.

Partiendo de esta premisa, los fármacos antinauseosos y antieméticos se clasifican de acuerdo con su mecanismo de acción en cinco categorías básicas:

1.1 Antagonistas de la dopamina
1.2 Antagonistas de la serotonina
1.3 Antagonistas de la histamina (antihistamínicos)
1.4 Antagonistas de la acetilcolina (anticolinérgicos)
1.5 Agentes con acción antiemética específica que no se incluyen en las categorías mencionadas 

 

1.1 Antagonistas de la dopamina

Los antagonistas de dopamina ejercen su acción antiemética gracias al bloqueo de los receptores D2 de la dopamina y disminuyen la estimulación de las fibras viscerales aferentes al centro del vómito.

A continuación se describen los fármacos más empleados de este grupo.

  • Metoclopramida (Primperan®)
    Atraviesa la barrera hematoencefálica, que es una formación de células endoteliales, situada entre los vasos sanguíneos y el sistema nervioso central, que permite el paso de oxígeno y nutrientes, pero impide que la atraviesen muchas sustancias tóxicas.

    Está indicado en la prevención de náuseas y vómitos postoperatorios, vómitos inducidos por radioterapia o vómitos retardados inducidos por quimioterapia y tratamiento sintomático de náuseas y vómitos, incluyendo los que acompañan a la migraña aguda. 

    Efectos secundarios más frecuentes. Somnolencia, diarrea, astenia, hipotensión ortostática y reacciones extrapiramidales si se excede la dosis recomendada (movimientos involuntarios de las piernas, gesticulación, tortícolis, protrusión rítmica de la lengua y estridor).

  • Domperidona (Motilium®)
    No atraviesa la barrera hematoencefálica.  

    Está indicado como antiemético por su efecto procinético (mejora el tránsito intestinal, y aumenta la velocidad de vaciado y la función de los esfínteres).  

    Efectos secundarios más frecuentes. Boca seca; pérdida de la libido, ansiedad; somnolencia, cefalea, diarrea, erupciones, prurito, galactorrea (secreción láctea de la glándula mamaria fuera del período puerperal), dolor en las mamas, astenia y alteraciones en el electrocardiograma. 

 

1.2 Antagonistas de la serotonina (serotoninérgicos)

Son el tratamiento de elección en una gran diversidad de causas de las náuseas y de los vómitos debido a su amplio efecto farmacológico.

Se consideran fármacos seguros, con un perfil reducido de efectos secundarios que no obliga a la suspensión del tratamiento en la mayoría de los casos; el coste del tratamiento es la limitación más importante para su prescripción.

A continuación se describen los fármacos más empleados de este grupo.   

  • Ondansetron (Yatrox®)
  • Granisetron (Kytril®)
    Este grupo de fármacos está indicados en la prevención de náuseas y vómitos por quimioterapia y radioterapia, por cirugía, por hiperémesis gravídica (presencia de náuseas y vómitos intensos y persistentes durante el embarazo) y por gastroenteritis.

    Efectos secundarios más frecuentes. Cefalea, estreñimiento, sensación de rubor o calor y reacción local si se ha administrado por vía endovenosa.

 

1.3 Antagonistas de la histamina (antihistamínicos)

Están indicados para el tratamiento de las náuseas y de los vómitos que acompañan a los mareos y los vértigos.

A continuación se describen los fármacos más empleados de este grupo.

Efectos secundarios más frecuentes. Sedación, confusión, insomnio, incoordinación, fatiga y temblor.

 

1.4 Antagonistas de la acetilcolina (anticolinérgicos)

A continuación se describen los fármacos más empleados de este grupo.

Están indicados en la prevención de las náuseas y de los vómitos en la persona en proceso quirúrgico en fase preoperatoria.

Efectos secundarios más frecuentes (han limitado su uso en la actualidad). Sequedad de boca, retención urinaria, visión borrosa y aumento de la hipertensión ocular en personas con glaucoma.

 

1.5 Agentes con acción antiemética específica que no se incluyen en las categorías mencionadas
 
  • Glucocorticoides
    Están indicados para el tratamiento de náuseas y de vómitos relacionados con la quimioterapia y para prevenir náuseas y vómitos en procesos quirúrgicos.
    • Dexametasona (Fortecortin®). Es el fármaco más empleado de este grupo. 

      Efectos secundarios más frecuentes. Los efectos secundarios pueden afectar a los sistemas digestivo, endocrino, cardiovascular, musculoesquelético e inmunológico, pero sólo aparecen con el uso continuado de dosis elevadas o tras la supresión después de que se haya empleado durante largos periodos de tiempo sin pautas de descanso.
  • Benzodiazepinas
    Están indicados para las náuseas y vómitos anticipatorios que se producen antes de una sesión de quimioterapia. Los fármacos más empleados de este grupo son:
    • Lorazepam (Orfidal®) 
    • Alprazolam (Trankimazin®)   

      Efectos secundarios más frecuentes. Pueden ser generales, como somnolencia, fatiga y debilidad muscular, o, más raramente, pueden afectar a sistemas específicos: trastornos cardíacos, gastrointestinales, hematológicos, nerviosos, respiratorios o cutáneos; además tienen numerosas contraindicaciones e interacciones. Estos efectos secundarios aparecen con tratamientos prolongados.
  • Cannabinoides
    Son sustancias que actúan sobre el sistema nervioso central y periférico y sobre el sistema inmunitario y, de forma particular, sobre los receptores cannabinoides del organismo. Se utilizan para el tratamiento de las náuseas y de los vómitos inducidos por la quimioterapia cuando han fracasado el resto de tratamientos. Actualmente se han sintetizado tres fármacos de este tipo en el laboratorio.
    • Dronabinol + Cannabidol (Sativex®). 
    • Nabilona (Cesamet®), autorizado en el Reino Unido.
    • Levonantradol análogo al dronabinol.  

      Efectos secundarios más frecuentes. Reacciones alérgicas leves o graves (hinchazón de la cara, dificultad para respirar), debilidad, sofocos, náuseas y vómitos, pérdida de memoria, ansiedad, confusión, mareos, inestabilidad al caminar, estado de ánimo exaltado o eufórico, somnolencia; algunos efectos secundarios pueden ser graves, como convulsiones, pulso acelerado (taquicardia) o fuerte.

 

2. Recomendaciones dietéticas

  • Evitar comer y beber mientras persisten las náuseas y los vómitos.
  • Una vez transcurridas entre dos y cuatro horas después del vómito, iniciar progresivamente la ingesta de líquidos, preferiblemente de agua, en cantidades pequeñas y más bien fríos.
  • Si se toleran bien los líquidos, continuar con una dieta de fácil digestión: rica en hidratos de carbono, baja en grasas y exenta de alcohol, café, bebidas gaseosas y alimentos muy ácidos. Los alimentos deben cocinarse hervidos o a la plancha. Una comida tipo podría ser: puré de patata, pollo a la plancha y manzana cocida.
  • Comer lentamente y en pequeñas cantidades.
  • Adaptar la dieta a la situación personal (niños, embarazadas, ancianos, presencia de alguna enfermedad, etc.)

    La alimentación ante los trastornos propios del embarazo
    Alimentación y cáncer: la alimentación ante los trastornos propios del proceso oncológico


En algunas situaciones, a pesar de seguir estas recomendaciones dietéticas, es aconsejable consultar con un profesional de la salud:

  • Cuando los vómitos no desaparecen en 24-48 horas.
  • En el caso de personas con enfermedades previas: endocrinas (diabetes), cardíacas (insuficiencia cardíaca), oncológicas y/o renales (insuficiencia renal).
  • En el caso de bebes y niños. Tienen mayor riesgo de sufrir deshidratación, alteraciones electrolíticas y complicaciones posteriores.
  • En el caso de gente mayor. Suelen padecer enfermedades crónicas, están polimedicados y tienen mayor riesgo de deshidratación. Los vómitos les pueden descompensar una enfermedad previa y los fármacos que toman habitualmente pueden dejar de realizar su acción de forma correcta.
  • En mujeres embarazadas o en período de lactancia.
  • Cuando se está siguiendo un tratamiento farmacológico vía oral. Si la persona presenta vómitos de forma prolongada, el fármaco dejará de realizar de forma correcta su acción farmacológica y quizás sea necesario administrar estos fármacos por otra vía.
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Control de la situación de salud
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En aquellas situaciones en las que las náuseas y los vómitos son persistentes o están relacionadas con un tratamiento, como por ejemplo, el tratamiento quimioterápico, los objetivos a alcanzar serían, entre otros:

  • Reducir o eliminar las náuseas y los vómitos para aumentar el confort y el bienestar.
  • Mantener el aporte adecuado de líquidos y nutrientes.
  • Mantener el peso corporal.

Para conseguir estos objetivos es aconsejable que la persona que tiene náuseas y vómitos siga las siguientes recomendaciones: 1. Para prevenir el vómito, 2. Cuando aparecen náuseas y/o vómitos, 3. Después de haber vomitado.

 

1. Para prevenir el vómito:

 
  • Mantener un ambiente relajado y tranquilo, bien ventilado y sin olores desagradables.
  • Reducir o eliminar los factores personales que desencadenan o aumentan las náuseas y los vómitos, como por ejemplo, la ansiedad, el miedo, la fatiga y el dolor.
  • Evitar cambios posturales bruscos en caso de tener vértigo.
  • Evitar acostarse antes de dos horas después de haber comido.
  • Utilizar técnicas de relajación (como la relajación muscular progresiva o la visualización de escenas mentales agradables) y tácticas de distracción (pasatiempos, lectura, sudokus, etc.) en los períodos en los que no haya náuseas ni vómitos.
  • Utilizar ropa cómoda (evitar llevar prendas ajustadas: faja, cinturón o corbata) durante y después de las comidas.


2. Cuando aparecen náuseas y/o vómitos:

 
  • Evitar beber y comer.
  • Respirar profunda y lentamente inspirando por la nariz y expulsando el aire por la boca.


3. Después de haber vomitado:

 
  • Enjuagarse la boca con abundante agua fresca.
  • Limpiar los restos del vómito y poner especial atención en eliminar el olor.
  • Esperar más o menos cuatro horas sin comer ni beber y, después, tomar pequeños sorbos de líquidos, preferiblemente de agua más bien fría, en cantidades pequeñas.
  • Si se toleran los líquidos, continuar con alimentos de fácil digestión, en pequeña cantidad, 5 o 6 veces al día, y evitar los extremos de temperatura, es decir, que no sean ni muy fríos ni muy calientes. 
  • Mantener períodos de reposo frecuentes e intentar evitar actividades innecesarias tras las comidas.


Hay situaciones en las que la persona que presenta náuseas y vómitos necesita la ayuda de otra persona. En tales casos es aconsejable que ésta siga las siguientes recomendaciones:

  • Mantener un ambiente relajado y tranquilo.
  • Proporcionar a la persona que presenta náuseas un ambiente bien ventilado y libre de olores intensos. 
  • Dejar al alcance de la mano el material necesario para vomitar, como por ejemplo: una palangana, una toalla, pañuelos de papel, etc.
  • Acompañar a la persona durante el acto de vomitar si ésta lo desea; en algunas situaciones la presencia de otra persona disminuye la ansiedad durante el vómito.
  • Retirar los restos del vómito, prestar atención a sus características y poner especial atención en eliminar el olor.
  • Proporcionar el material necesario para la higiene bucal.
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Información general

Descripción
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Náusea: Es una sensación desagradable en la garganta y en el estómago que a menudo precede al vómito. Suele acompañarse de otros síntomas: palidez, sudoración, salivación excesiva y, en ocasiones, disminución de la tensión arterial y del número de pulsaciones cardíacas por minuto.

Arcadas o esfuerzo para vomitar: Las arcadas son contracciones intensas de los músculos de la pared abdominal a fin de crear la presión necesaria para vomitar. Pueden presentarse con el vómito, precederlo o seguirlo. 

Vómito o emesis: Es el vaciamiento o la expulsión rápida y enérgica del contenido gástrico y, en ocasiones, del contenido intestinal a través de la boca, como consecuencia de la contracción de los músculos del tubo digestivo y de la pared del tórax y del abdomen. Suele ir precedido de náuseas, arcadas y otros síntomas, como: palidez, sudoración, salivación excesiva y variaciones de las cifras de la tensión arterial y del número de pulsaciones cardíacas.

 

Aunque el vómito habitualmente es un acto involuntario, también puede provocarse voluntariamente.

El vómito debe diferenciarse de la regurgitación, que es el paso del contenido gástrico o esofágico a la boca sin esfuerzo (arcadas) y sin náuseas precedentes.

Las náuseas y los vómitos pueden ser los síntomas o los signos principales de numerosas situaciones. Por ejemplo, son los efectos secundarios de algunos fármacos y tóxicos, y pueden acompañar el embarazo o algunas enfermedades.

 

Fisiología

El fenómeno motor determinante del vómito, las arcadas, es el aumento de la presión intraabdominal, generada por las contracciones de los músculos de la pared del abdomen y del diafragma. También intervienen contracciones retrógradas —en dirección contraria a la habitual— de los primeros tramos del intestino delgado, que impulsan hacia el estómago el contenido del duodeno y, a veces, contracciones antiperistálticas —que impelen el contenido de abajo a arriba— del esófago.

La elevación del velo del paladar y el cierre de la glotis impiden el paso del material expulsado hacia las fosas nasales y hacia las vías aéreas inferiores.

Esta actividad motora está desencadenada por impulsos que tienen su origen en el centro del vómito, localizado en el bulbo raquídeo.

A su vez, estímulos nerviosos de origen variado pueden estimular dicho centro:

  • Tubo digestivo, peritoneo, vías biliares y urinarias y otras vísceras. Los impulsos surgen al ser estimulados los llamados mecanorreceptores, es decir, receptores sensoriales sensibles a la distensión de la pared visceral (por ejemplo, en la obstrucción del tracto de salida gastroduodenal y en el íleo), o quimiorreceptores, que son receptores sensoriales sensibles a algunos productos generados en la inflamación, como ocurre en la gastroenteritis y en la peritonitis.
  • La propia compresión mecánica directa del centro del vómito, por ejemplo, cuando aumenta la presión intracraneal o por influencias procedentes de la corteza cerebral (vómitos desencadenados por impulsos psíquicos, como en el caso de la anorexia nerviosa) o del sistema vestibular en el oído (como la cinetosis o el trastorno debido al movimiento que suele manifestarse con vómitos).
  • Zona “gatillo”. Se localiza en el área postrema del extremo caudal del cuarto ventrículo cerebral, y está constituida por quimiorreceptores, es decir, receptores sensoriales sensibles a estímulos químicos de procedencia exógena (del exterior del organismo, como el vómito inducido por algunos medicamentos, toxinas bacterianas, etc.) o endógena (procedentes del propio organismo, como el vómito asociado con la cetoacidosis diabética.

 

Ver imagen: Estímulos implicados en el acto del vómito 

Ver imagen: El reflejo del vómito

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Etiología
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El vómito, según su origen (es decir, la vía por la que se estimula el centro del vómito), puede clasificarse en: 1. Reflejo, 2. Central.

 

  1. Reflejo: La estimulación del centro del vómito se produce por vía nerviosa (refleja), de forma indirecta, a través de las vías aferentes periféricas (vagales y simpáticas), que recogen información de los órganos viscerales digestivos y extradigestivos. 
    • Digestivo: Causado por procesos inflamatorios localizados en el estómago (gastritis), el colon (colitis), el páncreas (pancreatitis), y también por procesos que impiden el paso y la evacuación del contenido gástrico y/o intestinal (por ejemplo, estrechamiento del píloro, obstrucción intestinal, etc.). 
    • Extradigestivo: Causado por alteraciones cardíacas (por ejemplo, infarto agudo de miocardio), enfermedades renales (por ejemplo, cólico nefrítico) o enfermedades del oído (por ejemplo, síndrome de Ménière, trastorno del oído interno que afecta el equilibrio y la audición), cinetosis (malestar provocado por los desplazamientos en avión, coche, autobús y barco, caracterizado por náuseas, mareos y vómitos).
  2. Central: La estimulación del centro del vómito se produce de forma directa a través de las vías aferentes centrales (corticobulbares), que recogen información del sistema nervioso central. El vómito de origen central es causado por: 
    • Aumento de la presión intracraneal: por ejemplo, hemorragia intracraneal, tumor cerebral, traumatismo craneal y meningitis (inflamación de las meninges, tres capas delgadas del tejido que cubren y protegen el cerebro y la médula espinal). El vómito que se produce en enfermedades que cursan con un aumento de la presión intracraneal es denominado 'vómito en escopeta o en proyectil', porque es un vómito rápido, enérgico y no va precedido de náuseas. 
    • Migraña. 
    • Estímulos olfativos, gustativos y visuales desagradables. 
    • Psicógenos: Anorexia, bulimia, trastornos de ansiedad y depresión. 
    • Estimulación de la zona gatillo quimioreceptora, causada por: 
      • Fármacos: Quimioterápicos, analgésicos, antiinflamatorios, antiarrítmicos (digital), diuréticos, antihipertensivos, antidiabéticos, antivíricos, antibióticos y morfina. 
      • Tóxicos: Alcohol, opiáceos o alimentos contaminados. 
      • Causas metabólicas y endocrinas: Diabetes, embarazo, hipertiroidismo, etc.
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Tipos
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Clasificación del vómito: 1. Por su contenido, 2. Por el momento de aparición, 3. Por el tiempo de evolución.

 

  1. Por su contenido
    • Mucoso: Tiene un aspecto claro, suele contener jugos gástricos y mucosidad procedente de las vías respiratorias. 
    • Alimentario: Además de los jugos gástricos, hay restos de alimentos. 
    • Bilioso: Contiene bilis y tiene una coloración amarillo-verdosa. 
    • Hemático: Contiene sangre, que puede ser:
      • Sangre roja, fresca, sin digerir (hematemesis).
      • Sangre digerida, por su permanencia en el estómago (vómito en poso de café). 
    • Porráceo: Procedente del intestino delgado; es de color verde oscuro. Indica estrechamiento u oclusión del intestino delgado. 
    • Fecaloideo o estercoráceo: Tiene un aspecto, un color y un olor semejantes a los de las heces. Se produce por una obstrucción intestinal baja o por la presencia de una fístula (comunicación anormal) entre algún tramo del intestino y el estómago. Es poco frecuente.
  2. Por el momento de aparición
     
    • En ayunas: Se produce tras horas de sueño; es característico de embarazadas y de personas que consumen alcohol a niveles elevados. 
    • Posprandial: Se produce después de las comidas y contiene alimentos recién ingeridos. Son típicos de los vómitos de origen gástrico. 
    • Tardío: Se da de 6 a 12 horas después de comer y se expulsan los alimentos ingeridos varias horas antes. Se debe a alteraciones en el vaciamiento gástrico.
  3. Por el tiempo de evolución
     
    • Agudos: Duran menos de una semana; suelen aparecer en procesos como la gastroenteritis, la ingestión de tóxicos, la apendicitis, el infarto agudo de miocardio, etc. 
    • Crónicos persistentes: Duran una semana o más; suelen presentarse en procesos tumorales, obstructivos, psicógenos, etc. Pueden acompañarse de pérdida de peso. 
    • Crónicos recidivantes: Duran más de una semana y alternan episodios eméticos con periodos asintomáticos de 5 a 10 días de duración. Pueden aparecer en enfermedades del sistema nervioso central, alteraciones del vaciado del estómago, o en trastornos psiquiátricos, entre otras causas.
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Consejos de la enfermera

Respirar
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Para reducir la sensación nauseosa puede ser útil:

  • Respirar en un ambiente bien ventilado. 
  • Respirar lenta y profundamente inspirando por la nariz y expulsando el aire por la boca. 
  • Evitar los olores intensos, como los olores de cocina, de tabaco, de perfume y del mismo vómito.

 

Se recomienda tener en cuenta todos los consejos generales, que permitirán adoptar medidas saludables en relación con la actividad de la vida diaria de: 

Respirar

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Comer y beber
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Es aconsejable: 

  • Evitar comer y beber mientras persisten las náuseas y los vómitos.
  • Esperar entre dos y cuatro horas, después de haber vomitado, para reiniciar la toma de alimentos. 

 

  • Reiniciar la toma de alimentos en forma de líquidos:
    • Los líquidos se deben tomar en sorbos cortos y a temperatura ambiente o templada. 
    • Los líquidos recomendados son: agua, infusiones, zumos no muy ácidos y caldos no grasos. 
    • Evitar las bebidas alcohólicas y las carbonatadas. 
    • En ocasiones es útil tomar los líquidos 30 minutos antes de la comida en vez de tomarlos durante la misma. 
  • Tomar la solución casera de reposición oral que se elabora con los siguientes ingredientes:  
    • 1 litro de agua hervida 
    • el zumo de un limón 
    • 2 cucharadas soperas de azúcar 
    • 1 cucharadita de bicarbonato 
    • 1/2 cucharadita de sal
       
      Esta solución casera está indicada para reiniciar la toma de líquidos y ayuda a prevenir la deshidratación y la pérdida de sales. 
       
  • Continuar comiendo alimentos de fácil digestión de forma progresiva, si los líquidos se han tolerado. Alimentos de fácil digestión como son la carne de pollo y pavo, el pescado blanco y los lácteos desnatados, la pasta, la patata cocida, etc. Tomarlos en pequeñas cantidades y frecuentemente. 
  • Masticar lentamente y tomarse el tiempo necesario para comer. 
  • Aprovechar los momentos del día en los que la persona tiene más apetito y se encuentra mejor para comer. 
  • Seguir estas recomendaciones dietéticas cuando se reanude la toma de alimentos: 
    • Desayuno-merienda: tostadas o galletas con poca grasa, bocadillo pequeño de jamón de York o pavo, queso fresco, leche desnatada con café descafeinado, infusiones de manzanilla, etc.
    • Comida-cena
      • Primeros platos: pasta, verduras al vapor, arroz hervido, cremas de verduras, consomés desgrasados y sopas. 
      • Segundos platos: tortillas, pollo asado con patatas al vapor, pechuga de pollo, filete de ternera, lenguado, merluza a la plancha, jamón de York, etc. 
    • Postres: fruta fresca excepto cítricos, macedonia de frutas, compota de manzana y lácteos desnatados. 
  • Intentar tomar alimentos frescos o fríos como gelatina, queso ricotta o requesón, yogurt, sorbetes, sandwiches fríos, ensaladas de pasta o de patatas, si no apetecen las comidas calientes
  • Cocinar preferentemente al vapor. La carne y el pescado, a la plancha. 
  • Evitar fritos, rebozados y salsas, así como alimentos grasos, muy especiados o que produzcan gases, tales como brócoli, coliflor, pepino, pimiento verde o legumbres secas. 
  • Controlar el peso corporal, ya que puede variar si los vómitos son persistentes. 

 
Se recomienda tener en cuenta todos los consejos generales, que permitirán adoptar medidas saludables en relación con la actividad de la vida diaria de: 

Comer y beber

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Moverse y mantener una postura corporal correcta
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Es aconsejable: 

  • Comer sentado y con la espalda erguida. 
  • Mantener los brazos y las piernas relajados, sin cruzarlos, durante y después de las comidas para evitar comprimir el abdomen. 
  • Utilizar ropa holgada y cómoda; evitar ropa apretada a la altura del estómago.

 

  • Evitar flexionar el tronco hacia delante después de comer (por ejemplo, para atarse los zapatos).
  • Evitar tumbarse inmediatamente tras la ingesta de alimentos.
  • Esperar unas dos horas después de haber comido, si se va a hacer algún tipo de deporte
  • Realizar la actividad física (como dar pequeños paseos) en los momentos en los que no se tengan náuseas ni vómitos.

 
Se recomienda tener en cuenta todos los consejos generales, que permitirán adoptar medidas saludables en relación con la actividad de la vida diaria de: 

Moverse y mantener una postura corporal correcta

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Reposar y dormir
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Es aconsejable

  • Fomentar el reposo y la relajación después de comer; es preferible descansar sentado en un sillón, sin acostarse. 
  • Esperar entre una y dos horas después de comer para acostarse; es el tiempo necesario para que se haga la digestión. 
  • Si se acuesta antes de las dos horas de haber comido, incorporar la cabecera de la cama de forma que la cabeza quede bastante más alta que los pies.

 

Se recomienda tener en cuenta todos los consejos generales, que permitirán adoptar medidas saludables en relación con la actividad de la vida diaria de: 

Reposar y dormir

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Es aconsejable: 

  • Valorar las características del vómito.
  • Evitar el estreñimiento (con dieta rica en fibra, líquidos y haciendo ejercicio físico), ya que puede favorecer la aparición de náuseas y vómitos. 
  • Valorar las características y el número de deposiciones.
  • Recordar que la cantidad de orina puede disminuir si los vómitos son persistentes. 

 

Se recomienda tener en cuenta todos los consejos generales, que permitirán adoptar medidas saludables en relación con la actividad de la vida diaria de:

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Evitar peligros y prevenir riesgos
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Es aconsejable: 

  • En el caso de personas mayores, niños y personas enfermas o especialmente frágiles, tener presente que hay un mayor riesgo de que presenten deshidratación, por lo que debe controlarse estrechamente la aparición de signos indicadores de ésta (boca seca, sensación de sed, orina escasa y oscura y sequedad de la piel). 

 

  • Si los vómitos son persistentes, vigilar el peso corporal, el cansancio, los hormigueos en las piernas, la sensación de sed, la cefalea, etc. y aplicar todas las medidas que permitan un mejor control de la situación de salud
  • Consultar con el profesional de la salud si los vómitos: 
    • Son muy abundantes, repetitivos y prolongados en el tiempo. 
    • Contienen bilis, sangre y/o restos de heces
    • Van acompañados de otros síntomas: dolor de cabeza, fiebre, rigidez de nuca, dolor del tórax, acúfenos, etc.   
  • Tomar la medicación indicada por el equipo de salud, para prevenir y/o controlar las náuseas y los vómitos, y evitar tomar medicación por cuenta propia (automedicarse). 
  • Si se está cuidando a una persona que vomita y se trata de un niño pequeño, o una persona obnubilada (en un estado de confusión mental) o inconsciente, para prevenir una posible aspiración del contenido del vómito por la vía respiratoria, debe ponerse de lado y sin almohada; si no es posible la posición lateral, ponerla boca arriba pero con la cabeza ladeada. Ambas posiciones facilitan la salida del vómito por la gravedad desde la boca y evitan que entre en las vías respiratorias.

  
Se recomienda tener en cuenta todos los consejos generales, que permitirán adoptar medidas saludables en relación con la actividad de la vida diaria de: 

Evitar peligros y prevenir riesgos

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Comunicarse e interactuar socialmente
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En aquellas situaciones en las que las náuseas y los vómitos son persistentes, es aconsejable: 

  • Aprovechar los momentos en los que la persona se encuentre bien para realizar actividades recreativas y sociales que le permitan interaccionar con otras personas, le distraigan y aumenten su bienestar.

 

Se recomienda tener en cuenta todos los consejos generales, que permitirán adoptar medidas saludables en relación con la actividad de la vida diaria de: 

Comunicarse e interactuar socialmente

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Trabajar y divertirse
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Es aconsejable: 

  • Realizar actividades que mantengan a la persona entretenida y la distraigan: lectura, radio, música, pasatiempos, costura, deporte, televisión, etc. en los periodos en los que no tenga náuseas ni vómitos. 
  • Reanudar la actividad laboral cuando la persona se encuentre bien recuperada.

 

Se recomienda tener en cuenta todos los consejos generales, que permitirán adoptar medidas saludables en relación con la actividad de la vida diaria de: 

Trabajar y divertirse

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Tópicos y conductas erróneas
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Las náuseas y los vómitos no siempre son sinónimo de enfermedad.
Pueden ser un proceso pasajero que no compromete la salud de la persona. 

 

No es saludable comer rápido y sin masticar.
Es importante masticar lentamente para realizar bien la salivación y la digestión de los alimentos. Comer rápido suele ir acompañado de ansiedad, que no solamente hace masticar mal, sino que además hace tragar mucho aire que puede provocar gases, y por lo tanto, hinchazón del vientre y molestias. 

No es aconsejable hacer una comida copiosa o muy abundante.
Esta conducta distiende el estómago y favorece la aparición de náuseas y vómitos. 

Se debe esperar el tiempo aconsejado después de haber vomitado para comenzar a beber y comer.
Es importante esperar entre dos y cuatro horas tras el vómito. De lo contrario, se favorece la reaparición de náuseas y/o vómitos. 

Es conveniente reiniciar la ingesta tras los vómitos en forma de alimentos líquidos de fácil digestión como el agua o la manzanilla. De este modo se favorece la tolerancia progresiva a la dieta.

No es conveniente acostarse inmediatamente después de comer.
Favorece la aparición de reflujo del contenido del estómago a la boca. 

No es recomendable hacer ejercicio físico inmediatamente después de comer.
Esta conducta conlleva pesadez de estómago y no favorece la digestión de los alimentos. 

No debe inducirse el vómito tras la ingesta.
Esta conducta favorece la alteración del esmalte dental, la inflamación del esófago y del estómago, variaciones en el peso corporal, aumenta el riesgo de deshidratación y puede comprometer la salud de la persona. 

No es recomendable automedicarse.
En la mayoría de los casos, las náuseas y los vómitos son procesos pasajeros, como es el caso de las indigestiones, que se pueden controlar sin necesidad de emplear fármacos.
 
En cambio, hay otras situaciones, como la presencia de diabetes, el embarazo o otras relacionadas con el tratamiento quimioterápico, en las que es preciso la toma de fármacos para prevenir y/o controlar las náuseas y los vómitos, y que requieren la recomendación de un profesional de la salud.

 

 

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Última modificación: 13/12/17 04:49h

Comentarios

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eladio perez hernandez 21 de Marzo de 2023
Me a sido de gran importansia y de aorendisaje ya que me abia icurrido
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Eduardo Manrique González 17 de Mayo de 2023
Buenas tardes, excelente articulo, sobre todo porque establece muy bien la diferencia entre el vomito fecaloideo y el vomito porraceo, tema que tiene a confundir a muchos galenos, a la hora de hablar de las características del vomito en la oclusión intestinal
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Jose 30 de Enero de 2024
Me tocó vivir una situación en donde pude aplicar esos consejos. Fueron muy útiles.
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